Hemos empezado el día de forma idílica y al final se nos ha torcido por la pobre Cosita.
Hoy vamos de Zagreb a Liubliana, y de camino hemos parado en un pueblito que se llama Samobor. Es un pueblo que está en fiestas, tienen el típico mercado medieval que ponen en España. El pueblo tiene un postre típico que se llama kremšnita, una especie de milhoja pero de crema. Hemos desayunado en la plaza del pueblo, una típica y otra de frutas. Después de desayunar le hemos pegado una vuelta al mercado medieval y a la plaza. El pueblo tiene un enclave perfecto, con su río, su iglesia y el castillo de fondo.
De Samobor, en poco más de una hora hemos llegado a Liubliana. La llegada a Liubliana es como si entraras a un pueblo. Para nada parece una capital europea. Coincide que hoy es festivo nacional en Eslovenia, Día de la Resistencia contra la Ocupación, y quizá por eso no había apenas coches. Hemos aparcado el coche cerca del alojamiento y nada más bajarnos y empezar a recorrer las calles, parece que uno esté andando por una utopía europea.
Liubliana es una ciudad verde, tranquila, limpia, bonita... No hay apenas coches, la gente toma sus cafés y sus cervezas en terracitas al sol, el río, las campanas... Es muchísimo más parecido a países como Bélgica o Suiza que a lo que hemos estado viendo en Croacia y Bosnia. Esto está varios niveles por encima.
Nos hemos tomado una cerveza Union en una terracita y luego hemos comido en un restaurante al lado del alojamiento.
Después de comer es cuando ha venido el susto de Cosa del viaje. Hemos ido al apartamento, un sitio bastante chulo al lado del río. Cosita ha comido y estaba más contenta que nada. Nos hemos preparado para salir a recorrer la capital, y cuando no llevábamos ni cinco minutos andando... se ha liado.
Cosita como está medio ciega se pega mucho al andar, tanto que va topándose con la cabeza entre las piernas muchas veces. En una de estas se ha pegado tanto que Belén, sin querer, le ha pisado un poquito, lo justo como para pillarle una uñita y partirsela. Al principio no ha hecho nada, la perra ni ha gritado, pero de repente la hemos visto cojear y caerle sangre de la pata. Además, de forma muy escandalosa. En un momento que la he cogido me he llenado el brazo de sangre. Las uñas de los perros son así.
Como estábamos al lado del apartamento hemos vuelto corriendo. La perra lo que más odia en el mundo es que le toquen las patas, pues imagina la agonía. La he enganchado en la ducha y le he metido la pata en el agua para limpiársela mientras la pobre chillaba como un cerdo en matanza. Luego le hemos echado desinfectante y mirado bien, comprobando que tiene una uña rota, desviada hacia la izquierda y probablemente rota de raíz. Hemos llamado a un veterinario de urgencias y nos ha dicho que eso no es motivo de urgencias, que mañana a primera hora la llevemos, por si acaso hemos llamado al veterinario de urgencias de Murcia que ya conocemos y nos ha dicho lo mismo que el esloveno, que las uñas son muy escandalosas pero no es grave, que mañana la llevemos y se la quitarán, que hoy no ande y que la desinfectemos... El problema es que no apoya la pata y cojea.
Con la perra coja y lloriqueando nos ha dado un bajón tremendo. Se ha quedado un rato tranquila en la cama, y viendo que no eran ni las 16:00, la hemos metido en el transportín. Tras comprobar que la pobre se ha quedado dormida en 5 minutos nos hemos ido a dar una vuelta con ella a la espalda.
El paseo ha sido agridulce porque se nos ha quedado mal cuerpo pero tampoco nos ibamos a quedar toda la tarde en la habitación velando a la perra dormida. La ciudad es preciosa. Me recuerda mucho a Brujas, como una mezcla entre Brujas y Viena. Muchos teatros, edificios de ópera, el río con puentes monumentales, la catedral y varias iglesias... Hemos subido al castillo en teleférico y, viendo el castillo, la perrita ha empezado a lloriquear constantemente. La hemos intentado bajar del transportin, pero al no poder apoyar la pata no se mantiene en pie. Viendo que la perra iba incomoda en el transportin nos hemos vuelto con la perra en brazos al alojamiento.
Ya en el apartamento, en su camita, se ha vuelto a quedar tranquila y nos hemos turnado para volver a dar una vuelta por la ciudad: primero Belén y luego, ya de noche, me he ido un rato yo a buscar una pizzeria para comernos una pizza en el apartamento mientras vemos netflix, no es mal plan tampoco.
Mañana a las 7:00 abre un veterinario que está aquí al lado, así que ahí estaremos. Estas cosas te pueden pasar aquí o en Murcia. Al final es un accidente tan tonto que poco se puede hacer por evitarlo. La perrita al menos ha comido y, como sabe que algo no va bien, se ha quedado en su camita durmiendo y ni se mueve.