![]() ![]() INCAS, SELVAS, MONTAÑAS Y DESIERTOS ✏️ Blogs de Peru
PERÚ, BOLIVIA Y CHILE en TRES SEMANAS: Machu Picchu, la selva amazónica, el lago Titicaca, el salar de Uyuni y el desierto de Atacama.Autor: Zaiby Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (17 Votos) Índice del Diario: INCAS, SELVAS, MONTAÑAS Y DESIERTOS
01: El ombligo del mundo
02: El valle Sagrado
03: Una cita con Machu Picchu
04: Vinicunca
05: Sobrevolando el Amazonas
06: La selva amazónica
07: Lago Sandoval y Reserva Natural de Tambopata
08: Amanecer en el río Madre de Dios
09: Puno, una ciudad a orillas del lago Titicaca
10: Copacabana
11: La Paz
12: El Alto
13: El valle de la Luna
14: El salar de Uyuni
15: Lagunas y montañas en Potosí
16: Adiós Bolivia, hola Chile.
17: Lagunas escondidas y el Valle Arcoiris
18: Lagunas altiplánicas y el cielo de Atacama
19: Rumbo a Santiago
20: Valparaíso
21: Hasta pronto, Sudamérica.
22: Preparativos e Itinerario
23: Presupuesto
24: Comer en Perú, Bolivia y Chile.
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Etapas 13 a 15, total 24
![]() El valle de la LunaSalimos brevemente de La Paz para ir a conocer el Valle de la Luna, por la tarde aprovecharemos para conocer la ciudad desde el mirador de Killi Killi. Como ya tenemos la ciudad bien vista, nos levantamos con calma y salimos del hostal rumbo a la plaza de San Francisco, donde tenemos que coger nuestro autobús con destino a Mallasa para llegar al Valle de la Luna, situado a las afueras de la ciudad. La ciudad está muy activa a estas horas. Una de las cosas que más nos sorprende es que en los pasos de peatones hay gente disfrazada de cebra ayudando a cruzar a los peatones. Según nos cuentan, es una medida que se ha implantado para tratar de mejorar el caótico tráfico de la ciudad e inculcar a los conductores el respeto por los pasos de cebra. A nosotros sin duda nos parece una medida llamativa. Cogemos un micro bus con destino Mallasa, por 2’6 bolivianos por persona. Suelen traer los precios escritos en su interior y su funcionamiento es muy curioso, ya que llevan carteles con todos los sitios por los que pasan que van retirando a medida que avanza el recorrido, con lo que siempre es fácil saber hacia dónde van. El trayecto total es de aproximadamente una hora, debido al tráfico que hay. Sacamos las entradas y comenzamos la visita, que está dividida en dos itinerarios de 10 y 50 minutos respectivamente. La verdad es que el valle es espectacular: se trata de una formación rocosa donde la erosión ha consumido la parte superior de la montaña. Por poner algún símil, se podría decir que es como un desierto de estalagmitas. La pena es que está rodeado de viviendas y cuando alzas la vistas el resultado es un poco decepcionante. Es una autentica pena que no hayan mantenido en estado natural la zona porque sería una maravilla. ![]() El precio de la entrada al valle de la Luna es de 15 bolivianos por persona. ![]() Se dice que el nombre se lo puso Neil Amstrong durante una visita fortuita al lugar, al encontrarlo muy similar a la superficie lunar. No hemos estado en la Luna (ya nos gustaría!) pero sí podemos decir que este lugar es increíble. Nos deja totalmente alucinados que algo así pueda estar tan cerca de una gran ciudad como es La Paz. Para regresar a la ciudad, una vez hemos concluido la visita, cogemos el pumakatari 43. Los pumakatari son los autobuses públicos de La Paz y su precio es de 2’5 bolivianos. Esta vez tardamos algo menos, 45 minutos. Nos bajamos en el Mercado de Lanza, donde nos sentamos a comer en un local llamado Dulce Rosita. Hay un sitio un poco más abajo donde hay cola para entrar a comer, pero tenemos hambre y no queremos esperar tanto. Queremos probar el famoso plato paceño, que parece ser el plato estrella del lugar y que está en todas las cartas, así que pensamos que da igual un sitio que otro. ![]() Nos equivocamos. Tras preguntar el precio, pedimos un plato paceño por 16 bolivianos y otro de queso humacha por 12, ambos con sopa de acompañamiento. Cuando nos lo traen nos llevamos una enorme decepción: está excesivamente salado y en absoluto tan sabroso como imaginábamos. No es lo mejor que hemos probado aquí y es una pena porque es nuestra última comida. Además tenemos una pequeña discusión con ellos porque, pese a que el total que nos habían dicho es de 28 bolivianos, nos cobran 31 ya que deciden que el plato de queso humacha repentinamente cuesta 15 bolivianos. Sabemos que es mentira porque el resto de comensales, todo ellos bolivianos, están pagando 12, pero no queremos perder más tiempo por 3 bolivianos así que nos retiramos. La ciudad desde las alturas Nuestra siguiente parada es el mirador Killi Killi, al que llegamos en micro. El nombre de este mirador proviene de un ave rapaz que habitaba la zona y sirvió de cuartel general al cerco de la ciudad cuando los indígenas liderados por Tupac Katari acecharon la ciudad en 1781. ![]() Puedes llegar al mirador Killi Killi en el micro 309, que se coge en el cruce de la calle Comercio con la calle Llamacocha y cuyo precio es de 2 bolivianos. ![]() Bajamos a pie hasta la plaza de San Francisco y empezamos a recorrer mercados, o el gran mercado que es esta ciudad. Calles y calles repletas de puestos con todo tipo de objetos, vendidos por las coloridas cholitas que descansan con tranquilidad entre sus productos, muchos de ellas incluso dormidas. ![]() ![]() Nos compramos una llauchas para cenar esta noche y después nos vamos al mercado de Lanza a por unos apis de despedida. Volvemos al local donde los probamos el primer día y cogemos un api con pastel especial, que es una mezcla entre empanadilla y buñuelo rellena de queso: una delicia!. Nos encanta este mercado y nos encanta la comida de esta ciudad, y no nos extraña nada que McDonalds quebrara aquí. ![]() Después de la merienda nos sentamos un rato más en la plaza, que está tan animada como siempre, antes de regresar al hostal. Nos da una pena enorme irnos de aquí, La Paz con su caos y sus contrastes se ha colado en la lista de mis ciudades preferidas. De esta ciudad nos quedamos con sus mercados, con la vida de sus calles, sus puestos de comida, su ajetreo, el tráfico que a última hora de la tarde parece colapsar la ciudad, sus supersticiones y sus teleféricos (que ofrecen increíbles vistas desde las alturas y te hacen sentir como si volaras), con la amabilidad de su gente, con su delicioso api y las pintorescas cholitas. Con el Alto iluminado al caer la noche, la música y los espectáculos callejeros improvisados en la plaza de San Francisco, la inesperada calle Jaén y el sabroso mercado de Lanza, con la intensidad de una ciudad que son muchas a la vez, que avanza al tiempo que retrocede y que tiene un reloj que se empeña en llevarle la contraria al mundo. Ya en el hotel, nos sentamos a esperar el taxi que dijimos en recepción que nos pidieran esta mañana. Cuando llevamos un rato esperando y vemos que no vienen a buscarnos, nos da por preguntar: resulta que el chico se ha olvidado completamente de que le habíamos solicitado esto, así que sale a la calle y nos para al primer taxista que pasa. No nos gusta nada esto porque precisamente queríamos que nos lo pidieran ellos para que fuera un taxista de confianza y así evitarnos problemas, pero ya vamos mal de tiempo y no podemos esperar más, así que lo cogemos tras pactar un precio de 15 bolivianos. La estación es un caos absoluto: las cosas están bastante mal indicadas y hay como mil agencias, así que nos cuesta un poco encontrar la nuestra: TransOmar. Finalmente, cuando localizamos la puerta, nos sentamos a esperar mientras nos cenamos nuestras deliciosas llauchas. El precio de un billete de La Paz a Uyuni en bus cama es de 150 bolivianos aproximadamente. Los asientos parecen cómodos, nos facilitan mantas y nos han asegurado que funcionan tanto la WiFi como los baños. Al poco de montarnos nos piden 2’5 bolivianos de tasa de embarque y, una vez hemos pagado todos, salimos. Sin embargo, la noche es un desastre. El conductor nos pone música de manera aleatoria durante toda la noche, impidiéndonos dormir con tranquilidad. Nos da las luces pero no pone la calefacción (aunque hace un frío horrible). Además deja los baños cerrados durante casi todo el trayecto, hasta que varios pasajeros protestamos y acaba cediendo. Obviamente la WiFi no funciona y, para colmo, hace varias paradas en las que permite subir a gente a vender cosas o pedirnos dinero, lo cual me parece terriblemente grave ya que viajamos con todas nuestras pertenencias y muchos vamos, o intentamos ir, dormidos. No me siento nada segura en este autobús, por lo que apenas pego ojo durante la noche. Etapas 13 a 15, total 24
![]() El salar de UyuniLlegada a Uyuni e inicio del recorrido por el salar, visitando los ojos del Salar, la isla de Incahuasi y finalizando la jornada, tras un espectacular atardecer, en un hotel de sal.
Llegamos a Uyuni a las 5:30 de la mañana, muertos de frío porque la temperatura en el interior del autobús es de 11 grados. Hemos pasado una noche bastante mala y estamos muy cansados. Recogemos nuestras maletas sin ningún tipo de control, menudo desastre de compañía, no la recomendamos en absoluto.
Al salir del autobús vemos a una mujer sosteniendo un cartel de Esmeralda Tours -la agencia con la que tenemos reservado el tour-, pero no viene a recogernos a nosotros. No sé si han traspapelado nuestra reserva, pero nos acompañan igualmente hasta la cafetería donde tendremos que esperar hasta las 8 que abre la agencia. Esto parece ser rutina aquí, ya que vemos que cada agencia reubica a la gente en una cafetería y hay varias abiertas pese a las horas que son. La nuestra está a unos 10 minutos a pie de la estación de autobús y nos viene genial ya que tienen estufas, enchufes y la mejor WiFi que hemos tenido en lo que vamos de viaje. Además tenemos baño para asearnos. Eso sí, los precios son elevados. Nosotros compartimos un desayuno (no tenemos mucha hambre, pero es muy completo) por 15 bolivianos. A las 8, cuando abre la agencia, vamos a concretar el precio del tour y a sacar dinero del cajero. Los tours no empiezan hasta las 10:30, lo hacen así para que todas las agencias salgan a la vez y así poder jugar con los asientos libres o reubicar a quienes hacen los tours de distinta duración. El precio del tour de 3 días por el salar de Uyuni es de 800 bolivianos. Se puede alquilar un saco de dormir por 50 bolivianos y el traslado a San Pedro de Atacama por otros 50 bolivianos más. Mientras esperamos a que salga el tour nos metemos en un restaurante cercano a tomarnos un té y un batido, ya que aún hace bastante frío. Las mochilas las hemos dejado en la agencia, así que vamos sin peso. Cuando parece que empieza a dar algo más el sol, salimos a dar una vuelta por este pueblecito minúsculo.: no hay gran cosa que ver, ya que son cuatro calles y la mayoría de los comercios son tiendas para turistas o bares. Nos acabamos desplazando hasta la estación de autobuses, donde encontramos una especie de mercado con algún puesto ambulante. Compramos unas salteñas, frutos secos y galletas para el viaje. El cementerio de trenes Existía una línea ferroviaria que unía Uyuni con Antofagasta –el polémico territorio, ahora chileno, por el que ambos países discuten ya que era el punto de acceso al mar de Bolivia y ahora lo reclaman– a finales del siglo XIX. Servía para transportar minerales (plata, oro y estaño, principalmente) y trajo mucha prosperidad a la zona. Sin embargo, la felicidad no duró demasiado: Bolivia perdió Antofagasta y la línea ferroviaria cayó en desuso. Los trenes que estaban esperando a ser reparadas para volver a circular fueron olvidadas aquí. ![]() ![]() Nuestra siguiente parada es un pueblecito o, mejor dicho, un mercadillo. Esta visita nos molesta porque es básicamente para que compremos algo. Dicen que hay un museo de sal, que no es más que un salón con algunas estatuas de sal. Una estafa y una forma muy descarada de tratar de exprimir a los visitantes, algo que nos mosquea enormemente porque perdemos aquí 20 valiosos minutos de luz que podríamos pasar en el salar. La primera parada que realizamos en el salar son los Ojos del Salar. Estos “ojos” no son más que restos del lago Tauca, que aprovechan las capas más débiles de sal para asomarse. Pueden llegar a tener hasta 2 metros de profundidad y son curiosos de ver por los colores que tienen. Además, son un perfecto preparativo para lo que viene. Nuestro guía nos para también en los montículos de sal, que son montañitas que realizan los lugareños para después recoger la sal. Es muy curioso ver las formas geométricas que se dibujan en la superficie del suelo, muy dura y brillante. El color blanco es tan intenso que hace daño a la vista, por lo que las gafas de sol se vuelven imprescindibles. ![]() El salar de Uyuni es la mayor reserva de litio del mundo, ya que contiene entre un 50 y un 70% del litio mundial. Hace 40.000 años esto era un enorme lago y se estima que contiene 10.000 millones de toneladas de sal, de las cuales 25.000 son extraídas cada año. ![]() Paramos a comer en un hotel de sal, donde está la famosa estatua de sal que hicieron para el Dakar y las banderas internacionales que, espontáneamente, los turistas han ido colocando aquí. Es uno de los lugares más fotografiados del salar y se ha convertido casi sin quererlo en un símbolo para la zona, junto con las famosas fotos de los dinosaurios. Comemos en el antiguo hotel de sal que, aunque ya no aloja a huéspedes, permanece en pie (digamos que porque tuvo más suerte con los permisos que el resto de los hoteles de sal, que acabaron siendo sacados fuera del salar). ![]() Nuestra siguiente parada es el salar propiamente dicho: un inmenso desierto blanco donde la vista se pierde en el horizonte. El camino hasta aquí es algo completamente nuevo para nosotros ya que, por causa de las características del salar, la sensación que se tiene es la de no estar avanzando. Es decir, el coche avanza durante kilómetros sin que absolutamente nada del paisaje que nos rodea cambie. Es algo súper raro. De hecho, yo me duermo y al despertar tengo la impresión de seguir exactamente en el mismo punto. ![]() El salar es impresionante. Estamos hablando de más de 10.000 kilómetros cuadrados de sal. Para que te hagas a la idea, la Comunidad de Madrid entera tiene 8.000 km cuadrados, ¿increíble, verdad? ![]() Nos entretenemos un rato con el famoso efecto fotográfico del salar de Uyuni (los guías lo tienen más que controlado y llevan ya sus dinosaurios para el atrezzo). El truco para que estas fotografías salgan bien es la profundidad de campo. Para ello es necesario no poner los objetos muy cerca de la cámara, de esta manera todo saldrá enfocado. Nos hacemos las fotos típicas porque lo cierto es que no llevábamos nada preparado, aunque basta hacer una búsqueda en Internet para comprobar que la gente es tremendamente creativa. ![]() El siguiente punto de la ruta es la isla Incahuasi, cuyo significado literal es “la casa del Inca” y que está repleta de cactus gigantes, en algunos casos de más de 10 metros de altura. Saber que estos cactus crecen a razón de un centímetro por año nos da una idea de la cantidad de años que tienen, estamos hablando de plantas milenarias. ![]() Otra cosa impresionante de esta isla es el paisaje que la rodea o, mejor dicho, la falta del mismo. La isla se encuentra ubicada en medio de un mar de sal inmenso, que parece no tener fin. El efecto es espectacular. ![]() La visita a la isla es el último punto del tour de un día por el salar, lo que significa que los grupos se redistribuyen. Nos toca con un grupo enorme de franceses que ocupan dos vehículos a falta de dos plazas. Aunque lo curioso de verdad es que el otro coche que nos acompaña también va lleno de franceses y se han hecho todos súper amigos, tanto que tardamos un rato en comprender que realmente no venían juntos desde el principio. Lo siguiente que vamos a hacer es, a nuestro juicio, lo más espectacular de todo el salar: el atardecer. Si tuviéramos que recomendar una única cosa, sería no perdérselo por nada del mundo. El juego de colores es ALUCINANTE: va evolucionando de tonos anaranjados a un morado intenso increíble. Además, como tenemos la suerte de que aún queda una zona cubierta de agua, vemos el reflejo del cielo en la superficie del salar, convirtiendo este atardecer en uno de los mejores de nuestra vida. ![]() La puesta de sol nos deja completamente sin palabras y maravillados por el espectáculo natural que acabamos de presenciar. Nos cuesta regresamos a los coches, incluso cuando ya ha oscurecido. ![]() Cuando por fin nos pones en marcha, para salir del salar, nos toca cruzar un paso con barrera gestionado por los lugareños. Nos quedamos un buen rato ahí parados. Los conductores bajan de los vehículos y se ponen a discutir con la gente que gestiona la barrera ya que no nos quieren dejar pasar, mientras los vehículos se van acumulando a la entrada. No nos quieren explicar qué está pasando, pero por lo que conseguimos escuchar, entendemos que el problema viene de que la gente del lugar quiere que les paguen más dinero por pasar y ellos reclaman que si cobran por el acceso, mantengan el camino y cobren así por algo. ![]() Esto es algo que pasa en Bolivia, ya lo vimos en Copacabana y los franceses nos cuentan historia para no dormir de conflictos internos. Al parecer vienen de Sucre, donde tuvieron un problema importante para salir de la ciudad ya que en la zona hay conflictos por un campo gasífero y la carretera que conecta con Potosí estaba cortada. Tuvieron, de hecho, que realizar el trayecto a pie -más de 25 kilómetros cargando con las mochilas -después de ver que lo que les dijeron que iba a ser cuestión de horas, no se resolvía pasados de días-. Por supuesto, nadie les había informado de nada, ni antes ni durante y habían ido a Sucre sin tener ni idea de que la situación estaba como estaba, aunque los lugareños sabían de sobra que posiblemente no pudieran salir del lugar. Esto es algo que no nos gusta de Bolivia: el hermetismo que tienen roza lo peligroso para los turistas. Las autoridades deberían preocuparse de informar a los turistas de este tipo de cosas ya que, posiblemente, de haberlo sabido estos chicos hubieran modificado su ruta. Durante el viaje conoceremos a más personas que se encontraron con la misma situación en Sucre y todos coincidían en lo mismo: en ningún momento se les había avisado de que la zona estaba bloqueada, ni autobuses, ni vuelos… todo había seguido trasladando a turistas a la ciudad sin avisar de absolutamente nada. Tras una carrera al más puro estilo Dakar, en un intento por parte de nuestro conductor de recuperar el tiempo perdido, llegamos al hotel de sal. El sitio es muy básico, totalmente hecho de sal. Cuenta con habitaciones dobles y compartidas y un cuarto de baño común para todos -en total somos 18 personas y contamos con una ducha y dos váteres.- A nosotros nos toca una habitación privada con baño, pero nos indican que no podemos utilizar el baño ya que no hemos pagado este servicio. Nos parece un poco ridículo, pero bueno. Después de cenar con el resto del grupo nos vamos a la ducha. Las duchas tienen un coste de 10 bolivianos por persona, en teoría por el agua caliente, pero a nosotros el agua nos sale templada tirando a fría, que con el frío que hace no resulta lo más apetecible pero es lo que hay. O al menos lo que pensamos.. Etapas 13 a 15, total 24
![]() Lagunas y montañas en PotosíSegundo día en Uyuni, visitaremos varias lagunas y volcanes de la zona. Acabaremos el día en la laguna Colorada.
Amanecemos en el hostal de sal, donde desayunamos con el resto del grupo. Los chicos franceses nos cuenta que ayer al ducharse se dieron cuenta de que la caldera estaba al mínimo, por eso el agua salía medio fría. Lo ajustaron y se pudieron duchar sin problemas.
Nos enfadamos bastante, después de pagar 10 bolivianos nos tuvimos que duchar con agua fría porque los muy cutres querían ahorrar gas, lo cual me parece increíble. Puede que 10 bolivianos no sean nada al cambio, pero aquí es una cantidad razonable y ayer sacaron, sin duda, mucho beneficio de nuestras duchas. Lo mínimo es que cumplan su parte y nos proporcionen una ducha caliente, si quieren subir el precio que lo hagan, pero esto es una estafa. Así que nos vamos a quejar. Al principio nos dicen que no, que ellos no habían manipulado la caldera, pero finalmente no pueden seguir negando la evidencia y acaban por devolvernos nuestro dinero. Sinceramente para nosotros es lo de menos, lo que realmente queremos es que no vuelvan a tomar el pelo a los que vengan detrás. ![]() ![]() Nuestra primera parada del día es este salar, cercano a la frontera con Chile. De hecho, durante todo el día estaremos recorriendo dicha frontera. Aquí se encuentra parte de la vía férrea que une Uyuni con La Paz. Además, este salar cuenta con pequeños depósitos de boro y con un bonito paisaje con el volcán Ollagüe de fondo. Precisamente este volcán es nuestra siguiente parada, o al menos el mirador desde el que se puede ver el mismo. Los paisajes aquí tienen algo especial, la combinación de colores y la calma que se respira es fascinante. Además, el saber que estamos en una zona volcánica tan importante hace de este lugar un sitio especial y diferente a todo lo que habíamos visto hasta ahora. Y ahora otro ejemplo de la picaresca boliviana. No sé si os hemos contado que aquí es normal que los baños públicos sean de pago, normalmente rondan 1 boliviano. Pues bien, aquí en medio de la nada, donde no queda otra opción que pagar -ya que está prohibido utilizar la naturaleza como baño- tiene un coste de 5 bolivianos. En Perú, sin embargo, en Vinicunca hay baños gratuitos. Para mí, mucho más lógico, porque si no se lo pones fácil al turista terminará haciendo sus necesidades en plena naturaleza. Sobre todo si tienes en cuenta que para muchos el viaje termina directamente en Chile y venimos con el viaje completamente pagado. Nosotros tenemos la suerte de que nos han devuelto 20 bolivianos de la ducha, si no, no hubiéramos tenido nada para los baños. Las lagunas Cañapa y Hedionda. Llegamos al plato fuerte de día: las lagunas. Increíble la belleza de la laguna Cañapa, con su impresionante combinación de azules y el contraste de los mismo con el fondo en tonos tierra de las montañas. Si, además, le sumas el tono rosado de los flamencos andinos, obtienes una postal bellísima. ![]() Los flamencos son precioso y los hay en multitud. Es importante no molestarlos ni acercarse demasiado -por fortuna nosotros contamos con nuestro teleobjetivo- ya que son aves migratorias que no regresan a los lugares en los que son importunados. Para evitar que esto suceda, lo mejor es procurar no hacer mucho ruido o invadir su espacio. ![]() ![]() En esta ubicación aprovechamos para comer, en unas mesas de picnic que hay junto a la laguna y con unas increíbles vistas a la misma. Nuestro conductor nos prepara un rico y completo almuerzo que compartimos con nuestros compañeros de vehículo. ![]() La última laguna de esta zona es la laguna Honda, que recibe su nombre de su ubicación entre montañas, no de su profundidad que apenas es de 30 centímetros. Esta laguna la vemos a un poco más de distancia, ya que no está permitido acercarse a la orilla. ![]() El árbol de piedra y la laguna colorada El paisaje cambia cuando llegamos a la zona de desierto de Siloli, una serie de formaciones rocosas producto de los fuertes vientos de la zona, entre las que destaca el Árbol de piedra, una formación geomorfológica del tipo seta rocosa. El viento ha erosionado la parte blanda de la roca dejando únicamente la dura, lo que produce el peculiar efecto que asemeja esta roca a la figura de un árbol. ![]() Nos indigna especialmente que, pese a estar prohibido y haber varias advertencias en la zona, la gente se sube al árbol para tomarse fotos. Una auténtica falta de civismo y respeto que, por desgracia, no será la única que veremos durante el viaje. Es una pena que los turistas sean tan poco responsables y tenga tal carencia de respeto hacia los lugares que visitan. Los guías, por su parte, juegan un partido de fútbol improvisado junto a los coches mientras ignoran al grupo de turistas que acaban de dejar. Es una pena que el gobierno de Bolivia no vigile este tipo de zonas. Nuestra siguiente parada es la Laguna Colorada, donde nos quedaremos a dormir. Aquí realizamos el pago de entrada a la Reserva nacional de fauna andina Eduardo Abaroa, que en realidad es toda la zona en la que hemos estado hoy pero el pago se realiza aquí. ![]() El precio de entrada a la Reserva es de 150 bolivianos y es necesario guardar la entrada, ya que hay que mostrarla para salir. Con una superficie aproximada de 54 kilómetros cuadrados y una profundidad de 35 centímetros, lo que más llama la atención de esta laguna es su intenso color rojizo, color que debe a los sedimentos del color rojo y pigmentos de algunos tipos de algas, teniendo tonalidades en sus aguas que van desde marrones hasta rojos intensos. Es realmente impresionante y cuesta creer que es real. El refugio cuenta con baños y electricidad solar, pero no con duchas. Las habitaciones son compartidas para grupos de 6 personas. Tras dejar las mochilas en el refugio donde pasaremos la noche, nos dejan algo de tiempo libre hasta la cena que aprovechamos para recorrer la laguna. No sé qué nos sucede exactamente, pero en un momento de camino nos despistamos y perdemos la senda principal, acabando metiéndonos en la zona protegida de la laguna, entre otras cosas porque la zona es un barrizal y por tratar de esquivar el barro nos adentramos más y más hasta que nos vemos atrapados. Un guarda de la zona nos ve y nos regaña, nos dice que salgamos como sea de allí ya que es una zona protegida y nos enfrentamos a una multa. Terminamos saliendo por el barro, ya que no vemos otra salida. Le explicamos al guarda lo que nos ha sucedido y nos dice que tengamos más cuidado y no salgamos de la senda principal. Más tarde veremos que el problema ha venido porque hay una zona en la que no está bien señalizada y nosotros, como íbamos más pendientes de hacer fotos, nos hemos despistado. Nos sentimos fatal por esto ya que sabemos que es muy perjudicial para las aves de la zona, así que dejamos aquí el aviso para futuros visitantes: mucho cuidado con la senda, no os vaya a pasar como a nosotros. Finalmente llegamos, cubiertos de barro, hasta un pequeño mirador desde el que se puede apreciar toda la laguna. Una vista increíble que merece mucho la pena. Además, nos coincide con el atardecer que, aunque es hacia el otro lado, no deja de ser un momento mágico. Regresamos al refugio para cenar con nuestro grupo y, después, salimos a hacer algunas fotografías nocturnas. Esta vez sin alejarnos demasiado, ya que no hay ni una luz y no queremos volver a perdernos. Lo que vemos… nos deja alucinados. ![]() Etapas 13 a 15, total 24
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