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12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL ✏️ Blogs de Jordania Jordania

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL
Autor: Espitoni  Fecha creación:  Puntos: 4.6 (19 Votos)
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HAMMAMAT MA'IN, KARAK Y PEQUEÑA PETRA

HAMMAMAT MA'IN, KARAK Y PEQUEÑA PETRA


Localización: Jordania Jordania Fecha creación: 09/07/2011 16:20 Puntos: 0 (0 Votos)
Por la mañana, bajamos a desayunar antes de dejar la habitación. El buffet similar a los dos días anteriores. La sorpresa llegó cuando nos disponíamos a abandonar el comedor. Se nos acercó un camarero, y nos entregó la cuenta, 14 JOD. Le intentamos explicar que teníamos el desayuno incluido en el precio de la habitación. Pero apenas hablaba inglés, por lo que tuvimos que ir a la recepción a solucionar el problema. Pero en la recepción nos dijeron la mismo, que sólo teníamos alojamiento pero no desayuno. Incluso nos enseñó la pantalla del ordenador. Estuvimos discutiendo un rato; nosotros que el desayuno estaba incluido y ellos que no. Como aquello no avanzaba mi mujer subió a la habitación y volvió con la copia de la reserva. Allí lo ponía claro, alojamiento y desayuno. Ante la evidencia no les quedó más remedio que rendirse. Se quedaron una copia y nos dejaron irnos sin pagar el desayuno.
Recogimos la maleta, pagamos la factura y nos despedimos del hotel. En la puerta del hotel ya nos esperaba el coche. La idea inicial era bajar por la carretera del rey, pero el parche del día anterior había alterado nuestros planes. Así que de nuevo nos encaminamos hacia la carretera del Mar Muerto, ya que la primera parada del día sería Hammamat Ma’in.
Volvimos a pasar por el check point que hay poco antes de Amman Beach. No podíamos irnos de allí sin despedirnos de nuestros amigos los policías. Habíamos pasado por allí tantas veces, que ya casi éramos íntimos.
El desvío a Hammamat Ma’in está bien indicado. Tras cogerlo hay que subir una cuesta con una pendiente muy fuerte. En algún tramo mi mujer casi se tiene que bajar a empujar el coche. Y como todo lo que sube, baja; una vez que arriba empieza un descenso vertiginoso. No se que pendiente tiene esa carretera, pero es exagerada. Entre las curvas y la pendiente aquello parece más una montaña rusa que una carretera. Por lo menos las vistas desde la carretera son de las mejores que vimos en Jordania. Bueno que vio mi mujer, porque yo con aquellas curvas sólo podía mirar la carretera.
En la entrada, te preguntan si tienes reserva para el hotel que hay dentro. Como no la teníamos, tuvimos que pagar la correspondiente entrada, 15 JOD por persona. En inglés nos explicaron a que nos daba derecho la entrada. Como de costumbre no nos enteramos de nada. El que nos daba las explicaciones parecía muy suelto hablando inglés, por lo que en esta ocasión tenemos que asumir todas las culpas y reconocer que nuestro nivel de inglés se mueve entre malo y muy malo. Bueno, cuando estemos dentro ya veremos lo que hay. Antes de seguir nos hicieron abrir el maletero y miraron lo que llevábamos. No se para que lo hicieron, porque la maleta ni la abrieron. Será que está prohibido llevar bombas o armas sueltas en el maletero. Otra cosa es si las llevas dentro de una maleta; eso si que debe de estar permitido. Tras comprobar que llevábamos la bomba en la maleta, y que por lo tanto no habíamos cometido ninguna ilegalidad, nos dejaron pasar. La carretera continua aproximadamente un kilómetro, hasta que llegamos al complejo, donde aparcamos en el primer sitio que vimos.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
HAMMAMAT MA'IN

Como no sabíamos exactamente que nos encontraríamos, decidimos dar una vuelta para ver que era aquello. Primero nos dirigimos a mano derecha. Lo primero que nos encontramos fue una pequeña cascada que caía sobre dos piscinas. Dentro había varias personas. Todo hombres. Todos jordanos. Seguimos caminando y a continuación estaban los vestuarios y los baños. Y un poco más adelante había otra cascada, bastante más grande, también con dos piscinas en su base. Éstas parecían más animadas. Un poco más lejos se veía otra cascada, pero no se podía acceder a ella, nos dio la impresión de que era para el uso exclusivo de los clientes del hotel. Volvimos hacia atrás, y nos asomamos de nuevo a la cascada pequeña. Aquí presenciamos una escena dantesca. Sólo quedaba un hombre dentro de la piscina. Tenía una esponja y jabón. Por lo menos no se había quitado el bañador. Se dedicaba a frotarse con mucho ímpetu por debajo del bañador, tanto por delante como por detrás. Se dio unas rascadas por los bajos de agárrate y no te menees. Le debieron de quedar relucientes y en estado de revista. Todavía no salimos de nuestro asombro. Es como si alguien se llevase el champú y el gel a la piscina municipal y en vez de usarlos en los vestuarios les diese utilidad dentro de la piscina, con el resto de la gente nadando. ¡Pero será guarro el tío!. Después de ver aquella escena, ganas, lo que se dice ganas de meternos en esa piscina no teníamos. Nos fuimos rápidamente de allí no fuera a ser que a aquel hombre se le ocurriera pedirnos que le rascásemos la espalda.
Hacia el otro lado, había una zona de picnic, con mesas y bancos que estaban todos llenos de gente. Al fondo había una nueva cascada que estaba reservada para el exclusivo uso femenino. Como no podía ser de otra manera, estaba totalmente rodeada de una pared bastante alta que no dejaba ver nada de lo que había allí dentro. Mi mejor no quiso entrar así que me quede con las ganas de saber que pasaba allí dentro.
La primera impresión fue un poco decepcionante. Esperábamos más cascadas, una especie de recorrido por un paraje natural. Pero aquello parecía más un complejo de baño que otra cosa. Cuando estoy de viaje soy un fervoroso servidor de la teoría “culo veo, culo quiero”. Tengo que ver hasta el último rincón, aunque sepa que no hay nada. Y ya que estábamos allí y habíamos pagado la entrada no me podía ir sin meterme en el agua. Mi mujer me dijo que ella no se bañaría, que no se sentiría cómoda. No insistí mucho, porque en el fondo pensaba como ella. Ella se quedó en la terraza del bar tomando una infusión, y yo fui a ponerme el bañador en el vestuario. Mi primera parada fue la cascada del fondo, la grande. Todavía tenía demasiado fresca la imagen de los restregones y rascadas en la otra piscina. Había bastante gente, tanto dentro del agua como fuera pasando el tiempo. Me fui directo al agua, y metí un pie. Ahhhhh, quema. Eso me pasa por listo, por no ir con cuidado. Me fui metiendo poco a poco, y ahora sí. Al poco rato ya me había aclimatado. El agua estaba muy caliente, pero a una temperatura que se soportaba muy bien. Que digo que se soportaba muy bien, estaba de vicio, que gustirrinín.
Sentado allí, calentito, estaba en la gloria. Me relajé y como no tenía nada más que hacer me dedique a observar a mi alrededor. Lo primero que me llamó la atención, fue que apenas había turistas. Todo eran jordanos, salvo un grupo de 8 ó 9 guiris y yo. El resto jordanos, y cuando digo jordanos, lo hago en el sentido estricto de la palabra; casi todo eran hombres. Sin contar a las extranjeras del grupo de turistas, sólo había tres mujeres. Y las tres iban con un niño pequeño y estaban en un rincón, como intentando pasar desapercibidas. Me imagino que sus maridos no debía de andar muy lejos, controlando que no se desmandasen- Además se bañaban totalmente vestidas, de los pies a la cabeza. No se quitaban ni el pañuelo de la cabeza. En aquel momento no lo pensé, pero no sé quien resultó ser más cochino, si el que se usaba el jabón en la otra piscina o las que se bañan vestidas.
Creo que el hecho de que ese día fuese viernes (es su día festivo) influyo mucho en que hubiese bastantes jordanos. O quizás no. Yo que sé. La cuestión es que había muchos jordanos y pocos turistas.
Aquí fui testigo de un episodio un poco lamentable. El grupo de turistas estaba formado mayoritariamente por mujeres. Eran gente de 60 ó 70 años. Y aparentaban su edad. Vamos que no eran artistas recauchutadas por todos los lados. Un par de ellas llevaban bikini. Pero un bikini de mujer mayor, de esos con mucha tela, nada provocativo. A pesar de ello, tuvieron que soportar el acoso de un par de jovencitos, que por lo visto debieron pensar que esas señoras iban buscando guerra por el mero hecho de llevar bikini. La cosa acabó con las señoras haciendo un suave y delicado gesto con el puño cerrado manteniendo solamente el dedo corazón extendido. Ni por esas, aquellos chavales que podían ser sus nietos, se dieron por aludidos. Por lo visto hay signos universales que no lo deben ser tanto. O eso, o aquellos chavales tenían más cara que espalda. ¡¡¡Cuanta hambre hay en el mundo!!!. Creedme para acosar a aquellas señoras hay que estar un pelín desesperado. Que digo un pelin, hay que estar desesperado total. Aquellas señoras probablemente fuesen muy buena gente y tuviesen una gran belleza interior, pero os puedo garantizar que la exterior no la tenían a juego. Al final la cosa no fue a mayores, pero deja clara la mentalidad jordana en esta materia. Sólo fueron un par de impresentables, pero el resto se reían, no se si de las gracias de esos individuos o de ver como los enviaban a la mierda. Es el único pero que se les puede poner a los jordanos, que por todo lo demás son una gente encantadora y muy agradable.
Tras ver este triste espectáculo, me alegré de que mi mujer hubiese decidido no bañarse. No quiero ni imaginarme la situación si eso se lo hacen a mi mujer. Ya dicen que las mujeres tienen un sexto sentido. Y mi mujer lo sacó a relucir en este lugar evitando situaciones incómodas.
Finalizado el entretenimiento, me fije en que la gente subía por una escalera de piedra que pasaba por detrás de la cascada. Y uno que es un cotilla incurable, no pudo reprimirse. Me fui hacia allí sin pensarlo, y me encontré con que detrás de la cascada había una especie de cueva, al fondo de la cual, se abría otro hueco más pequeño en la pared en el que había dos personas dentro. ‘¡¡¡Ahí me tengo que meter yo como sea!!! No me podía ir sin saber que era eso y que hacían allí adentro, faltaría más. Y cuando uno no piensa acaba metiendo la pata. Y eso es lo que hice yo, meterla bien metida. No, no hice nada inconveniente, sólo metí la pata en una pequeña acequia por la que se desaguaba el agua de la cueva. Madre mía, estaba hirviendo. Me tuve que quitar el zapato, porque el agua que se había filtrado me estaba achicharrando el pie. Supongo que aquella gente se debió reír de mí un buen rato. El agua caía en el agujero del fondo desde el techo a una temperatura brutal, para salir por la acequia en la que metí el pie. Eso hacia que la temperatura en aquel agujero fuese muy alta. Era una sauna natural. Simplemente genial. Me senté en la entrada de la sauna. No se que temperatura se alcanzaba allí dentro, lo que si que puedo certificar es que hacía mucho calor. Al poco rato empecé a sudar, y eso que no estaba totalmente dentro, sólo me había sentado en la entrada. Aquello me sorprendió muchísimo, no me esperaba algo así.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - HAMMAMAT MA'IN, KARAK Y PEQUEÑA PETRA (1)
MAMMAMAT MA'IN

Salí de la sauna para continuar el circuito termal. El siguiente paso era detenerse al filo de la plataforma que había delante de la sauna, ya en el exterior, y sentir como te caía agua fría por encima. El frío no es lo mío. Por eso cambie rápidamente de lugar, y bajé a la piscina superior. Aquí la cosa consistía en ponerse debajo de la cascada y dejar que el agua te cayese encima de la espalda. El agua caía de una altura de por lo menos 30 metros, y lo hacía con una fuerza brutal. Te empujaba con tanta fuerza que si te descuidabas te tiraba al suelo. Guau, que sensación. El último tratamiento consistía en bajar a la piscina inferior, y sentarse en una especie de banco de piedra apoyado en la pared que separaba ambas piscinas, y dejar que el agua que fluía ente las dos piscinas te cayese suavemente sobre la espalda desde una altura de unos dos metros. Muy relajante y agradable. Para finalizar me deslicé de nuevo al fondo de la piscina inferior, con el agua caliente hasta el cuello.
Aquello era realmente un pequeño circuito termal totalmente natural. Increíble. Ahora entendía porque aquel lugar tenía tanto tirón entre la gente del lugar. Era genial. ¿A quien no le gusta ir a un balneario?. Pues sumadle que aquello era totalmente natural con la enorme cascada justo en medio y aun así no podréis haceros una idea de lo agradable y relajante que resulta aquello.
Me hubiera quedado todo el día, pero no podía ser, teníamos que llegar hasta Petra, ya que esa noche dormíamos en Wadi Musa. Me autoconvencí de que era pronto y de que tenía tiempo de hacer el circuito una vez más. Si la primera vez que había encantado, la segundo me gustó todavía más. ¡¡¡Brutaaaaaaaal!!!.
Me dirigí hacia la otra cascada. Era mucho más pequeña, apenas un tres o cuatro metros, y no parecía que hubiese nada más. Bueno me meto a ver que tal y me voy rapidito a cambiarme. Ahhhhhhhhh. Esta vez no me había quemado, esta vez me había escaldado. Ya sé que parezco bobo. Quemarse la primera vez puede ser un accidente. La segunda vez ya es una falta absoluta de atención. Pero quemarse una tercera vez, eso ya no tiene nombre Acababa de ganar el premio al cliente más empanado del día. No me gusta presumir de mis logros, por lo que decidí no acudir a recoger el premio. Me fijé en el letrero que había al lado de la piscina. Decía que el agua estaba a 40ª en abril y a 50ª en mayo. Estábamos a finales de abril, el agua debía rondar los 50º. Me metí poco a poco, pero el agua estaba demasiado caliente para mí, por lo que tuve que salir rápidamente. El agua caía a una pequeña piscina un par de metros más abajo. Con la esperanza de que por el camino el agua se enfriase un poco me fui hacia el nivel inferior. Pero que inocente puedo llegar a ser. Bien pensado no había ningún motivo para que el agua estuviese más fría. Por lo menos ya estaba escarmentado y me metí con mucho cuidado por lo que sólo me quemé lo justo y necesario. No estuve mucho rato, el agua estaba tan caliente que si me movía un poco me quemaba, me tenía que quedar totalmente quieto para no sufrir demasiado. Y tampoco era plan.
Salí, y me fui a cambiar a los vestuarios. Por cierto, son cabinas individuales bastante anchas. No son los más limpios y cuidados en los que me he cambiado, pero eran aceptables. Seguidamente me reuní con mi mujer que estaba en la terraza del bar, y nos fuimos hacia el coche para continuar con nuestro camino. Mientras nos dirigíamos a la salida me pareció ver un letrero que indicaba unas termas. Se había hecho un poco tarde por lo que decidimos no seguirlo y continuamos hacia la salida.
Nos dirigimos hacia la carretera del Mar Muerto, para seguir bajando hacia el sur bordeando la costa. Toda la carretera es encantadora, en ningún momento pierdes de vista el Mar Muerto con Israel al fondo. Y si giras la cabeza hacia el otro lado, están las montañas, de un intenso color marrón. Poco antes de llegar al centro de visitantes de Wadi Mujib hay una zona que siempre está llena de coches aparcados, y de tenderetes. Es el lugar al que va a bañarse la gente del lugar, ya que nadar allí es totalmente gratuito. Nosotros no paramos, por lo que no vimos la zona de baño. Pero alrededor de la carretera estaba hecho un asco, con basura por todas partes. La verdad es que no apetecía nada pararse allí. Pero cuanto más bajas, menos gente se ve y más limpio parece todo. No es que haya zonas habilitadas para el baño, pero si que hay sitios donde puedes aparcar el coche y bajar hasta la orilla. Para aquellos que no quieran pagar la entrada en Amman Beach la mejor opción es ir lo más al sur posible, ya que podrán bañarse más tranquilamente
Por cierto cuando la carretera llega al final del Mar Muerto, se aprecia claramente el retroceso que está sufriendo. Se nota que antes la orilla estaba mucho más cerca de la carretera. No estoy hablando de un metro o dos, sino de bastantes metros.
Llegamos a Karak pasado el medio día. Nos dirigimos directamente hacia la zona del castillo. Mientras subíamos pudimos comprobar que el pueblo era como todos los que habíamos visto hasta entonces, sin ningún tipo de encanto. Además al ser viernes estaba todo cerrado.
Aparcamos muy cerca del castillo. Antes de entrar decidimos comer. Había varios restaurantes abiertos. Optamos por el “Kir Heres”, porque nos pareció el más limpio. Curiosamente después vimos que lo recomendaba la Lonely. ¡¡¡Es que tenemos un ojo!!!. Comimos un revuelto de huevos y patatas, un sándwich de atún, un bistec con salsa de champiñones, y agua para beber. Nos costó 17 JOD. La comida estuvo bastante buena. Creo que fue un acierto comer allí.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - HAMMAMAT MA'IN, KARAK Y PEQUEÑA PETRA (2)
CASTILLO DE KARAK

Satisfechas nuestras necesidades primarias, decidimos volver a la dura realidad. Nos fuimos directos hacia la entrada. Como no vimos ningún sitio para comprar las entradas nos asomamos dentro. Enseguida apareció un hombre pidiéndonos las entradas. No teníamos. No estábamos intentando colarnos, pero yo ya me sentí violento. Lo primero que pensé fue, ahora este se creerá que nos queríamos colar. Nos dijo donde teníamos que ir a comprar las entradas, a una ventanilla que hay donde aparcan los autobuses. El precio 1 JOD por persona. Al lado había otra ventanilla donde alquilaban audioguías pero estaba cerrada. Volvimos a la entrada, ahora ya con nuestros tickets.

El castillo de Karak, Qal'at al Karak, es uno de los tres castillos más grandes de la región; los otros dos se encuentran en Siria. Se encuentra situado en la cresta de la montaña, a 930 m de altitud, rodeada por tres de sus lados por un abismo sobre el valle. El castillo es un notable ejemplo de arquitectura de los Cruzados, con una mezcla de estilos europeo, bizantino y árabe.
La construcción por parte de los cruzados se inició en torno al año 1142, por orden de Balduino I, rey de Jerusalén. Karak se convirtió pronto en el centro de su poder, sustituyendo el debilitado castillo de Montreal, más al sur. Maurice y Philippe de Milly, añadieron torres y protegieron las caras norte y sur con dos profundas fosas (la del sur de usaba como cisterna). La construcción más notable de la arquitectura de los cruzados se realizó en el norte, donde hay todavía una inmensa sala con arcos de dos pisos de altura, usada como establo y residencia pero también como refugio ante los ataques con máquinas de guerra.
En 1176, Reinaldo de Chatillon toma posesión del castillo tras casarse con Estefanía de Milly, viuda de Hunfredo III de Torón y nuera de Hunfredo II de Torón. Desde Karak, Reinaldo hostiga a las caravanas e incluso intenta atacar La Meca. En 1183, Saladino sitia el castillo en respuesta a los ataques de Reinaldo, pero fracasa debido a la ayuda del rey Balduino IV de Jerusalén.
A la muerte de éste, le sucedió su sobrino de 6 años Balduino V, que murió al cabo de un año. Su madre le cedió el mando entonces a su nuevo marido, Guido de Lusignan, quien, desinteresado por la política, se dejó aconsejar por Reinaldo de Chatillon. Como éste quería dominar la región, rompió la tregua con los árabes y se ganó muy mala fama porque en su castillo de Karak se torturaba a los prisioneros.
Después de la Batalla de los Cuernos de Hattin en 1187, Saladino volvió a sitiar el castillo y lo conquistó finalmente en 1189. Saladino hizo prisioneros a Guido y a Reinaldo y ordenó que a éste le cortaran la cabeza.
En 1263, el sultán mameluco Baibars lo agranda y construye una torre en la esquina noroeste. En 1840, Ibrahim Pasha de Egipto captura el castillo y destruye muchas de sus fortificaciones.
Durante el periodo otomano, juega un importante papel por su situación estratégica en el cruce de caminos entre Arabia, Egipto y la Gran Siria.


El castillo es una especie de laberinto. Desde la entrada parece que no hay gran cosa. Pero cuando empiezas a caminar por los pasadizos interiores pierdes el sentido de la orientación. Bueno eso los que lo tengan, porque nosotros carecemos absolutamente de él, casi nos perdemos en nuestra propia casa. Vas entrando y saliendo de diferentes salas, subes escaleras, recorres diferentes niveles, sales al patio exterior para volver a entrar por otra puerta. Puede que estuviéramos dando vueltas por los mismos lugares sin darnos cuenta, pero creo que no. No hay ningún tipo de indicación, por lo que fuimos caminando sin ningún tipo de orden. Simplemente nos íbamos dejando llevar. Cuando veíamos una puerta, entrábamos. Si la sala no tenía salida volvíamos atrás, en caso contrario seguíamos avanzando. Si nos encontrábamos una escalera, subíamos o bajábamos, y continuábamos por ese nivel. Al final no se si lo vimos todo o si nos dejamos la mitad del castillo por ver. Creo que una buena solución para evitar esto es alquilar una audioguía.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
CASTILLO DE KARAK

La visita nos llevo aproximadamente una hora. Normalmente no nos paramos demasiado, vamos caminando disfrutando de lo que vemos, pero sin pararnos a comprobar todos los detalles. No nos entretenemos en comprobar que en una piedra hay una marca que hizo no se quien o que en el techo hay otra piedra a la que no se que le pasa. Nos limitamos a disfrutar de una visita del conjunto, del ambiente que se respira. Total, no somos unos entendidos en el tema, y además tenemos memoria de pez. Al poco tiempo nunca recordamos si eso que vimos era de un castillo o de otro. Personalmente yo soy nefasto para eso. No es que me confunda de castillo, es que me equivoco hasta de país.
Hay zonas que están bien conservadas, pero hay zonas que están en ruinas. Para mi gusto lo mejor es la zona de la entrada, donde el castillo está mejor conservado y se conservan varios niveles de pasillos. Todas las salas y pasillos están vacíos sin ningún tipo de decoración ni adornos.
Muchas de las salas no tienen iluminación directa, o por lo menos no la tenían en su momento. No entiendo como alguien podía vivir en ese lugar. Con un montón de salas oscuras, sin ningún tipo de luz. ¡¡Una gente muy rara esos cruzados!!.
La visita es interesante, pero tampoco lo incluiría entre lo mejor de Jordania. Creo que el castillo no da para tanto como para justificar el ir hasta allí a propósito con la única intención de visitar el castillo si luego hay que volver atrás. Pero para ir de Amman a Petra casi resulta imposible no pasar por Karak. Y ya que se pasa por allí, sí que merece la pena pararse.
Seguro que habréis visto castillos más grandes, más bonitos y mejor conservados. A pesar de ello el castillo resulta llamativo. Y sobre todo sorprende porque cuando entras no te puedes imaginar todo lo que hay allí abajo. Su punto débil desde mi punto de vista es la deficiente conservación de algunas zonas del castillo. Pero bueno, eso es algo que se cura con el tiempo, y sobre todo con dinero.
Otra visita al saco, y a por el próximo destino, la Pequeña Petra. Como íbamos bien de tiempo decidimos bajar por la carretera del rey en vez de coger la autovía del desierto. Hasta Tafila se circulamos con bastante fluidez, sin apenas interrupciones, salvo las estrictamente necesarias para sacar alguna foto cuando disfrutábamos de una buena panorámica. Es un tramo muy bonito que merece la pena recorrer con un poco de tranquilidad. Sin embargo a partir de Tafila, la cosa se complica. Hasta la altura de Dana continuamente se atraviesan pueblos, lo que hace que se tenga que circular muy despacio. Y cuando no hay pueblos hay curvas, con lo que tampoco se avanza demasiado.
Nos paramos en el mirador de Dana. Las vistas del valle y del pueblo desde allí son espectaculares. Pero sólo es eso, un mirador; por lo que tampoco nos paramos demasiado tiempo. La circulación por la carretera del rey había sido lenta, sobre todo el último tramo. Eso nos había retrasado. Además hacía muy mal tiempo. Lo juntamos todo y decidimos que lo mejor era seguir avanzando, por lo que no nos paramos en el pueblo de Dana.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
MIRADOR SOBRE DANA

Aquí un error humano (vaya manera más fina de decir que me equivoqué), hizo que la cosa se ralentizase un poco más todavía. Le indiqué al GPS que tomara el camino más corto, no el más rápido. El aparatito, obediente como es, nos llevó por el camino más corto. ¡¡No veas que carreteruchas!!. En algunos tramos la carretera era tan estrecha que sólo pasaba un coche. Menos mal que por allí no había nada de tráfico. Lógico, quien va a meterse por esos andurriales. Sólo unos guiris empanados como nosotros. Así que gracias a mi genial idea tardamos una eternidad en llegar a la Pequeña Petra. En estos casos uno siempre se puede justificar con eso de “hemos dado un poquito de vuelta, pero ha valido la pena para poder ver el paisaje”. Y mientras, con el rabillo del ojo ves como el otro te fulmina con la mirada, y no dice nada para no enviarte a ……. Bueno ya sabéis a donde.
Justo en la entrada de la Pequeña Petra, hay una explanada donde se puede aparcar sin problemas. Allí mismo hay unas cuantas jaimas que los beduinos utilizan para vender recuerdos y para esperar a los turistas–clientes. Nada más aparcar se acercó un beduino para ofrecerse como guía. Como no estábamos interesados les dijimos que no y nos fuimos directamente para adentro. Aunque parezca raro no se paga entrada. Supongo que cualquier día montarán un chiringuito y empezarán a cobrar. Y cuando lo hagan no creo que sea barato.
La Pequeña Petra es un pequeño desfiladero sin salida por lo que la visita consiste en recorrerlo dos veces, una para ir hasta el final y otra para volver a la salida. La visita apenas duró 45 minutos. Lo recorrimos despacio, pero sin demasiadas paradas. Sólo entramos en un par de salas. Por dentro son todas iguales, vacías y manchadas de humo negro. El encanto de este lugar está en el exterior, y tampoco íbamos a pasarnos el rato viendo paredes sucias cuando fuera el paisaje era realmente espectacular. Así que disfrutamos de un tranquilo paseo por uno de los parajes más encantadores que una persona puede encontrarse en Jordania.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
PEQUEÑA PETRA

A lo largo del cañón hay numerosas salas excavadas en las paredes. Y todavía se conservan tres fachadas esculpidas sobre la roca. No son muy grandes, pero están bastante bien como primer contacto con la cultura nabatea si todavía no se ha visitado Petra. En una de las salas que están en un nivel superior todavía se conservan restos de pinturas. Muy poca cosa, pero como es algo diferente hay que subir a verlo. Y mientras en voz alta dec´´ia ¡¡Ohhhh!, por dentro pensaba, esto es todo. También se ven escaleras excavadas en la roca que suben por las laderas. No se puede subir por ellas, de hecho muchas ni tan siquiera llegan hasta el suelo. Pero para nuestro gusto su mayor encanto radica en las formas rocosas de formas redondeadas que se han ido originando por la erosión. Son muy, pero que muy bonitas.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - HAMMAMAT MA'IN, KARAK Y PEQUEÑA PETRA (3)
PEQUEÑA PETRA

Es una visita corta, pero muy intensa. La única condición para disfrutar plenamente de la Pequeña Petra es verla antes de ir a Petra. El concepto de ambas es el mismo, y realmente se parecen mucho. Nunca un nombre fue tan gráfico, es Petra en pequeño. Incluso tiene su propio Siq en miniatura. Aquella fue una bonita manera de de acabar el día. Después de eso ya nos podíamos ir directamente al hotel, difícilmente podríamos superarlo ese día.
De camino hacia Wadi Musa, las vistas son increíbles. Nadie habla de ellas, ya que la gente queda tan maravillada con Petra que parece que no hay nada más. Sin embargo, ese corto trayecto entre la Pequeña Petra y su hermana mayor, nos brindó los que para nuestro gusto son los paisajes desérticos más espectaculares de ese país, tan sólo superados por los de Wadi Rum.
En un pequeño pueblo, un poco antes de Wadi Musa, pudimos disfrutar de un divertido espectáculo. Justo en la entrada había varios coches parados y un montón de gente que impedía que los coches circularan. Nos paramos. Que remedio. Y como no teníamos nada mejor que hacer salimos a disfrutar de las increíbles vistas que teníamos allí mismo. Bueno esa era la excusa; en realidad salimos a cotillear un poco, a ver que pasaba. El atasco se había montado por un accidente de coche. Pero resultaba muy gracioso. Aquello parecían las fiestas del pueblo. No faltaba nadie. Hombres que iban y venían, niños corriendo por todas partes, burros. Si burros, un medio de transporte muy común por esa zona de Jordania. Nos dimos una buena panzada de reír cuando apareció un burro con tres niños montados encima. Una estampa muy curiosa.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
VISTAS DEL DESIERTO CERCA DE WADI MUSA

Al cabo de un rato, movieron los coches accidentados y pudimos continuar con nuestro camino. Uno de los dos coches era de un turista. Me dio mucha lástima, vaya lío en el que se había metido. Al pasar junto a su coche, empezó a salir gente de dentro. Eran jordanos que se habían metido dentro para mover el coche unos metros. De allí dentro salió tanta gente que aquel coche parecía el camarote de los hermanos Marx.
Al salir del pueblo volvimos a parar para disfrutar de nuevo de aquellas maravillosas vistas. Mientras estábamos allí parados nos adelantó el coche del turista accidentado con toda su comitiva. Iba escoltado por un policía motorizado delante y otro detrás, además de por varios coches llenos de jordanos intercalados. Cuando vi esto saqué todo el egoísmo que llego dentro y lo primero que pensé fue, menos mal que no me ha pasado a mí. Más o menos lo mismo que piensa todo el mundo. ¿O no?. Y luego disimulas diciendo en voz alta, pobrecillo, vaya marrón. Pero por dentro estás pensando, si me pasa a mí me muero, de la que me he librado.
Llegamos a Wadi Musa sin que pasara nada más reseñable. Como todas las direcciones en Jordania son poco clarificadoras, dimos un par de vueltas antes de encontrar el hotel. Nada fuera que no estuviera previsto, por lo que no hubo nervios ni estrés. Cuando llegamos ya estaba anocheciendo, por lo que debían ser en torno a las siete y media. Primero vimos el hotel por la parte de atrás, y la verdad es que parecía bastante cutre. Pero cuando dimos la vuelta y vimos la fachada principal, la cosa cambió. Y al entrar en la recepción pudimos respirar tranquilos, era un hotelito bastante cuco. Y es que una cosa es ir de viaje a países con una cultura diferente y otra muy distinta dormir en cualquier sitio. Como se dice vulgarmente, se parecen lo mismo que el tocino a la velocidad. Creemos que se puede viajar sin renunciar a ciertas comodidades.
Mientras esperábamos para hacer el check in apareció una camarera que nos ofreció un brebaje de color rojizo y sabor indefinido, ¿cereza quizás?. La verdad es que no lo sé, y casi prefiero no saberlo. Vaya mejunje. Le dimos un par de tragos para quedar bien y lo abandonamos a su suerte en cuanto tuvimos oportunidad, o sea cuando nadie miraba.
La habitación que nos asignaron estaba bien. Nada que objetar. Teníamos reservadas dos noches a un precio de 90 USD (60 euros) cada noche.
Tras dejar los chismes en la habitación y darnos una ducha reparadora, mi mujer y yo decidimos separar nuestros caminos. Quizás haya exagerado un poco, pero es que a veces me gusta ser un poco melodramático. La separación consistió en que ella se fue a conectar a internet (3 JOD cada hora), y yo me fui a nadar a la piscina climatizada del hotel. Por cierto, la piscina un lujo. El agua estaba calentita, calentita. Y la tuve para mi solito. No había nadie más nadando. Que tranquilidad, y totalmente gratis. Fue uno de esos momentos maravillosos que no te esperas y que por eso resultan todavía más agradables..
Pero como no puedo vivir sin mi mujer, tuve que renunciar a mi aventura en solitario, y me reuní con ella delante de la pantalla del ordenador. En resumen, que la separación duró menos de una hora. Pero a que cuando he dicho lo de separar nuestros caminos os ha picado la curiosidad.
Como sabíamos que ese día pasaríamos bastante rato en el coche, en Amman nos habíamos aprovisionado de galletas y otras modalidades varias de colesterol envasado. Como es lógico hicimos uso de ellas durante el trayecto, por lo que por la noche no teníamos hambre. Y si a eso le añades que el pueblo no nos había parecido diferente a los que ya habíamos visto, no tardamos mucho en decidir que lo único que nos quedaba por hacer aquel día era irnos a dormir.
Antes de acabar con el relato del día haré un apunte sobre las temperaturas, ya que el día fue muy extraño en este aspecto. Por la mañana en Amman estábamos a 12º. Cuando llegamos Hammamat Ma’in, el termómetro marcaba 28º. En Karak hacía un frío del carajo, estábamos a menos de 10º, soplaba el viento y hasta se puso a llover mientras visitábamos el castillo. La lluvia sólo duró cinco minutos, lo suficiente para mojarnos un poquito. Yo iba en manga corta porque veníamos de los 28º de Hammamet Ma’in. Pase un frío terrible. Por la noche en Wadi Musa teníamos 10 º.

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PETRA

PETRA


Localización: Jordania Jordania Fecha creación: 09/07/2011 17:11 Puntos: 0 (0 Votos)
Esa mañana me desperté con un cosquilleo en el estómago, como el primer día de colegio cuando éramos niños. Por fin había llegado la hora de Petra, la visita sobre la que gira cualquier viaje a Jordania.
Bajamos a desayunar a eso de las ocho de la mañana. El buffet era muy similar al del hotel de Amman. Correcto. Desayunamos rapidito, porque Petra estaba esperando. Nos montamos y nos dirigimos hacia la entrada del yacimiento. Hay letreros que indican el camino, por lo que resulta bastante fácil enconrarlo.
Las críticas que habíamos leído de los dos restaurantes que hay en Petra no eran muy buenas. Por eso antes de llegar a la entrada nos paramos para comprar agua y algo de comida. Nos aprovisionamos con una botella de agua grande, palitos de queso, una lata de atún, galletas saladas, dos magdalenas gigantes, y dos kinder bueno (todo 5’40 JOD) Vamos, lo que cualquier dietista recomendaría como una dieta sana y equilibrada. Volvimos al coche para acabar de recorrer el camino que nos faltaba para llegar a la entrada. Y tras unos 200 metros llegamos a la entrada. Pero para que hemos cogido el coche si teníamos la entrada delante de nuestras narices!!!. Lo mejor era volver atrás y dejar el coche donde habíamos aparcado antes. Dimos media vuelta cometiendo no se cuantas infracciones de tráfico y aparcamos en el mismo sitio que antes. Fue el paseo más absurdo que nos dimos por Jordania. Menos mal que sólo fueron 200 metros.
Recorrimos nuevamente los 200 metros, pero esta vez a patita. La entrada está llena de taxis esperando turistas. Parece ser que para moverse por dentro del pueblo tienen una tarifa fija de 2 JOD. Si alguno os pide más decirle que no, y si no acepta el precio buscar otro taxi.
Antes del viaje ya nos habíamos informado sobre los precios de las entradas. A pesar de eso cuando llegas allí y tienes que pagar, sientes un profundo dolor en el bolsillo. Y no es para menos; creo que son las entradas más caras que he pagado en toda mi vida. La entrada de un día cuesta 50 JOD, la de dos días 55 JOD y la de tres días 60 JOD. Las entradas para varios días se tienen que usar en días consecutivos. Compramos entradas para dos días, y sin más dilación nos dirigimos a los tornos de entrada. Es el único sitio de los que visitamos en Jordania en donde tenían un lector para las entradas. No vale comprar la entrada para un día e intentar entrar dos. Seguro que os pillan. De todas formas aquello es enorme y no creo que esté totalmente cerrado. Por eso, si alguien se niega a pagar, lo único que tiene que hacer es meterse en el desierto y luego dirigirse hacia Petra. No creo que nadie os pida la entrada. Al menos a nosotros sólo nos las pidieron en la entrada. Yo personalmente no me atrevería a colarme de esta manera, seguro que acabaría perdido por el desierto. De hecho no se lo recomendaría a nadie, creo que es una auténtica locura. No me hagáis paso, a veces desvarío un poco.

Petra es un importante enclave arqueológico en Jordania, y la capital del antiguo reino nabateo. El nombre de Petra proviene del griego πέτρα que significa piedra. Pero no se trata de una ciudad construida con piedra, sino excavada y esculpida en la piedra. El asentamiento de Petra se localiza en el angosto valle de Arava que se extiende desde el mar Muerto hasta el Golfo de Aqaba.
Numerosos edificios cuyas fachadas están directamente esculpidas en la roca, forman un conjunto monumental único que a partir del 6 de diciembre de 1985, está inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO. La zona que rodea el lugar es también, desde 1993, Parque Nacional arqueológico. Desde el 7 de julio de 2007, Petra forma parte de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo.
Las primeras huellas de los edomitas se remontan al final del sigo lVIII A.C. La llegada de los nabateos, pueblo nómada árabe, se remonta al siglo VI A.C., cuando toman el control de Petra. En el siglo IV A.C, la ciudad abarcaba más de diez kilómetros cuadrados. La ciudad alcanzó su apogeo en el año 50. Contaba con 20.000 habitantes, aunque algunas fuentes hablan de 40.000 habitantes. Entre los años 64 y 63 A.C., los territorios nabateos fueron conquistados por el general Pompeyo y anexados al Imperio romano. Sin embargo, después de la victoria, otorgó a Petra y a los nabateos una relativa autonomía, con la obligación principal de pagar impuestos y de proteger las fronteras de las tribus del desierto. Después de la muerte del último rey nabateo Petra fue anexionada por orden del emperador romano Trajano. La apertura de las rutas marítimas en la época romana inició el declive de Petra al desviar las corrientes comerciales de la ciudad, cada menos frecuentes. A pesar de ello la ciudad conoció un período de prosperidad durante la dominación romana, como lo demuestra el aumento en la construcción. Con la reorganización del imperio realizada por el emperador Diocleciano, se convirtió en la capital de la Palaestina taertia. Un fuerte terremoto en Petra en el año 363 ocasionó daños en los monumentos. La ciudad no fue reconstruida y se va vaciando lentamente de sus habitantes. La última mención de Petra se encuentra en un texto escrito por Anthenogenes, obispo de la ciudad, hacia el final del siglo V o comienzos del siglo VI. Tras la conquista por los árabes, Petra se convierte en una simple aldea. En última instancia la ciudad es ocupada por los cruzados antes de ser completamente olvidada. Petra fue redescubierta en el año 1812 por Jean Louis Burckhardt, un viajero suizo disfrazado de árabe, llamando Sheikh Ibrahim. Burckhardt se presentó como un peregrino que deseaba realizar un sacrificio al Profeta Aarón, cuya tumba estaba más allá de las ruinas, en la parte superior de Jebel Haroun. Acompañado de su guía, cruzó la ciudad antigua sin poder pararse a tomar notas o dibujos, pero tomando conciencia de que aquellos restos eran los de Petra.


Nada más pasar la entrada, hay dos caminos de tierra y piedras que discurren paralelos. Por el de la derecha se va caminando, por el de la izquierda van los caballos y los burros. Y un poco más a la izquierda se ve el cauce seco de un torrente, en el que descansan los animales que están fuera de servicio.
Hasta la mitad de ese recorrido no hay nada que llame especialmente la atención. Precisamente a esa altura del camino, a mano derecha aparece la primera atracción, los Bloques del Djinn.

Los bloques del Djinn son los tres monumentos que custodian el sendero que conduce al Siq. Su nombre deriva de la palabra “espíritu” en árabe. Apenas se sabe algo de ellos, sólo que datan del siglo I D.C., pero se desconoce cual era su función.

No son más que tres grandes bloques de piedra tallada. En el interior de Petra se pueden ver más bloques de este tipo, pero apenas se les presta atención. Con eso está todo dicho, son algo que pasa totalmente desapercibido ante el resto de monumentos No esperéis nada espectacular. Pero al ser lo primero que te encuentras te sientes obligado a parar y a analizarlos detenidamente. Tomamos las fotos de rigor y a seguir hacia adelante, que lo bueno todavía estaba por llegar.
Un poco más adelante, al otro lado del camino, está la Tumba de los Obeliscos. Es la primera tumba del recorrido, y como tal se lleva los primeros ¡¡¡ooohhhhh!!! de admiración.

Se trata de una estructura construida bajo otra más antigua, en dos niveles diferenciados. Según una inscripción en griego, data del reinado de Malicchos II (40-71 d.C.). El nivel superior es el más antiguo, tiene influencias egipcias, con un pórtico central y cuatro obeliscos piramidales, símbolos funerarios nabateos. Al medio hay una figura humana, que junto con los obeliscos representaría las 5 personas enterradas en la tumba. El nivel inferior tiene rasgos helenísticos, compuesto de dos cuerpos con seis columnas cada uno, adornados respectivamente con un frontis triangular, dando la impresión de que tiene dos niveles cuando es uno solo en realidad. En la cámara interior contiene tres bancas a modo de un triclinio o salón de banquetes ceremoniales. Ambas composiciones mantienen un eje central de simetría.

Esto si que ya empieza a parecer a otra cosa. Es sólo una tumba, y desde luego no es la más grande, ni la mejor conservada, pero el hambre de Petra hace efecto y hace que la mires con muy buenos ojos. La segunda vez que pase por delante ya no me pareció tan interesante, pero tengo que reconocer que la primera vez si que me causó una gran buena impresión.
Un poquito más adelante finaliza el camino en una explanada desde la que arranca el Siq. En la explanada había un grupo de “actores” vestidos de vete tú a saber que. Desfilaban sin mucha gracia a la caza de alguna propina. La verdad es que nunca le he visto la gracia a hacerse una foto con alguien disfrazado. Pero reconozco que verlos es una buena señal. Cualquier atracción turística que se precie tiene su propio ejército esperando ser fotografiado a las puertas. Si no hay gente disfrazada es que el sitio no tiene el caché suficiente.
La verdadera visita a Petra empieza aquí, a las puertas del Siq. Incluso antes de entrar ya impresiona.

El Siq es la entrada principal a la antigua ciudad de Petra, siendo usado como entrada de las caravanas a la ciudad. El estrecho desfiladero, en algunos puntos no tiene más de dos metros de ancho, se prolonga durante aproximadamente 1.200 metros para terminar en el monumento más espectacular de Petra, Al Khazneh (el Tesoro). Las paredes del Siq tienen una altura de entre 91 y 182 metros.
El Siq es el resultado de un proceso geológico natural producido por fuerzas tectónicas y no por la erosión del agua. La consecuencia es que parece que en algunos puntos si se juntasen las paredes quedarían encajadas.
Justo en la entrada del Siq hay una enorme presa, construida en el año 1963 para evitar que las aguas del Wadi Musa inundasen el Siq. La presa se construyó sobre la presa original construida por los Nabateos a principios del siglo I el D.C. La entrada también contiene los restos de un arco monumental, del cual sólo se conservan los dos estribos y algunas piedras talladas del arco. El arco se derrumbó en 1896 después de un terremoto, pero se conoce su aspecto por los trabajos de litografía de David Roberts.
A lo largo de ambas paredes del cañón hay numerosas capillas que sugieren que el Siq era un lugar sagrado para los nabateos. En 1998, un grupo de estatuas fue descubierto cuando el nivel del suelo se excavó. Aunque la parte superior está muy erosionada, todavía son reconocibles las figuras de dos comerciantes y dos camellos.
Todavía se aprecian los canales excavados en las paredes que servían para conducir el agua a Petra.
En el año 1997 se dejaron al descubierto varios tramos del pavimento romano original tras retirar más de 2 metros de tierra que lo cubría.
A lo largo del Siq hay algunas cámaras subterráneas, cuya función aún no ha sido clarificada. La posibilidad que ellas fueran tumbas ha sido descartada y es difícil creer que fueran viviendas.


No creo que nadie pueda describir con palabras lo que es el Siq; las sensaciones que produce y que se sienten en ese lugar. Os cansaréis de leer que es un enorme desfiladero; pero hasta que no te plantas allí en medio no te puedes hacer una idea de cómo es realmente. Veréis muchísimas fotos, pero ninguna refleja la grandiosidad de ese lugar. Es algo único, impresionante, un lugar que todo el mundo tendría que visitar por lo menos una vez.
El Siq por si sólo constituiría una atracción turística de primer orden. No tiene tumbas, sólo algunas pequeñas capillas excavadas en las paredes, las canalizaciones del agua y los restos del pavimento romano. Pero no le hace falta más. Esas paredes altísimas, que parece que llegan hasta el cielo, y que en algunos puntos se estrechan hasta casi tocarse sin apenas dejar entrar el sol, crean un ambiente único. Los colores que inundan las paredes, marrón, amarillo, naranja; y todos ellos con una multitud de tonalidades diferentes.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - PETRA (1)
PETRA - EL SIQ

Pasamos cuatro veces por allí, dos cada día, una para entrar y otra para salir. Y cada vez me seducía más. Cuanto más lo veía más me gustaba. Si hubiera ido sólo, a la salida, me hubiera sentado en un rincón y me hubiera quedado allí hasta que viniera la policía a echarme.
Además el Siq tiene algo que lo hace único en Petra; sombra. Si, sombra, algo tan simple, tan poco apreciado, pero que en Petra escasea más que el agua, y que es un auténtico tesoro.
El Siq finaliza en la que probablemente sea; por lo menos para mí lo es; la fachada más espectacular del yacimiento, el Tesoro. La primera imagen del monumento, desde dentro del desfiladero, con el sol dando de lleno en la fachada, es inolvidable. Al girar el último recodo del Siq apenas se ve un pequeño fragmento lateral, pero la imagen ya es preciosa. Ya sólo faltaban 20 ó 30 metros para que terminase el Siq. Para nosotros fueron los mejores, los más emotivos. A medida que los recorres, el Tesoro va apareciendo poco a poco, hasta que finalmente se presenta en todo su esplendor, inmenso.

El Tesoro, de 43 metros de altura por 30 metros de anchura, fue construido probablemente en el siglo I A.C. por el rey nabateo Aretas III. Su diseño no tiene precedentes en Petra, de manera que debió ser excavado en la roca por constructores helenísticos del Cercano Oriente, mezclando su propio estilo con el nabateo.
A pesar de su nombre, se cree que el Tesoro era un templo o una tumba real. Su nombre procede de la leyenda según la cual había un tesoro faraónico escondido en la urna gigante que hay en el centro del segundo nivel. Los disparos realizados por los beduinos para intentar abrir la urna pueden apreciarse a simple vista desde abajo..
La fachada tiene dos niveles; el inferior, de 12 metros de altura, está decorado con seis columnas con capiteles florales que soportan un frontón triangular en el que aparece representado la cabeza de una Gorona. A los lados hay relieves escultóricos mal conservados que se cree que representan a Cástor y Pólux, hijos de Zeus. Tras la puerta hay una sala vacía de unos doce metros cuadrados y una especie de hueco en el suelo para los rituales en honor de los dioses locales, Allat, Al Uzza Y Dushara. En el segundo nivel hay representadas tres falsas glorietas con seis columnas frontales. Las glorietas laterales son cuadradas y tienen un techo en forma de frontón inclinado hacia los lados, y la central es redonda; sobre ésta se halla la urna y la figura de un águila que simboliza una deidad masculina nabatea. En las paredes sin excavar de las falsas glorietas hay relieves. En la central, enfrente, hay la figura de la diosa de la fertilidad de Petra, conocida como Al Uzza, asociada a Isis. Dos águilas erosionadas hacen guardia en lo más alto. A ambos lados de la fachada hay numerosos agujeros que sugieren la utilización de andamiaje.
En el año 2003 se descubrió un piso inferior delante del Tesoro, a unos 6 metros de profundidad, que podría formar parte de la Petra sumergida por los sedimentos que aun hay que excavar. Contiene varias tumbas.


Sin lugar a dudas, es el edificio mejor conservado de Petra. El más espectacular e impresionante. Es realmente precioso.
Todo ayuda a realzar la belleza de esa fachada. La situación, justo en la desembocadura del Siq, rodeada de unas enormes paredes que hacen que la vista no se disperse y se centre en ella. La luz de la mañana que cae directamente sobre la fachada haciendo que brille con mayor intensidad, mientras que el resto de la plaza se encuentra protegida del sol por las altas paredes.
La primera vez que se llega a ese lugar y se disfruta de esa visión única, es inolvidable. Se te graba en la retina y es la primera imagen que te viene a la cabeza cuando oyes la palabra Petra.
No se puede entrar dentro, lo que me parece una medida muy acertada. Estas cosas hay que cuidarlas, y la gente paseando por allí dentro y tocando las paredes no creo que sea lo más recomendable para su mantenimiento.

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PETRA - EL TESORO

Por si alguien no se había dado cuenta todavía, me gustó mucho, mejor dicho, me maravilló.
A mano derecha, está la sala sagrada. Es simplemente una sala bastante grande sin fachada. Nada destacable. Pero como sale en la guía hay que mirarla. Aquí empieza el llamado siq exterior, un pequeño desfiladero que enlaza el Tesoro con la calle de las fachadas. No tiene nada que ver con el verdadero Siq. No tiene su longitud, ni las paredes alcanzan su altura ni se estrecha de la misma manera. Ni de cerca tiene el encanto del Siq. Sólo es un lugar de paso para llegar al siguiente punto de la visita, la calle de las fachadas.

En la llamada Calle de las Fachadas, se pueden observar más de cuarenta casas y tumbas nabateas construidas en el estilo de saliente escalonado que recuerda mucho a la arquitectura asiria.

Las primeras tumbas, se encuentran en la pared izquierda. No es que destaquen por tener unas fachadas muy decoradas, pero si que llaman la atención por su gran tamaño. Casi enfrente pero en un nivel más elevado, hay más tumbas. Aquí si que hay varias fachadas más trabajadas. Y un poco más adelante, de nuevo a mano izquierda, hay una pared llena de pequeñas tumbas. Una sola no llamaría la atención, pero ver la ladera llena si que tiene encanto.
Este lugar nos gustó mucho, no sólo por las fachadas, sino sobre todo por el ambiente que había allí. Al final de la calle de las fachadas, justo donde empieza la subida al Altar de los Sacrificios, el camino se ensancha y se convierte en una especie de punto de reunión. Hay una animación enorme, turistas por todos lados, caballos que van, burros que vienen, camellos esperando clientes, niños vendiendo postales, otros no tan niños vendiendo pulseras. Resulta muy agradable detenerse un momento, olvidarse de los monumentos que te rodean y disfrutar de ese trajín incesante de gente y animales.
Mientras paseábamos tranquilamente se nos acercó un crío a intentar vendernos postales; no tendría ni 10 años;. Uno más de los muchos que lo intentaron a lo largo del día. Pero gracias a éste nos echamos unas buenas risas. Más o menos la conversación fue esta:
- Postcards, 1 dinar
- No, gracias
- ¿Españoles?
- Si.
- Postales, muy barato. Más barato que Andorra. Más barato que en Mercadona.
Nos quedamos helados durante un segundo porque no nos esperábamos esa salida. Luego nos echamos a reír. La verdad es que el chaval tuvo mucha gracia. Como veía que no le íbamos a comprar las postales cambió la táctica, y le dijo a mi mujer “Española guapa. Un regalo para ti”. Como mi mujer no cogía las postales, las dejó en el suelo junto a ella y se alejó unos pasos. Nosotros nos dimos la vuelta y nos fuimos en dirección contraria todavía con una sonrisa en la boca. El chico al ver que no había negocio, recogió las postales y se fue en busca de otra víctima.

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PETRA - LA CALLE DE LAS FACHADAS

Este fue el acoso más intenso que sufrimos por parte de los vendedores beduinos. Recalco esto para que veáis que allí los vendedores no agobian a los turistas, son muy respetuosos y no insisten demasiado si se les dice que no. Muy buena gente esos beduinos
Y seguro que ahora todo el mundo pensará, pobre niño, ya le podían haber comprado las postales, vaya rácanos. Pues no, ¡No somos unos tacaños!. Sólo evitamos comprar chismes inútiles que acaban olvidados en el fondo de un cajón. Además seguro que vosotros hacéis lo mismo. Si es que ….. mira que os gusta criticar.
Al final de la calle de las fachadas se encuentra un nuevo punto de interés, el Teatro.

El Teatro fue excavado en la roca por los nabateos en el siglo I A.C. Originariamente tenía cabida para 3.000 ó 4.000 espectadores, distribuidos en 45 filas de asientos y con tres secciones horizontales separadas por dos pasillos. El espacio destinado a la orquesta se talló en la roca, no así el escenario, hoy desaparecido, que era una estructura de tres plantas.
Posteriormente los romanos ampliaron su capacidad para dar cabida a más de 8.500 personas. Para ello se tuvieron que destruir numerosas tumbas.
El terremoto del año 363 lo dañó muy seriamente. En vez de reconstruirlo, buena parte de los materiales se reutilizaron en otros edificios.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - PETRA (2)
PETRA - EL TEATRO

No es muy grande, el escenario ha desaparecido, y las gradas están muy erosionadas. Pero aun así resulta muy llamativo. Es donde mejor se aprecia el característico color rosado de Petra. En las gradas erosionadas, bajo el sol, las vetas de color rosa de la roca resaltan mías que en ningún otro lugar de Petra.
Como teatro no destaca demasiado. Sin ir más lejos, y si nos centramos en lo que sería un teatro, el teatro sur de Jerash le da mil vueltas. Pero el de Petra tiene un encanto diferente, con esas gradas erosionadas y ese precioso color rosado que brilla bajo el sol del mediodía.
Hay un trasiego constante de gente que pasa por delante pero que no se para en su interior. Resulta muy chocante. Este tipo de monumentos siempre está lleno de gente. En cambio en el teatro de Petra, si te plantas delante, es posible disfrutar de todo su esplendor sin que haya nadie en su interior, aunque no pare de pasar gente por detrás.
Tras una visita rápida, retrocedimos unos pasos y nos decidimos a afrontar la subida al Altar de los Sacrificios. Respiramos profundamente, contamos hasta diez y ¡vamos allá!. Habíamos leído que la subida era dura, y nosotros no somos precisamente unos atletas. El sol puede que haga brillar la roca y que gracias a ello Petra resulte mucho más bonita, pero para encarar una subida como aquella no resulta un buen compañero. Pero bueno, lo del sol es algo que no tiene remedio, y si brilla, pues a aguantarse y a sudar.
La subida empieza con unos escalones de piedra tallados en la roca. Y así continua hasta el final, escalones y más escalones, salvo algún pequeño tramo en que los escalones desaparecen para dar un descanso a los fatigados turistas. Mientras subíamos, un par de veces me pregunté que narices se me había perdido allí, ¡espero que lo que haya allá arriba valga la pena!.
Al principio, se ven el teatro y las tumbas reales desde una posición elevada. Una bonita vista. Después se pierde de vista esa zona, y la subida continúa rodeado de altas paredes. No sé porque, pero resulta agradable. Si no fuera por lo pesada que resulta la subida sería realmente bonito.
Tampoco hay que asustarse con la subida. Es dura pero el grado de dificultad es bajo. Lo único que hay que hacer es caminar, no hay que escalar, ni tan siquiera hay que saltar entre las rocas. De hecho lo más peligroso son los burros cargados con turistas que suben y bajan por el camino. Si no vas con cuidado te atropellan. Los burros no los turistas. Lo que tiene gracia es la cara de acojone que llevan los infelices que van montados encima. Y no me extraña, no entiendo como alguien se atreve a montar en un animal por ese camino. Menos mal que los pobres animales tienen el conocimiento que nos falta a nosotros y saben lo que hacen. Y subir todavía, pero bajar montado en el burro por esos escalones, hay que tenerlos cuadrados.
No controlé exactamente el tiempo que tardamos en hacer la subida, pero creo que no llego a la hora. Por fin, el Altar de los Sacrificios.

Conocido como Al-Madbah (el Altar) por los nabateos, se construyó en la cima del Jebel Madbah nivelando la cima para crear una plataforma y excavando grandes desagües para canalizar la sangre de los animales ejecutados. En la entrada hay dos obeliscos de 6 metros de altura tallados directamente en la roca.
Es uno de los lugares para el culto más amplios y famosos en los alrededores de Petra. El altar tiene una base tallada en la roca a la que se accede a través de tres escalones. En el centro hay un gran bloque de piedra, donde se guardaban las estatuas que se usaban en la procesión. Al lado se encuentra el altar circular al que se accede por otros tres escalones. Frente al Altar, se encuentra una plataforma con asientos distribuidos en tres de sus lados, y una cisterna para reservar el agua. Parece ser que este lugar fue dedicado a sacrificios en honor del dios Dushara.


El altar como tal no nos llamó mucho la atención. Meterse esa paliza para ver aquello no merece la pena. Los dos obeliscos y el altar, ni tan siquiera llamarían la atención si estuvieran en la parte baja de la ciudad.
Pero si se coge el camino que hay a la derecha se llega a una explanada desde la que se tiene visión espectacular del conjunto. A un lado unas magnificas vistas del desierto con las montañas al fondo. Al otro, Petra vista desde las alturas. Probablemente sean las mejores vistas de las que se puede disfrutar en Petra. Realmente magnificas. Y como uno llega cansado allá arriba, apetece sentarse a descansar un rato mientras se disfruta de ese maravilloso espectáculo. Sólo por ver las tumbas tan diminutas desde las alturas ya vale la pena subir hasta el altar de los Sacrificios.
Una vez repuestos, volvimos sobre nuestros pasos hasta el altar, para iniciar el descenso. Pero en lugar de volver por donde habíamos subido, cogimos el camino que hay a mano izquierda, y que desciende hasta el Wadi Farasa.
El camino de bajada por este lado nos pareció más largo que el que habíamos tomado para subir. Menos mal que en eso habíamos acertado. Y para los que lo hagáis a la inversa, subir por este lado tampoco reviste dificultad más allá del cansancio que acumuléis.
Se trata de una bajada preciosa. En la primera parte disfrutas de unas vistas espectaculares, prácticamente las mismas que se tienen desde arriba. Después a medida que te acercas al valle, se ven varias tumbas a vista de pájaro. No es el lugar más conocido de Petra, y se nota, ya que hay menos gente; incluso me atrevería a decir que no vi ningún grupo organizado por aquí. Pero no por eso es menos espectacular. Si disponéis de tiempo os recomiendo visitar este lugar. Tiene un par de tumbas encantadoras en la parte de abajo y unas vistas preciosas desde la zona superior.

El primer monumento que aparece en el descenso es el Monumento del León, de 5 metros de largo, donde el agua se canalizaba para que brotase por la boca del león. Un altar de piedra situado al otro lado en diagonal, hace pensar que la fuente tenía una función religiosa.
Un poco más abajo se encuentra la Tumba del Jardín. No está claro si era una tumba o un templo. Delante se pueden contemplar los restos de una enorme cisterna de agua.
Más adelante, a la izquierda se encuentra la Tumba del Soldado Romano, que recibe su nombre por la estatua que hay sobre la puerta. Enfrente está el Triclinio del Jardín, que era una sala donde se celebraban fiestas en honor de los que habían sido enterrados allí. La sala destaca por ser la única que tiene tallas decoradas en el interior. La tumba y el triclinio están comunicados por un patio con columnas.


Las dos tumbas nos resultaron curiosas ya que son diferentes al resto de monumentos de Petra. La Tumba del Jardín, tiene un bonito porche con columnas que da paso al interior de la tumba. Y la Tumba del Soldado Romano sorprende por ser la única que conserva tallas en sus paredes interiores. Ambas merecen mucho la pena.

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PETRA - LA TUMBA DEL JARDIN

A partir de aquí, un suave paseo ya sin pendiente pero bajo un sol abrasador, conduce de nuevo al centro de Petra. Se pasa por delante de varias tumbas, no demasiado interesantes. La mayoría no pasa de ser un agujero en la pared totalmente erosionada.
El tiempo pasa volando cuando estás en un sitio tan increíble como Petra. No te pararías nunca, pero el hambre aprieta, y contra eso sólo hay una cura posible, ¡¡COMER!!. No entiendo como pudimos resistir tanto tiempo la tentación de pararnos a comer esos deliciosos manjares que llevábamos en la mochila. Si, el atún, las galletas saladas, los palitos de queso, y las dos super magdalenas gigantes. Un auténtico lujo asiático.
Buscamos una sombra junto a una pared justo enfrente de las Tumbas Reales. Al levantar una piedra para colocarla a la sombra me encontré un escorpión tan grande como mi mano. Vi la muerte cara a cara cuando me atacó con su aguijón mortal; pero reaccioné rápidamente y logré esquivarlo. Bueno, a lo mejor exagero un poquito y el escorpión no era tan grande, ni me atacó, ni nada de nada. Pero que había un escorpión debajo de la piedra es verdad, y que daba un poco de repelús también.
Comimos muy poco a poco disfrutando del sitio privilegiado en el que nos encontrábamos. Las impresionantes Tumbas Reales estaban allí enfrente, a solo unos pasos, haciéndonos compañía durante toda la comida.
Una vez alimentados y descansados nos encaminamos hacia uno de los puntos de mayor interés de la visita, las Tumbas Reales. Habíamos disfrutado de su visión durante toda la comida y por fin había llegado la hora de visitarlas de cerca.

En la falda occidental del Jebel Al-Khubtha se encuentran los sepulcros más impresionantes de Petra, conocidos colectivamente como Tumbas Reales.
La primera empezando por la derecha es la Tumba de la Urna conocida así por la enorme urna tallada en la parte superior de su fachada. Fue construida alrededor del año 70 D.C. Debe su grandiosidad al pórtico dórico tallado en la roca a su izquierda, y a la enorme terraza frontal. La doble capa de bóvedas fue añadida en la época bizantina. En la parte superior hay tres aperturas entre las columnas. La del centro conserva la piedra exterior donde aparece una imagen del rey vestido con una toga. El interior de la tumba mide 18 x 20 metros
La siguiente tumba es la Tumba de la Seda, llamada así por las espirales de roca con vetas rosas, blancas y amarillas.
A continuación se encuentra la Tumba Corintia, cuyo nombre se deriva de sus capiteles con adornos florales. Está bastante dañada. Resulta una mezcla de influencias griegas y nabateas. El pórtico del nivel inferior es de estilo nabateo, mientras que el superior presenta influencias griegas.
Junto a ésta aparece la Tumba del Palacio, llamada así por su exuberante decoración, que imita un palacio griego. Las dos puertas centrales están coronadas por frontones triangulares, mientras que las dos de los costados son semicirculares. El nivel superior presenta 18 columnas. Como la pared no tenía la longitud suficiente, la esquina superior izquierda se tuvo que añadir como una pieza de un puzzle. En el interior presenta las típicas cámaras funerarias sencillas.
Separada de las anteriores, se encuentra la última de las Tumbas Reales, la Tumba de Sexto Florentino, construida alrededor del año 130 D.C. En el centro de la fachada, sobre las columnas aparece una Gorgona. Los capiteles con cuernos son típicos del estilo nabateo. Su interior es interesante por sus nichos, cinco en la pared del fondo y tres en la pared derecha.


Este conjunto de tumbas resulta imponente por su gran tamaño. Cuando te plantas delante te sientes pequeño. Además, por la tarde el sol da lleno en las fachadas por lo que brillan con más intensidad y se aprecian mejor las diferentes tonalidades de la piedra. La parte baja de todas las tumbas está bastante erosionada. Sin embargo la parte superior está mucho mejor conservada.

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PETRA - LAS TUMBAS REALES

Sin lugar a dudas el conjunto de tumbas más destacable de todo el yacimiento. Resultan igual de interesantes, de lejos, viendo la armonía del conjunto, como de cerca, admirando la majestuosidad de cada una de ellas. En un hipotético ranking de los monumentos de Petra, las Tumbas Reales se encontrarían en tercer lugar, siguiendo muy de cerca al Tesoro y al Siq.
Por cierto, están todas juntas, salvo la Tumba de Sexto Florentino, que se encuentra un poco apartada. Hay que descender un camino para llegar hasta ella.
Mientras visitábamos las Tumbas Reales un hombre le advirtió a mi mujer que tuviese cuidado con el sol. Tenía los hombros y la cara encendida. Un poco más y hubiera estado lista para servirla en un plato cocina en su punto. Se tapó como pudo con uno de esos pañuelos grandes de mujer, y continuamos con la visita. Menos mal que aquel hombre le llamó la atención, porque embobados como estábamos ante tanta maravilla no nos habíamos percatado del color que estaba tomando el asunto. Color rojo intenso. Si no se hubiera tapado al día siguiente hubiera estado totalmente quemada, y no sé como hubiéramos continuado con el viaje.
El siguiente punto de interés de la visita son las ruinas de la ciudad romana.

Los restos de la antigua ciudad romana se alinean junto a una calle con columnas construida en el año 106 D.C. La calle de 6 metros de ancho, estaba flanqueada por columnas de piedra arenisca recubiertas de mármol.
Al inicio de la calle, en el lado derecho, está el ninfeo, fuente pública del siglo II D.C. Se reconoce fácilmente ya que se encuentra debajo de un alfóndigo. Enfrente, al otro lado de la calle, empiezan los restos del mercado, muy deteriorado. De nuevo a mano derecha se encuentran los escasos restos del Palacio Real, apenas reconocible.
El último edificio de la calle es el Gran Templo, al que se accede por una escalera. El primer tramo conduce directamente a un propileo monumental. Tras un segundo tramo se llega al témenos inferior, rodeado por una columnata triple. En el nivel superior se encontraba el recinto sagrado, con cuatro enormes columnas revestidas de mármol en la entrada. El templo media 40 x 28 metros, y alcanzaba los 18 metros de altura.
El recinto romano finaliza en el Portal del Témenos, del siglo II D.C., que marcaba la entrada al recinto sagrado. Antiguamente contaba con puertas de madera y torres laterales, hoy desaparecidas.


El recinto romano, significó una pequeña decepción. No se por qué, pero me había hecho a la idea de que estaría mejor conservado. El único edificio que nos pareció un poco más interesante fue el Gran Templo. Del resto apenas queda nada.

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PETRA - LA CIUDAD ROMANA

Ahora desde la distancia, tengo que reconocer que no está tan mal. Que he ido a visitar ruinas en peor estado y con mucho menos que ver que éstas. El problema es que cuando te haces una idea de algo, si luego las expectativas no alcanzan el nivel esperado, te llevas una desilusión. Es lo que nos pasó a nosotros con esta parte de la visita.
Además, no todo puede ser perfecto. Si no de que nos quejaríamos. Y en confianza, a que si no podemos criticar un algo un poquito, parece que a la visita le ha faltado algo.
Casi contiguo a la ciudad romana se encuentra el Qsar Al-Bint.

Qsar Al-Bint destaca por ser uno de los pocos edificios de Petra que ha sido construido y no excavado en la roca durante el periodo nabateo. Levantado por los nabateos alrededor del año 30 A.C. como lugar de culto a los dioses, fue adaptado por los romanos para el culto a los emperadores, hasta su destrucción en el siglo III.
Medía 23 metros de altura y contaba con escaleras de mármol, columnas con capiteles profusamente decorados y numerosos frisos y relieves, algunos de los cuales todavía se conservan. A los pies del templo, al mismo nivel que la calle se conserva un altar de sacrificios.


Para haber soportado terremotos se conserva bastante bien. Salvo el techo, se puede decir que el resto se mantiene en pie casi todo. Quizás por eso se merezca un tratamiento individualizado al margen del resto de la ciudad romana. Esto si que nos gustó mucho. De hecho era lo que esperábamos encontrar en la zona romana.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - PETRA (3)
PETRA - QSAR AL BINT

En su momento de esplendor debió ser espectacular. Cuando te sitúas al pie de las escaleras, o entre las enormes columnas una vez que has subido al templo, te sientes como en una película de época. Las paredes son muy gruesas. No me extraña que resistieran el terremoto. Y es cierto que todavía se conservan restos de relieves en las paredes.
Lo mejorcito con diferencia de esta zona del yacimiento. Por eso aprovechamos para sentarnos a la sombra entre las columnas que hay en la entrada antes de bajar las escaleras. Desde allí se tiene una bonita vista de la ciudad romana con las Tumbas Reales al fondo.
Ya estábamos agotados de tanto caminar, pero todavía nos quedaba un pequeño esfuerzo. Un par de cosas más y habríamos acabado por ese día.
El siguiente punto a visitar era el museo nabateo, que está ubicado detrás de los dos restaurantes. Para ir al museo hay que pasar por delante de los restaurantes. En uno vimos unos pinchos en una barbacoa que quitaban el hambre de solo mirarlos. Y nosotros que habíamos comido una auténtica porquería sentados en una piedra. Pero que bobos habíamos sido. No se que tal será la comida de los dos restaurantes, pero tenía mejor pinta que lo que nos habíamos tragado nosotros; porque lo que nos habíamos metido en la boca no podía llamarse comida.
Pero bueno, vayamos al museo nabateo, que es lo que nos había llevado hasta allí. La entrada es gratis. Sólo faltaría que después del palo que te pegan en la entrada del complejo, también te hicieran pagar aquí. El museo consiste en unas pocas salas, con objetos que se han encontrado en las excavaciones. Es muy pequeño y hay pocas cosas expuestas. Desde nuestro punto de vista no resulta nada interesante. Pero ya que habíamos llegado hasta allí, hubiera resultado absurdo no entrar.
Si os digo la verdad, ni tan siquiera recuerdo que tenían expuesto. Es que os digo que no resulta interesante y no hacéis caso; y al final tengo que acabar diciendo una burrada. La culpa es vuestra.
No miré el reloj, pero creo que estuvimos menos de 15 minutos. A la salida volvimos a pasar por delante de los restaurantes. Los ojos se me iban detrás de los pinchos. Y no es que tuviera hambre. ¡¡¡Pero es que nuestra comida había sido tan mala!!!!!. Solo era gula. Aunque en este caso estaba justificada por las circunstancias.
Se estaba haciendo tarde, y todavía nos quedaba una visita, la Iglesia Bizantina. Por el camino pasamos por delante del Templo de los Leones Alados. En realidad no era más que un montón de piedras, en el que apenas se distinguía nada. Ni nos paramos, total para lo que había ver allí.
Nos fuimos directamente a la Iglesia Bizantina.

La Iglesia Bizantina o Iglesia de Petra es un edificio nabateo que fue ampliado por los bizantinos. En el año 550 sufrió un incendio y fue destruido por varios terremotos. Recientemente ha sido restaurado, especialmente los mosaicos bizantinos, que en su día también cubrían las paredes.

La iglesia no es gran cosa. Las paredes han sido reconstruidas hasta media altura, y al carecer de techo se ha construido una estructura metálica para preservar los mosaicos, lo que le quita todo encanto al edificio. Sin embargo los mosaicos que hay en los dos laterales de la iglesia si que están muy bien conservados. A nosotros nos gustaron mucho más que los de Madaba. A veces las cosas que parecen menores, te sorprenden gratamente, y éste fue uno de esos casos. Era lo último que teníamos previsto visitar ese día, y supuso un bonito punto final a la visita.

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PETRA - MOSAICOS DE LA IGLESIA BIZANTINA

No os confundáis, no se acerca ni de lejos a la espectacularidad de las principales atracciones de Petra, y si os vais sin verla, tampoco pasa nada. Pero a nosotros nos dejó un buen sabor de boca. Es el encanto de las cosas sencillas.
Por ese día ya habíamos tenido suficiente. Ahora sólo nos quedaba volver hasta la entrada. Unos 4 kilómetros. Casi nada. Todo el día caminando y para acabar ese tute. Por cierto, el sol todavía picaba de lo lindo.
Retrocedimos unos pasos, hasta la altura del Qsar Al-Bint, para desde allí iniciar el camino de vuelta. Volvimos a pasar por delante de las ruinas de la ciudad romana, dejamos a la izquierda las Tumbas Reales, a la derecha el Teatro, la calle de las fachadas, el Siq exterior, y el Tesoro. Aquí hicimos una pequeña parada para apreciarlo con una luz diferente. Por la mañana cuando el sol cae de lleno sobre la fachada, brilla con más intensidad, lo que le da un mayor encanto. Por la tarde, cuando ya no le da el sol, sin dejar de ser espectacular, no alcanza el nivel de la mañana. Sin embargo, las fotografías quedan mucho mejor por la tarde. Supongo que la intensidad de la luz por la mañana es demasiado alta y distorsiona la foto. Por la tarde, con menos luz el resultado es mucho más nítido. Ya sólo nos quedaban el Siq, y el último tramo hasta la salida. Eran aproximadamente las 7 de la tarde.
Si a alguno os apetece montar en un camello, o un caballo, o incluso en un burro (para gustos los colores), lo ideal es hacerlo para recorrer el camino de vuelta. A la entrada vas descansado y no los necesitas; y mientras estás realizando la visita como vas avanzando poco a poco de monumento en monumento tampoco creo que sirvan para mucho. Pero a la vuelta, cuando uno ya está reventado de caminar todo el día, si que pueden resultar una opción interesante. Personalmente no los recomiendo en ningún caso, a mi no me van estas historias, pero si a alguien le interesan, mi consejo es que lo cojáis para la vuelta.

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PETRA - EL TESORO

Caminando hasta la salida tardamos un poco más de una hora, incluyendo unas breves paradas frente el Tesoro y en el Siq. Tras nueve horas caminando por Petra, aquella ultima hora se hizo un poco pesada. ¿Entendéis ahora lo de coger los bichos a la vuelta?
Nada más salir, hay varias tiendas de souvenirs, y un poco escondida una oficina de cambio. Necesitábamos cambiar algo de dinero, y como en la ciudad los bancos ya estarían cerrados a sea hora, decidimos probar allí. No era el mejor cambio, a 0’69, pero para salir del paso nos valía. Además era mucho mejor que el que ofrecían en el hotel. Cambiamos 200 USD, por los que nos dieron 138 JOD.
En cuanto sales a la calle hay taxis esperando, que se ofrecen para llevarte al hotel. Como teníamos el coche aparcado unos metros más arriba, los ignoramos .Recordad, no paguéis más de 2 JOD por una carrera dentro de Wadi Musa. Antes de dirigirnos al hotel entramos a comprar una botella de agua en la misma tienda en la que nos habíamos avituallado por la mañana. Nos pidieron 0’75 JOD por la botella, cuando por la mañana sólo nos habían cobrado 0´50 JOD. La inflación debe de estar disparada en Jordania, una subida del 50% en tan solo medio día. Y nos quejamos de lo suben los precios en España. Le dije al tendero que por la mañana, nos había cobrado 0’50 JOD, y sin discutir me contestó, OK, y me cobró los cincuenta céntimos. Conclusión, como nada tiene el precio marcado, te cobran lo que les da la gana. Y como tenemos pinta de guiris, ¡a pagar!.
En unos pocos minutos estábamos en el hotel. Mi mujer, fue a conectarse a internet, y yo aproveché para nadar en la piscina. Después de todo un día caminando, un baño de agua caliente no tiene precio. Seamos sinceros, a Petra no vamos por ver lo que hay allí, vamos para tener una excusa para poder bañarnos en la piscina de agua caliente. ¿O no?.
Ya sólo nos quedaba un trámite, la cena. Estábamos reventados, el pueblo no nos había parecido gran cosa, y no somos unos locos de la comida autóctona. Sumando todo esto se obtiene un resultado evidente, “¿Qué te parece si cenamos en el hotel?”.
La cena era un buffet bastante completito. El precio era de 7’70 JOD por persona, sin incluir las bebidas. Por una botella de agua grande nos cobraron 1’60 JOD. Madre mía como suben los precios en este país, pero si no hacía ni dos horas que me habían pedido 0’75 JOD. Si, ya sé que los restaurantes siempre son un poco más caros; ¡era un chiste malo!.
Había una buena variedad de ensaladas, y varios platos calientes de carne y pescado. Incluso había varios postres apetecibles, algo que no habíamos visto hasta ese momento, y que yo ya empezaba a echar en falta. Soy un adicto al azúcar y al chocolate. Nos pegamos un atracón. Hacía tiempo que no comía tanto. Supongo que el no haber comido al mediodía influyó un poco.
Después del festín, subimos con dificultad las escaleras. Menos mal que estábamos en el primer piso. Una ducha y a dormir.

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PETRA Y WADI RUM

PETRA Y WADI RUM


Localización: Jordania Jordania Fecha creación: 10/07/2011 12:21 Puntos: 0 (0 Votos)
A las 7 y media nos despertó un ruido en la habitación. Venían a limpiar. Pero es que está gente se ha vuelto loca. Que sólo son las siete y media y estamos cansados. Por cierto, el personal de limpieza de los hoteles siempre son hombres.
Nos volvimos a dormir. Bueno en realidad no dormimos, más bien hicimos el remolón en la cama. Se está tan bien en la cama por la mañana. Pero no podíamos perder demasiado el tiempo, ya que teníamos un día cargadito. Bajamos a desayunar. El buffet bastante correcto, como el día anterior.
Ese día teníamos que dormir en Aqaba, así que después de desayunar recogimos la maleta, e hicimos el check out en el hotel. A las 9 estábamos nuevamente en la entrada de Petra. Como el día anterior habíamos comprado la entrada para dos días, nos fuimos directos hacia adentro sin pasar por taquilla. Pasaron el lector por la entrada y para adentro sin problemas.
El plan para ese día era subir hasta el Monasterio. Es decir, teníamos que atravesar todo el yacimiento para luego iniciar la subida. Así que volvimos a recorrer el tramo de la entrada, para después atravesar el Siq. Ya lo habíamos visto el día anterior, pero volvimos a recorrerlo poco a poco para disfrutarlo de nuevo. Creo que podría recorrerlo mil veces y no me cansaría nunca. Bueno si, acabaría reventado; me refiero a que no me cansaría nunca de verlo. Es un lugar precioso. También nos detuvimos un momento delante del Tesoro. Hay que aprovechar cualquier ocasión para disfrutar de esta maravilla. Y sin más dilación hacia el Monasterio, pasando por la Calle de las Fachadas, por delante del Teatro y de las Tumbas Reales, por los restos de la ciudad romana, el Qsar Al-Bint y finalmente los restaurantes. Habíamos entrado a las 9 y cuando nos plantamos en el inicio de la subida ya eran las 10. Fuimos caminando tranquilamente, pero sin perder el tiempo, y tan sólo paramos un momento frente al Tesoro. Petra es enorme y las distancias entre los diferentes puntos de interés son grandes.
La subida al Monasterio es bastante dura, más que la subida al Altar de los Sacrificios. No presenta ninguna dificultad técnica, pero es realmente agotadora; tanto que incluso tuvimos que hacer una parada en el camino porque se nos acababa el fuelle. Escalones, escalones y más escalones; acompañados de algo que nunca falta en Petra, un sol abrasador. Lo único que le falta a Petra para ser perfecta, es alguna sombra más donde poder descansar. Sudamos de lo lindo para llegar hasta arriba.
Al inicio de la subida, un pequeño desvío conduce a la Tumba del León, que recibe su nombre por los dos leones que aparecen en la base del documento. Apenas son unos metros, y resulta curioso encontrarse una tumba que parece haberse perdido.

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PETRA - SUBIDA AL MONASTERIO - TEMPLO DE LOS LEONES

Pero hay que reconocer que la dureza de la subida queda totalmente compensada por la belleza de los paisajes que pueden verse desde casi cualquier punto del camino. Las vistas son realmente increíbles, una gozada para la vista. De vez en cuando hay que parar y darse media vuelta para disfrutar de ese espectáculo. Es una buena excusa para pararse y recuperar el aliento sin reconocer nuestras limitaciones físicas
Tras un paseo tan agotador como maravilloso, que duró unos 45 minutos conseguimos llegar hasta el Monasterio.

El Monasterio (Al-Deir) fue construido en el siglo III A.C. para servir de tumba a lrey nabateo Obodas I. Resulta muy parecido al Tesoro, pero es mucho mayor ya que mide 50 metros de ancho por 45 metros de alto. El pato frontal está rodeado de columnas. En las paredes interiores se distinguen cruces talladas, por lo que se cree que durante el periodo bizantino se utilizó como iglesia. El nombre de Monasterio surgió de estas cruces.

Frente al Monasterio hay una amplia explanada en la que hay un bar perfecto para descansar y disfrutar de la fachada del edificio. Detrás del bar hay una tumba.
El Monasterio es bastante parecido al Tesoro, pero no tiene su encanto. Por la mañana está totalmente a la sombra, lo que hace que la piedra tenga un tono verdoso y no brille como el Tesoro. Además la situación, en una explanada tampoco acompaña, a diferencia del que Tesoro se encuentra rodeado de paredes por todos los lados.

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PETRA - EL MONASTERIO

Pero cada fachada es única y no hay porque compararla con las demás. Así que hay que olvidarse del Tesoro y disfrutar del Monasterio. Es una auténtica maravilla, y merece la pena subir hasta allí para verlo. Es una fachada enorme, en un fantástico estado de conservación. De frente impresiona por su magnitud, pero lo mejor es desplazarse hacia un costado y disfrutar de unas vistas laterales de la fachada. Desde esa posición tiene un encanto especial. Si señor, otra maravilla que sumar a la lista de las que ya habíamos visto el día anterior.
El conjunto se completa con dos miradores con unas vistas geniales. No hay que perdérselos. No nos detuvimos mucho tiempo, ya que teníamos que volver a bajar y volver hasta la salida al mediodía, ya que queríamos visitar el desierto de Wadi Rum por la tarde. Personalmente me hubiera gustado disponer de un poco más de tiempo para disfrutar mejor del paisaje, pero cuando no puede ser.
El consuelo que nos quedaba es que ahora tocaba bajar, y cuando vas hacia abajo todos los santos ayudan. Si subir nos costó unos 45 minutos, bajar no creo que nos llevase más de 30 minutos. Y eso que recorrimos la misma distancia.

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PETRA - SUBIDA AL MONASTERIO

Durante la bajada se puede disfrutar mejor de las vistas, ya que ahora se tienen de cara. Pero hay que ir con cuidado al echar el pie para no resbalar y caerse. Siempre será mejor bajar caminando en vez de rodando por el suelo.
Y nuevamente a repetir la rutina de estos dos últimos días, disfrutando de un último vistazo a los principales monumentos de Petra, Qsar Al-Bint, la ciudad romana, las Tumbas Reales, el Teatro, la calle de las Fachadas, el Siq exterior, el Tesoro, con parada incluida, y finalmente el Siq. Se que ya lo he dicho varias veces, y que soy un poco pesado; pero es que no me canso de pasear por este lugar. Pocos lugares me han hechizado tanto como el Siq.
A la 1 de la tarde salíamos por la puerta de Petra. Una lástima tener que irnos de allí, pero nos esperaban otros lugares también muy especiales.
Justo al lado de donde habíamos aparcado el coche estaba el restaurante del que todo el mundo habla y que también aparecía recomendado en la Lonely, el Red Cave. El día anterior no habíamos comido, y eso se merecía una venganza en toda regla, y que mejor lugar para ello que ese restaurante. La jugada nos salió bastante bien. Comimos de maravilla. Una ensalada de atún, un plato de pollo a la brasa, otro de gallayah (especie de estofado con salsa y arroz), y una botella grande de agua, 16 JOD. Raciones abundantes y muy buena presentación. Que más se puede pedir. No se como serán el resto de restaurantes del lugar, pero éste se tiene bien ganada su buena fama. Un sitio altamente recomendable.
Un poco antes de las dos salimos de Wadi Musa en dirección a Wadi Rum. Yo confiaba en encontrar una gasolinera a la salida del pueblo. Pero no nos cruzamos con ninguna, y el GPS nos indicaba que la más cercana en dirección Wadi Rum estaba a unos 40 kilómetros. Apenas llevábamos gasolina. Nos arriesgábamos a quedarnos tirados si seguíamos para adelante. Así que media vuelta y buscar una gasolinera que estaba en la otra punta del pueblo. El GPS insistía en llevarnos por callejones sin asfaltar, por sitios imposibles; vamos que dimos unas cuantas vueltas absurdas. Al final sin saber como llegamos a una gasolinera que por el aspecto parecía de antes de la guerra civil (de la española claro). El precio de la gasolina era de 0`62 JOD, demasiado barato. No se si era gasolina para coche o carburante para tractores. ¡Que sea lo que dios quiera!. Le puse 12 JOD y a rezar para que funcione. Y vaya que si funcionó. Al menos aguantó hasta que devolvimos el coche. Por cierto puse esa cantidad tan rara, porque teníamos que devolver el depósito vacío, y al precio que iba la gasolina con 12 JOD se podían hacer muchos kilómetros. Sólo iba a poner 10 JOD, pero me dio miedo que fuese demasiado justo y por eso le metí dos más. Vaya derroche, ehhh. ¿Dónde están los que antes decían que somos unos tacaños?.
Unos 500 metros más adelante había una gasolinera nuevecita. Como las de aquí. Seguro que era más cara.
Ahora ya si que podíamos ir tranquilos hasta Wadi Rum. Hay unos 100 kilómetros de distancia, que tardamos en recorrer aproximadamente una hora y media. Los primeros 30 kilómetros los recorrimos por una zona desértica. Aquello no llegaba ni a carretera secundaria. No se veía ni un alma. Creo que no nos cruzamos con ningún coche. A continuación 50 kilómetros por la carretera del desierto. Atraviesa varios pueblos, lo que ralentiza mucho la marcha. En los pueblos había badenes elevados, de esos que te obligan a reducir la velocidad. Pero aquellos no eran altos, eran altísimos. Además no estaban pintados con rayas o de otro color. No los veías hasta que estabas encima. En el primero casi emprendo el vuelo. Vaya susto. Luego vinieron unos pocos más, iba un poco más atento, pero aún así tuve que pegar varios frenazos. No se que era peor si los saltos o los frenazos. Menos mal que me acabé dando cuenta de que unos 100 metros antes había una señal que los indicaba. A partir de aquí la cosa fue más suave, con algún pequeño susto aislado. Tras el desvío a Wadi Rum, todavía faltan 20 kilómetros. Es una carretera estrecha que ya anticipa lo que es ese desierto.
Llegamos al centro de visitantes un poco antes de las tres y media. Aparcamos el coche, y sin darnos tiempo a salir del coche un chico nos ofreció una excursión en jeep por el desierto por 100 JOD por persona. O sea 200 JOD o 200 euros como os guste más. En un folleto turístico nos indicó que nos llevaría a la mayor parte de los lugares de interés. Le dijimos que aquel precio era excesivo, y que no nos interesaba. Parecía que él quería negociar, pero nosotros lo evitamos y nos fuimos hacía el centro de visitantes.
El chico sacó el móvil y empezó a hablar, creo que con los del centro de visitantes. Escuché atentamente lo que decía, pero entre que el chico no hablaba español y yo no entiendo el jordano no me enteré nada. Cuando llegamos al centro de visitantes, el chico seguía pegado a nosotros, y antes de que pudiéramos decir ni mu, él ya se había adelantado y estaba hablando con los del centro.
Cuando nos atendieron, lo primero que nos ofrecieron fue lo mismo que nos había ofrecido el chico del parking. Nos pidieron el mismo precio, 100 JOD por cabeza. ¡Que sorpresa!. Aquello me pareció excesivo, por lo que les dijimos que era muy caro. Pero ellos no cambiaban de discurso, así que nos dimos media vuelta para irnos. Y no iba de farol, nos íbamos de verdad, me apetecía mucho visitar el desierto pero no estábamos dispuestos a gastarnos 200 JOD por unas pocas horas. Y de repente nos dijeron Ok, Ok, y bajaron el precio bajó a 50 JOD en total, incluyendo la entrada al parque natural que es de 5 JOD por persona. El recorrido era un más corto, pero 150 JOD de diferencia es mucho.
Y mira tú por donde, nos dicen que nuestro conductor era el chico que nos había abordado en el parking. Por lo visto parece que tienen establecido una especie de sistema de turnos, y cuando llega el turista, ellos ya saben a quien le toca. Por eso en el parking sólo vino uno a ofrecernos la excursión, que además fue el que finalmente nos asignaron en el centro de visitantes para dar la vuelta por el desierto.
Volvimos al parking, y desde allí hasta el pueblo de Rum. A pueblo fuimos con nuestro propio coche siguiendo al 4x4 del guía. Sólo hay un par de kilómetros. Dejamos el coche en el aparcamiento que hay en la entrada del pueblo, y sin más dilación nos montanos en el todoterreno para empezar la excursión. El vehículo que nos había tocado en suerte era bastante nuevo. Nada de carromatos destartalados, con asientos en la parte trasera. Si señor un 4x4 marca Jeep, en muy buen estado. Nos montamos en la parte de atrás, dentro de la cabina, muy cómodos. Habrá gente a la que le gustará el ir pegando saltos encima de un cojín en la parte de atrás de un furgoneta con más años que Matusalem. Yo no les cambio el sitio, prefiero ir bien sentado. La comodidad no está reñida con el disfrute de la belleza de un lugar.
Entre una cosa y otra, había pasado una media hora, debía faltar menos de un cuarto de hora para las cuatro.

Wadi Rum, también conocido como el Valle de la Luna, es un valle desértico situado a gran altitud (en torno a 1.600 m) en una región montañosa formada por granito y arenisca en el sur de Jordania, 60 km al este-nordeste de Aqaba. Es el wadi más largo de Jordania. El punto más elevado de Wadi Rum es el monte Jabal Umm ad Dami, con 1.854 m sobre el nivel del mar.
Wadi Rum ha estado habitado desde la prehistoria por diversas culturas, incluidos los nabateos, que han dejado su impronta en los petroglifos. En el cañón Khaz'ali se encuentran una serie de petroglifos, situados en cuevas, de la cultura talmúdica, anterior al islam.
En Occidente, Wadi Rum es conocido gracias al oficial del ejército británico T. E. Lawrence, que lo usó como base de operaciones durante la Rebelión Árabe de 1917-1918. En la década de 1980, una de las formaciones rocosas más espectaculares de Wadi Rum fue nombrada Los siete pilares de la sabiduría en honor al libro del mismo nombre de Lawrence, aunque no tiene nada que ver con él.
El área centrada en Wadi Rum es el hogar de los beduinos de la tribu Zalabia, que se encargan de organizar eco-turismo de aventura para los visitantes. La zona está protegida desde el año 1988
En esta región se han rodado varias películas importantes, entre ellas, Lawrence de Arabia, de David Lean, en 1962, y Marte rojo, de Anthony Hoffman, en 2000.


El recorrido empieza atravesando el pueblo de Rum. No vimos mucha cosa, pero no nos llamó la atención. Un pueblo de casas en planta baja un poco destartaladas. No creo que valga la pena pararse en el pueblo.
Nada más salir del pueblo, ya se empieza a disfrutar del desierto. Precioso. No es el típico desierto de dunas de arena. Wadi Rum es una amplia extensión llana con unas espectaculares formaciones rocosas al fondo. Íbamos circulando despacito para poder disfrutar mejor del paisaje. Cerca del pueblo vimos camellos sueltos, lo que le daba un mayor encanto al lugar.
La primera parada fue en el Manantial de Lawrence.

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WADI RUM - MANATIAL DE LAWRENCE

El Manantial de Lawrence recibe este nombre por la descripción que del mismo hizo Lawrence de Arabia en su libro los Siete Pilares de la Sabiduría. Es un chorro de agua natural, cuya desembocadura se ha convertido en un importante abrevadero en el desierto.
Hay muchos otros manantiales por l zona. El más conocido es el Ain Abu Aineh, que suele confundirse con el Manantial de Lawrence.


Por mucho que diga el nombre, allí no hay ningún manantial. Ni tan siquiera una fuente. Más bien es un pequeño abrevadero. El agua llega hasta allí a través de una pequeña tubería. Según nos indicó el guía, en la ladera de la montaña hay unas inscripciones nabateas. Pero están muy arriba y la subida no parece fácil precisamente. Se tiene que hacer a través de las rocas que se han ido desprendiendo de la pared, y con una pendiente bastante pronunciada. Nuestro espíritu aventurero no da para tanto, así que decidimos quedarnos abajo junto a la jaima que tienen montada en todos los puntos de interés, y disfrutar de las vistas.
Lo más curioso es un árbol que hay a unos 100 ó 200 metros. Está allí aislado, en medio del desierto. Desentona totalmente con el paisaje y eso es precisamente lo que hace que la vista se te vaya hacia allí continuamente
Es sin duda alguna el punto de menor encanto de todo el recorrido. Este juicio lo hago a toro pasado. Cuando estuvimos allí, como era la primera parada y todavía no habíamos visto el resto, nos pareció un lugar agradable con una bonita perspectiva del desierto. Por lo tanto, un buen lugar para hacer una primera parada y tener una primera toma de contacto con el desierto de Wadi Rum.
Aquí nos ofrecieron el primer té. Lo rechazamos lo más amablemente que pudimos, ya que no nos gusta el té.
Tras la breve parada continuamos el recorrido y nos dirigimos hacia la duna de arena roja. El que la duna sea roja, no sorprende lo más mínimo, ya que el desierto tiene un color rojizo. ¿Por qué?. Porque la arena que hay allí es roja. Lógicamente; si hay una duna tiene que ser roja. Lo raro sería que fuese de color verde.
Y la duna, no es una típica duna, es más bien una acumulación de arena junto a una de las enormes rocas que pueblan el desierto. El viento arrastra la arena que se acumula junto a la roca dando lugar a la formación de la duna. No se ven muchas, pero las que hay son altísimas. Tanto como la roca junto a la que se han formado.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - PETRA Y WADI RUM (1)
WADI RUM - VISTAS DESDE LA DUNA ROJA

Aquí tocaba hacer el guiri, así que empezamos a subir la duna. Unos primeros pasos con mucha decisión, para ir perdiendo fuelle a los pocos metros. Los pies se nos hundían en la arena y subir resultaba muy dificultoso. Nos lo tomamos con más calma, y tras dos paradas para tomar aliento conseguimos llegar a la cima. Guau!!!!. Nos quedamos con la boca abierta. Me tuve que empujar el mentón con la mano para poder cerrarla. Desde allá arriba se podía disfrutar de una panorámica de 360º del desierto. Dimos varias vueltas sobre nosotros mismos para poder disfrutar del conjunto. Mirases hacia donde mirases las vistas eran magnificas. Nos quedamos un buen rato allí disfrutando de aquella maravilla.
En vez de bajar andando, nos lazamos a correr cuesta abajo. Las piernas se iban solas, y los pies se hundían en la arena. Una sensación extrañísima. A media bajada se me ocurrió una idea digna de una mente privilegiada, algo que tan sólo un genio podría haber imaginado. Decidí tirarme al suelo y dejarme caer rodando sobre la arena. Aquello fue muy, muy, muy, pero que muy divertido. El único inconveniente es que mareaba bastante. Cuando llegue abajo todo me daba vueltas, y tarde un rato en reponerme del mareo. Pero había merecido la pena.
Se me había metido arena por todas partes.
Si, si, ahí también.
Descargue toda la arena que pude, que no fue mucha en comparación con la que apareció cuando me quité la ropa en el hotel. Me llevaba medio desierto encima.
El siguiente destino, era el cañón Khazali. Se trata de una estrecha hendidura entre la roca de unos pocos metros de profundidad. Se puede recorrer sin dificultad hasta el final del cañón, donde una pared cierra el paso e impide continuar. Para salir hay que dar media vuelta y volver por donde se ha venido. Nos llamó mucho la atención que en una zona tan árida hubiera charcos en el suelo. Esa agua explica que a la entrada del cañón haya algo de vegetación, incluyendo dos árboles.

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WADI RUM - CAÑON KHAZALI

Estrecha fisura que escinde el Jebel Khazali en un siq. Los 150 primeros metros se pueden recorrer fácilmente a pie. Aquí se pueden observar inscripciones muy antiguas, con dibujos de avestruces, pies, y una mujer dando a luz. Para recorrer un tramo mayor, se necesita equipo especial de escalada

La visita al cañón se justifica por las inscripciones nabateas que hay en las paredes interiores. Hay dos clases de inscripciones, unas que parecen como un texto escrito y otras que son pequeños dibujos. Puedo certificar que las inscripciones estaban allí. Lo que no tengo tan claro es que sean nabateas. Mi dominio del idioma y de la simbología nabateas no son suficientes para certificar la autenticidad de esas inscripciones. Vamos que podrían ser nabateas, o podría haberlas hecho cualquier hijo de vecino dos días antes. Como no hay nada que nos impida creer que las inscripciones son auténticas, pues nos lo creímos, y nos fuimos tan contentos de haberlas visto. Es que no hay nada tan bonito como la inocencia,
El cañón es muy bonito, por lo estrecho de la apertura y lo alto de las paredes que lo forman. Hay alguna zona en la que no caben dos personas. Y las cuatro plantas de la entrada le dan un toque diferente, un pequeño toque de frescor en medio de aquel secarral. En cuanto a las inscripciones nabateas no es que sean obras de arte, más bien son bastante sencillas, pero tiene su punto pensar que llevan allí unos dos mil años.
Aquí las vistas sin dejar de ser bonitas no tienen la espectacularidad de otros lugares del desierto. El hecho de verlas a ras de suelo, y no desde lo alto de una roca les resta algo de vistosidad, pero no por eso dejan de tener su encanto.

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WADI RUM - VISTAS DESDE EL CAÑON KHAZALI

Llegados a este punto, nosotros ya dábamos por bien empleada la tarde. La visita al desierto estaba resultando muy interesante y entretenida. Pero como decían en los dibujos animados cuando éramos niños, “No se vayan todavía. Aún hay más”.
De nuevo en el 4x4 recorrimos un pequeño tramo de desierto hasta llegar a nuestra próxima parada, el Pequeño Puente. Más que un puente es un arco que se ha formado en la roca, ya que en realidad no sirve para pasar a ningún lado. Aunque el puente si que es pequeño, se encuentra a bastante altura, Una vez que te subes encima impone respeto. No es que tengas la sensación de que vayas a caer ni que produzca vértigo; pero yo no me pondría a dar volteretas allí arriba.

El Pequeño Puente de Roca o Rakhabat al-Wadak, es el más pequeño de los puentes de roca del Wadi Rum, pero al mismo tiempo es el más accesible.
Es fruto de la erosión del viento que se ha ido llevando las partes más blandas de la roca, dejando las partes más duras dando lugar a formaciones caprichosas con forma de puente.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - PETRA Y WADI RUM (3)
WADI RUM - PEQUEÑO PUENTE

Se encuentra en lo alto de una formación rocosa. El puente se ve perfectamente desde abajo. Y hay que reconocer que resulta llamativo. Es inevitable sacarle unas cuantas fotos. Y como ese día ya habíamos empezado a hacer el guiri en la duna roja, no nos íbamos a cortar ahora. Mantuvimos la misma línea y nos encaramamos por encima de las rocas hasta llegar al Pequeño Puente. Y de nuevo lo inevitable, unas cuantas fotos más haciendo el tonto ahí arriba. No acepto críticas por este comportamiento. El que haya estado allí y no haya hecho lo mismo que tire la primera piedra.
Pero lo mejor no es el puente. De nuevo lo mejor son las vistas que se tienen desde arriba. Se disfruta de una panorámica abierta del desierto. Es algo maravilloso. Las fotos que se sacan allí son preciosas, pero nunca llegan a captar completamente la grandeza y la belleza del lugar. No pueden abarcar toda la perspectiva de la disfrutan los ojos en ese lugar.
En los sitios anteriores en los que nos habíamos detenido siempre habíamos coincidido con otros turistas. Pero aquí estábamos solos. Así que decidimos disfrutar del momento y nos quedamos un rato admirando del paisaje. Todo del mismo color, y al mismo tiempo todo diferente por la gran variedad de tonalidades que se pueden apreciar.
Pero la visita tenía que continuar, por lo que bajamos de nuevo hasta el coche, y rumbo al nuevo destino, la Casa de Lawrence. Hasta ese momento los lugares en los que habíamos parado estaban bastante cercanos entre sí. Este último estaba un poco más lejos, o eso nos pareció por el recorrido que hicimos con el jeep. O quizás fue que nos llevó a dar un rodeo para entretenernos un poco más. Daba igual, lo importante era estar allí y disfrutar del paisaje, y de una manera u otra lo estábamos disfrutando.

La llamada casa de Lawrence de Arabia fue construida sobre las ruinas de una cisterna de agua nabatea. Lawrence la usó como refugio durante la Revuelta del Desierto. Actualmente queda muy poca cosa de la vivienda.
Cerca se encuentra una inscripción nabatea que menciona el nombre de Iram, con el que antiguamente se conocía la zona.


No podría definir exactamente la famosa Casa de Lawrence con una palabra. Tal vez la que más se aproximaría sería,…….¡¡¡vaya churro!!!. No queda más que media pared y un montón de piedras por el suelo junto a una roca. Por no tener no tenía ni una puerta por donde entrar, o al menos no la vi. Tampoco la busqué.
Y no es porque no quedara casi nada, es que aquello no tenía nada ver. Aunque hubiera estado enterita, no creo que me hubiera gustado.
Tampoco le di mucha importancia, a esas alturas de la excursión ya tenía bastante claro que lo mejor no eran los supuestos sitios te llevaban a ver, sino la perspectiva del desierto que podías obtener desde cada uno de ellos. Y ese lugar no era una excepción. Sin perder ni un segundo en la casa; aunque tengo que reconocer que le hice un par de fotos; dimos la vuelta, y en la parte de atrás nos subimos a lo alto de una roca, que quedaba a la sombra de una pared mucho más alta.
Volvíamos a estar solos. No se oía ni un solo ruido. Se respiraba una paz inmensa, una tranquilidad como pocas veces he sentido. Las vistas desde aquel punto que habíamos elegido para sentarnos eran muy bonitas. No eran las mejores que habíamos tenido ese día, pero no por eso dejaban de ser espectaculares. No se cuanto tiempo estuvimos sentados allí, escuchando el silencio, pero lo recuerdo como uno de los mejores momentos, no ya del día, sino de todo el viaje. Fue fantástico. A veces las cosas más sencillas son las que más nos llenan.
Cuando volvimos a buscar al conductor a la jaima de turno, nuevamente nos ofrecieron un te. ¡¡¡Que no nos gusta el te, que no insistáis!!!. Como el conductor vio que no había negocio, no tardó mucho en levantarse y reemprender el camino.
En el centro de visitantes habíamos acordado que iríamos a visitar un sitio más. Pero el conductor nos dijo que se estaba haciendo tarde y que teníamos que ir hasta el mirador de la puesta de sol. Que si queríamos ir a la última visita nos perderíamos la puesta de sol. ¡¡¡Y eso si que no, de ninguna manera!!!. Un día como aquel requería un colofón digno del lugar, y que mejor punto y final que una preciosa puesta de sol. No nos la pensábamos perder por nada del mundo. Así que no protestamos y le dijimos que directo al mirador. Hay que reconocer que el sol ya estaba bastante bajo y no faltaba mucho para que se pusiera.
A medio camino, nos encontramos con otro jeep que estaba parado. Nuestro conductor se paró a unos 100 metros. Nosotros pensábamos que era para prestarle ayuda. Pero de repente se baja del coche y nos dice que el cambio de marchas no va bien. Se mete debajo del coche y empieza a pegar unos golpes. De nuevo sale y me dice que cuando me lo indique meta la reductora, y que después la saque cuando me vuelva a avisar. Así lo hice un par de veces.
Supongo que eso entra con el precio de la entrada. Un poquito de folclore para entretener al turista haciéndole creer que el coche se ha averiado en medio del desierto. En otras circunstancias a lo mejor nos hubiéramos acojonado, pero la verdad es que aquello más que dar miedo hacia gracia. Tendríais que haber visto a aquel chaval salir de debajo del coche con una pieza, que no se que era, como si la acabase de arrancar del coche. A menos de 100 metros en el otro coche estaban haciendo lo mismo. Estuve por decirle que en aquel sitio pusieran un letrero de “peligro avería”, porque por lo visto todos los coches se averiaban en el mismo lugar.

*** Imagen borrada de Tinypic ***
WADI - VISTAS DESDE UN MIRADOR

Resuelto el “problema”, nos dirigimos a uno de los miradores para ver la puesta de sol. Lógicamente en esos lugares confluyen todos los turistas que ese día visitan el desierto. No estábamos solos, pero eso no le restó encanto al momento. Todo el mundo disfruta de ese momento en silencio. Y además tampoco hay demasiada gente y te puedes situar en un lugar apartado sin que nadie te moleste
Nos dejó a los pies de unas rocas bastante altas, a las que había que subir para desde allí ver como el sol se esconde detrás de las montañas que se encuentran enfrente. Una de las más espectaculares puestas de sol que he visto. El sol va cayendo poco a poco, mientras ves como la sombra que proyectan las montañas que hay enfrente se va alargando y avaza rápidamente hacía ti. Todo va cambiando color. EL brillo de la arena y de las rocas se va apagando y todo adquiere un tono más oscuro. Finalmente el sol se esconde detrás de las montañas y la luz se va apagando poco a poco. Creo que no podíamos haber encontrado un mejor final para la visita a Wadi Rum.
Con la puesta sol finalizaba la visita a Wadi Rum. Fuimos de los últimos en bajar al coche. El conductor ya nos esperaba dentro. Puso el coche en marcha y lo que hasta ese momento había sido una marcha pausada y sin sobresaltos, se convirtió en un auténtico rally. Empezó a correr como un loco como si le fuera la vida en ello. Saltos, derrapadas, volantazos. Vaya locura. Una carrera muy divertida para volver hasta el pueblo de Rum. Menos mal que ese chico controlaba. Si llego a estar yo al volante nos matamos seguro.

12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL - Blogs de Jordania - PETRA Y WADI RUM (4)
WADI RUM - PUESTA DE SOL

Wadi Rum es un lugar mágico, único. Un lugar que te hechiza, que te embruja y te atrapa para siempre. No sé si algún día volveré, pero lo que si que tengo claro es que no lo olvidaré nunca.
Todo viaje a Jordania pasa por Petra. Pero no todos los turistas que visitan el país se acercan a Wadi Rum. Es una lástima porque es realmente precioso. Creo que debería ser declarado lugar de visita obligatoria para todos los turistas. Las autoridades jordanas no deberían dejar salir a ningún turista sin un certificado que acreditase que había visitado el desierto. Y si no le llevan, otra vez para adentro. “¡¡Que no, que no sales. Si no me traes el certificado del Wadi Rum no sales!. Ahora te vas, lo visitas y me traes el certificado. Y si no, no sales”.
El conductor nos dejó en el parking donde habíamos dejado nuestro coche. Eran aproximadamente las siete y media. Ya había anochecido totalmente. Así que con los deberes hechos, nos despedimos del desierto y pusimos rumbo a Aqaba, donde teníamos que dormir esa noche. No teníamos el certificado de haber visitado el desierto, pero por si las autoridades jordanas se hacían eco de mi idea me llevaba unos cuantos kilos de arena entre la ropa que podrían dar fe de que habíamos estado allí.
En total estuvimos algo menos de cuatro horas, tiempo más que suficiente para visitar los lugares más típicos. No te alejas demasiado del pueblo. Para visitar los puntos que están más alejados es recomendable dedicarle más horas, quizás dedicar un día entero a visitar el desierto. Seguro que en cuatro horas se pueden visitar más sitios, pero a costa de ir como locos y de no parar demasiado tiempo. Y desde nuestra experiencia, lo mejor de ese desierto son los maravillosos paisajes que vas descubriendo. Para disfrutarlos de verdad no hay nada mejor que buscar un lugar elevado un poco apartado y olvidarse del reloj. Por eso creo que para una vuelta más larga son necesarias unas cuantas horas más.
Lo que si que es indispensable es ver la puesta de sol. Yo no vi amanecer, por lo que no puedo opinar. Pero la puesta de sol es indescriptible, preciosa. No os la perdáis.
Para llegar a Aqaba hay unos 65 kilómetros, que tardamos en recorrer una hora, incluyendo la preceptiva parada en un check point que hay junto al aeropuerto de Aqaba.
Nos fuimos directos hacia el hotel, y curiosamente, esta vez lo encontramos a la primera, sin dar rodeos. El hotel era el Days Inn Aqaba. Sólo teníamos que dormir una noche, y el precio fue de 95 USD. Nos dieron un pedazo de habitación; enorme y totalmente nueva, en la quinta planta
Solo nos faltaba cenar, pero antes había que quitarse la arena que habíamos recogido en el desierto. Una vez duchados y con ropa limpia, salimos a dar un paseo. Aqaba nos pareció un lugar turístico sin ningún encanto. Todo eran hoteles, tiendas con souvenirs y restaurantes adaptados al gusto occidental. Nada interesante.
No caminamos mucho, ya que el sitio tampoco nos atraía demasiado. Vimos un Pizza Hut, y como en Amman nos había ido muy bien, decidimos repetir. Pensamos, más vale malo conocido que bueno por conocer. Pues esta vez el refrán no fue cierto. Vaya desastre de sitio. Las mesas estaban llenas de platos sucios. Nos sentamos en la que parecía menos sucia. Pero allí nadie nos hacía ni caso. Los camareros ni quitaban los platos sucios, ni traían la carta ni na de na. El consuelo es que no era sólo a nosotros era el mismo trato para todos los clientes que había en el restaurante. Retiramos los platos sucios hacia un lado de la mesa y mi mujer se levanto a coger unas cartas de no se donde. Al cabo de un buen rato uno de los dos camareros se acercó a tomarnos la comanda, y el otro se puso a recoger las mesas. Acababa de entrar el que debía ser el jefe, y aquellos dos se habían activado de repente. Cenamos una ensalada, un pan de ajo, unas quesadillas, unas alitas de pollo, y un agua grande, por 14 JOD. Al menos fue barato. Pero el servicio nefasto.
Por ese día ya estaba bien. Nos fuimos a dormir al hotel. Pero para nuestra sorpresa en la habitación se oía un zumbido bastante molesto. Mi mujer llamó a recepción para quejarse y le dijeron que era el aire acondicionado, que no se podía hacer nada. Pero aquello no podía ser. Mi mujer se fue decidida quejarse en persona a recepción. Le ofrecieron cambiarnos de habitación, a la segunda planta. Le enseñaron una habitación sin reformar, y bastante más pequeña que la que teníamos. Y el ruido si bien era un poco más suave, también se oía. Como me dijo después, para seguir oyendo el ruido mejor nos quedábamos donde estábamos. Como estábamos reventados de la paliza que nos habíamos dado ese día acabamos durmiéndonos. Al final el ruido no fue un problema tan grave como parecía en un principio.

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comment_icon  Últimos comentarios al diario 12 DIAS DE ABRIL DE 2011 POR JORDANIA E ISRAEL
Total comentarios: 7  Visualizar todos los comentarios
Imagen: Agapita  agapita  03/03/2012 15:33
Muy interesante tu diario. Una buena combinación de experiencias, datos "teóricos" y check points varios :P. Divertido y útil. Muchas gracias por compartirlo con todos!!!!
Imagen: Beatriz1985  Beatriz1985  20/02/2013 11:58
Genial.
Imagen: Default https Avatar  marsa34  07/04/2014 17:25   📚 Diarios de marsa34
Hola!! Me ha encantado el diario, currado y además divertido. Te agradezco en particular la información tan detallada sobre el Siq Trail de Wadi Mujib, nos vamos a animar a hacer al menos el primer tramo después de leer lo que escribes!!

Gracias por compartir!
Imagen: Eliveraton  eliveraton  22/05/2015 23:34   📚 Diarios de eliveraton
De los mejores diarios que he leído...enhorabuena!!! Tengo vuelo para ir en septiembre para allá y visitar ambos países, aunque lamentablemente como esta la cosa por allí... si esta gente avanza más allá de Siria habrá que cancelarlo Trist

Tomo nota de toda la información aportada, muchas gracias por compartirla Sonriente

Un saludo
Imagen: Samba012  samba012  13/04/2017 17:26
Comentario sobre la etapa: BETANIA Y WADI MUJIB
Enhorabuena por el diario!

Muy completo. Me ha ayudado bastante. Quería preguntarte si recuerdas si es factible ir al río Jordán y a Wadi Mujib en el mismo día. ¿Cuánto se tarda de un lugar a otro? Muchísimas gracias,

Salu2
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Fecha: Mar Mar 11, 2025 02:12 pm    Título: Re: Viajar a Jordania

"eduelem" Escribió:
Hola, alguien viaja en abril a Jordania ? Nosotros viajamos del 20 al 28

Yoooo. Me voy del 27 de Abril al 4 Mayo. Sola, a mi ritmo. Riendo
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Fecha: Dom Mar 16, 2025 10:30 am    Título: Re: Viajar a Jordania

"eduelem" Escribió:
Hola, alguien viaja en abril a Jordania ? Nosotros viajamos del 20 al 28

Hola. Nosotros del 27/04 al 04/05, en un paquete organizado.
eduelem
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Fecha: Mar Mar 25, 2025 08:00 pm    Título: Re: Viajar a Jordania

"juanitor" Escribió:
"eduelem" Escribió:
Hola, alguien viaja en abril a Jordania ? Nosotros viajamos del 20 al 28

Hola. Nosotros del 27/04 al 04/05, en un paquete organizado.

No coincidimos
Susanasosoaga
Imagen: Susanasosoaga
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10-08-2016
Mensajes: 33

Fecha: Dom May 04, 2025 01:05 pm    Título: Re: Viajar a Jordania

Hola! La semana que viene voy a hacer Jordania en viaje organizado. Mi pregunta es si merece la pena desplazarse desde el Mar Muerto hasta Betania y emplear allí toda una mañana. No tengo apenas tiempo para estar en el más muerto y disfrutar de sus aguas y me estoy preguntando si no estaría bien prescindir de Betania y quedarme en el hotel
Gracias por los consejos
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Fecha: Jue Jun 19, 2025 08:00 am    Título: Re: Viajar a Jordania

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