![]() ![]() Diario de un pseudofiasco: Noroeste de EEUU en otoño 2018 ✏️ Blogs de USA
Diario del viaje realizado por los estados de California, Oregon y Washington entre septiembre y octubre de 2018Autor: Lou83 Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.8 (18 Votos) Índice del Diario: Diario de un pseudofiasco: Noroeste de EEUU en otoño 2018
01: Introducción
02: Día 0: Oakland es solo el principio
03: Día 1: Los humos de Crater Lake
04: Día 2: Un poco de compras entrando en Washington
05: Día 3: Combatiendo la lluvia con cultura pop
06: Día 4: De Deming a Rockport parando en Five Guys
07: Día 5: Solo salimos para desayunar
08: Día 6: Las nieves de Cascade Pass
09: Día 7: Desde el Grand Park, un Gran Mount Rainier
10: Día 8: Atrapados en casa por la lluvia
11: Día 9: Atrapados en un Visitor Center
12: Día 10: Sin volcanes, buenos son patos
13: Día 11: Woodburn Premium Outlets
14: Día 12: La Gaga y las Multnomah Falls
15: Día 13: Sí, ese es Mount Hood
16: Día 14: Crater Lake y Mount Shasta
17: Día 15: Comprar y volar
18: Presupuesto
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Etapas 10 a 12, total 18
5 de octubre de 2018
![]() Mapa de la etapa 8 Escribir un diario de viaje y atarse a una estructura de “un día, una etapa” tiene ciertos riesgos. Y uno de ellos, que no había ocurrido hasta ahora, es que llegue un día en el que las circunstancias provocan que haya poco, muy poco que contar. Ese día es hoy. Esto será rápido. Son las 6:00, nuestra hora ya habitual, cuando arrancamos el día… pero para lo que hay que hacer, bien podríamos habernos quedado en cama hasta el mediodía. La casa despierta en silencio y no parece que fuera haya mucho más ruido más allá del goteo incesante de la lluvia. La bendita calefacción nos mantiene a salvo del frío de la noche que hoy no subirá demasiados grados a tenor de un sol que no tiene previsto asomar en todo el día. ![]() He levantado esta empresa con el sudor de mi pico ¿Cómo matar el tiempo en una casa en medio de la nada en un día como éste? Pues desayunando con calma, aprovechando la conexión para hacer una videollamada familiar y viendo material descargado en el sofá, en un cómodo salón improvisado gracias a poder conectar nuestro portátil en el televisor principal. Lejos de mejorar, la previsión meteorológica viene acompañada de una alerta por lluvias durante las próximas 24 horas. Veremos incluso si podemos salir a comer al pueblo, único objetivo que nos hemos fijado para hoy. ![]() Mirando por la ventana ![]() Llueve en Packwood ![]() Poco vamos a mover hoy el Jeep Dan las 13:30 y, viendo que la lluvia no ha sido tan fuerte durante la última hora como para poner en peligro el tráfico, nos decidimos a regresar hasta la zona principal de Packwood con el objetivo de que alguien nos haga la comida. Nos mojamos durante los 5 segundos que nos lleva entrar en el coche y en unos pocos minutos estamos frente al que nos ha parecido la mejor opción para comer según las opiniones e información disponible en la red: el Blue Spruce Saloon. ![]() Veamos qué encontramos dentro Por lo menos el local donde comer sí que será toda una atracción. Nos encontramos un restaurante con aspecto de típico salón americano que, si no es auténtico, hace notables esfuerzos por parecerlo. Una larga barra en la que conversan varios parroquianos y una sala al fondo con mesas junto a un escenario en el que una vez a la semana celebran noches de karaoke. Cajas de cerveza en una esquina, carteles del equipo de fútbol americano de Seattle, una mesa de billar y una máquina recreativa en la que poder simular con una escopeta de plástico una tarde de caza persiguiendo ciervos y alces. Y por supuesto, música entre el soul y el country para acompañar. ![]() Exactamente lo que esperábamos ![]() Lo más cerca que estaré nunca de cazar Nos atiende una camarera que podríamos encontrar haciendo ese papel en cualquier serie de televisión norteamericana ambientada en la “América profunda”, y es que siguen ese perfil todas las que vemos pasar junto a las mesas. L pide un plato de “fish & chips” y yo intento ceñirme más al ambiente con unas costillas a la barbacoa. Ambas llegan con raciones de patatas fritas como para alimentar un ejército. No espectacular, pero sí muy bueno. Lo acompañamos con dos cervezas artesanas y pagamos 45 dólares más el 15% de propina. Sabíamos que no iba a ser barato, pero era esto o no salir de casa en todo el día. ![]() Y tan abundante como era de esperar Y por la tarde, más y más aprovechamiento del hogar. Seguimos haciendo del salón nuestro centro neurálgico, intercalando capítulos en el televisor con rondas a las redes sociales con el móvil. Y así acompañamos a la lluvia hasta más allá del anochecer, con la esperanza de que mañana, día en que teníamos reservada una de las salidas más anticipadas del viaje, tengamos algo más de suerte. Lamentablemente, no sería así pese a que en aquel momento la previsión era optimista. ![]() Refugiados de la lluvia (I) ![]() Refugiados de la lluvia (II) ![]() Refugiados de la lluvia (III) ![]() Refugiados de la lluvia (IV) ![]() Refugiados de la lluvia (V) Etapas 10 a 12, total 18
6 de octubre de 2018
![]() Mapa de la etapa 9 Parecía que sí. Que este día, a diferencia del anterior, iba a venir acompañado de un tiempo lo suficientemente bueno como para brindarnos un segundo asalto a las vistas hacia el Mount Rainier, esta vez desde su lado sur. Parecía que así conseguiríamos enlazar tres días buenos de los cuatro últimos, dejando ya atrás ese turbulento inicio de viaje en el que nubes y lluvia iban tumbando nuestros planes día tras día cual fichas de dominó. Parecía que iba a ser un buen día. Pero… Despertamos en esa casa de Packwood que ayer ya exprimimos todo lo posible, y comenzamos con un par de horas de desayuno y ocio variado antes de echarnos a la calle. El Mount Rainier National Park a escasas millas de nosotros se distribuye en varias zonas, siendo las más concurridas las de Sunrise y Paradise. Nosotros nos dirigimos hacia la segunda, y para ello debemos conducir 35 millas dejando el volcán a nuestra izquierda. Cuando salimos al exterior la niebla está ocupando el lugar que antes era de las nubes, pero eso debería arreglarse en las próximas horas si hacemos caso a la previsión. Antes de abandonar el pueblo rellenamos el depósito a un precio más elevado que nunca, tan caro como 3,559 dólares el galón. Para compensar, la tienda de la gasolinera -aquí las gasolineras tienen auténticos supermercados como tienda- ofrece latas de cerveza más baratas que en el supermercado Iga y la “liquor store” que visitamos hace dos días, así que lo tenemos en cuenta para llevarnos alguna a nuestro regreso. Tras 13 millas hacia el norte nos encontramos la entrada sureste del parque, en la que enseñar nuestro Annual Pass y recibir el clásico mapa antes de continuar la marcha. La Ranger que nos da la bienvenida nos informa de que las últimas 10 millas hasta el Henry M. Jackson Visitor Center están cerradas por la nieve pero se está trabajando para poder abrirlas a lo largo de la mañana. Nos proponemos conducir hasta donde encontremos el corte y allí esperar pacientemente, pero no es necesario ya que conducimos, conducimos y han debido reabrir el tramo a nuestra llegada ya que alcanzamos el centro de visitantes sin tener que parar. Eso sí, a 5 millas del destino comienza a aparecer a los lados de la carretera esa nieve que durante la noche debió acumularse sobre el asfalto provocando el corte. A 3 millas de la meta la nieve ya lo cubre todo excepto los carriles, y la niebla oculta todo el paisaje. Son las 10:00 cuando estacionamos en el generoso aparcamiento de Paradise, con 2 grados en el exterior, todo blanco y gente preparándose para practicar el esquí de fondo. ![]() En marcha ![]() El ansiado parque estrella del viaje Nosotros vamos a otro ritmo, y lo que hacemos es entrar en ese Visitor Center que literalmente acaba de abrir sus puertas. Como siempre en los National Park, en el interior del centro de visitantes nos encontramos una combinación entre museo, tienda de regalos y comedor. La estancia principal la ocupa un gran espacio de dos niveles presidido por el mostrador de información y con varios sofás repartidos por la superficie, perfectos para esperar a que el tiempo mejore. Antes pasamos por la tienda de regalos para cubrir dos rituales: el de llevar algún dedal que engorde la colección de mi madre y sumar algún imán a nuestra ya sobrecargada nevera. Nos acercamos al mostrador para recibir un poco de información y nos marcamos como objetivo el Moraine Trail, una pista en ascenso que alcanza un balcón hacia el volcán, y las Myrtle Falls, unas cataratas estratégicamente ubicadas para combinar sus vistas con la cima del monte tras ellas. Pero todo eso será cuando, si el ranger que nos atiende está en lo cierto, la niebla se disipe dentro de un par de horas y merezca la pena el esfuerzo de llegar hasta esos puntos. ![]() Lo más cerca que estaremos de ver hoy la cima... ![]() El desolador exterior del Visitor Center ![]() Un largo rato que pasar aquí dentro Así que solo nos queda armarnos de paciencia y esperar esas dos horas en la comodidad del visitor, aprovechando la conexión a Internet y rodeados de una mayoría de turistas orientales e hindúes que están esperando a lo mismo que nosotros. Estos últimos empiezan a sacar comida con especias cuyo aroma se reparte por toda la zona de sofás que estamos compartiendo. ![]() Es bonito... durante un rato ![]() Bienvenida al club, Raven Pasa de las 12:00. La niebla sigue prácticamente igual que cuando llegamos. El interior del centro de visitantes, relativamente tranquilo a nuestra llegada, ahora ya está a rebosar. Seguimos esperando. Dan las 13:15. Hay más luz en el exterior, pero la visibilidad no mejora. Saliendo ahora ya sería muy justo incluir las dos excursiones antes de que anocheciera, así que vamos pensando en cuál de ellas sacrificar. Y seguimos esperando. ![]() Ahí dentro estamos ![]() Ahí detrás debería estar la cima ![]() A falta de visibilidad, la gente pasea por el alrededor ![]() Pasando fuera lo justo antes de que se congelen los dedos ![]() Nieve acumulada junto al centro de visitantes ![]() El parking lleva completo ya un buen rato Las 14:15. Lejos de mejorar, la niebla parece haber vuelto a bajar varios metros y la luz exterior sube y baja de intensidad irregularmente. Vamos echando un ojo a las webcams repartidas por los alrededores del Visitor Center, alguna de ellas apuntando hacia el lugar donde supuestamente debería estar la cima del Rainier. Supuestamente, ya que ahora todo lo que se ve es una uniforme masa gris. Esperamos un poco más. ![]() Y la niebla vuelve a descender Las 14:30. Asumimos la derrota. Tras un par de paseos por el exterior del edificio para estirar las piernas y ser testigos de como la nieve sigue cubriéndolo todo y la niebla no tiene intención de irse, nos rendimos y decidimos marcharnos. Y además la previsión para los próximos días es tan mala o peor como la de hoy, así que es este el momento en el que nos damos cuenta de que no volveremos a ver Mount Rainier. Dentro del desánimo, utilizamos los últimos minutos de conexión a Internet para investigar que hacer hasta el próximo miércoles, ya que durante los próximos tres días parece que la naturaleza no será una opción. Cine, compras… por lo menos estamos en un país donde no faltan servicios a cubierto como recurso de emergencia. ![]() Recuperando la visibilidad tras perder altura ![]() Un estrecho torrente como despedida Son las 16:00 cuando estamos de nuevo en nuestra casa de Packwood, tras deshacer las millas de esta mañana y verificando según descendíamos que el tiempo no mejoraba. De hecho la visibilidad es peor que esta mañana, y no vale la pena siquiera pararse un segundo junto a los lagos de Reflection Lakes que esta mañana sí se dejaban ver. Lo primero que hacemos al atravesar la puerta es comprobar de nuevo la webcam, temiendo que justo a última hora la visibilidad mejorase. Pero no, hemos hecho bien. El Rainier sigue oculto tras la niebla hasta más allá del anochecer. Y así entramos en el tramo final de nuestra desafortunada estancia en Packwood, cuyo colosal volcán a apenas unas millas de distancia solo hemos podido ver durante uno de los tres días que hemos estado en la zona. Por lo menos no se podrá decir que no hemos amortizado el precio del alquiler. Cae la noche mientras investigamos a la desesperada qué hacer en los alrededores de una ciudad de Portland por la que pasaremos durante nuestro trayecto de mañana, pero desgraciadamente la ciudad más poblada de Oregón no parece un prodigio del entretenimiento y no encontramos ningún museo u actividad de interior que nos compense entrar en el núcleo urbano. Qué le vamos a hacer, improvisaremos las paradas a lo largo del camino a nuestra próxima casa. Etapas 10 a 12, total 18
7 de octubre de 2018
![]() Mapa de la etapa 10 Packwood termina para nosotros. Podría haber sido nuestro campamento base durante tres intensos días en los que descubrir y gozar de la cercanía de Mount Rainier, pero en su lugar ha sido el refugio para tres días de mal tiempo e imposibilidad de disfrutar de la naturaleza en la puerta de casa. En cualquier caso, recordaremos con cariño esta casa prefabricada de extraña disposición pero acogedora calefacción, y no descartamos que sea nuestra primera opción si en el futuro decidimos quitarnos la espina de este National Park que la meteorología nos ha negado. No perdemos la esperanza de aprovechar la zona hasta el último minuto. De hecho, pasamos tres minutos decididos a salir a toda prisa hacia el ya conocido Visitor Center de Paradise, concretamente los que van desde las 7:18 a las 7:21, cuando la webcam que apunta a la cima de Rainier pasa de mostrar la montaña a volver a reflejar cómo las nubes la ocultan por completo. ![]() Los engañosos dos minutos de claridad en la webcam Así que abortamos la operación “salir casi con el pijama puesto” y agotamos nuestro tiempo en nuestro más reciente hogar. Por poner algo en el aspecto negativo, llama un poco la atención que seamos nosotros los que tenemos que bajar las sábanas hasta la lavadora y sacar la basura a los contenedores exteriores, sobre todo teniendo en cuenta el alto importe que pagamos en la reserva en concepto de tareas de limpieza. La mayoría de alojamientos nos han cobrado poco o nada en ese aspecto, y no han requerido de ninguna acción en particular a nuestra salida. Son las 10:15 cuando nuestro Jeep se pone en marcha y comenzamos un nuevo tramo hacia el sur. ![]() Hasta la próxima, Packwood ![]() Dejamos atrás el bosque que nos ha acunado tres noches Según se acerca el momento de regresar a la interestatal I-5 vuelve la lluvia y el cielo cubierto. No son buenas noticias ya que nuestro plan para hoy, que ya sabíamos que pendía de un hilo, era visitar un mirador que exige una perfecta visibilidad para que merezca la pena viajar hasta él. Se trata del “Johnston Ridge Observatory”, que tras algo más de una hora desviándonos de nuestra ruta por la carretera 504 nos ofrecería un mirador elevado hacia Mount Saint Helens, un volcán activo de más de 2.500 metros de altura cuya última y más potente erupción -que provocó un auténtico caos de terremotos y cenizas- data de 1980. Sabíamos que dependíamos de una gran casualidad para que justo en este día el volcán estuviera despejado, ya que tiene tendencia a atraer todas las nubes de la zona. Para rematarlo la webcam que nos permite saber en tiempo real la situación en el mirador ha dejado de funcionar, privándonos así de esa referencia que nos permita tomar la decisión en el último momento. A las 12:00, a nuestro paso por Castle Rock, superamos el punto de no retorno para decidir tomar el desvío o no. La decisión está clara. Mientras tanto, por la radio suena “Bye, bye, bye” de N’Sync. Muy acertado. Otra cosa que queda pendiente para el “viaje de quitarse espinas clavadas” que ya empieza a coger forma en nuestra cabeza. Volvemos al estado de Oregon. Y durante varias millas nos acompaña en carretera un coche con una gran pegatina trasera con un versículo de la Biblia. Cuando podemos verlo un poco más de cerca, otras dos pegatinas más pequeñas acompañan a la principal: una de soporte a Donald Trump y otra contraria al aborto. El paquete completo. ![]() De nuevo en Oregón ![]() Full combo Nos gastamos 56 euros en un nuevo Walmart, estrenando el regreso a la política de “sin tasas” de Oregon. Comemos en el mismo coche, en el aparcamiento de una gasolinera Love’s en la que volvemos a llenar el depósito por 3,09 dólares el galón, regresando a los precios más económicos en comparación a los de Washington. Aprovechando que el día ha quedado totalmente despejado de planes por el tiempo, hacemos una parada en el Columbia Gorge Outlets que se encuentra de paso en nuestro trayecto. Si no supiéramos que mañana nos espera un día dedicado en exclusiva a las compras en el conveniente Woodburn Premium Outlets, esta sería una muy buena segunda opción. No hay tanta variedad de tiendas, pero las que hay -Famous Footwear, Tommy Hilfiger, Gap, Levi’s…- presentan descuentos suficientemente atractivos como para que tengamos que resistir la tentación de llevarnos algo aquí y ahora. ![]() De nuevo entre percheros Una nueva parada rápida de compras en un local de la cadena Trader Joe’s para recargar nuestras reservas de los cereales favoritos de L y retomamos la marcha, esta vez para detenernos en un centro comercial “de los de toda la vida. Cuando bajamos del coche y nos dirigimos a una de las entradas del Clackamas Town Center a mí me viene a la cabeza un pensamiento un tanto tétrico: es domingo y nos dirigimos a un centro comercial estadounidense muy concurrido. Suena a la premisa para esas lamentables noticias que varias veces al año llegan a los informativos hablando de un tiroteo masivo. Para rebajar la tensión intentas pensar en la cantidad de centros comerciales que deben estar abarrotados por todo el país ahora mismo y en cuál es la probabilidad de que te toque a ti, pero el pensamiento ya está ahí. Pasamos por otra tienda más de Famous Footwear, y la fijación de L por llevarse un par de zapatillas New Balance al fin se apunta un tanto. Con un 25% de descuento, consigue un modelo que encaja perfectamente con sus gustos por 42 dólares, precio final. Paseamos un poco más por los pasillos del centro comercial antes de terminar la visita: un salón de juegos en el que celebrar eventos tales como cumpleaños, con chavales pegados a grandes televisores en los que predomina la presencia de partidas de Fortnite. Otra tienda de Hot Topic, con la misma falta de stock de la figura de Doctor Who que ando buscando que en todas las demás. Una tienda física de la conocida tienda Think Geek, llevando el coleccionismo y merchandising de la cultura pop a cotas muy altas con todo tipo de artículos que harían las delicias de las vitrinas más exigentes. Y por último, junto a la salida y tras atravesar el inmenso pabellón de locales de restauración, unos cines que nos apuntamos como posible alternativa si los próximos días siguen tan lluviosos como se prevee. ![]() No hay escapatoria de Fortnite ![]() Thinkgeek juega en otra liga ![]() Vaya castañazo... Nos lanzamos al último tramo al volante del día, el cual nos lleva rumbo al este por una carretera de un solo carril por sentido hasta más allá de la localidad de Sandy. Según nos acercamos a la meta la lluvia se intensifica y cae con más fuerza que durante todo el día, sabiendo que así será más divertido el proceso de descargar todo lo que llevamos en el maletero. Conducimos lentamente por un camino de tierra con vegetación a lado y lado, buscando en cada entrada una “sandía gigante” que debería servirnos de referencia para saber cuál es nuestra entrada. Lo encontramos, giramos y tras unos metros nos encontramos… ¡patos! ¡Patos viniendo hacia nosotros! Vale la pena poner las cosas en contexto. Nuestro nuevo alojamiento, y es algo que ya sabíamos a través de su ficha en Airbnb, es una pequeña casa anexa a la vivienda principal en… una granja. Así que los patos, y su estanque estratégicamente instalado junto a nuestra puerta, es algo que ya anticipábamos y teníamos ganas de presenciar con nuestros propios ojos. Pero además hay que sumar un par de cerdos. Y cabras. Y gallinas. Y, rizando el rizo, un par de alpacas. Pero evidentemente esas ruidosas aves que van patrullando la zona y emitiendo graznidos se llevan toda nuestra atención. Animales aparte, nos da la bienvenida a la “Green Acres Farm” su dueña, Julie. En el interior del estudio privado que hemos reservado encontramos una única estancia amplia bien distribuida para dar cabida a dos camas, un pequeño salón con sillones y televisor, una mesa con taburetes y una pequeña cocina con nevera, microondas, fregadero y fogón portátil pero sin horno. Es aquí donde encontramos varios cestos con cereales, chocolatinas y otras delicias obsequio de la casa. El cuarto de baño es lo único separado de la estancia principal, y dentro de él nos espera una ducha. Junto a la entrada, en una estufa que simula ser una chimenea, reposa un tarro de lo que parece comida para animales junto a un papel invitándonos a que se lo echemos a cualquiera de los inquilinos de la granja si queremos pasar un rato con ellos. ![]() Green Acres Farm ![]() Vecinos (I) ![]() Vecinos (II) ![]() Vecinos (III) ![]() Vecinos (y IV) Con el equipaje ya descargado, echando vistazos de vez en cuando al exterior para controlar las “patopatrullas” y comprobando que la conexión a Internet es buena, llega la hora de cenar. Con algo de comida precocinada calentada al microondas, disfruto del estreno de Jodie Whitaker como la nueva reencarnación del Doctor, y a las 23:00 decidimos que es hora de irse a dormir. ![]() Equipo 13th ![]() Comfort food Para mañana nos importa muy poco la previsión del tiempo, ya que ni una granizada podría echar por tierra nuestros planes: renovar nuestro armario aprovechando los precios de la cadena Simon Outlets. Así que cerramos los ojos con la mente muy tranquila pero cuando en España ya pasa de las 8 de la mañana todavía hay tiempo a que L en el silencio de la noche lance el aire una frase para echar un poco por tierra los ánimos: “¿Te das cuenta de que en una semana estaremos en el trabajo?” Etapas 10 a 12, total 18
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