Si te apetece ver el video de la expedición pincha el enlace. vimeo.com/7972526
COMPLEJA EXPEDICIÓN THULE GROENLANDIA EN TIRO DE PERROS DIRIGIDA POR RAMÓN LARRAMENDI ( TIERRAS POLARES)
He tenido la suerte de participar en una expedición sin precedentes en España hasta estos momentos, la gran dificultad de estas latitudes y el gran despliegue de medios técnicos y humanos hacen un trabajo muy arriesgado para atreverse a organizar una expedición tan compleja, si además sumamos que dentro de la expedición hay cuatro expediciones con diferentes trabajos cada una, imaginaros como se acentúa la dificultad para organizar tremendo lio. Creo que solo hay una persona en España que pueda enfrentarse con semejante desafío, Ramón Larramendi director de TIERRAS POLARES siempre pone al filo del riesgo sus aventuras, y en esta ocasión organiza una de las expediciones mas difíciles y arriesgadas por la complejidad del lugar y la temática de la actividad.
Más de 650 kilómetros en tiro de perros con total autonomía y usando todos los materiales tradicionales de los Inuits, como las tiendas, pieles para dormir, sistemas de cocinar, herramientas etc..., recorremos en un viaje de ida y vuelta una de las rutas mas difíciles usadas por los cazadores desde hace mas de 100 años desconocida para el hombre blanco, cargadas de fauna ártica como el Oso Polar, buey almizclero, focas, morsas etc., viajamos por mar helado, tundra y el casquete de hielo que cubre prácticamente toda la superficie de Groenlandia, el temido Inlandsis, acompañados por tres de los mejores cazadores en extinción, verdaderos expertos en largos recorridos por estas latitudes y descendientes de los Inuits que acompañaron a Robert Peary y Mathew Henson hace 100 años en la carrera de la conquista del Polo, más de 50 perros Groenlandeses que arrastran cuatro trineos de dimensiones descomunales y cargados en ocasiones con más de 400 kilos, desniveles vertiginosos de 0 metros a 1.325 de cuota máxima por laderas y glaciales repletos de grietas, en definitiva, un frenético viaje repleto de momentos duros y arriesgados en un terreno gélido que no te deja descansar, poniendo en prueba constante a los perros y expedicionarios, donde vivir el día a día podríamos calificarlo de sobrevivir.
De izquierda a derecha: Alain Hubert, Vicete Leal, Aqqiunngua, Jesús Calleja, Ramón Larramendi, Emilio Valdes, Naimangitsoq, Miguel Gonzalez, Ilanguaq. Despedida del primer grupo.
DISTRITO DE THULE CUNA DE LOS ÚLTIMOS CAZADORES EXPLORADORES
Si queremos viajar en el tiempo y descubrir las forma en que sobreviven los últimos cazadores inuits en el siglo XXI con los medios de hace 100 años, solo podemos viajar a Groenlandia y concretamente a la provincia de thule, en Canadá y Alaska las comunidades de Inuits ya se han incorporado a los nuevos tiempos. El distrito de Thule esta compuesto por unos 800 habitantes, de los cuales unos 600 se encuentran en su capital Qaanaaq, el resto se reparte en cinco pueblecitos como Siorapaluk que es el pueblo autóctono mas septentrional del planeta, al que pudimos visitar casi al final de nuestro recorrido, en este distrito pasa el tiempo muy lenta mente y sobreviven gracias a las ayudas de su colonizador Dinamarca, es el único rincón del planeta en el que aun se mantiene la tradición y cultura de una de las etnias mas duras del la Tierra.
Elegimos Qaanaaq como base de operaciones por su pequeño aeropuerto ya que es la capital, después de tres días de viaje para llegar a esta "ciudad", sin descanso, nos espera nuestro avión Twin Otter, capaz de aterrizar en la banquisa de hielo y que pertenece a la organización de esta compleja expedición.
QAANAAQ
CUATRO EXPEDICIONES EN UNA
La complejidad de organizar una expedición en un sitio tan remoto como el que a elegido Ramón, se acentúa cuando se trata de coordinar cuatro expediciones prácticamente a la vez, un primer grupo compuesto por el equipo de la televisión Cuatro del programa DESAFÍO EXTREMO con Jesús Calleja, María March, Emilio Valdés, Miguel González, Ramón Larramendi y tres cazadores de Thule, serian los encargado de realizar la primera etapa desde Qaanaaq al glaciar Humboldt que es el mas grande del hemisferio Norte, un segundo equipo de expedicionarios formado por Vicente Leal, Ramón Aramburu, Manuel Rubio y Judith Viña junto con Ramón Larramendi y los tres cazadores de Thule, serán los encargados de regresar con los tiros y perros desde el glaciar Humboldt a Qaanaaq ya que es imposible trasladarlos en nuestro avión, y mientras se realiza esta operación hay seis expedicionarios, Antón de la Cuesta, Alfonso Ena, Imanol Achega, Javier Bereciartua, Manuel Malló y el veterano guía de Tierras Polares Jaime Barrallomás que están siguiendo nuestras huellas en una travesía con tablas y pulca de unos 200 kiloetros, unos dias antes finalizaron Larry Lunt Y Alain Hubert, Presidente de a Fundacion Polar Internacional, lider de la base antartica CERO EMISIONES Princess Elisabeth uno de los mejores exploradores polares del mundo, otra travesía con tablas y pulca de unos 260 kilómetros, los cuatro grupos sincronizados perfectamente y en constante contacto con el director de expedición Ramón Larramendi, que sin lugar a dudas es el responsable de que todo allá salido en un rotundo éxito.
Todo todo tradicional, como hace mas de 100 años
MI PARTICIPACIÓN
Mi participación en la expedición esta en el grupo que realiza el viaje de vuelta, unos 370 kilómetros de adrenalina pura repleta de obstáculos y arriesgados retos a diario, he tenido mucha suerte de que Ramón contara con migo para realizar los trabajos de copiloto a la vuelta de el glacial Humboldt a Qaanaaq, me pregunto directamente que si quería caña y yo pues dije que si, es lo que me mola, pero nunca me imagine a que se refería con caña, teníamos un desafío particular que el ya puso operativo en el viaje de ida, enfrentarse al orgullo de unos verdaderos sabios del medio y especialistas en caza ártica, los Inuits, jamás nos ayudaran en ningún paso difícil aunque estemos peligrando, ni nos felicitaran cuando hagamos las cosas igual de bien que ellos, es más, creo que solo nos esperaban en los pasos donde podríamos reventar el trineo para reírse del hombre blanco, siempre en una dinámica de buen ¨rollito¨, creo que en caso de romper un trineo o una pierna nos ayudarían a la reparación, o no, en definitiva teníamos que buscarnos la vida. En estos casos, la colaboración del copi y piloto es esencial para poder progresar, formando un equipo que en muchos momentos necesita de una concentración y algo de sangre fría para poderse mover con éxito por estas tierras tan difíciles, gracias a toda esta dinámica, yo personal mente he podido aprender muchísimo, desde utilizar sus técnicas y herramientas, hasta dar de comer a los perros, y desde salir disparado del trineo, hasta meternos en el agua de un rio en el que nuestros buenos compañeros los Inuits rompieron el hielo a su paso sin esperarnos. Difícil será repetir esta experiencia tan autentica, sin teatros, en pura supervivencia, donde he podido vivir y sentir la cultura de LOS GRANDES HOMBRES como se denominan los últimos y remotos cazadores Inuits.
Tiro de Ramón y Vicen
LA TRAVESÍA
Después de tres días de viaje Ramón Aramburu, Manuel Rubio y yo, aterrizamos en el pequeño aeropuerto de Qaannaq donde nos da la bienvenida Judith Viña de Canarias, con ella ya estamos los cuatro, Judith nos informa que los pilotos del Twin Otter están realizando el plan de vuelo con las coordenadas que Ramón desde la banquisa les acaba de dar por teléfono satélite, todo esta listo y partimos ya, desmontamos los petates en la misma sala del aeropuerto y sacamos la ropa de faena cambiándonos en los baños, en pocos minutos todos guapetes, el petate al hombro, y a seguir volando. Nunca pensé que el ritmo con el que empezamos (a toda leche), seria la tónica para los próximos once días, rápidamente se carga el avión con sacos de pienso para los perros, víveres y todas nuestras pertenencias, mientras realicemos la operación, nos llenan los tanques de combustible, el piloto revisa el fuselaje dando golpes con una escoba, y en un periquete, despega por la pista helada rumbo a la banquisa cercana al glacial Humboldt a unos 300 kilómetros. Nos sentimos todos felices, en apenas hora y cuarto estaríamos aislados por completo de la civilización, en un rincón de los mas remotos que hay en nuestro planeta. Recorrer estos parajes es enfrentarse a un clima hostil y terrenos difíciles de transitar, nos esperaban kilómetros de mares helados, fría tundra y el temido Inlandsis, pensar todo esto nos hacia sentirnos felices en nuestras mentes exploradoras.
Por la ventana helada de la nave, podíamos ver un campamento montado en medio de la nada, donde nos esperaban impacientes el equipo de la televisión cuatro con Jesús Calleja, María March, Emilio Valdés, Miguel González, Ramón Larramendi y tres cazadores de Thule, impacientes, por que al llegar nosotros su tarea finalizaría y pronto disfrutarían de una buena duchita ( que les hacia falta), de los buenos alimentos del hotelillo en Qaanaaq, y de todas las comodidades que la civilización te puede brindar. Todos preparados para partir a las comodidades menos los tres cazadores y Ramón Larramendi, que todavía tenían que realizar todo el viaje de vuelta junto a nosotros cuatro.
El Twin Otter vuelve a surcar los cielos rumbo a Quaanaaq y solo quedamos los cuatro, Ramón y los coleguillas lugareños, como manda la tradición, se sortean los pasajeros que acompañaran a cada uno de los pilotos, tres hilos entre lazados por la mitad, cada uno tira de una punta hasta encontrarse con su pareja. Poco antes del sorteo, Ramón me planteo que si quería ser su copiloto informándome de las desventajas que teníamos, como por ejemplo, los cazadores no nos ayudarían en ningún momento, que iríamos mas despacio que ellos dado que casi todos los perros que tenemos son cachorros ( un hombre blanco es difícil conseguir buenos perros), y en definitiva, teníamos que buscarnos la vida, igual que se la buscaron en el viaje de ida con Jesus Calleja de copi. Cuando me planteo la idea, conteste que sin ningún problema, mas tarde me di cuenta de la suerte que tuve comprometiéndome en este desafío, gracias a compartir el tiro con Ramón, pude vivir la experiencia de poder conocer y practicar el difícil manejo de unos trineos de 400 kilos de peso, tirado por 14 perros extraterrestres (no tienen nada que ver con la imagen que tenemos de los perros occidentales), desde dar de comer a los perros pasando por deshacer nudos, preparar puentes de hielo para atar a las fieras, cortar grasa de foca, etc.
Cruzando el fiordo
El manejo del armario que arrastramos, en algunas ocasiones era relajado, pudiendo charlar con el compañero, mirar el paisaje y disfrutar de los sentidos, pero en la mayoría de las ocasiones, tienes que estar en concentración total anticipándote por donde tiran los perros y por donde la inercia del trineo, bajando y subiendo en marcha para desviar el tiro de los bloques de hielo y piedras que asoman entre la nieve. Muy difícil también son las numerosas entradas y salidas a la banquisa marina, las horillas están repletas de escalones y bloques de hielo de mas de un metro de alto provocados por la marea, atravesar estos pasos con los trineos tan cargados era un trabajo agotador tanto para nosotros como para los perros. Lo mas impresionante y arriesgado, donde derrochas muchas dosis de adrenalina y sangre fría, la subida y muchísimo mas en la bajada del casquete de hielo que cubre casi toda la superficie de Groenlandia, la bajada es vertiginosa atravesando varios glaciares repleto de grietas cubiertas por una fina capa de nieve, debido, a una tormenta en la noche antes de bajar, donde el viento y la bajada de temperaturas fueron brutales. No podías relajarte en estos pasos, el tiro derrapa para todos los lados, como si hubiesen imanes ocultos, el trineo siempre era atraído por los patios y las grietas, intentabas corregirlo y era imposible por que patinabas sobre el hielo vivo saliendo catapultado como una bala, después de incorporarte, tenias que andar hasta el trineo tanteando cada paso para que una grieta oculta no te engullera.
La técnica para poder frenar el tiro en una pendiente de unos 35º sobre hielo vivo, es muy curiosa a demás de rudimentaria pero eficaz, se trata de una pareja de cuerdas atadas cada una con una gaza que se cuelan por las palas del trineo, si no es suficiente se refuerza la acción con una maroma y si todavía el trineo desciende muy rápido, se colocan unas cadenas, de manera que cada pala arrastra bajo ella una cuerda fina, una mas gruesa y la cadena, pues hay veces que aun no hay quien lo pare, entonces sacas los pies estilo Pedro Picapiedra y miras al cielo pensando que no se desparrame. Me viene a la mente un momento de la bajada, parecía que teníamos unos metros de tranquilidad, el tiro arrastraba técnicamente perfecto y yo me dispuse a relajarme y apoyar la espalda en la parte trasera, de repente un grito de Ramón me altera mi descanso, le miro y veo una cara desencajada que seguramente reflejaba la mía al ver delante de nosotros a unos 5 metros una grieta, no termino de gritar CUIDADOOO, ya estábamos empotrados en ella, los perros saltaron, las palas incrustadas en el hielo, ramón contra la pared de la grieta y yo despedido unos cuantos metros, necesitamos un buen rato para salir de esta situación y todavía nos quedaba mucho glaciar, en definitiva no podías bajar la guardia en ningún momento, siempre pendiente de todo.
Sobre el lIlandis, 1.300m.
Los tres primeros días, trascurren con tranquilidad, avanzamos por el mar helado que pone pocas dificultades, tan solo algún bloque de hielo y algunas piedras que tenemos que esquivar, el resto nos acomodamos lo que podemos en nuestro vehículo y admiramos el paisaje, a veces, también corremos al lado de el para entrar en calor y combatir las bajas temperaturas, que al estar parados sobre el trineo se hacen notar mas que haciendo ejercicio. La travesía en estos días, solo es alterada por las paradas de los Inuits para sus cacerías, prismáticos en mano, localizaban la presa y empezaba el ritual de caza, la presa se encontraba siempre lejos, podrían ser hasta 800 metros de distancia, asomaban unos puntitos negros entre la banquisa blanca delatándolas a las pobres focas, mientras, preparan su rifle, la pantalla y el mini trineo donde apoyan el arma cuando se tumban, abandonando el tiro ponen rumbo andando hacia la presa hasta que quedan unos 50 metros y tienen al animal a tiro, entonces se tumban camuflados por la vela blanca que esta delante de ellos, por ella solo asoma la punta del rifle, entonces disparan, al oír el disparo, los perros salen a toda prisa al encuentro con su dueño para poder cargar el preciado suministro de carne. Menos mal que aprovechan todo, es un consuelo cuando no te gusta la caza, la carne mala se la comen los perros dándoles un aporte extra de fuerza, la buena se la llevan para casa y la grasa se guarda para dar a los perros un taquito todas las noches cuando se termine la carne.
Foca para los perros GROENLANDESES
El tercer día de banquisa finaliza llegando a una pequeña cabaña que tienen construida los cazadores , único refugio en toda la ruta, decidimos pasar un día de descanso antes de la subida, compartimos una noche todos juntos en la pequeña cabaña, los blancos y los Inuits, pudimos observar muchas de las costumbres de esta gente, como cocinaban, como cuidaban sus botas secándolas y untándolas de grasa de foca, a demás de echar unas risas con ellos y probar su preparado de Morsa hervida.
Después del descanso, nos enfrentamos a los tres días mas cañeros de toda la trasveáis, nos esperaba una subida de los 0 metros en los que nos encontrábamos, hasta los 1300m. de cuota máxima que pretendíamos coronar, el primer día subiríamos hasta los 800m., justo a las puertas del inlandsis donde montamos campamento, el segundo día dormiríamos en la cumbre y el tercer día bajaríamos hasta la banquisa de nuevo. La primera avería de un tiro y una fuerte tormenta de viento y nieve, nos hizo cambiar los planes del segundo día, apenas recorrimos quince quilómetros y tuvimos que parar, ya que no se podía ver nada y la temperatura bajo notablemente, esa tarde perdimos el tiro de Manuel y Llanguaq, se adelantaron creyendo que nosotros estábamos por delante de ellos, cuando en realidad estábamos a tras, no le dimos mucha importancia por que su tiro era totalmente autosuficiente para pasar la ¨noche¨. Montamos por primera y única vez la tienda Altus para poder entrar en calor y refugiarnos del viento, pasamos la noche sin problemas. El tercer día, teníamos que subir el tramo del día anterior y bajar desde los 1300m. hasta los 0 del mar helado, con el comentario anterior sobre las bajadas, podéis imaginaros como lo pasamos, después de unas 12 horas por fin pisábamos banquisa otra vez, decidimos continuar un par de horas más para poder llegar a la pequeña población de Siorapaluk donde descansaríamos un día y repararíamos bien la avería del trineo. Este fue el día más largo de todos llegando al pueblo mas tarde de las dos de la madrugada, con mas de setenta kilómetros de recorrido.
Ramón pilotando
Siorapaluk, pequeño pueblo de apenas 50 habitantes, es considerado el pueblo autóctono mas septentrional del planeta y cuna de los mejores cazadores del distrito, junto a su capital Qaanaaq. Disfrutamos de un día soleado reponiéndonos del derroche de adrenalina del día anterior en la bajada, pudimos contemplar la vida de sus gentes, el ir y venir de tiros de perros, que en ocasiones, arrastraban pequeñas embarcaciones para transportarlas donde rompe la banquisa convirtiéndose en mar abierto y desde allí seguir navegando.
En nuestra casa de Siorapaluk alquilada por la organización, planeamos los tres últimos días de la travesía, decidimos ampliar la ruta unos kilómetros mas ya que gracias a la distancia tan descomunal que recorrimos en la bajada, todo seguía dentro del tiempo establecido y podíamos gastar un día de colchón. La partida del pueblo nos hace pensar que ya estamos en la recta final, pero todavía nos siguen quedando tres días a tope.
El primer día se nos complica justo a ultima hora, los tramos del final de esta etapa, trascurren por un rio helado del desagüe del glaciar que íbamos a visitar, como siempre, Ramón y yo cerrábamos la comitiva y nos comíamos todos los tramos con el hielo destrozado por nuestros compañeros, hundiéndonos un par de veces en hoyos extraños que afortunada mente estaban secos, como pudimos, llegamos al borde de un gran lago, allí nos esperaban los amigos para montar el campamento sobre un hielo azul de unos dos metros de espesor, Ramón Aramburu, Manuel y Judith se encargan del montaje de nuestro hogar, Ramón L. y yo, nos ocupamos de los perros.
El penúltimo día, amanece con un sol y una tranquilidad espectacular, paseo al glaciar, lectura a las puertas de la tienda, ultimas cervecitas. Después de descartar pasar una noche mas en el lago, decidimos aprovechar la bonita mañana, y por la tarde adelantar un tramo corto de tierra hasta llegar al fiordo helado, a si, al día siguiente, llegaríamos a Qaanaaq en una etapa que en su totalidad sería de cómoda banquisa marina. Pues el tramito corto, resulto ser un laberinto de morrena cargada de piedras de todos los tamaños, tramos larguísimos sin nieve y barro hasta casi las rodillas, todos avanzamos en penitencia muy despacio como podemos, y en un abrir y cerrar los ojos, como siempre, desaparecen los expertos y nos quedamos solos, ante nosotros desaparecen la huellas de los otros tiros y solo hay un lugar obvio para seguir, se trata de un rio de agua liquida por la rotura del hielo que han provocado los compañeros inevitablemente al pasar, además esta encañonado y por la pared de la derecha hay columnas de hílelo que se pueden descolgar en cualquier momento y haernos daño, total, que nos chulean los perros y dicen que por el agua no, nos dejan embarrancado el tiro justo debajo de las columnas amenazadoras, y todo con un caudal de fresca agüita que llega hasta las rodillas, vaya desbarajuste, y todo es debido a que Ramón no castiga a los perros, pues viva Ramón, yo apoyo la moción. Después de unos gritos a lo perros (eso si) por parte de los dos, conseguimos que los perros fuesen por terreno seco y nosotros dos empujando el trineo por el agua, como siempre, como dos guerreros, llegamos al lugar de acampada, eso si los perros vencieron la batalla.
El ultimo día, nos levantamos temprano y desayunamos tranquilamente con las vistas de un glaciar de los mas bonitos que hemos visto, el campamento sobre la banquisa con esas vistas de fondo, era un espectáculo de contraste que me dejaba impresionado, de repente absorbido por la belleza del momento y sin terminar el café, empieza a descerrajarse el hielo de aquella mole y los cazadores con gesto de inquietud, con señas muy entendibles, nos comunican que tenemos que salir de allí a toda prisa, si se sigue rompiendo, podría provocar un sunami de hielo, con la experiencia, ya que era el ultimo día, en cinco minutos todo recogido y pusimos marcha para alejarnos de la zona, por primera vez Ramón y yo éramos los primeros, por que seria?.
Ramón y Vicen -18º
Hasta el ultimo día nos esperaban sorpresas, el resto de la etapa fue tranquila, y por fin después de varias horas, a lo lejos, en el horizonte de la banquisa, podíamos observar gente que abría agujeros en el hielo para pescar, hoy era Domingo y toda esa gente que disfrutaba del día festivo, nos confirmaría que ya estábamos en las inmediaciones de Qaanaaq donde pondríamos punto y final a la aventura.
Gracias a Ramón Aramburu, Manuel Rubio y Judith Viña mis compañeros, gracias a Naimangitsoq (Bisnieto de Robert peary) Aqqiunngua y Ilanguaq, los cazdores, y me quito el sombreo ante un piloto de tiro tradicional Groenlandés como es Ramón Larramendi, con mas de 650 kilómetros en la ida y vuelta del tirón.
Vicen
ESPEDICIÓN SVALBARD El Ártico nos muestra su cara más violenta.
Para ver el video de todo lo que nos paso, pincha el enlace. vimeo.com/24304704
LOS EXPEDICIONARIOS
En situaciones extremas como las que hemos vivido en esta expedición, el trabajo en equipo es esencial, sobretodo cuando de el depende la supervivencia. Montar un campamento con sensaciones térmicas por debajo de los 30º y vientos de más de 80 kilómetros por hora, no es nada fácil. En estas situaciones es donde te das cuenta que dependes de tus compañeros y ellos de ti, trabajar sincronizados y con rapidez es vital. En esta expedición, el Ártico nos a querido poner a prueba con toda su violencia, enfrentándose a un grupo de amigos que han luchado trabajando en perfecto compañerismo, con muchísima ilusión y un magnifico humor hasta en las peores situaciones, físicamente preparados y con suficiente experiencia para mantener el control en todo momento, capitaneado por un gran profesional, Sergio Camacho, guía de montaña UIAGM y guía de TIERRAS POLARES.
Antón ROMÁN-CUESTA / Alfonso ENA / José María GERBOLES / Juan Ignacio BERECIARTUA
Manuel ACHEGA / Ion LARRAÑAGA / Sergio CAMACHO / Vicente LEAL
18 de Abril, aterrizamos en Spitsberg
Poco antes de aterrizar en la isla de Spitsberg, el paisaje que asoma por las ventanillas del avión, nos dejan boquiabiertos, valles, montañas y glaciales relucen en un esplendido día frío pero soleado, acentuando el blanco que cubre toda la isla en contraste con el azul de su limpio cielo, la ilusión por esta expedición se refuerza al ver tan bello paisaje.
El paisaje que asoma por las ventanillas del avión, nos dejan boquiabiertos.
En el pequeño aeropuerto de Longyearbyen, nos espera nuestro nuevo compañero y responsable de TIERRAS POLARES Sergio Camacho. El, aterrizo en la isla un par de días antes que el resto del grupo, organizando todos los permisos y preparando víveres y material. Debido al retraso de casi 24 horas de los aviones, no podemos perder tiempo, nos comenta que ya tiene contratado el transporte de aproximación y disponemos de unas 3 horas para preparar todo y meternos en materia, sobre las 5 de la tarde nos recogerán un grupo de motos de nieve que nos trasladaran al punto de comienzo de la travesía. Con puntualidad nórdica, se presentan los moteros y nos disponemos a cargar todos los pulkas, tablas y víveres para partir, 3 horas de trayecto, metidos en dos pequeños remolques en los que apenas entrábamos, nos dejan totalmente baldados, los botes del remolque junto a la incomodidad del pequeño huevo en el que viajábamos, nos hacen crujir los huesos y soltar unas cuantas risas.
3 horas de trayecto, metidos en dos pequeños remolques en los que apenas entrábamos.
Seguimos retrasando los planes cuando nos enteramos que las motos no nos pueden dejar sobre el plató, nos dejan en la franja del parque natural ya que tienen prohibida la entrada a este, solo acceden en caso de rescate, al día siguiente, tendremos que ascender unos 500 metros de desnivel para alcanzar el plató, prefiero no pensar en ello, con los pulkas de casi 50 kilos, pero eso será mañana.
Montamos el campamento y disfrutamos de una buena cena al calor del tipi comunitario, esta noche, preparamos un estofado de carne con patatas en lata y una suculenta sopa de sobre.
Montamos el campamento y disfrutamos de una buena cena.
19 de Abril, ascensión al plató
Me parece surrealista, despertar en la tienda de campaña con un pedazo de rifle del año catapún entre mi compañero de “habitación” y yo, dispuesto a disuadir al rey de Svalbard, el Oso Polar. Es algo totalmente obligatorio para salir de la ciudad, a demás, disponemos también de todo un arsenal de armas como: pistolas de bengala, botes de gas pimienta y las piernas para correr, no se trata de matarlo, solo de disuadirlo.
Antón con calentadores, chancletas y mayas ultima generación preparado para disuadir al Oso.
Despertamos con un día esplendido y buena temperatura, después de desayunar, desmontamos el campamento y observamos el terreno para decidir por donde subir al plató. La primer opción era ascender suavemente por un valle que al fijarnos bien, intuíamos un campo de grietas casi evidente a lo lejos. La segunda opción y la elegida, se trataba de ascender por una pala libre de grietas que no ofrecía ningún descanso, del tiron hasta un collado y continua ascendiendo hasta llegar al esperado campo de hielo, a unos 1000 metros de altura.
Atrás quedan las horas de viaje y los preparativos, ahora, la recompensa, los ocho avanzamos con buen ritmo arrastrando el “armario” de casi 50 kilos en terreno llano, pronto sentimos como los pulkas tiran de nuestro arnés, comienzan los primeros desniveles y antes de afrontarlos picoteamos un poco de chocolate y frutos secos. El desnivel poco a poco es más pronunciado, a veces retrocedes el paso al empujar el pulka, 500 metros de ascenso continuos nos separan del punto de inicio de la jornada. Antón marca el ritmo tirando de primero y los demás siguiéndole como penitentes ganamos metros de altura, mientras un viento helador del norte, nos congela la nariz y los labios.
La sensación térmica de -33º y vientos de mas de 40, por suerte el campamento esta montado.
Ya no hay más que subir, ante nosotros, se abre una planicie de hielo rodeada de unas montañas gélidas y hermosas y un viento de unos 40 kilómetros hora que amenaza tormenta, ante lo visto, decidimos montar campamento anticipándonos a la situación, a los pocos minutos alcanzamos sensación térmica de -33º y vientos de mas de 40, por suerte el campamento esta montado, los fogones derriten nieve y cocinan, sube la temperatura del tipi comunitario, aprovechamos para cenar garbanzos con chorizo y sopa de sobre, en nuestras mentes, la incertidumbre de lo que nos esperara mañana. Nos acostamos nevando, sin visibilidad y con mucho viento.
Los fogones derriten nieve y cocinan, sube la temperatura del tipi comunitario.
20 de Abril, atascados por mal tiempo
Despierto y desde la calidez del saco, oigo como la nieve golpea la tienda de campaña, el viento es mucho más flojo que cuando nos acostamos, salgo de la tienda, la visibilidad es totalmente nula y el campamento esta sepultado por una capa de nieve de unos 60 centímetros, casi todos los pulkas están enterrados, pienso que nos llevara horas en desmontarlo y tendremos que trabajar duro paleando para recuperar todo el material bajo la capa de nieve.
El campamento esta sepultado por una capa de nieve de unos 60 centímetros.
Los compañeros siguen dentro de las tiendas, solo veo a Sergio casi extenuado paleando la nieve para poder levantar el tipi, lo tumbamos antes de dormir para que el viento no lo destrozara y ahora estaba bajo la nieve, rápidamente le relevo con la pala y mientras aparecen los compañeros dispuestos también a colaborar, en poco tiempo todo esta dispuesto para desayunar, al que no veo es a Antón, anoche estaba un poco raro y me acerco a su tienda a ver como esta, desde fuera le llamo y me contesta una voz de ultratumba tomada por un gran resfriado, me dice que esta bien y que ya salía, pronto se reunió con el resto de los compañeros y a pesar del trancazo, no había perdido su buen humor ni las fuerzas para enfrentarse a un nuevo día, se tomo su desayuno y engullo una pastilla de su botiquín milagroso.
Al calor del tipi y tomando el segundo café, comenzamos a charlar y tomar decisiones sobre la situación en la que nos encontramos, si hay alguna clara en ese momento, es que los planes de subir el Newtontoppen se desvanecen, el retraso del vuelo más las motos que no nos dejaron en el punto que queríamos y ahora este día de bloqueo por el mal tiempo, nos dejan fuera de alcance la montaña. Algunas ideas se exponen en la reunión y como siempre en consenso, se decide por explorar un valle del que no tenemos ninguna noticia de que alguien bajara antes por el, tomamos el nuevo rumbo de la expedición con la misma ilusión que comenzamos, si la montaña no la podemos hacer en los días que disponemos, pues exploraremos el valle y abriremos una nueva ruta que seria circular hasta el punto donde nos recogerán las motos.
La jornada continua casi todo el tiempo dentro del tipi, contándonos batallitas y futuros planes, las risas y el buen ambiente nos hacen más llevaderas la horas de espera. Sobre la 8 de la tarde el tiempo mejora y en poco rato nos alumbra el Sol, la visibilidad es del 100 por 100 y aunque hace frió el viento a desaparecido, nos pega el subidon y todo hace presagiar que mañana tendremos un magnifico día. Todos contentos cenamos esta noche soleada sardinas con pasta y la sopita de moda.
Sobre la 8 de la tarde el tiempo mejora y en poco rato nos alumbra el Sol
21 de Abril, más mala suerte
Hace hoy un Sol esplendido y todo apunta a un día de travesía para disfrutarlo a tope.
La mañana comienza con una visita al baño gracias a la cena de anoche, las sardinas con pasta están pasando factura a todos, desfilamos papel higiénico en mano y pala en la otra para expulsar de nuestros cuerpos la desaconsejada receta, esta situación nos provoca muchas risas y comentarios desagradables de la experiencia intima de cada uno.
Desayunamos y nos apresuramos a desmontar el campamento, más de tres horas nos lleva la operación trabajando a buen ritmo con la colaboración de todos. Nos ponemos el arnés y Sergio comienza abriendo huella, en un periquete tirando de los pulkas entramos en calor y afrontamos los primeros kilómetros encima del plató, el terreno no presenta desniveles y avanzamos con buen ritmo, a las dos horas paramos y picoteamos algo, la parada es corta, en poco tiempo perdemos el calor y continuamos la marcha, desde el plató al Oeste contemplamos las vistas del valle que desciende hasta la ciudad de Pyramiden, asentamiento minero que hoy en día esta totalmente despoblado y que se deja ver tímidamente en la lejanía.
El terreno no presenta desniveles y avanzamos con buen ritmo.
Continuamos rumbo al norte y paramos quince minutos para comer, las maniobras de preparación de la comida son muy torpes, no podemos quitarnos los guantes por el frío y en poco tiempo nos invade el cuerpo una sensación gélida que invita a seguir foqueando. A lo lejos, ya se deja ver el valle que hemos elegido para explorar, a primera vista desde la distancia, parece que no nos presentara grandes dificultades descenderlo y nos apresuramos a recorrer unos kilómetros más por el plató antes de encararlo. Comenzamos el descenso sin dificultades, ya no calentamos igual que antes a pesar del esfuerzo físico, todos notamos como la temperatura esta bajando y comienza a moverse un poco de viento, continuamos el descenso y la visibilidad disminuye, Sergio tira de primero y yo voy el segundo del grupo, mis bastones chocan con hielo vivo y grito a Sergio advirtiéndole que estamos en cima de un glaciar, como manda el protocolo, nos separamos uno de otro unos diez metros y si la cosa se pone más seria tendríamos que encordarnos, a todo esto, la temperatura y la visibilidad continúan bajando y por si fuera poco el temido viento aumentando, al poco rato tenemos la sensación de andar por terreno hueco y Sergio se desengancha del arnés y avanza unos metros más para explorar el terreno, a los pocos pasos los bastones se le hunden en una grieta total mente tapada por la nieve, estamos en un campo de grietas y sin visibilidad, seria casi un suicidio meterse en este sin visibilidad y amenazando otra tormenta, la decisión es unánime vuelta a tras y montaremos campamento en cuanto salgamos de las grietas y si nos damos prisa, antes de que la tormenta comience. Ascendemos sin pausa por el glaciar descubriendo grietas que en la bajada no aviamos visto, estamos casi derrotados por la nueva situación, después de descender no podemos seguir y además se avecina una noche movidita. Por fin, una zona segura, hemos pasado el campo de grietas y sin perder tiempo nos ponemos a luchar contra el viento y montamos el campamento con todo el arsenal de ropa puesta, pronto el viento alcanza los 80 kilómetros por hora y la sensación térmica cerca de los -30 grados, más de tres horas trabajado en situación casi extrema y ya tenemos todo montado, ahora hay que mantenerlo en pie.
Pronto el viento alcanza los 80 kilómetros por hora y la sensación térmica cerca de los -30 grados.
Los fogones calientan el tipi y nosotros poco a poco entramos en calor, es increíble el humor y el buen rollo que transmite el grupo, aun en los peores momentos y situaciones, las risas no faltan. Cenamos unos sobres de comida liofilizada, estofado de carne con patatas más o menos. En medio de la ventisca abandonamos el tipi para retirarnos cada uno a su tienda para descansar, antes, tumbamos el tipi para que el viento no se lo llevara, esa tarde estuvo al limite.
22 de Abril,otra vez atascados
Nos despertamos temprano, toda la noche a pasado azotando el viento la tienda de campaña y ahora parece que esta menos violento, salgo de la tienda después de Sergio, esta nevando intensa mente y veo que el campamento esta otra vez totalmente cubierto por la nieve, no se ve nada y todo apunta a otro día de bloqueo, comenzamos la mañana paleando la nieve que cubre todo el tipi, lo ponemos en pie y limpiamos de nieve su interior para poder estar cómodos y desayunar.
La mala suerte nos acompaña y ahora nuestro objetivo es que mejore este tiempo y podamos aproximarnos al punto convenido con las motos, no nos preocupa demasiado ya que aun disponemos de dos días sin contar este que le perdemos también. El día pasa al calor del tipi recordando las clásicas expediciones de tiempos de descubridores, historietas acompañadas de picoteos constantes y bebida caliente para hidratarnos, unos chupitos de ron tampoco faltan para calentar el ambiente, hoy, cenamos cuscus con salchichas.
Comenzamos la mañana paleando la nieve que cubre todo el tipi, lo ponemos en pie.
23 de Abril, retirada navegando con el GPS
Hoy tenemos visibilidad nula pero afortunadamente no hay viento, después de todos los preparativos y desmontaje del campamento, nos preparamos los pulkas y comenzamos una jornada larga, la progresión es lenta, tenemos que navegar para desandar el camino de antes de ayer y la huella a desaparecido debido a la tormenta, los tres GPS que disponemos están en plena función y poco a poco ascendemos unos 300 metros de desnivel hasta llegar de nuevo al plató, la intención es de llegar al punto de recogida y somos conscientes que nos queda un largo recorrido, a la vez que recuperamos altura la niebla desaparece y la progresión se aviva, ya no tenemos que navegar.
La progresión es lenta, tenemos que navegar para desandar el camino de antes de ayer.
Antón abre camino y en unas horas estamos sobre el campamento de la primera tormenta, apenas quedan huellas, el día nos esta respetando y a pesar de hacer frío continuamos el recorrido, pronto bajaremos los 500 metros de desnivel del primer día. El descenso es rápido y seguro, recordamos del primer día, que esta pala esta libre de grietas y disfrutamos de la bajada dispersándonos todos, yo me quito las tablas intentando descender montado en el pulka, pero la densa nieve me frena y me quedo con las ganas, los pulkas avanzan por delante de nosotros y en un hora estamos en la base de la pala, a unos 5 kilómetros del punto acordado con las motonieves, ya lo podemos ver, algo más de una hora nos llevara recorrer este ultimo tramo.
Los pulkas avanzan por delante de nosotros y en un hora estamos en la base de la pala.
Esta vez montamos el campamento sin frío y sin viento, en un ratito esta todo montado y nos disponemos a cenar, los planes para
mañana ultimo día serán sencillos, sin peso nos daremos un vuelta por los alrededores del campamento, ahora solo pensamos en pillar el saco de dormir y descansar, son la 2,30 de la mañana.
24 de Abril, ni siquiera el ultimo día
No me lo puedo creer, hace unas horas estaba todo despejado y ahora cuando nos levantamos llueve y no se ve nada, ni siquiera nos respeta el tiempo el ultimo día. Nos espera otra larga jornada en el resguardo de nuestro magnifico lugar de reunión, el tipi. Ya nos da todo igual, comemos raciones extras, liquidamos la botella de ron y no paramos de reírnos de la situación y reflexionar sobre nuestra expedición, si algo quiero destacar es que nos lo hemos currado de lo lindo y que hemos aprendido todos de las situaciones extremas que hemos pasado, el grupo esta preparado para todas estas situaciones y siempre manteniendo un humor y una fuerza de voluntad increíble, con este grupo, al fin del mundo.
Con este grupo, al fin del mundo.
Tan solo nos queda esperar a mañana, las motos nos recogerán y todo abra terminado, solo esperamos la ducha de agua caliente cuando lleguemos al alberge.
Si te apetece ver la presentación fotográfica pincha el enlace. vimeo.com/8078972
Lunes 15 de diciembre de 2008
La emoción se refleja en nuestras caras al embarcar en el rompehielos Profesor Molchanov, la pequeña embarcación rusa que nos trasladará a la península Antártica.
Partimos desde la ciudad más austral del planeta, llamada ciudad del fin del mundo, Ushuaia, justo después de realizar un simulacro de emergencia dadas las complicaciones que pueden surgir al navegar por estas latitudes. Inmediatamente zarpamos y recorremos el histórico canal de Beagle rumbo este con poca visibilidad por la niebla y la lluvia. Una vez cruzado el canal ponemos rumbo al sur; en estos momentos estamos en el famoso pasaje de Drake, llamado así en memoria del pirata que surcó estos mares y que se considera el segundo mar más peligroso del planeta. La travesía está siendo mucho más tranquila de lo que esperábamos, por lo menos de momento, aunque el barco no para de moverse y tenemos que recurrir a nuestra gran aliada la biodramina; gracias a ese fármaco podemos disfrutar de la observación de aves, como petreles, gaviotas, albatros y algún que otro pingüino, además de tomar el sol, que hoy se ha dejado ver.
El rompehielos Profesor Molchanov
El ambiente a bordo es muy bueno. La impresión que me da es la misma de estar en un refugio de montaña pero con muchísimas más comodidades. La comida es excelente y disponemos de barra libre las veinticuatro horas del día en el bar, donde podemos tomar infusiones, café, sopas instantáneas y fruta. La tripulación está compuesta por gente joven y con ganas de agradar, y lo consiguen. Los pasajeros somos una mezcla muy variopinta, pero con un toque especial; mis compañeros de viaje son también la mar de interesantes, todos viajeros y alguno de ellos profesores, como Demetrio que es biólogo y muestra una verdadera pasión por este viaje que seguro lo ayudara en su proyecto con los chavales de su instituto dedicado a estas tierras. También tenemos a Pilar, que, como dice ella, es la abuela del grupo y tiene tanto mundo recorrido que no sé si le quedara algo por conocer. El resto de los integrantes del grupo son, más o menos, del mismo tipo de personas; en resumen, gente muy agradable con la que se pueden compartir buenos momentos y seguro que harán que el viaje sea más ameno.
Después de cenar, acaban de confirmarnos que mañana, por fin, tras recorrer 1.000 km, desembarcaremos y aprovecharemos los largos días de luz para ver las primeras colonias de pingüinos y es posible que alguna ballena. Mañana por la tarde también podremos observar los primeros icebergs, que nos indicaran la ya pronta y esperada llegada a la península Antártica. Hoy terminamos el día viendo una película y un par de documentales, todos en inglés, ¡qué le vamos hacer!
Marte 16 de diciembre de 2008
Nos separan del puerto de Ushuaia 958 km y 41 horas de viaje. Algo más de 12 nudos, que equivalen a unos 24 km/h es la velocidad constante a la que navegamos. La tripulación nos confirma la suerte que estamos teniendo en el cruce del paso de Drake, y parece ser que las aguas seguirán estando igual de tranquilas y podremos seguir disfrutando de la travesía a pesar de la lluvia, no muy intensa, y la poca visibilidad.
La vida a bordo sigue siendo relajada y amena, con numerosas visitas al bar y al puente de mando, conferencias sobre la fauna y paseos por cubierta. Todo ello nos ayuda a pasar las largas horas, y, como no, las reuniones con los compañeros acompañadas de té y café siguen siendo la tónica diaria; como dice Pilar, nos levantamos y lo tenemos todo hecho.
Solo nos queda esperar a la tarde o la noche, cuando, si todo sigue como está previsto, desembarcaremos por primera vez, con la idea de avistar algo más de fauna antártica, ya que hasta ahora solo hemos podido ver aves que siguen al barco curioseando por encima de él.
Nos dan la bienvenida un grupo de ballenas jorobadas. El barco las sigue para que podamos verlas y fotografiarlas. La gente corre de un lado a otro del barco, armados con cámaras y teleobjetivos. Hay por lo menos seis, y dos de ellas pasan a unos metros del barco. Impresionante.
MONTAJE Antonio R.M.
Ya están preparadas las zodiacs y nos disponemos a desembarcar en una pequeña isla llamada, como no, Pingüino. Está muy cerquita de las islas Rey Jorge, es de origen volcánico y tiene un color rojo asalmonado. En ella hemos podido ver dos especies de pingüinos: el adelia y el barbijo, además de la foca cangrejera, todo un espectáculo. También hemos podido subir a un collado donde se encuentra la hoya del volcán y hemos disfrutado de sus vistas. Demetrio nos explica de una forma amena cómo se formó hace millones de años la caldera: todo un lujo.
Miércoles 17 de diciembre de 2008
Cuando nos despertamos, por el ojo de buey de nuestro camarote asoman gigantescos icebergs tabulares, que nos indican que estamos navegando por el mar de Weddell.
Icebergs tabulares
Hoy desembarcaremos con un tiempo excelente en Brown Bluff, una isla donde contemplaremos la primera colonia de pingüinos de dos especies: el Adelia y el Papúa; a este último es la primera vez que lo vemos. Hay miles de pingüinos en la costa, con sus polluelos pegados al vientre para darles protección y calor. Nos dejan con la boca abierta. El siguiente desembarco lo hacemos en la pequeña isla del Diablo, Por fin nos quedamos solos, sin la supervisión de los biólogos, y damos la vuelta a la isla, además de visitar la colonia de pingüino adelia, donde podemos ver como un avispado petrel roba un polluelo y se lo come antes la mirada impotente de su madre; como dice Demetrio, es la vida.
Adelia y Papúa
Jueves 18 de diciembre de 2008
Hoy puede hacerse uno a la idea del clima antártico. Hace mucho frío y está nevando. El barco, cubierto de nieve, cruza el estrecho de Bransfield, de 60 millas de anchura y 200 millas de longitud en dirección NE-SW, entre las islas Shetland y la península Antártica. El nombre se lo puso, en 1825, James Wendell en honor de Eduard Bransfeld, de la Royal Navy, aunque también se lo conoce como mar de la Flota. El viento es muy fuerte y no podemos desembarcar; así que tenemos que replegarnos a los camarotes y tumbarnos en las literas para combatir el mareo. No podemos comer ni escribir ni leer. Solo pienso en las expediciones de tiempos pasados como la de Shackleton y Amundsen; eso sí que eran travesías.
Viernes 19 de diciembre de 2008
Hemos navegado toda la noche a través del estrecho de Gerlache, uno de los rincones más bonitos de la península Antárticas. Digo noche por concretar el horario de alguna manera, pero la luz tan especial que nos alumbra es de media tarde. El objetivo era llegar a bahía Paraíso, donde se encuentra la base científica argentina Almirante Brown, a 6.886 millas náuticas de Madrid. La bahía nos recibe con un frío intenso, viento y, además, nevando, pero no nos impedirá dar un paseo de casi un par de horas con las zodiacs y acercarnos a los gigantescos glaciares navegando entre las banquisas de hielo. El espectáculo esta asegurado, y no nos acordamos del frío ni del viento, solo contemplamos con la boca abierta las impresionantes moles de hielo azul, que surgen entre la niebla, y algún pingüino dándose unos chapuzones veraniegos; porque hay que recordar que estamos en esa estación, aunque no lo parezca. Hoy hemos ampliado nuestro repertorio de animales y hemos tenido la suerte de poder contemplar un buen rato dos especies de focas: la foca de Weddell y la agresiva foca leopardo; ambas echaban una siestecita sobre el hielo flotante, lo que nos ha permitido fotografiarlas. Sin lugar a dudas hoy ha sido uno de los días más bonitos de toda la travesía, a pesar del clima tan brutal de este lugar.
Weddell y la agresiva foca Leopardo
Sábado 20 de diciembre de 2008
Tenemos un día excelente y desayunamos a toda prisa para desembarcar. Las vistas desde el barco son impresionantes. Estamos en Port Lockroy, rodeados de montañas con corredores y cumbres con los clásicos, son montañas de poco mas de 1.500 m de altura pero muy difíciles de escalar con vertiginosas paredes y mixtos que surgen desde el mar hasta la cumbre.
Rodeados de montañas
Hoy desembarcamos en una antigua base Inglesa llamada Port Lockroy, donde hay un par de cabañas y una tienda de regalos. Parece mentira que en estas latitudes contemos también con tontódromo pero no dejamos de pensar que hasta aquí llegamos los turistas. Aprovechamos estas instalaciones para mandar unas postales, sellar el pasaporte, comprar algún mapa y contemplar esta bahía preciosa invadida hasta la bandera por los celebres pingüino papúa.
Invadida hasta la bandera por los celebres pingüino papúa
En un par de horas zarpamos para atravesar el canal Peltier y el canal Lemaira. Este último ha sido lo más bonito que hemos visto desde el barco; además lo hemos disfrutado con un día magnífico, lo cual no es nada fácil en este lugar. Todos en cubierta, sin parar de sacar fotografías y mirar por los prismáticos, asombrados de la belleza de la travesía: es todo un espectáculo; y para rematar la faena nos damos un paseo en zodiac de casi dos horas, que nos permite ver grandes icebergs y algunas zocas de Weddell y una foca cangrejera, además, ¡cómo no! de pingüinos papúa. Hoy ha sido un día magnífico, pero me viene a la mente que ya ponemos rumbo al norte para empezar el regreso.
El canal Lemaira
Martes 23 de diciembre de 2008
En estos días que no he podido escribir, hemos descubierto la fama del pasaje de Drake. Dicen que es uno de los mares más peligrosos del mundo, y hemos podido comprobarlo esta noche pasada. En los camarotes, todo salía volando, cámaras, sillas, botas, ropa y hasta nosotros mismos. Yo he estado bailando toda la noche en la litera sin poder pegar ojo, por el ojo de buey del camarote solo se podían ver olas gigantescas que chocaban sin cesar contra el casco del barco haciendo que crujiera el acero y que se balanceara la nave como si fuera un barquito de papel; toda una experiencia, que me hacía pensar, una vez más en aquellos locos descubridores de estas aguas, que, teniendo en cuenta los medios con que contaban, eran unos auténticos lobos de mar, sin lugar a dudas. Ya estamos cerca de la costa de Tierra de Fuego. El mar está algo más tranquilo, y hemos podido desayunar sin que se derrame nada. Pronto terminará esta experiencia: tan solo nos queda cruzar el tranquilo canal de Beagle y llegar adonde todo empezó: Ushuaia.
Difícil será volver a estas tierras y difícil será olvidar esta experiencia: el descubrimiento de la PENÍNSULA ANTÁRTICA.
DESDE EL FIN DEL MUNDO
VICEN
MÁS AVENTURAS EN www.vinsen.es mi blog, sin publicidad ni cosas raras je je je.
vinsen un viaje y aventura espectacular, muy bien relatado e ilustrado, solo me queda estrellartelo.
Te edite los enlaces a tu blog y te deje uno al final del diario ya que es el unico sitio donde se permite dejarlo en los diarios. El diario lo puedes publicitar en el club del viajero en el hilo que tenemos para publicidad de diarios y para publicitar el blog tambien tenemos la zona de web de viajes. Gracias por tan buena aportacion. Un saludo
Desde Barcelona hasta Hong Kong...por tierraViaje desde la ciudad de Barcelona hasta Hong Kong, por tierra en su mayor parte...⭐ Puntos 4.70 (10 Votos) 👁️ Visitas mes actual: 321
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Foro de Viajes General: Información General para Viajar: Pasaportes, visados, vacunas, información legal y sanitaria, seguros de viaje, consejos generales de viaje.
15 días en Irlanda lo veo poco si te gusta castillos, y el tema celta.
Y en EScocia lo que mas te lleva son los traslados, carreteras pequeñas, estrechas,con puentes, y distancias.Y por supuesto su ingles.
Las carreteras irlandesas no es que mejoren las cosas...... Yo recuerdo una nacional de primer orden camino de Killarney y en España eso seria casi vía de servicio pecuario
Y si llevas una autocaravana, o te paras para que pase el que se cruza por que no hay espacio o te tienes que dar la vuelta porque hay un puente demasiado bajo y no pasas.
Siii, canales y rios. La verdad es que es como una auto caravana, pero mas tranquilo y diferente. La combinariamos con unos días de coche y hoteles por los castillos del Loira y Pui de Fo Francia...
Hay estamos dandole vueltas al asunto, es tan divertido el previaje