Islandia e Islas Svalbard ✏️ Blogs de Europa Norte

Una de las excursiones por las Svalbard que más esperaba era la e ir a visitar la antigua ciudad minera rusa de Pyramiden.

Esta ciudad, abandonada en los 90, es como una especie de museo de la época soviética, en cierta manera, comparable a Pompeya. En ambos lugares, el tiempo se detuvo de golpe, dejando una foto de cómo era vivir en esos lugares.

Salimos del puerto de Longyearbyen a las 9 de la mañana y tienes por delante un par de horas o algo más de viaje en un barco, no una zodiac, sino un barco “de verdad” y durante el trayecto se disfruta de la navegación a lo largo del Isfjorden y el Billefjorden.

Todos a bordo andamos atentos a la posibilidad de avistar ballenas u otros mamíferos marinos, pero no hay suerte, es temprano y aún deben de estar en la cama


El viaje es muy entretenido, durante la ida, vamos resiguiendo la costa sur del fiordo (a la vuelta lo haremos por la costa norte) y los paisajes son realmente impresionantes. La verdad es que las fotos no consiguen reflejar con fidelidad lo que ves desde el barco.


Cuando el Isfjorden se divide en dos brazos, uno de los cuales es el Billefjorden, que es hacia dónde vamos y desde aquí, ya podemos ver al fondo, la montaña que da nombre a la ciudad de Pyramiden, en efecto, es una pirámide perfecta.

Dejamos Pyramiden a nuestra izquierda y la pasamos de largo, ya que antes de ir hacia allí, nos acercaremos al borde del glaciar que llega hasta la costa de este fiordo.


Tras unos minutos en que nos dedicamos a observar el paisaje y la inmensidad del glaciar, el barco da media vuelta y nos dirigimos hacia Pyramiden.

A día de hoy Pyramiden, no es estrictamente cierto que sea una ciudad abandonada, una decena de personas viven aquí y recientemente se ha rehabilitado un edificio, el cual se ha convertido en hotel, de manera que si alguno desea poder pasar la noche ahí, puede hacerlo.

Las personas que viven aquí, se encargan de mantener, dentro de lo posible, visitables los principales edificios de la ciudad. Estas gentes son rusos, no noruegos y viven y trabajan aquí, siendo esta una comunidad rusa, tienen además su propia moneda, la cual solo se puede utilizar en Pyramiden o Barentsburg, la otra ciudad rusa de la isla y convertible a rublos.

Cuando nos acercamos al puerto, vemos que nos espera un pequeño bus y la que va a ser nuestra guía durante la visita. Armada con un rifle, evidentemente. Al haber tan pocos habitantes en la ciudad y prácticamente nadie más en muchos kilómetros a la redonda, no es extraño que algún oso polar se aventure de vez en cuando por las calles de la antigua ciudad, aunque nos dice la guía, que esto es más fácil que ocurra en invierno, cuando la nieve cubre el paisaje y hay el menor número de personas en la ciudad.


Después de la bienvenida, subimos al autobús y hacemos la primera parada, el famoso cartel de entrada a la ciudad. Bajamos, nos hacemos las fotos de rigor y volvemos al autobús que nos lleva hacia el centro urbano.

Por el camino, pasamos por el área industrial y portuaria, con sus viejos edificios que se van deteriorando con el paso del tiempo.


Finalmente llegamos al centro. Aquí podremos visitar de entrada lo que sería el centro cívico, el lugar donde comían todos los habitantes de la ciudad, sus salas-comedor con los murales típicos de la construcción soviética, aún quedan sillas y mesas repartidas por el lugar. Podemos ver las cocinas donde se preparaban estas comidas, con sus viejos hornos, encimeras, etc.



Después de visitar el centro cívico, salimos a lo que sería la avenida principal de la ciudad, en un extremo, los bloques de apartamentos, actualmente ocupados por aves marinas que aprovechan los alfeizares de las ventanas para construir sus nidos.


En la parte superior de la avenida, vemos un par de edificios “oficiales”, se trata del gimnasio y piscina por un lado y del centro cultural por el otro.



Y delante de estos edificios, como no podía ser de otra manera, el busto de Lenin. Y no uno cualquiera, sino que se trata del busto de Lenin más al Norte que existe, insiste en señalarnos nuestra guía.


Visitaremos ambos y además, en el antigua centro cultural hay una pequeña tienda de recuerdos y un pequeño bar en el que tomar algún café o comer algo. Aquí, además, puedes, si te atreves, catar el chupito típico de la ciudad. No recuerdo ya su nombre, la verdad, era una palabra rusa de esas con muchas consonantes y se trata de una mezcla de diferentes licores, los cuales no se mezclan, como si fuera un café irlandés, hasta llegar obtener una determinada graduación alcohólica. Dicha graduación es obviamente 78º, estamos a 78º Norte.

La manera de beberlo, es de un trago y cuando lo haces, notas todo el camino que sigue el licor desde la lengua hasta llegar al estómago. Diría que debe ser parecido a pegarse un trago de lava!


Saliendo del centro cultural, regresamos sobre nuestros pasos por la avenida principal hasta donde nos espera el autobús y regresamos al barco. Nos despedimos de nuestra guía y zarpamos rumbo a Longyearbyen


A la vuelta, regresamos por el fiordo, esta vez resiguiendo la costa norte. Más o menos, todos estamos en el interior de la cabina, cuando de pronto, el barco inicia un cerrado viraje. ¿Volvemos a Pyramiden? El capitán del barco ha visto un oso polar que está cruzando a nado el fiordo y se dirige hacia la costa junto a la que navegamos, así que salimos todos a fuera y ahí está, un magnifico ejemplar de oso polar, saliendo del agua, paseando por la playa y husmeando los restos de una antigua cabaña de pescadores o cazadores.


No sé si el pobre animal es consciente del revuelo que organiza, pero él va a lo suyo, andando arriba y abajo y finalmente, empieza a irse hacia el interior, perdiéndose de vista.

El barco retoma su curso normal destino a Longyearbyen y cuando ya estamos muy cera de la boca de la bahía donde se encuentra la ciudad. Nuevo revuelo, prácticamente en el mismo lugar donde el día anterior, regresando de ver la las morsa, pudimos ver a las ballenas, ahí están de nuevo, vemos los chorros de vapor expulsados y sus lomos y aletas superiores antes de que se sumerjan y las perdamos de vista.

Y llegamos finalmente al puerto de Longyearbyen y al hotel a dormir.

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Finalmente llega el día de marcharse, se termina el viaje, antes pero de llegar a casa, pasaremos un par de días en Oslo. Ya que hay que hacer escala ahí, aprovechamos para conocer un poco la ciudad.

Saunas en el puerto

En primer lugar, lo primero a visitar es uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad, el teatro de la ópera, junto al puerto, es uno de los edificios más fotografiados.

Opera de Oslo

Junto al teatro de la ópera, hay algo que también llevo mucho tiempo esperando poder visitar. El Museo Edward Munch. Este pintor, cuyo cuadro más famoso es El Grito, es uno de mis favoritos y hace unos dos o tres años se inauguró en Oslo, su ciudad natal, un magnifico museo dedicado a su obra. Así que una de las mañanas de los dos días está ya adjudicada a visitar dicho museo.


A parte de esta visita, pasearemos por el centro de Oslo, la calle Karl Johans Gate es el equivalente en Oslo a la Rambla de Barcelona. Y desde allí nos acercamos a una zona muy interesante, Aker Brygge. Un barrio comercial y financiero, donde antiguos edificios industriales y portuarios han sido reconvertidos en tiendas de moda, oficinas y restaurantes.

Aker Brygge

Al día siguiente, tomamos un ferry que nos llevará a Bygdoy, una península en las afueras de Oslo en la que puedes dos de los museos más interesantes, al menos para mí, de los que puedas visitar.

Aquí, lado a lado tienes, en primer lugar el museo Kon-Tiki, donde esta expuesta la famosa balsa de Thor Heyerdhal, con la cual, partiendo de las costas de Perú, cruzo el océano pacifico hasta llegar a las islas de los mares del sur, intentando demostrar su teoría de que dichas islas podían haber sido colonizadas por gentes provenientes de Sudamérica en lugar de es sudeste asiático. En el museo se explica toda la aventura vivida por ese grupo de hombres que se lanzaron al mar encima de una balsa de troncos y sin saber muy bien cuando y a donde llegarían, si es que llegaban.


A parte de la Kon-Tiki, en el museo se explican otras aventuras del famoso explorador noruego, su exploración de la isla de Pascua, el intento de cruzar el atlántico en otra balsa…

Junto al museo de la Kon-Tiki, está el Museo del Fram.

El Fram fue un barco, construido por el explorador Fridtjoj Nansen, uno de los pioneros de la exploración del Ártico, construido para soportar las más duras condiciones meteorológicas, fue utilizado en varias de las expediciones de Nansen buscando el paso de Nordeste a través de los hielos árticos.


Este buque, fue después “prestado” a Amundsen y en él, el explorador Noruego llegó hasta la Antártida en el viaje en el que se convirtió en el primer ser humano en pisar el Polo Sur.

El museo se construyó alrededor del barco, de manera que puedes entrar en el museo y en las pasarelas que recorren las paredes, puedes leer toda la información acerca de las diferentes aventuras vividas por este barco a lo largo de los años, haciendo especial hincapié en el viaje a la Antártida de Amundsen y puedes subir a cubierta i bajar al interior del buque, pudiendo ver cómo era y como se vivía allí, desde las bodegas, hasta los camarotes de los diferentes miembros de la exploración antártica, pasando por la sala de máquinas y las distintas dependencias.

Para mí, solamente el poder visitar estos dos museos, ya se merece una escapada a Oslo.

Después de la visita a estos museos, regresamos hacia el centro de la ciudad, pero esta vez, en lugar de tomar el ferry, lo hacemos en autobús y nos bajamos antes de llegar al centro para poder pasear un poco por el barrio de Elisenberg y acercarnos hasta el parque de Vigeland y sus esculturas.


Algo que me llamó la atención en Oslo, fue la cantidad de coches Tesla que vi por sus calles, llegué a pensar que ahí igual los regalan, porque la cantidad de Tesla, de todos los modelos de la marca, es realmente impresionante.

Y bueno, aquí termina el viaje, al día siguiente, a media mañana tomamos el tren que nos lleva hasta el aeropuerto y tomamos el vuelo de Norwegian con destino a Barcelona.

Como conclusión, cuando nos han preguntado si nos gustó más Islandia o las Svalbard, debo decir que tanto mi mujer como yo coincidimos en decir Svalbard. Y tiene su mérito, sobre todo en el caso de mi mujer, que antes del viaje, se quejaba de no estar más tiempo en Islandia y menos en las Svalbard.

El porque nos gustó más las Svalbard, yo diría que fue por varios motivos, en primer lugar, Svalbard es un lugar mucho más salvaje, no tan turístico como Islandia, luego está el hecho, imposible de controlar, por supuesto, de que disfrutamos de mejor tiempo en Svalbard que en Islandia y finalmente, como complemento al hecho de ser menos turístico, la verdad es que nos pareció más ajustado el tema de precios ahí que en Islandia, otro motivo es la escala de las cosas. En Islandia ves fiordos, sí, pero es que en las Svalbard son diez veces mayores y lo mismo se aplica a las lenguas glaciares que puedes ver.

Pero vamos, que como dicen, los gustos, son como los culos, cada cual tiene el suyo.

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Pongo aquí información del listado de hoteles, vuelos y la agencia de alquiler de coches que utilizamos durante el viaje.

VUELOS:
Vuelo Barcelona – Reykjavic: Vueling. 450 € p.p.
Vuelo Reykjavic – Oslo: Icelandair. 160 €
Vuelo Oslo – Svalbard: Norwegian. 185 €
Vuelo Svalbard – Oslo: SAS. 165 €
Vuelo Oslo – Barcelona: Norwegian 176 €

COCHE:
Alquiler en el aeropuerto de Reykjavic con Blue Car Rental
Dacia Duster 4x4
Alquiler desde el 04/08 al 12/08, con seguro a todo riesgo.
Precio: 1.700 €
HOTELES: (Todos reservados mediante Booking.com)
Reykjavic: Next Apartment Bergstadastareti. 1 noche, 180 €
Snaefells: Elohus apartments. 1 noche, 274 €
Mosfellsbaer: Hotel Laxness. 1 noche, 148 €
Hvolsvollur: Spoi Guesthouse. 1 noche, 117 €
Holt: Raudafell 1 Guesthouse. 1 noche 112 €
Hofn: Milk factory. 1 noche 222 €
Vik: Puffin hotel. 1 noche 219 €
Keflavik: Start Hotel Airport. 1 noche 180 € (en este sirven desayuno a partir de la s4 de la mañana)
Svalbard: Svalbard Hotel Polfareren. 6 noches, 1.800 €
Oslo: Smarthotel Oslo. 3 noches, 250 €

Y Bueno.
Eso es todo amigos….

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