![]() ![]() El Camino de Santiago... a New York ✏️ Blogs de USA
Viaje de 12 días a la Gran ManzanaAutor: Siotarcos Fecha creación: ⭐ Puntos: 4.9 (61 Votos) Índice del Diario: El Camino de Santiago... a New York
Total comentarios: 70 Visualizar todos los comentarios
Etapas 10 a 12, total 12
Como os comentaba en el relato del día anterior, hoy ha sido el primer día que hemos dormido de un tirón, y eso a pesar de la cena que nos metimos la noche anterior entre pecho y espalda, rica, abundante, mala para la salud, y sin salir luego a dar una vuelta para bajarla, directamente a la cama. Esto debe ser porque ya tenemos el cuerpo bastante molido de tanto caminar, de dormir mal por las noches. Le comentaba ayer a mi mujer que yo ya necesito un tiempo muerto de un día, quedarme en el apartamento sin hacer nada, recuperándome, pero Nueva York es Nueva York, y para descansar ya nos llegará el tiempo cuando lleguemos a Santiago, así que venga, a la calle, a seguir descubriendo más rincones de esta maravillosa ciudad.
- ¡¡¡Señor, sí, señor!!! Hoy tocaba Chinatown, que aunque cuando hicimos la excursión de contrastes nos bajamos allí, ese día nos dirigimos directamente a Little Italy, y la verdad no es que tuviéramos demasiado interés en ver esta parte de NY, pero ya que disponíamos de tiempo pensamos que una visita para callejear un poco por el barrio no estaba de más. Bajamos al metro que había justo debajo de nuestro apartamento, y nos fuimos directos a Canal Street, y fue salir de la boca del metro y parecía que estábamos en otro país. Hasta los edificios eran distintos a los que habíamos visto hacía 10 minutos, la verdad es que tienen montada una pequeña China, hasta el cartel de McDonald’s está escrito en chino… Era primera hora de la mañana, algunas tiendas todavía estaban cerradas o estaban empezando a abrir, pero por las aceras ya se te acercaban l@s chin@s y, muy discretamente, te decían: - Jambás, glases… - Nou, zenks Pero claro, al principio te lo tomas bien, estás un poco sorprendido por tanta atención, ![]() ![]() Nos sentamos en uno de los bancos y estuvimos bastante tiempo allí, disfrutando de la tranquilidad del lugar y contemplando unas costumbres tan distintas a las occidentales. Una de las señoras, concretamente la señora de verde que sale en la fotografía, debía tener por lo menos 80 años, pero aparentaba una salud de hierro. ![]() Algo que nos llamó la atención es que venía gente y simplemente se añadía al grupo, ocupaba un lugar y comenzaba a seguir al monitor. Luego de un buen rato sentados allí, que también agradecieron nuestros músculos y pies, nos fuimos a dar un paseo por las aceras repletas de puestos de frutas que nunca habíamos visto, como la Dragon fruit, que por lo que he leído en Internet, es una fruta muy buena como antioxidante, y contribuye a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares, degenerativas e incluso el cáncer. ![]() ![]() Como os decía más arriba, no nos gustó la zona de las compras, demasiado agobio, y tampoco íbamos pensando en comprar nada. Otra cosa que no notamos, fueron los malos olores que comenta alguna gente del foro, aunque había puestos de pescado y marisco, olía normal. Puede ser que como era a primera hora de la mañana aún no habían empezado a cocinar. Estaba la gente haciendo la compra tranquilamente y nos gustaron mucho las pequeñas callejuelas del barrio con sus puestos y sus curiosos escaparates. Al cabo de casi dos horas por allí, decidimos acercarnos a Century 21, que aunque a mí no me hacía mucha gracia meterme en un centro comercial de ese tipo, a mi mujer le hacía ilusión hacer algo de shopping ![]() La verdad es que se llevó una decepción absoluta, pues para encontrar algo que merezca la pena tienes que rebuscar bastante, todo lleno de ropa antiquísima, lleno de gente y eso que entramos a primera hora, que se supone que es la mejor hora para comprar. Se decidió por un par de bolsos de Tommy Hilfiger, uno de ellos para regalar, ropa interior, que yo creo que se la compró por llevar algo… y creo que nada más. Hoy también fuimos a comer al apartamento, ya que la noche anterior no habíamos sido capaces de terminar todo el pollo del KFC, así que con lo que nos sobró, una ensalada de pasta, algo de fruta y yogures, arreglamos la comida de hoy. Algo que me resultó extraño fue estar comiendo a mediodía y escuchando por la radio el Carrusel deportivo de la cadena SER; acostumbrado en España a escucharlo por la tarde-noche, se me hacía raro escuchar los partidos a esa hora… Por cierto, jugaban el Racing de Santander y el Real Madrid, y el resultado fue 0-2. Luego de descansar un buen rato, fuimos dando un paseo hasta Bryant Park, que aunque ya habíamos pasado por allí, todavía no nos habíamos parado, así que queríamos pillarnos unos cafeses y sentarnos en el cuidado césped de este parque, pero cuando llegamos allí nos encontramos con este cartel: ![]() La hierba se está secando después de las recientes precipitaciones. Gracias por su cooperación” La verdad es que no había llovido, supongo que cuando ponen “precipitaciones” se refieren a que lo acababan de regar. Pues nada, que en vez de tirarnos en el césped, tuvimos que tomar los capuccinos sentados en las sillas, pero disfrutando de la tranquilidad que se respira en este parque. Es una de las cosas que más nos gustó de Nueva York, estos pequeños “islotes” en forma de parques en medio de una ciudad con un ritmo de vida tan vertiginoso. Aquí veías a gente tomando el sol, leyendo, estudiando, escuchando música, navegando por Internet (en este parque hay wifi gratuito). ![]() ![]() Como estábamos justo detrás de la Biblioteca Pública, decidimos entrar a echar un vistazo rápido, ya que cerraba a las 17:00 y eran las 16:15. Fuimos a la entrada principal y antes de entrar compramos un Nestea, que tomamos sentados en las escaleras de la entrada de la biblioteca. Aproximadamente a las 16:40 nos vamos hacia la entrada y delante de nosotros pasó un grupo de franceses; nos ponemos detrás de ellos y cuando nos toca a nosotros el guardia de la entrada le revisa el bolso a mi mujer, a continuación le abro la mochila donde llevo la cámara y los objetivos y me dice: - Clouset. - Lles, oquei, at faif o clok, nou? - Nou, clouset nao. - Nao…? - Lles, nao. Y que el tío no me dejó pasar… que estaba cerrado y que no podía pasar, ¡¡¡ porque él lo vale... !!! Pasa un grupo de franceses, no problem, pasa mi mujer, no problem, y a mí no me deja entrar…, y no había nadie detrás, era yo el último. No tuvimos más remedio que dar media vuelta y salir por la otra puerta, que para más recochineo la chica de seguridad que estaba en aquella zona nos hizo abrir el bolso de mi mujer y mi mochila para comprobar que no nos llevábamos nada de la biblioteca… ¡¡¡pero si no hemos pasado del hall, señooooraaaaa!!! En fin, que si pensáis ir a visitar la biblioteca de NY, no lo hagáis a última hora, porque hay un señor que cierra 15-20 minutos antes de la hora marcada. O era eso o yo que le caía mal… En vista del fracaso, nos fuimos a dar una vuelta por los alrededores, sin rumbo fijo, ya que hoy queríamos subir al TOR y todavía era temprano para hacerlo; queríamos esperar a última hora de la tarde, así que en la esquina de la 39th con la 7ª Av. (también conocida como Fashion Avenue), nos encontramos esto: ![]() ![]() Y un poco más adelante esto (aquí todo a lo grande): ![]() De aquí nos fuimos hacia el Rockefeller Center, para ver desde lo alto del TOR como se oscurecía el día y como se iluminaba la ciudad. El día era perfecto, hacía calor, estaba claro, y tampoco teníamos muchos días más para subir, ya que el martes teníamos que coger un avión de vuelta a España. Hicimos algunas fotos de la estatua de Prometeo, que preside la plaza que en invierno se transforma en pista de patinaje. ![]() Sacamos dos entradas en unas taquillas que hay en la Rockefeller Plaza y entramos al edificio. No tiene nada que ver con el Empire State. Aquí todo está limpio, todo es mucho más lujoso. Ya a la entrada te hacen la típica foto de los obreros sentados en una viga, que puedes recoger a la salida. El ascensor es otra atracción en sí, ya que en el techo van apareciendo imágenes relacionadas con la historia de EE.UU., y sin darte apenas cuenta estás en el “Top Of The Rock”. Mucha gente pregunta en el foro si es mejor subir al Empire State o al TOR, y yo creo que hay que intentar subir a los dos, pero si solo puedes subir a uno, sin ninguna duda elegiría el TOR. Desde aquí tienes una visión espectacular de Central Park, parece que estás al lado. ![]() Puedes ver la Catedral de Saint Patrick. ![]() Y también puedes ver el Empire State y todo el Downtown. ![]() El día nos premió con una espectacular puesta de sol, y desde aquella altura podíamos verla como unos espectadores privilegiados. ![]() ![]() Según se iba poniendo el sol, la ciudad empezaba a iluminarse, haciendo las vistas más impresionantes. ![]() ![]() Cada vez había más gente allí arriba, por lo que conseguir hacer una buena foto, en la que no saliese gente, era misión casi imposible. Cuando veías que alguien dejaba un sitio libre en primera fila, éramos varios los que intentábamos ocuparlo, así que cuando lo conseguíamos estábamos allí un buen rato afotando; un verdadero lujo. ![]() ![]() ![]() ![]() Al cabo de unas dos horas, decidimos que ya habíamos vivido suficientemente la experiencia de ver anochecer desde el TOR, así que nos fuimos. Aquí apenas hay colas, ni para entrar ni para salir, todo lo contrario de lo que sucede en el Empire State, que habitualmente hay siempre unas impresionantes colas que se hacen interminables. Alguna foto más de Prometeo y de algunos árboles que parecía que ya estaban decorados para la Navidad, y eso que todavía faltaban tres meses. ![]() ![]() Y ya de vuelta al apartamento dos fotos que veíamos casi todos los días y todavía no las habíamos inmortalizado, y corresponden a los puntos donde la ciudad se divide en Norte y Sur (en la 5ª Avenida), y en Este y Oeste (en la calle 34, enfrente del Empire State). ![]() ![]() Etapas 10 a 12, total 12
Para empezar el último día que íbamos a pasar completo en NY, salimos del apartamento y nos fuimos dirección oeste, en busca de una de las tiendas de referencia en lo que se refiere a productos de fotografía, B&H Photo Video, en la esquina de la 34 con la 9ª Avenida. Teníamos que comprar un filtro polarizador para la Olympus, aparte de que también nos apetecía ver esta tienda por dentro, ya que por comentarios de gente de este foro y de otro de fotografía del que también formo parte, sabíamos que merecía la pena.
De camino nos pasamos por Penn Station para echar un vistazo a los horarios de los trenes, ya que al día siguiente teníamos que coger uno hacia el aeropuerto de Newark; las vacaciones tocaban a su fin y queríamos ver los horarios de tren para planificar el horario y así al día siguiente ir a tiro fijo, sin sorpresas ni prisas de última hora… Una vez localizadas las taquillas donde comprar los billetes y el tren que teníamos que pillar, ya más tranquilos nos fuimos dando un paseo hasta B&H, y al entrar vemos que aquello es el paraíso de los que nos gusta la electrónica, aparte de la organización que tienen allí. El que quiera robar algo en esa tienda que se vaya olvidando, ya que antes de recibir el producto que vas a comprar, tienes que pasar por cuatro departamentos. En la planta baja, en información, preguntamos por el polarizador que queríamos y el tío nos indica que tenemos que ir al primer piso. Subimos y nos encontramos con una sala enorme, con un montón de pequeñas “islas” y en cada una de ellas tienes productos de una marca. Vimos una cola formada haciendo “eses” (aquí en NY hay colas para todo), y al principio de la cola hay una pantalla que te dice a qué mostrador tienes que dirigirte. Enseguida nos toca a nosotros y nos vamos al mostrador correspondiente. - Güi wont a polaraiser sircular filter. - Güot sais? - Of fiftieit; en HOYA, plis. - Cataclacataclacataclac… (sonido te teclas en el teclado) Y al cabo de unos minutos aparece nuestro pedido en una cinta transportadora a la altura de las piernas del dependiente. Nos lo enseña, nos dice el precio, y aceptamos… pero no nos dio el filtro, sino que nos dio un albarán y nos dijo que teníamos que ir a la planta de abajo a pagarlo y que ya lo recogíamos allí; pos vale. Bajamos y nos ponemos otra vez a hacer cola (esta era la cola de caja), donde entregamos el albarán y pagamos. Aquí tampoco nos dan el filtro, sino que nos dice el tío que tenemos que ponernos en otra cola con el nuevo albarán de “pagado” que nos entregó, así que nos dirigimos a la última cola (la cola de entrega de mercancías), donde esta vez sí, esta vez le entregamos el albarán comprobante de que hemos pagado la mercancía y nos entrega el filtro ya empaquetado. Y todo esto en unos pocos minutos… Como diría Manuel Manquiña en la película Aribag: - ¡¡¡ Qué profesionales…!!! Con nuestro filtro comprado y después de ver en directo como gestionan una tienda de electrónica los judíos de NY, nos echamos de nuevo a la calle, con destino 53th street, donde se encuentra el Museum of Modern Art, más conocido como MoMA, y de camino fotografiamos uno de los famosos autobuses escolares americanos. ![]() Como ya era media mañana nos apetecía tomar un tentempié, así que entramos en una de las múltiples tiendas de alimentación que hay en toda la ciudad, y cual neoyorkinos nos agenciamos sendos tuppers con fruta fresca ya pelada y cortada para ir comiendo por la calle. Cuando hicimos la foto ya solo quedaba un mísero trozo de naranja… ![]() Y casi llegando al MoMA, y mientras esperábamos en un semáforo para cruzar la calle, nos adelantaron unos agentes de la ley, raudos como gacelas, y con una agilidad que daba gusto verlos se plantaron en la otra acera; cuerpos fornidos, andar ligero y unos abdominales marcados que demostraban que esta gente se pasa horas y horas en el gimnasio de la comisaría, y que lleva a rajatabla el tema de la alimentación; nada de comida basura. Por cierto, les hice una foto para que podáis comprobar que todo lo que digo es cierto… ![]() Y llegamos al Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). ![]() Este museo es considerado como uno de los más importantes del mundo en arte moderno y contemporáneo. Por lo que pudimos observar, contiene una gran colección de obras maestras, destacando importantes piezas de Van Gogh, de Pablo Picasso, de Salvador Dalí, de Kandinsky, de Matisse, de Rodin, de Andy Warhol y otros que eran desconocidos para nosotros. Tiene también una variada colección de esculturas, además colecciones de diseño gráfico, diseño industrial, fotografía, arquitectura, cine,… etc, etc, etc, etc... y etcétera. ![]() ![]() ![]() Incluso puedes conseguir formar parte de un cuadro, como hizo mi mujer en éste, que aprovechó el espejo del cuadro para “colarse” en la foto. ![]() Este es un museo que se ve muy fácilmente, pues al ser un edificio pequeño, las salas no agobian y puedes recorrerlo sin cansarte y mirar las obras que te interesan con calma. También puedes observar la calle desde sus grandes ventanales… Se hace muy amena esta visita. ![]() Además, si te cansas, en la planta baja hay una sala en la que puedes recuperarte de la visita, tumbándote en los inmensos y cómodos sofás, algunos incluso echaban una cabezadita… ![]() Cuando salimos de este museo ya era hora de comer, por lo que aprovechamos para ir a un sitio recomendado por gente del foro, Bubba Gump, a probar sus famosas gambas y la suculenta comida criolla originaria de Nueva Orleans. Entramos sobre las 2 de la tarde y a esa hora había poca gente. Pedimos una mesa al lado de la ventana, desde las que se pueden ver unas vistas impresionantes de Times Square, con tan mala suerte que nos tocó al lado de una columna, pero a los 5 minutos dejaron libre la mesa siguiente a la nuestra, así que en cuanto se acercó por allí la camarera, le preguntamos si había algún problema en que nos cambiáramos de mesa, a lo que contestó que por supuesto que no, ningún problema. Como todavía no nos habían traído la comida, solo las bebidas, el cambio de mesa fue rápido y sencillo, y las nuevas vistas merecían la pena. ![]() Por supuesto que ese “pequeño detalle” hizo que la camarera se hiciese acreedora de una propina, aparte de que todo el tiempo que estuvimos allí fue muy agradable y simpática con nosotros, y la comida también estaba rica, mejor dicho, riquísima. ![]() ![]() El tema de los dos carteles que hay encima de las mesas ya está muy comentado en este foro, pero lo cuento en mi experiencia ya que como os he comentado, cuando termine de escribirla pienso imprimirla y encuadernarla para tener una especie de “diario de viaje”, y dentro de unos años volver a leerla y recordar cosas. Encima de cada mesa hay dos carteles, uno azul con la siguiente inscripción “RUN FORREST RUN”, y quiere decir que no necesitamos nada, que estamos atendidos; sin embargo el otro cartel, de color rojo y con la inscripción “STOP FORREST STOP”, significa que necesitamos algo del camarero, y cuando lo ven en alguna mesa enseguida se acercan para preguntar que quiere la gente. Es una forma curiosa de llamar la atención de los camareros. ![]() La última tarde que íbamos a pasar en NY la dedicamos a hacer pequeñas compras, regalos y ver sitios que teníamos pendientes. Nos fuimos de nuevo a la tienda Apple a echar un nuevo vistazo al iPod touch, pero al final, y a pesar de la insistencia de mi mujer en que lo comprase, decidí que era un antojo demasiado caro, y con el de 80Gb que ya tengo tenía cubierta mi necesidad de almacenar música. Nos estuvimos un buen rato en la tienda, incluso intentamos llamar a casa desde un iPhone, pero no teníamos a mano los códigos que había que marcar para llamadas internacionales, y solo conseguíamos que una voz enlatada nos dijese que no era posible hacer esa llamada, cosa que sí consiguió un chico que estaba a nuestro lado, en otro iPhone, que en un castellano sudamericano, estaba hablando con su novia/mujer/amante… También aprovechamos para ir a ver el famoso piano que sale en la película Big, de Tom Hanks, que en nuestra anterior visita a la tienda FAO, nos olvidamos de visitar. Subimos a la última planta y allí estaba, inmenso, y a pesar de que nos gustaría descalzarnos y dar unos saltitos en él para comprobar como sonaba, no lo hicimos porque estaba allí un chavalín con su madre y el crío correteaba de un lado a otro del piano y alucinando con el sonido de las teclas, lo estaba pasando de miedo y nos daba pena privarle de una mitad del piano. ![]() Y el resto de la tarde la dedicamos a pasear, queriendo guardar cada imagen que veíamos porque sabíamos que esto se acababa, y que aunque ya estábamos casi planeando nuestra próxima visita a NY, era una ciudad que nos había embrujado desde la noche de nuestra llegada, cuando pisamos por primera vez Times Square, y ojalá no estuviese tan lejos de nuestra casa para poder visitarla tan a menudo como quisiéramos. Después de cenar, salimos a la calle para empaparnos (por última vez en este viaje) de la magia que transmite esta ciudad de noche, de su atmósfera tan particular, sus luces y sonidos, formar parte del constante trasiego de gente y tráfico, para guardarlo todo en un rincón privilegiado de nuestra mente, en una celda donde se guardan los sueños más preciados. Cuando llegamos a Times Square estaban retransmitiendo a través de varias pantallas un concierto de ópera desde Metropolitan Opera at Lincon Center, habían acotado la zona al tráfico y montado un auditorio al aire libre. Estaba todo lleno, la gente aplaudía entusiasmada. A nosotros no nos gusta la ópera pero estuvimos un buen rato por allí mirando a la gente cuando en una de las calles que estaba abierta al tráfico se para una limusina y se bajan dos tías y un tío, el chico de esmoquin con un trofeo en las manos, por lo visto era alguien conocido, pues la gente le aplaudía y él levantaba el trofeo y las chicas todas guapas con sus vestidos de alta costura y sus stilettos. En cuestión de unos 15 minutos fue llegando gente en taxi o en limusina todos muy elegantes. Aquello tenía pinta de fiesta por todo lo alto, de las que tantas veces hemos visto en las pelis. Y eso que era lunes…. Y ya de vuelta al apartamento para la que sería nuestra última noche en él, le pedimos al Empire State que posara para nosotros, y esto es lo que nos regaló: ![]() Etapas 10 a 12, total 12
…y llegó el día; sí, con minúsculas y cursiva. Si el día 12 de septiembre era EL GRAN DÍA, hoy es simplemente eso, el día, el día que teníamos que hacer las maletas y dejar esta maravillosa ciudad después de pasar aquí 12 días inolvidables. Pero contrariamente a lo que podáis pensar, no era una sensación de tristeza lo que sentíamos, porque habíamos aprovechado muy bien todo el tiempo que pasamos en NY, y aunque nos quedaban muchísimas cosas por ver, habíamos cumplido un sueño que hace 6-7 meses ni habíamos imaginado.
Habíamos estado a los pies de la Estatua de la Libertad; habíamos estado doce días viviendo al lado del Empire State, al cual habíamos subido tres veces; habíamos pasado un día completo en Central Park, viendo ardillas, viendo jugar a béisbol, comiendo hot-dogs; hablábamos de subir hasta Times Square como si se tratara de acercarnos a la Plaza Roja de Santiago de Compostela; incluso estuvimos a escasos metros de las Cataratas del Niágara, a bordo del Maid of the Mist… y los últimos días le comentaba a mi mujer que yo ya necesitaba un día de descanso, de tirarme en el sofá, ver tranquilamente la tele, o ponerme delante del ordenador y no hacer nada más, pero claro, estando en Nueva York eso no se puede hacer, y todavía nos quedaba una mañana enterita para terminar de exprimir nuestras vacaciones en NY, así que… ¡¡¡ manos a la obra… !!! Antes de salir, hicimos las maletas para comprobar si era o no necesario comprar otra maleta, ya que a pesar de que trajimos una vacía, el viaje a Woodbury hizo que tuviésemos dudas sobre si nos iba a caber todo lo que habíamos comprado. Al final no hizo falta comprar otra, pero las que teníamos iban hasta los topes. Mientras mi mujer terminaba de arreglarse para salir esa mañana, aproveché para hacer unas fotos de las vistas que teníamos desde el apartamento: ![]() ![]() ![]() Habíamos quedado con el dueño del piso, Arturo, a las 15:30, así que teníamos toda la mañana para nosotros. Lo primero que hicimos al salir fue subir al Empire State, y con esta era la tercera vez que lo hacíamos, ya que al tener la New York Pass, la entrada era gratuita, y además hoy había amanecido un día radiante, caluroso y claro, y decidimos subir a despedirnos de la ciudad desde las alturas. Al entrar al edificio nos dice una chica que con la New York Pass podemos entrar a ver la atreacción del SKYRIDE, y como no habíamos ido, aceptamos. La verdad es que nos llevamos una gran decepción, pues no es para nada lo que te imaginas. Es un simulador de un vuelo en helicóptero por Manhattan, pero la imagen se mueve mucho, te balancean y poco más. Menos mal que era gratis..., pagando no se os ocurra entrar, no merece la pena. Nuestro edificio era alto, tenía 25 pisos, pero visto desde los 381 metros de altura que hay desde la azotea del Empire State, parece un chalecito. ![]() ![]() Me encontraba ensimismado ante las vistas que nos deparaba la ciudad, cuando me doy cuenta de que hay una pareja por la parte exterior de la valla. Aquí está la foto que lo demuestra: ![]() Me acerqué a ellos, y la reacción fue totalmente distinta de uno a otra. Mientras el palomo decidió abandonar el lugar mientras rumiaba algo así como: - Nou foto, nou foto… Su compañera la paloma me pidió unos segundos para repasar su plumaje y se pondría a disposición de mi objetivo. No pude esperar esos segundos que me pedía y al instante me puse a disparar. ![]() ![]() ![]() ¡¡¡ Lo que le tiene que costar a las palomas llegar hasta esta altura… !!! Luego de un buen rato allí arriba, nos fuimos en busca del Edificio Chrysler, al que veíamos cada día desde la ventana de nuestro apartamento, pero todavía no habíamos estado a sus pies. El paseo desde el Empire State hasta aquí es corto, pero como era la última mañana que íbamos a estar en NY, queríamos exprimirla al máximo, así que íbamos por la calle intentando ver lo máximo. Nos fijábamos en la gente, los taxis, los edificios, las banderas… ![]() ![]() Incluso en los animalitos que había por la ciudad, y no me refiero a las ardillitas de Central Park, ni de Battery Park; mirad, mirad… ![]() Pasamos enfrente de la Gran Central Terminal y el edificio MetLife. ![]() Y llegamos a los pies del Edificio Chrysler; imponente, impresionante, como un magnífico ejemplo del estilo arquitectónico Art Decó. ![]() ![]() Pero lo que más llama la atención es su torre, cuya decoración está basada en los tapacubos usados en la época de su construcción por los automóviles de la marca Chrysler. También son muy conocidas las gárgolas con forma de águila que hay en las esquinas del piso 61. ![]() Algo que no es tan conocido como las gárgolas, es que en las esquinas del piso 31, están unas réplicas de las tapas de los radiadores de los automóviles Chrysler de 1929, a las que se les añadieron unas alas. Una vez inmortalizado este edificio, decidimos hacer una última intentona para entrar en la Biblioteca, a ver si hoy por fin podíamos entrar. Ya habíamos ido dos veces antes, en la primera fuimos demasiado temprano y todavía no habían abierto y en la segunda iban a cerrar pronto y no nos dejaron entrar, mejor dicho, no me dejaron entrar a mí, a mi mujer sí que la dejaban entrar… cosas que pasan… ![]() Como dice el refrán “a la tercera va la vencida”, y esta vez sí que conseguimos entrar, lo peor es que no teníamos mucho tiempo. Unas fotos rápidas al hall de entrada y a algunas estancias, y listo, a continuar exprimiendo la mañana. ![]() ![]() ![]() ![]() Y ya que estábamos tan cerca y el césped no estaba mojado como la otra vez, aprovechamos para descansar en Bryant Park, donde esta vez sí que estaban las sillas y las mesas colocadas en el césped, y con un montón de gente aprovechando la buenísima temperatura que había ese día. ![]() ![]() No recuerdo donde ni que comimos este día. Sobre las 3 de la tarde, nos fuimos al apartamento para esperar a Arturo y dar un último repaso por si nos quedaba algo olvidado; mientras yo hacía eso, mi mujer se quedó abajo intentando agotar los dólares que nos quedaban, ya que habíamos pagado casi todo con tarjeta, y nos quedaba una buena cantidad de billetes americanos. En primer lugar, visita a la tienda de Victoria’s Secret, ya que no quería abandonar NY sin comprarse las famosas cremas de frutas de esta firma y algún bonito conjunto de ropa interior y acto seguido a GAP, que estaba justo en la acera de enfrente, y su escaparate lo veía cada día y ya tenía memorizadas las prendas que se iba a comprar. A la hora acordada apareció mi mujer con sus compras, a las que hubo que hacer hueco en las ya repletas maletas, ![]() - Encantados de haberte conocido. - Lo mismo digo. - Lo habéis pasado bien en NY. - Ya te digo; la próxima visita a NY te llamamos. - Encantado. - Nos devuelves el dinero de la fianza. - Ah, si, claro… ![]() ![]() ![]() ![]() Apretón de manos; y abandonamos el lugar, con lágrimas en los ojos, sin mirar atrás (bueno, sí que echamos la vista atrás, y esto es lo que vimos, nuestro hogar provisional y el edificio más fotografiado de la Gran Manzana): ![]() Llegamos a Penn Station y nos fuimos directos a las taquillas, a sacar los billetes para Newark. Con los tickets en la mano buscamos a que andén tenemos que ir y no lo pone en ningún sitio. Cola de nuevo para preguntárselo a la amable señorita que me dice que ya lo anunciarán por megafonía. ¡¡¡ Cachis… ahora a estar atento a los altavoces !!! Y lo que pasó cuando lo anunciaron me recordó al juego del pañuelo que jugábamos de pequeños, que decían un número y salían dos corriendo hacia el pañuelo. Pues esto es parecido; anuncian el número de vía y la gente se para y atiende, y de repente se ponen a correr hacia una puerta como si en ello les fuese la vida, nosotros hacemos lo mismo, ![]() Aproximadamente en media hora llegamos a Newark, y aquí es donde tenemos que coger el famoso AirTrain, que es un tren circular que pasa cada 4 minutos y te deja en la terminal del aeropuerto que tengas asignada. ![]() Como hemos venido en tren y no hemos tenido atascos llegamos a la terminal de TAP con mucha antelación, pero curiosamente ya había cola, aunque todos los mostradores estaban cerrados, así que armándonos de paciencia nos ponemos a esperar. Una hora más tarde abrieron y por fin, ya podemos facturar y olvidarnos del equipaje. Entramos a la zona de embarque y mi mujer, que le encantan los perfumes, allá que se va al duty free. Aparece con Chanel nº 5 para ella, y para mi una de Calvin Klein que no conocía pero que se convertirá en una de mis preferidas. Comentaros que para entrar en el país te revisan de arriba abajo, te escanean, te hacen foto de la retina, te vuelven a revisar, etc., pero para salir ningún problema, entregas la cartulina verde que rellenas en la ida y ya está, ya no eres responsabilidad suya.... Apenas nos dimos cuenta, ya estábamos sentados en el avión que nos traería de regreso a la península. Y a la hora exacta de salida el avión se pone en marcha, sorprendidos de que fueran tan puntuales, pero esto tiene truco pues nos llevaron hasta la pista de despegue y nos paramos, y nos comenta el comandante que tenemos por delante 25 aviones, es decir que tenemos que esperar hasta que despeguen 24 aviones para poder hacerlo nosotros. El viaje se nos hizo muy pesado, mi mujer no pegó ojo en toda la noche, le cuesta dormir en sitios raros y yo, aunque pude dar alguna cabezadita, se me hizo largo igual y con mucho sueño aterrizamos en Oporto. Aquí ya había amanecido, eran las 8 de la mañana y con todo el cansancio acumulado vamos a por las maletas para salir cuanto antes a buscar nuestro coche y hacer las 2 horas y media que tenemos de autopista desde Oporto hasta Santiago de Compostela. Esta era la idea, pero a veces lo que planeas, cualquier otro te lo puede echar abajo y así sucedió. Pasa la gente con montones de equipaje y no pasa nada, pues eran la mayoría portugueses, “invitaban” a alguno a pasar a la sala de inspección, pero pocos, pero cuando se encontraron con unos españoles, con dos maletas, equipaje de mano, mochila con cámara de fotos. - Alto ahí !!! Cuántos sois? - Dos. Miradita al equipaje y a la sala de inspección. Abre maletas, comprobación de tickets, que cuántos euros habíamos gastado en mercancía; “mercancía”, pero si es para uso personal todo lo que llevamos y para regalar, pero al agente eso no le vale, pues parece ser que solo se pueden gastar 300 euros por persona y a partir de ahí hay que pagar los impuestos correspondientes. Pero ahí no quedó la cosa, el problema vino que en la hoja que habíamos cubierto en el mismo aeropuerto antes del viaje, donde anotamos el modelo y número de serie de los aparatos electrónicos que llevábamos y de la cámara de fotos, nos habían dicho que los objetivos no era necesario anotarlos. Craso error…!!! Nos tuvieron más de una hora allí decidiendo qué hacían con nosotros, pues teníamos que presentar factura de los objetivos, pues fácilmente los pudimos haber comprado o “robado” en Nueva York. Que se tenían que quedar allí y que cuando les presentáramos la factura nos los entregaban. Ya nos imagináis allí intentando convencer al agente, cansados después de tantas horas sin dormir, preocupados por tener que dejar allí nuestros objetivos y tener que ir otro día a Oporto a recogerlos. Pero aún hay gente amable y con empatía por el mundo, pues al agente le pareció que le estábamos contando la verdad, porque eso se ve en la cara de la gente, y nos dijo que por él no había problema pero que iba a hablar con su jefe y si le daba el OK nos dejaría pasar. Y efectivamente, después de más de una larga y agotadora hora, nos dejaron cerrar las maletas y salir de allí, ya no quedaba nadie de nuestro vuelo a la vista. Perdonad por este rollazo que os acabo de contar, pero lo pongo precisamente para que no caigáis en el mismo error que nosotros, y que cuando llevéis aparatos electrónicos nuevos o que parezcan nuevos, llevéis algún documento que acredite que son vuestros o que cubráis el impreso que os dan en la aduana, pero anotando todo lo que llevéis, y así os evitareis momentos tensos como los que nos tocó vivir a nosotros. Menudo fin de viaje, agotados, nos fuimos a por el coche y viaje a nuestra encantadora ciudad para ya descansar y recordar los innumerables buenos momentos que hemos pasado. Este es otro de los momentos que me gusta de los viajes que hago, cuando llegamos al piso y todo ha salido bien; estamos los dos de nuevo en nuestra casa y no hemos tenido ningún percance importante. Luego vendrá lo de ponerse delante del ordenador y ver todas las fotos que hemos hecho, que es otra forma de revivir el viaje, y a partir de ahora, vamos a intentar hacer un relato de nuestros futuros viajes, como hemos hecho con este a Nueva York. Y aquí finalizan nuestras impresiones y vivencias de este gran viaje de 12 días de duración, mejor dicho, 13 días desde que salimos de Santiago de Compostela con destino a Oporto. Espero que os haya gustado. Un saludo desde donde termina el Camino. Etapas 10 a 12, total 12
📊 Estadísticas de Diario ⭐ 4.9 (61 Votos)
![]() Total comentarios: 70 Visualizar todos los comentarios
CREAR COMENTARIO EN EL DIARIO
Diarios relacionados ![]() ![]() ![]() ![]()
![]() |