Semana Santa en Budapest y Viena ✏️ Blogs de Europa

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El viaje lo hacemos un matrimonio durante 8 días, saliendo el sábado 16 de abril y volviendo el domingo 24. Gozamos de un tiempo anormalmente excepcional, mientras que España se inunda de agua.
Nuestro periplo empieza en Santiago de Compostela, de donde salimos a las 7 de la mañana con Iberia, rumbo a Viena con una breve parada en Madrid. A las 13.00 ya estamos fuera esperando el autobús que nos va a llevar a Budapest a las 15.15. El autobús(que sale del centro de Viena y pasa por el aeropuerto) lo reservamos por internet. La compañía es Volanzbus, que pertenece a Eurolines. El trayecto nos sale a los dos por 5800 ft, unos 22 euros (nada mal).
Mientras esperamos en el aeropuerto, vamos a la oficina de turismo yademás de solicitar un plano de Viena compramos un abono para los 4 días que vamos a estar después. Te cuesta 28 euros y aunque es válido para 8 días, lo pueden utilizar 2 personas 4 días. Había otros abonos y la Viena Card (también atractivos, pero no me arrepiento de haber optado por el que cogimos)
Ya en bus, llegamos a Budapest a la hora señalada: 18.00. Aquí la cosa es diferente, porque ni hay euro, ni la comunicación en inglés es buena , ni el húngaro (el idioma) ayuda. Se llega a la estación de Népliget.
Como en el foro decían que el cambio de moneda no era muy propicio en aeropueros y estaciones, cambié sólo 50 euros (225 ft por euro). Mal cambio. Al bajar al metro, allí mismo había un cajero automático que posiblemente me hubiera dado mejor cambio, pero como no sabíamos pues tiramos para adelante.
Lo siguiente fue comprar el abono transporte. Hay varios tipos, pero como íbamos prevenidos del foro, elegimos el semanal, aunque fuéramos a estar sólo 4 días. La diferencia con el de de tres días es tan poca que de verdad vale la pena el semanal: 4600 ft por cabeza. La elección no fue fácil porque todo estaba en húngaro y la ventanilla gruesa y oscura seguro que no facilitaba la comunicación con la vendedora, que tampoco hablaba inglés. Así que señalando el abono que quería (7 napra) y haciendo la señal de la victoria me lo dieron sin más. Recordad poner el nombre en el recuadro delantero. Si te pillan sin él te pueden multar. Y revisores hay y muchos. Eso sí, sólo me pidieron el DNI en una ocasión.
Ya en el metro, línea M3, llegamos en un santiamén, 6 paradas a Deak Ferenc Ter, nuestro destino final. El apartamento que habíamos contratado estaba a escasos 5 minutos de allí y una persona aguardaba por nosotros. Limpio, acogedor, con vigilancia 24 horas y muy céntrico. 200 € por 4 noches y sin problemas. Cerca, dos supermercados non-stop (24 horas) nos facilitaron el poder comprar sin apuros y a precios razonables.
Ya instalados, aunque sin maletas (en Madrid, aunque ese es otro cantar)salimos a dar una vuelta y sobre todo a situarnos. Por miedo a no encontrar una casa de cambio abierta (que las hay a cualquier hora)entré en un cajero y saqué 19000 ft. En España, mi banco me informó que si sacaba en una red de cajeros 4B o visa la comisión aplicada sería baja (2.40 euros). El cambio gue bueno porque me dieron 263 ft por euro (225 en la estación). En días sucesivos probé las casas de cambio y me dieron 265 ft por euro. Bien.
Esa tarde noche paseamos un poco a orillas del Danubio, cogimos el tranvía 2 hasta el Parlamento, bajamos hasta el centro andando, recorrimos la calle comercial Vaci (un poco desangelada porque ya era tarde) y tras cenar bien (Leguan Café) al lado de los apartamentos viendo el primer clásico Madrid-Barça (1-1) nos fuimos a acostar.

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[align=justify]Tengo que decir antes de nada que patear Budapest (la parte turística) se hace bien, pero si lo combinamos con los medios de transporte (que también son fáciles de usar) disfrutaremos más.
Este día, domingo de Ramos teníamos reservada (por internet) una visita guíada en español al Parlamento. Fuimos a la plaza Deak Ferenc Ter (punto de referencia), que está en obras por la nueva línea de metro M4, y decidimos ir andando tranquilamente hasta el parlamento. En nada alcanzamos la Basílica de San Esteban. En ese momento estaban bendiciendo los ramos en la entrada, así que pasamos al interior y nos quedamos allí un ratito viendo sus impresionantes dimensiones. Las visitas son gratuitas. Si quieres subir a la cúpula o visitar la capilla con la mano diestra del santo tienes que pagar. Y por comentarios de otros españoles que encontramos durante nuestra estancia NO merece la pena.
Seguimos nuestra caminata en dirección al Parlamento y antes de llegar a el nos detuvimos en el monumento en honor al ejército soviético (nada del otro mundo)
Al llegar al Parlamento, nos dirigimos a la puerta X para canjear nuestras entradas. Y a las 11.30 para dentro. La visita dura entre 35 y 45 minutos y aunque no te enseñan mucho como era gratuita valió la pena. El edificio es impresionante tanto por dentro como por fuera.
Como estábamos pendientes de nuestras maletas variamos un poco el programa para ese día. De la plaza del Parlamento fuimos andando hasta la Isla Margarita, muy concurrida por ser domingo. Alquilamos una bicicleta de dos (con volante y cubierta) por 2000 ft y nos recorrimos la isla tranquilamente. No tiene mucho que ver salvo un jardín japonés, pero nos gustó. De hecho, tras dejar la bicicleta cogimos el autobús interno (el 26) y paramos en el medio para comer en un chiringuito y descansar placidamente sobre un césped muy bien cuidado.
Seguíamos pendientes de nuestras maletas, así que decidimos hacer una visita rápida al castillo antes de volver al apartamento. Tras cruzar el puente(hacia la parte de Buda) cogimos el tranvía 6 hasta Moszkva Ter para iniciar la subida por atrás. Un inciso para decir que los tranvías 4 y 6 son circulares y unen partes interesantes de la ciudad.
En Mosca Ter (como lo llamaba yo) decidimos coger el autobús 16A hasta las puertas de la muralla. Se puede subir andando, pero ese trayecto en concreto tiene bastante pendiente y NADA que ver. Si tienes abono transporte no lo dudes.
Al pasar la puerta de la muralla nos bajamos y tras un corto paseo, nos encontramos ante el Bastión de los Pescadores. Espectacular el lugar y las vistas (y gratuito). A pocos metros, la iglesia de San Matías, con andamios por fuera , pero que dejaba ver sus cubiertas multicolores. No entramos (se paga poco), pero creo que no hay mucho que ver.
De ahí fuimos hacia el castillo, una maravilla pero no nos paramos mucho ya que teníamos que volver al apartamento. Bajamos por un lateral hasta el puente de las cadenas y allí tranvía y metro hasta el apartamento. Acababan de llegar nuestyras maletas. Y ahora qué? Las 7 de la tarde, casi todo cerrado. Y unos bañitos?
Sin pensarlo, cogimos los bañadores, las toallas y el metro M1 (casi a ras de calle) y en 15 minutos ya estábamos pagando la entrada de los baños de Sczchenyi. Hay que entrar por detrás. Precio. 6500 ft los dos con cabina (ridícula, pero mejor que la taquilla). Empezaba a anochecer, pero la temperatura era excelente.Primero fuimos a las piscinas exteriores. Hay 3, una a 30-34 grados, otra a 37 y la del medio más fría y con calles para poder nadar (en esta hace falta gorro). Sencillamente impresionantes. A esas horas se estaba bien, sin mucha gente. Creo que el 80% éramos españoles. Y lo mejor, la pedazo luna llena que iluminaba la noche. Sin palabras. Tras un buen rato fuera, fuimos a las piscinas interiores (a varias temperaturas: 18, 20, 28, 35, 37 ,40 grados), pero pronto volvimos a las de fuera. Nos fuimos casi a la hora del cierre, las 10. Cenamos un poquito en la calle y a dormir.

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Hoy queríamos ver la calle Andrassy, porque la recomendaban debido a su gran cantidad de edificios históricos. Sin embargo, antes queríamos visitar la Gran Sinagoga que apenas quedaba a 200 metros de nuestro alojamiento. Por desgracia estuvo cerrada toda la Semana Santa, por lo que la bordeamos y la vimos por fuera..
Después nos encaminos a la calle Andrassy y empezamos a recorrerla. Al inicio se encuentra la ópera. La curiosidad nos llevó a un lateral. Entramos y al preguntar por el programa del día nos dijeron que había un concierto con obras de Schubert y Frank para el cual quedaban entradas. Al preguntar por las más baratas resulta que no llegaban a los 2 euros (500 ft), por lo que las compramos de inmediato. Un chollo. Y sentados.
Continuamos ascendiendo la calle en dirección a la Plaza de los Héroes. Particularmente,hubiera preferido coger algún autobús o el metro, ya que el paseo fue cansado y con ver un poco de la calle es suficiente.
La Plaza de los Héroes sí que merece la pena. Preciosa y grandiosa, flanqueada por dos enormes museos de esbeltas proporciones, a los cuales no entramos. Tras las fotos de rigor, entramos en el parque de Varosliget, totalmente prescindible. En él hay un lago que durante el invierno sirve como pista de patinaje y en verano como zona de recreo. En aquel momento estaban en obras.
También hay un pequeño castillo con una capilla y un pequeño bosque salpicado de estatuas como la de George Washington. Finalmente, está el balneario de Szchenyi, al que habíamos ido el día anterior.
Apenas era mediodía y ya llevábamos un buen rato pateando, por lo que la fatiga era evidente. Cogimos el metro y volvimos al centro para recorrer la calle Vaci. la verdad es que me esperaba otra cosa. Es una calle comercial como otra cualquiera con muchos restaurantes intercalados. Poco antes del final está el restaurante Fatal (tan recomendado en este foro), en el cual reservamos para el día siguiente. De ahí al mercado central, un pequeño paso. Recorrimos sus instalaciones y comimos en él, pero me decepcionó bastante. En la parte de abajo hay gran cantidad de puestos de alimentos, mientras que arriba hay chiringuitos y tiendas de souvenirs. No nos llamó nada la atención.
Al salir de allí, mi intención era cruzar el puente de la Isabel e ir a la colina Gellert, pero como mi mujer estaba cansada y después teníamos ópera, volvimos al apartamento y descansamos.
El concierto era a las 7.30. El interior de la ópera es espectacular. Nuestros asientos, en un lateral, eran bastante buenos y pasamos una buena velada.
La noche la rematamos en la zona de Oktogon (muy cerca de la ópera)cenando en la plaza de Ferenc Liszt. Allí estaba el restaurante Mensa (recomendado en el foro), pero optamos por otro llamado Passion, que resultó igual de bueno y económico. En la plaza hay mucho donde elegir. De allí, a la cama

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