DOLOMITAS: NIEVE Y MERCADOS NAVIDEÑOS EN NOCHEVIEJA ✏️ Blogs de Italia

Hoy toca otro must en Dolomitas, el archiconocido LAGO DI BRAIES.
Consejo número uno y creo que único: madrugad. Da igual que sea verano, que invierno, que Nochebuena, el Lago di Braies siempre está a tope.
Y aunque nosotros salimos pronto de casa, al llegar tuvimos que esperar en caravana casi una hora para poder acceder al parking.
De hecho, y aunque no era muy tarde, la altura de las montañas que rodean el lago, ya tapaban practicamente el sol, y solo disfrutamos unos minutos de la belleza del paisaje bajo los rayos de sol.
Obviamente, está completamente congelado y bajar hasta él se convertía en una auténtica pista de hielo. Había muchísima gente que resbalaba y caía, y otros incluso iban con krampones. A nosotras un hombre muy amable que los llevaba nos ayudó a bajar la cuesta para poder acceder al lago, por lo que llegamos sanas y salvas.
Y bueno, he aquí las vistas del que dicen es la perla de los Dolomitas:



Avanzamos hasta la iglesia, fue realmente divertido porque te hundías en la nieve pisaras donde pisases



Como os decía aprovechamos los últimos rayos de sol y nos dirigimos hasta el embarcadero, donde estaban haciendo un reportaje de boda y no dejaban acceder. Hicimos las últimas fotos y retomamos el resbaladizo camino de vuelta, a pagar el parking y a huir de las hordas de gente.


Dicen que en 1945, Himmler (gran parte de italia fue anexionada al Reich), hacía el traspaso de prisioneros vivos en este mismo lago con los americanos a cambio de conservar su vida

La sensación de pisar el lago helado fue guay, aunque le restó mucho encanto tantísima gente, y bueno, porque sabes que ahí debajo hay un lago, pero nada más. El contraste con las montañas de fondo no es el mismo que en verano, supongo, con ese turquesa que aparece en todas las fotos de internet.

El siguiente destino fue el LAGO MISURINA, mucho menos transitado, más soleado pero igual de congelado claro está. Este lago constituye el punto de partida para realizar la ruta de las Tres Cimas de Lavaredo, que no realizamos porque tras informarnos, eran 3 horas con raquetas de nieve, y solo te acercabas un poco, se veían las cimas muy lejos. Así que con niños y lo pronto que anochecía lo descartamos.



Comimos en el restaurante que hay a pie de lago, los precios eran bastante asequibles y estábamos calentitos. Compramos algunos recuerdos, los niños se tiraron por las cuestas del lago como si fueran toboganes y tras dar un paseo, hicimos el intento de llegar a CORTINA DI AMPEZZO.
Digo intento porque era imposible atravesar esta localidad, a esas horas todo el mundo comenzaba a bajar de las pistas de esquí y taponaban la arteria principal y las de alrededor, convirtiendo Cortina en una auténtica ratonera, así que vimos el lujo y el glamour de Cortina desde el coche, porque viendo que nos anochecía allí, en cuanto pudimos nos salimos y dimos la vuelta, era imposible.

Nos fuimos a conocer el mercado navideño de BRUNICO o Bruneck, presume de tener uno de los mercados más grandes y variados de todos los Dolomitas y damos fe de que así es. Hay multitud de chalets de comida, de regalos, de artesanía...incluso uno tapado que se agradecía mucho, a pesar de que cada poco encuentras pequeñas hogueras donde calentarte un poco.




Intentamos cenar en algun restaurante que vimos que tenía buena pinta, pero como estaban todos completos preferimos acercarnos a casa y en vistas de que era más pronto que el día anterior, volvimos al mismo restaurante de ayer. Esta vez pedimos unos platos de pasta italiana y unos entrecots...todo riquísimo, y bastante barato.

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Hoy es día 31, Nochevieja, nos levantamos pronto y a las 8 de la mañana ya estamos en el Spar de Ora haciendo la compra para la cena, que la celebraríamos en casa con algunas delicatessen que cogimos.

El día vuelve a amanecer completamente despejado:


El plan para hoy es visitar Val di Funes, algún mercado navideño y pronto a casa para poder preparar la cena de Nochevieja.

El primer objetivo es una de las postales de Dolomitas, la típica estampa, prados verdes (en esta época todo nevado), un anfiteatro de montañas, alguna cabaña y una iglesia. Todo esto está en la aldea de SANTA MADDALENA, un mirador privilegiado de los Odle, las montañas del fondo.
Desconozco como será en verano, pero en diciembre está prohibida la subida en coche hasta la iglesia. Podéis dejarlo en el parking que hay junto al Centro de Visitantes y en un paseo de media horita estaréis en la puerta de la iglesa.


Aquí estuvimos sentados al sol mientras los niños hacían un muñeco de nieve, se lanzaban bolas y correteaban, ellos felices y nosotros ensimismados con las vistas. Estuvimos solos toda la mañana, solo a última hora subió una pareja.
Pero la foto de postal está alejándonos de la iglesia. Subiendo el camino que sale de la iglesia la encontraréis:


La siguiente foto de postal que buscábamos era con SAN GIOVANNI IN RANUI de fondo. Muy cerca de Santa Maddalena.
Pero aquí la estampa fue distinta: el sol ya había bajado mucho, había muchísima gente, los coches patinaban en el parking, y empezaba hacer un frío que se te metía hasta los huesos. Nosotras y los niños aguantamos poco, foto de rigor, un par de juegos en unos castillos para niños que había y para el coche porque no soportábamos el frío.



Cumplido el objetivo decidimos visitar el mercado navideño de ORTISEI, en Val Gardena, otro imprescindible, por su belleza, su ambiente, sus puestos, su música... nos encantó. Ortisei además, es famosa por sus innumerables pistas de esquí.

Comenzamos entrando en calor tomándonos un chocolate caliente y después recorrimos el mercado, escuchamos un rato un concierto que había, hicimos algunas compras de última hora...







Terminamos la jornada jugando en un iglú gigante que encontramos y nos fuimos para casa a celebrer la Nochevieja.
En casa apenas había cobertura, y en la tele solo se cogían canales italianos y austriacos, así que en uno de ellos vimos las "supuestas campanadas". Allí la gente no come uvas, ni existen los cuartos ni las famosas campanadas. En el canal que pusimos se basaban en una simple cuenta atrás y un macroconcierto con todo tipo de artistas al aire libre. Algo diferente a lo que estamos acostumbrados pero igual de divertido.

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A pesar de que es día 1 de enero, nos levantamos a una hora decente para aprovechar el día, solo nos quedan 24 horas en Dolomitas.
Empezaremos por pasar el día en ALPE DI SIUSI, el altiplano de mayor extensión de Europa, con un equivalente de 8000 campos de fútbol.
Para llegar allí hay dos formas: en coche hasta el mismo altiplano (opción que descartamos por miedo a no encontrar parking arriba y tener que volver a bajar con la pérdida de tiempo que conlleva, eso sí, la carretera está completamente limpia de nieve).
Así que optamos por subir en teleférico y probar así otro medio de transporte.
El coche nos tocó aparcarlo en el parking al aire libre y de los más alejados, ya que el cubierto llevaba ya tiempo completo, y eso que aún era pronto.
Desde Siusi Allo Sciliar que es donde está la estación del teleférico, tardas 20 minutos en llegar al altiplano. Creo que pagamos alrededor de 40 euros por los 3, ida y vuelta.
Una vez arriba te encuentras con innumerables tiendas de deportes y de alquiler de todo tipo de útiles para esquiar. Y gente, muchísima gente. Así que decidimos acercarnos a uno de los locales y preguntar qué podemos hacer 4 adultos y 3 niños que no sea esquiar. Nos recomiendan sacar la pulsera para acceder a la zona infantil, que consta de bajadas para trineos (que también tienes que alquilar) y una zona para bajar en neumáticos hinchables que coges allí. Así que obedientemente sacamos las pulseras, alquilamos nuestro trineo, cascos para los peques y allá que vamos.



Nos íbamos turnando para tirarnos con los niños, mientras disfrutábamos del sol en unas hamacas colocadas estratégicamente para disfrutar de las vistas de Dolomitas. Y allí pasamos la mañana estupendamente.
A mediodía las chicas decidimos entrar al restaurante con los niños para comer, y los chicos se fueron de ruta, sacando fotos tan bonitas como estas:



Cuando regresaron dedicamos un ratito a ver los caballos que había en la parte trasera de la estación, unas últimas bajadas en una cuesta que había allí e iniciamos el descenso, el sol empezaba a bajar...


La tarde-noche la dedicaríamos al mercado navideño de MERANO, y como despedida entraríamos a sus famosas termas, dando por finalizado prácticamente el viaje a Dolomitas. Seguro que os suena Merano si os digo que es de donde proceden las famosas manzanas marlene del süd Tirol, que tanto anuncian en la tele.
También situó a Merano en el mapa Sisí Emperatriz, ya que eligió este lugar para vivir durante una parte de su vida, entre otras cosas, por su clima y sus aguas termales.

Aparcamos en uno de sus parkings subterráneos y recorrimos la avenida de los pórticos, una calle peatonal, de unos 400 metros, que se divide en la zona comercial de los pórticos de montaña y los de agua. Todas las tiendas estaban cerradas por ser 1 de enero pero igualmente había mucho ambiente.
Después fuimos a su mercado navideño, el más grande de la zona, con productos de todo tipo, desde gastronómicos hasta de elaboración propia. Gozan de una cuidada decoración y suenan villancicos. Precioso y súper recomendable. Os pongo alguna foto:





Merendamos algo en uno de sus innumerables puestos, compramos algunos recuerdos y cruzamos el puente para llegar a LAS TERMAS DE MERANO, un vanguardista complejo formado por 51.000 metros cuadrados de relax y bienestar. Durante los meses de invierno algunas de las piscinas exteriores están cerradas. Disfrutamos de dos de ellas, una incluso con hilo musical subacuático, una pasada.

No solo hay piscinas con diferentes temperaturas, también hay zona de hidromasaje, rayos uva, peelings,... al entrar te dan una pulsera con la hora de entrada y todo lo que utilices que no forme parte del sistema básico de las termas, se va cargando en tu pulsera y a la salida te hacen el cargo.
Los sistemas básicos de las termas de los que hablo son muy sencillos, eliges 2 o 3 horas de spa. Y te dan acceso a las piscinas termales exteriores e interiores y a los jacuzzis. Todo lo demás se paga a parte. Es muy cómodo lo de la pulsera, porque con ella abres y cierras tus taquillas, y puedes ver continuamente el tiempo que te queda en las máquinas colocadas para tal fin en los vestuarios, y es que si te pasas de la hora, también te lo cobran a la salida, así que medid y calculad el tiempo. Te dejan un margen de 20 minutos para cambiarte, luego el tiempo empieza a correr.
Había una cola imprsionante, y por un momento estuvimos a punto de irnos, pero los niños estaban como locos, y a medida que avanzaba la cola y la tarde, se iba vaciando el spa, así que debo decir que aunque había mucha gente no era para nada agobiante. Consejo: id a última hora, y estad atentos, porque todo torno por el que pases la pulsera supondrá un cargo extra a la salida.
Las cámaras por supuesto están prohibidas, así que solo tengo esta foto que saqué desde fuera cuando llegamos y estaba a tope de gente. Cuando entramos nosotros no había ni la mitad.

Nosotros elegimos 2 horas de spa y fue más que suficiente. Eso sí, te tienes que dar prisa en cambiarte para poder aprovechar las 2 horas íntegras.
Salimos cuando el mercado ya había cerrado sus puertas y encontramos este restaurante en el que puedes cenar dentro de una gran bola de navidad:



Nosotros optamos por retirarnos a casa y ducharnos tranquilamente antes de cenar, porque seguro que cenar ahí dentro se paga con creces.
Hasta aquí nuestro último día en esta bella región italiana, dejamos todo recogido para que mañana solo tengamos que darle una vuelta de limpieza a la casa, cargar el coche y aprovechar un poco la mañana hasta las 5 que sale nuestro vuelo a Milán

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