Costa Rica: Indómita ✏️ Blogs de Costa Rica

Me he levantado como si me hubiera pasado un camión por encima y tremendamente cansado. Ayer ya estaba un poco mosqueado porque parecía que me estaba poniendo malo pero yo creo que es oficial.

Me he tomado un paracetamol y me he bajado a desayunar y, a las 8, ha venido el guía para ir a Manuel Antonio. La experiencia del parque la voy a resumir rápido: un horror.

Íbamos un grupo de diez. Pero en la práctica es un grupo de cientos de personas andando por un camino empedrado, atravesado por un cable de tensión. Cuando un guía localizaba algo, se juntaban fácilmente 100 personas gritando y echando fotos por una iguana o un basilisco. Si era un perezoso, los gritos eran más intensos; no te digo ya si se movía. Ha habido un momento en que un mono ha saltado de un árbol a otro y la gente ha aplaudido. Hemos visto una falsa lora, la gente le metía el móvil hasta la cabeza, sin saber si es o no venenosa. Es la experiencia más horrible que he tenido en un "parque nacional". Ni aunque hubiera visto un jaguar comiéndose un perezoso, habría justificado la visita. Es la antítesis a lo que viene siendo la idea de un parque nacional. Yo soy contrario a los zoos, pues esto deja por bueno a los zoos. Demencial.

Al final hay un par de playas que, lo cierto, es que son muy bonitas. El único sentido que tendría visitar el parque es si vas exclusivamente a las playas, pero qué va, ni así. Hay mil playas como esa. Al mal cuerpo que se me estaba poniendo con la experiencia se le ha sumado que me encontraba físicamente mal. Por la zona de playas un grupo de guías han colocado los telescopios para ver un basilisco y la gente se ha puesto a formar cola para verlo mientras muchos se cambiaban el bañador. Yo aquí ya he puesto punto y final y me he ido, es que ni he tenido que decir adiós ya que al ser un rebaño de ovejas el guía no sabe ni quien es de su rebaño. He pasado por el hotel a recoger la ropa que había dejado lavando y me he pillado el bus para la estación de buses

He estado esperando el bus para Uvita, ya con sensación de fiebre indiscutible. He llegado a Uvita hasta el camping en el que me iba a alojar, la verdad que andaba por inercia intentando convencerme de que solamente estaba cansado. He llegado al camping e incluso he puesto la tienda y me he ido a la playa. Me he pegado un baño a ver si me refrescaba pero según atardecía, me iba encontrando peor. Me he vuelto al camping y he preguntado donde había una farmacia. 15 minutos andando hasta el super donde está la farmacia y en la misma puerta me he puesto el termómetro. 38,5 grados. Me he puesto malo ya con papeles.

Solo de pensar en pasar la noche en la tienda de campaña me da hasta pánico, es inviable con el mal cuerpo que tengo meterme ahí. De vuelta al camping he pasado por unas cabañas y he preguntado si tenían habitaciones. Me han ofrecido por 50 € un apartamento con aire acondicionado, aseo y todo. Viendo que la noche con fiebre en la tienda puede ser una pesadilla, le he dicho que me quedo. Vale que el camping me costaba 5€ pero es que esto ya es cuestión de que puede ser hasta peligroso pasar la noche así en la tienda de campaña.

He vuelto al camping y el hombre del camping al verme la cara se ha ofrecido incluso llevarme al medico. Le he agradecido el gesto pero voy a intentar ver cómo paso la noche. He desmontado de mala manera la tienda, sin recogerla, me he ido con la tienda y la mochila a la espalda. He dejado las cosas en la habitación y me he tumbado una hora a morirme. He sacado fuerzas para volver a la farmacia del supermercado para preguntarle a la chica qué podría ser. La chica de la farmacia me ha dicho que puede ser COVID, gripe o dengue, pero que en todos los casos el tratamiento es paracetamol. De vuelta a la cabaña me he tomado un paracetamol y al menos parece que responde bien la fiebre. Si veo que la fiebre va a más o que me salen sarpullidos, mañana llamo al seguro.

La mujer de las cabañas un encanto, me ha traído arroz para comer y me ha dado su numero para que llame en cualquier momento. El aire acondicionado me va a salvar la vida esta noche.

El señor me ha castigado por visitar Manuel Antonio.

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Hoy el diario tiene poca cosa porque no he hecho nada más que sobrevivir.

He pasado la típica noche de fiebre. Me desperté con 39 grados, me tomé el Paracetamol y pude seguir en un duermevela febril. Por la mañana me he despertado algo mejor, pero me he tirado todo el día hecho un escombro. Menos mal que me pude venir al apartamento este; de haberme quedado en la tienda me hubiera muerto.

He hecho poca cosa. Por la tarde, después de tomarme el Paracetamol, he sacado fuerzas y me he ido a ver el parque de la cola de ballena. Aún estando malo no puedo quedarme todo el día en la habitación estando en Costa Rica, es superior a mis fuerzas. Al final me he pegado una buena caminata por la playa. Me he dado un baño y, por un momento, parecía que no estuviera malo de lo a gusto que estaba. La playa sin duda es muy bonita. Tiene una especie de manga de arena que aparece con la marea baja y que le da el nombre al parque. No hay mucha gente y hay zonas donde uno se puede bañar bien. Una pena no haberla podido disfrutar en condiciones.

Antes del atardecer me he vuelto al apartamento y poco más. Por la tarde parece que estoy más fastidiado. Espero que esto se quede en un sustillo y hoy pase mejor noche que ayer. Por la tarde lo bueno es que he terminado de confirmar hueco para hacer noche en corcovado, me aseguraban tour de día pero yo quería hacer noche así que espero recuperarme por es en dos días. Al menos no he pagado nada por adelantado.

Si mañana me despierto igual o peor ya si que si tiro de seguro médico.

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He pasado una noche aceptable y me he despertado sin fiebre. Al 100% no estoy, pero esto es bueno. Lo malo tiene que haber pasado.

He desayunado tranquilamente, en la comodidad de mi apartamento de 50 €, y me he ido para la parada de bus. Dejar este apartamento me ha dado hasta pena, lo he pasado mal con la fiebre pero se estaba como en casa. Ni 5 minutos llevaba andando y ya estaba sudando a chorros, las 7:45 de la mañana. Hace un calor infernal. Es una mezcla entre Murcia en agosto y bochorno con falta de oxígeno.

Se supone que el bus pasa a las 8, pero a y cuarto pasadas por ahí no pasaba nadie. Me he decidido a levantar el dedo y el cuarto coche ha parado. Un hombre de 68 años que volvía a su casa después de pasar la noche con su novia. Me ha estado hablando de que los españoles somos muy bruscos, que tuvo una psicóloga que la mandó a la mierda por eso. Seguidamente me ha preguntado a qué me dedico y le he dicho que soy informático. La cosa iba bien y no era cuestión de que se torciera diciéndole que soy psicólogo. El hombre me ha dejado en una parada en la que pasan los buses hacia El Palmar con frecuencia. Buen hombre, enfadado pero un cachondo. Ha sido bajarme y pasar el bus.

De El Palmar he cogido un taxi a Sierpe. He tenido que pillar taxi porque el barco a Drake es a las 11:30 y no hay autobús que llegara antes, había otro chaval tico que tenía que ir también y hemos compartido el taxi. El barco a Drake vale 20 $. Es caro, pero es como una hora navegando por el río Sierpe y costeando el norte de la península de Osa.

Según avanzamos por el río, la cosa parecía tener buena pinta. Cuando el barco ha salido a alta mar, el paisaje era precioso. Esto ya es otra cosa y no la mierda de Manuel Antonio (aunque voy a dejar de decirlo ya que me sube la fiebre). Kilómetros de selva densísima con playas vírgenes y nada de basura por ningún lado. Hemos llegado a Drake y lo que yo creía que era un pueblo prácticamente ni se ve. Se fondea en la misma costa, no hay muelle alguno. El barco se medio encalla de popa y, mientras dos tíos sujetan el barco, te tienes que bajar con el agua por la cintura y la mochila en alto, rezando porque no te tire una ola. Este aspecto hace ya que te quites el 90% del turisteo dominguero. Entre la llegada y que me veo bien, parece que la ilusión ha vuelto después de tres días.

En la playa me esperaba la mujer de mi alojamiento. Un hostal aceptable con habitación con aseo compartido y un jardín con un comedero de aves. En 10 minutos he contado hasta 6 especies. Muy bonito. He dejado las cosas y, después de estar tirándole fotos a los pájaros, me he ido a comer. Increíblemente, los precios no son la locura de Monteverde ni del innombrable. Más barato. Después de comer, y sudando los mil mares, me he vuelto a descansar bajo el ventilador.

A media tarde me he ido a dar una vuelta por el pueblo. Hay turistas, pero ninguna barbaridad. Lo más llamativo es la cantidad de aves que se ven, con guacamayas rojas sobrevolando y comiendo en los árboles. Me he ido a la playa y no había un alma. Un grupo de ticos jugando al voleibol, un tico pescando y un par de guiris paseando. Me he pegado mi bañito con el agua fácil a 30 grados. Ya atardeciendo me he vuelto al hostal a ducharme y leer un rato hasta que he hecho hambre. A la noche me he vuelto a encontrar regular, pero poca cosa comparado con los otros días.

Mañana tengo intención de hacer una ruta que va costeando casi hasta el borde de Corcovado. No quiero venirme muy arriba y, si me levanto regular, en vez de ruta hago paseo. Lo importante es estar bien pasado mañana que hago noche en Corcovado.

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