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Egipto imprescindible!!!Autor: Superbala Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.5 (29 Votos) Etapas 4 a 6, total 6
Día 4: Nuestro vuelo a El Cairo sale a las siete y media de la tarde; gracias a las gestiones del eficiente Ahmed, el barco nos deja los camarotes hasta esa hora, y nos “ofrece” (nunca hemos tenido claro si esto lo teníamos incluido en el viaje) la comida de ese día. Repito: todas las comidas del barco resultaron deliciosas y abundantes. Yo no tuve problemas de estómago, y sólo algunas de las chicas del grupo (especialmente delicaditas…ejem…) se quejaron de molestias.
Como teníamos la mañana libre, decidimos ir por nuestra cuenta a la isla de Filae, para ver el templo de Isis, y luego al Zoco. Tuvimos un taxista a nuestra disposición durante toda la mañana por 80 libras egipcias (tras intenso regateo, por supuesto). Cuando digo toda la mañana, me refiero a TODA LA MAÑANA. Nos recogió a las nueve y media y nos devolvió al barco a la una y media. Además, resultó ser un tipo muy simpático que, desde su destartalado coche, nos enseñó algunos de los putos de interés de Asuán. Seguridad, máxima; problemas: cero patatero. La visita al templo de Isis se puede hacer perfectamente por libre, todo está muy bien organizado: el taxi te deja ante las taquillas, y luego se va a un parquing que hay un poco más lejos. A la vuelta, le dices a un poli el número de tu taxi; él lo llama por su walkie- talkie y el taxista aparece. Las entradas para el templo se compran antes de coger el barco (creo que costaban 40 libras egipcias). Pasas el control de acceso y, ya en el muelle, negocias con los barqueros para que te lleven a la isla. El precio “oficial” son 15 libras por persona ida y vuelta; al final nosotros pagamos 20, porque me da coraje estar quince minutos regatenado por sesenta céntimos de euro, la verdad. El barco funciona igual que el taxi: te deja en la isla, y luego te espera en un amarradero que está algo más alejado. De verdad que todo funciona perfectamente, no hay que tener ningún reparo en hacer la excusión por libre. El templo nos encantó, aunque echamos de menos las explicaciones de Ahmed. Pero merece mucho la pena. Debe ser precioso verlo iluminado (hay espectáculo de luz y sonido nocturno, pero nosotros no lo vimos). Después del templo de Filae fuimos al zoco de Asuán: como era viernes, estaba especialmente tranquilo. Nos pareció muy bonito y más auténtico que el que visitamos días después en el Cairo. Aquí todo depende de tus dotes negociadoras (yo no soy muy bueno regateando, así que…). Hay que relajarse, y disfrutar. Si vas con la escopeta cargá, pensando que todo el mundo quiere estafarte, puedes pasar un rato bastante desagradable. Comida en el barco; breve siesta y vuelo hacia el Cairo. Llegamos a la capital cairota ya avanzada la noche, a eso de las diez y media. El caos que reina en esta ciudad es indescriptible, tanto de día como de noche. Pero eso lo vimos, sobre todo, en días posteriores. Esa noche sólo pudimos llegar al hotel (Sheraton Cairo), cenar y ocupar nuestras habitaciones. ¡CUIDADO AQUÍ! Resulta que este hotel (que está muy bien situado, por otra parte) tiene dos torres, una reformada - La "Nefertiti"- y otra sin reformar -"Cleopatra"-. Exigid que os den la primera, está INFINITAMENTE mejor. No es que sea de lujo asiático, pero las habitaciones son enormes, nuevas y limpias...¡y tiene vistas al Nilo y las pirámides!!! Al menos la mía, que estaba en el piso 21. Atención: cuidado también si vais a coger un taxi, porque en el Cairo había varios hoteles Sheraton, e incluso existe un barrio cerca del aeropuerto con ese nombre. Nosotros vivimos la experiencia de que un taxista se equivocase: nos tuvo una hora dando vueltas hasta que conseguimos hacerle entender a dónde íbamos (el peor parado fue él, que se pasó conduciendo una hora, el pobre, por tres euros...). Que os escriban el nombre y la dirección del hotel en árabe, y así os evitáis problemas. ![]() Etapas 4 a 6, total 6
Día 5: Tras desayunar partimos hacia las visitas que venían incluidas en nuestro paquete turístico: como aquí teníamos un guía para nosotros solitos (echamos mucho de menos a nuestros compañeros del crucero, todo hay que decirlo), conseguimos cambiar el orden de las visitas: por la mañana Menfis y Saqqara; y después, Gizah. El motivo: preferíamos seguir el orden cronológico; y queríamos entrar en la pirámide de Keops. Como sabréis, esta pirámide se paga aparte - vale unos 14 euros-, y sólo se venden 150 entradas a las 9 de la mañana, y otras 150 a la una de la tarde. El segundo turno es mejor, hay mucha menos gente.
Nuestro guía en el Cairo no estuvo mal… pero nos habíamos acostumbrado al estilo de Ahmed, y éste nos pareció francamente más flojillo (a ver, fue simpático y aceptó algunos cambios en las visitas prefijadas… pero también intentó colarnos cinco visitas a tiendas – al final sólo hicimos dos- y resultaba excesivamente zalamero…). Primero nos llevó al museo abierto de Menfis (no merece la pena, la verdad), y después, en Saqqara, aceptó llevarnos a la Mastaba de Ti, que nos estaba en el itinerario. Fue de lo que más me gustó de todo el viaje: el guía se esmeró con la explicación; hay que llegar caminando a través del desierto, en completa soledad; en la tumba no había NADIE; los relieves de la vida cotidiana son indescriptiblemente bellos; y la bajada a la segunda sala funeraria (bajo tierra, hay que llegar hasta ella arrastrándose por el suelo) tiene un punto romántico-aventurero total. Luego vimos por fuera la pirámide escalonada; y, a lo lejos, las de Dashur, antes de ir hacia Gizha. La excursión me supo a poco, sabiendo todo lo que dejaba de ver en Saqqara. Por eso recomiendo VIVAMENTE hacer esta excursión por vuestra cuenta. Negociar con los taxistas es fácil y seguro (eso sí: sobrevivir al tráfico cairota, ya es otro cantar). Los guías tienden a mostrártelo todo deprisa y corriendo para luego llevarte a tiendas "de su confianza"... ejem... Visita a tienda de papiros (ahí sí que piqué, y compré varios.. ejem…), y después, a Gizah. Las pirámides son imponentes, claro. Además hacía de nuevo poco calor, y había poquísima gente. Entramos en Keops prácticamente solos, sin agobios y sin las asfixias que otros viajeros me han contado. La visita a la meseta fue rapidísima, aquí el guía ya tenía ganas de terminar, así que nos despachó pronto. Una pena, me habría gustado pasear un rato por allí. De nuevo, una excursión que merece la pena hacer por libre. Tras comer en un antro inmundo (y lleno de turistas), el guía nos propone ir a otras tiendas… Pero amablemente le indicamos que estamos cansadísimos, y nos lleva directamente al hotel. Después de descansar, salimos (en taxi contratado por nuestra cuenta, en la calle: nos costó 15 libras egipcias) hacia el mercado de Khan al_Khalili. Es súper-turístico… pero resulta menos agobiante de lo que esperaba. El atardecer allí fue, además, espectacular. Pasamos por la ineludible “Jordi” (atestada de españoles; un oasis sin regateo, que también se agradece); tomamos un karkadesh (infusión fría de hibisco, deliciosa) y fumamos una shisha con sabor a manzana. Después nos reencontramos con nuestras compañeras del crucero, que venían de Asuán, para cenar juntos en el restaurante Felfela, muy conocido por cairotas y turistas. Nos pusimos las botas por sólo nueve euros, y la comida estaba realmente buena (aunque el restaurante de la noche siguiente nos gustó aún más) Antes de dormir, un vistazo al espectacular horizonte que se divisaba desde mi habitación, con la luna llena rielando en las aguas del Nilo, las luces de la ciudad, el eco del tráfico…¡una pasada! ![]() Etapas 4 a 6, total 6
Día 6: (y último). Visitas a la ciudadela, barrio copto, mercado de Al-Khalili y Museo egipcio. De nuevo, recomiendo que las hagáis por vuestra cuenta. Eso sí: el guía se esmeró en el Museo, y nos explicó las piezas más importantes con mucho entusiasmo y detalle. La comida la hicimos en un barco atracado en el Nilo, y fue infinitamente más decente que la del día anterior en la zona de las pirámides. De todo el día me quedo con la visita al museo: mira que yo no soy mucho de exposiciones y tal, pero sólo por el tesoro de Tutankamón (impresiona, os lo aseguro) merece la pena. De nuevo mucha suerte con la temperatura y la escasa afluencia de turistas a la hora que nosotros fuimos.
Tras la necesaria siesta en el hotel, nos fuimos al hotel Marriot (un clásico, precioso) a tomar bebidas fresquitas y disfrutar de la tarde fumando una shisha. Después cenamos muy cerca del hotel, en un restaurante bastante conocido allí que se llama Abou el Sid (tiene varias sucursales, nosotros estuvimos en la de Zamalek). Tuvimos que esperar bastante tiempo a que quedase una mesa libre, porque estaba atestado. Pero mereció la pena: cena deliciosa y superabundante (nos dejamos la mitad de la comida) por sólo ocho euros. Eso sí: los “humofóbicos”, absténganse, porque cenas rodeado de gente fumando shisha. Pero a mí el sitio me encantó. ¡Y nada más! Al día siguiente, aeropuerto, avión… y de vuelta a España. Me quedo con la impresión de que sólo he conocido la superficie, la cáscara de este país tan increíble. Y me saltan, cada vez que lo pienso, unas ganar irrefrenables de volver. ![]() Etapas 4 a 6, total 6
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