![]() ![]() Noreste USA + un poquito de Canadá ✏️ Blogs de USA
Boston, Niágara, Toronto, Lancaster, Washington y Nueva York... a pesar del huracán Irene.Autor: Barbarella Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (7 Votos) Índice del Diario: Noreste USA + un poquito de Canadá
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Etapas 4 a 6, total 8
Seguimos en Canadá. Menos de dos horitas en coche y llegamos a Toronto.
Nuestra primera impresión queda un poco deslucida por una tremenda tormenta, así que para resguardarnos de la lluvia decidimos empezar por la Casa Loma. Es un bonito castillo/mansión que un millonario se construyó a principios del siglo XX y que ahora se conserva como museo. ![]() ![]() Fuimos después para el hotel pero nos dicen que no podemos hacer el check in hasta las 4, así que dejamos las maletas en consigna y el coche en el parking y nos vamos a recorrer la ciudad. No es que tuviesemos apuntadas muchas cosas concretas para visitar en Toronto, pero es una ciudad muy agradable para pasear. La zona de negocios y el centro es de grandes rascacielos, pero a la vez hay más sensación de “espacio” que en, por ejemplo, Nueva York. Fuimos básicamente por la calle Yonge y alrededores. Esa calle fue una vez la más larga del mundo, ya que la autopista 11 se consideraba la continuación de la misma calle y tenía casi 2000 km, pero ahora parece que ya se consideran calles diferentes y ha perdido el récord Guinness. ![]() ![]() Curioso como todas las estaciones de metro, centros comerciales y algunos edificios están conectados por túneles. Los inviernos son tan fríos que supongo que se agradece poder ir de un sitio a otro sin salir a la calle. Para comer, siguiendo las recomendaciones de una amiga que pasó allí una temporada, fuimos a Eggspectations un sitio basado en el huevo, en el que puedes hacer un brunch a prácticamente cualquier hora del día. Me tomé un buen batido de frutas lleno de energía y un bagel con queso, huevo, bacon y no sé qué más. ¡Buenísimo! Está en el 220 Yonge St. Cómo había abierto un poco el día decidimos ver los contrastes que ofrece esta ciudad y nos fuimos a coger el ferry para la Toronto Island. Una isla a 10 minutos de la ciudad que es un agradable parque, además de playa y parque de atracciones. No sé si fue casualidad, pero mientras en Toronto hacía un día bastante gris, en la isla hacía un sol de justicia. De hecho la gente estaba tranquilamente en la playa. Como no habíamos llevado bañador, cogimos un quadriciclo de dos plazas para recorrer la isla. No puedes recorrerla entera porque las bicis hay zonas por las que no pueden pasar, pero así hacíamos algo diferente. Hay puntos en el parque con vistas estupendas del skyline de la ciudad. ![]() ![]() ![]() A las seis cogimos el ferry de vuelta, ya que teníamos entrada para la Toronto Tower a las 7. Habíamos comprado las entradas online, pero la verdad es que no encontramos nada de cola. Teníamos la entrada observation plus (30 $CAN), que da acceso al mirador, el suelo de cristal y sky pod (la parte más alta). Aunque yo el suelo de cristal ni lo mire ¡me moría de vértigo! ![]() ![]() ![]() ![]() Parada rápida en el hotel para por fin hacer el check in y cambiarnos de ropa, y nos fuimos en metro al barrio italiano dónde nos habían dicho que había un montón de restaurantes recomendables. Al final cenamos una pizza en Café Diplomatico (594 College Street). Habíamos estado a punto de sentarnos en la terraza, pero menos mal que no lo hicimos porque a media cena empezó otra vez una tormenta de las que no ves de un lado a otro de la calle por la cortina de agua. Ese día nos había llamado la familia para avisarnos de que el Huracán Irene estaba amenazando a Washington y Nueva York ![]() Esta es la vista que teníamos desde la habitación (aunque no es la de la tormenta de rayos, que nuestra cámara no fue capaz de captar) ![]() ¡Y así acababa nuestra estancia en Canadá! Etapas 4 a 6, total 8
Habíamos decidido hacer el viaje a Washington en coche con una parada, ya que eran más de 9 horas en coche. Y eso fue una excusa perfecta para pasar un día en el centro de Pennsylvania y retroceder unos siglos en el tiempo de la mano de la comunidad Amish.
Aconsejada por relatos de los foreros, cogimos el hotel en Lancaster. El viaje en coche desde Toronto es de unas 8 horas. No encontramos casi tráfico y antes de las 5 estábamos en el Comfort Suites Amish Country . El hotel sencillo, quizás el peor en el que estuvimos en este viaje, pero perfecto para una noche de paso. En plena carretera principal, no esperéis gran cosa del servicio y la recepción, que intentamos nos ayudaran con un problemilla en la caja fuerte y no nos hicieron ni caso. Al menos nos dieron un mapa de la zona para guiarnos, ya que el Visitor Center cierra muy pronto y no nos dio tiempo de pasar. Yo llevaba unas indicaciones recogidas en el foro para encontrar alguno de los famosos puentes de madera y con la ayuda del mapa conseguimos encontrar uno antes de ir a cenar, aunque, como la mayoría, está cerrado y ya no se puede transitar por él. No consigo encontrar el mapa, pero seguiré buscando entre los papeles del viaje e intentaré poner alguna dirección exacta. ![]() ![]() Después fuimos a cenar el Banquete Amish a la Plain & Fancy Farm. 3121 Old Philadelphia Pike (Rt 340). Es un restaurante de comida tradicional de la zona. No necesariamente Amish, pero sí muy influenciada. No habíamos reservado, pero nos apuntamos en la lista de espera y en media hora estábamos dentro. Hay que tener cuidado con el horario, ya que nosotros llegamos a las 8 y entramos a las 8:30, y ya fuimos de los últimos en entrar. Te ponen en una mesa grande junto con otras familias y empieza el festín: ensaladas, “mashpotatos” (¡el mejor puré de patatas que he comido nunca! ![]() Y con la barriga bien llena, nos fuimos a dormir. En el hotel estaba incluido un desayuno bastante completo: cafés, fruta, bollería y gofres que te hacías al momento en la máquina. Después decidimos pasarnos a primera hora (abren a las 9:00) por la Granja Museo de los Amish (2395 Lincoln Highway East) a ver si era interesante. Allí nos explicaron en qué consistía los tours y, como no teníamos previsto irnos hasta el mediodía, cogimos el Premium package (25$), que consistía en una excursión de 90’ en minibús por el condado, una visita guiada a la casa y visita por libre a la granja. Hasta la hora que salía el bus, pasamos el rato en la visita a la granja, muy recomendable si vas con niños. Dimos de comer a las cabritas y nos fuimos al bus que salió puntual a las 10:00. El guía era un simpático abuelito que nos fue contando como era la vida en la comunidad amish mientras pasábamos por las granjas y nos contaba quien vivía en cada una y a que se dedicaban. ¡Se notaba que el señor llevaba toda la vida allí! No hicimos muchas fotos porque nos avisó que los amish son contrarios a ellas y nosotros somos muy respetuosos con esas cosas e hicimos tan solo alguna de lejos. ![]() ![]() ![]() ![]() Paras en un par de negocios de los pocos que tienen los amish para los turistas ¡ellos también lo aprovechan! Primero en un puesto de galletas y limonada que llevan los más pequeños de una de las granjas y luego una tienda de artesanía que además tiene un establo de ponys para los niños. A la vuelta a la granja seguimos adentrándonos en la cultura y la historia de los amish con la visita a la casa tradicional, donde puedes ver trajes e instrumentos que aún hoy utilizan porque rehúyen de todo lo que tenga que ver con la modernidad. ![]() ![]() Sin meterme en juicios morales, diré que por supuesto respeto su religión, como todas, pero hay cosas que veo muy injustas y no me gustan nada. En especial el trato a los niños, que no permiten que vayan a la escuela más allá de los 14 años y hacen trabajar desde muy pequeños. Digan lo que digan, hay cosas en la sociedad que han evolucionado para bien a lo largo de los siglos. Para seguir con nuestra visita al pasado, antes de la una estábamos de camino hacia Gettysburg para una corta visita. Está aproximadamente a 1h 20’ de Lancaster y no te desvías demasiado de la ruta hacia Washington. Nada más llegar paramos en un dinner a comernos uno de los sándwiches enooormes a los que ya nos estábamos habituando y dimos un paseo por este pueblo tan histórico, en el que en cada esquina tienes referencias sobre la guerra civil norteamericana y la famosa batalla que allí tuvo lugar. ![]() ![]() ![]() Tiendas de antigüedades, de souvenirs y librerías donde puedes encontrar pistolas de la época, trajes originales de soldados tanto confederados como unionistas o vajilla de latón utilizada en la guerra. Nosotros nos quedamos con un pequeño librito de cartas originales de soldados desde el campo de batalla a sus familiares. Para el que esté especialmente interesado en temas bélicos y quiera pasar más tiempo allí, se organizan visitas y recreaciones en el campo de batalla. Regresamos otra vez al coche y en menos de dos horas estábamos en la capital del imperio. Nuestra estancia en Washington DC iba a estar marcada por nuestra “amiga” Irene ![]() ![]() Llegamos al hotel, que cumplía de sobras nuestras expectativas, dejamos las maletas y nos fuimos a devolver el coche al aeropuerto Kennedy. Como íbamos bien de tiempo, seguimos el consejo de vvb75 del foro de Washington (¡gracias!) e hicimos todo el trayecto en coche por la avenida de las embajadas hasta la catedral. Paramos y la vimos por fuera, porque a causa del terremoto de hacía unos días, se había cerrado el acceso por precaución. ![]() ![]() Una vez devuelto el coche fuimos a coger el metro. Estábamos estudiando las máquinas para familiarizarnos con el sistema cuando un amable trabajador del metro debió ver nuestra pinta de turistas y se nos acercó y nos enseñó cómo funcionaba. Luego vimos que en muchas estaciones había trabajadores sólo para ayudarte con los billetes. Se agradece, pero la verdad es que en seguida le coges el tranquillo y no es nada difícil. A diferencia de otras ciudades, no existe un billete único que te permita viajar en metro, si no que cada vez que lo coges eliges estación de salida y llegada, así como la zona horaria en la que lo vas a coger. Es muy importante la zona horaria porque funciona como Londres, el mismo trayecto vale diferente precio si lo coges en hora punta de trabajo, en hora “normal” o en hora baja. Está todo explicado en las pegatinas de las máquinas expendedoras. Existe una tarjeta recargable que compras por 5$ y ya no tienes que comprar billete cada vez que entras, si no que la pasas por los lectores de la estación de entrada y salida y te descuenta el precio del saldo (he oído que van a poner una tarjeta similar en Madrid el próximo año). Como íbamos a estar tan poco tiempo decidimos ahorrarnos los 10 dólares y comprar los billetes con tarjeta de crédito cada vez que los necesitásemos. Cogimos la línea del aeropuerto hasta Foggy Bottom, para ir a cenar a la calle M de Georgetown. Hay un montón de oferta de restaurantes y al final nos decidimos por el Serendipity (imaginamos que es la misma cadena del de Nueva York) donde nos comimos este “pequeño” hotdog que veis en la foto. ![]() Habíamos entrado al Serendipity porque nos apetecía probar una de las espectaculares tartas, los inacabables sundaes, o el batido especial de la casa: el frozen hot chocolate. Pero visto el tamaño del hotdog, no llegamos al postre. Cuando le preguntamos al camarero si abrían los domingos por la noche, volvió el tema: “Sí, pero no sabemos si el huracán nos hará cerrar. Tenemos los sacos de arena preparados” ![]() Etapas 4 a 6, total 8
Nos despertamos y ponemos inmediatamente el canal de noticias para ver cómo va Irene. El día anterior hubo muchos destrozos en Carolina del Norte, incluso algún muerto, y la previsión es que hoy llegue la gran tormenta a Washington. Lo peor parece ser que será por la noche y que durante el día ira aumentando poco a poco el nivel de lluvia y viento.
De momento, en nuestra ventana hace un día gris, pero aún no hay una gota de lluvia, así que decidimos seguir con nuestros planes y retirarnos al hotel en cuanto veamos que la cosa se complica. Lo bueno del Enfant Plaza es que tiene una parada de metro en la planta baja del hotel, así que mientras funcionase el metro, podríamos volver sin problemas. Teníamos nuestra reserva online (gratuita como todos los monumentos y museos en la ciudad) para la visita al Capitolio a las 9:00. El Visitors Center, donde tienes que presentar la reserva, abre a las 8:30 y a esa hora llegamos. Así nos dio tiempo de hacer algunas fotos por fuera, por si luego el tiempo empeoraba y no teníamos tiempo de volver. ![]() La visita es aproximadamente de una hora y el guía va explicando el origen de las salas más importantes y hechos históricos que han tenido lugar en cada una. A pesar de toda la información, la visita no se hace nada pesada. Lo único, que hay que ser rápidos con las fotos, porque te vas moviendo rápido y hay que mantenerse junto al grupo en todo momento por motivos de seguridad y por la gran cantidad de grupos que están realizando la visita a la vez. La espectacular cúpula vista desde dentro y algunas de las salas. ![]() ![]() ![]() ![]() Acabada la visita vemos que al salir ya necesitamos el chubasquero, pero como aún no llueve muy fuerte queremos intentar hacer todo el paseo andando hasta el Monumento a Washington. La cosa se quedó en intento, porque aún no habíamos llegado al Smithsonian y la lluvia ya había apretado de tal manera que ya estábamos empapados. No es que creyésemos que era peligroso, pero era terriblemente incómodo ¡y no valía la pena arriesgarse a que nos cayese una rama en la cabeza! Esta es una foto que me encanta del cielo pocos minutos antes de llegar la tormenta: ![]() Retirada a la habitación para ver una peli. Comemos también en el hotel (costillas barbacoa nada destacables) y después de la siesta miramos otra vez al cielo para ver si hacemos algún plan. Como parece que el metro sigue funcionando bien y no sigue siendo más que una molesta lluvia, decidimos arriesgarnos y hacer alguna visita “cubierta”. Cogemos de nuevo el metro hasta Capitol South y esta vez nos metemos en la Biblioteca Nacional, donde hacemos una pequeña visita organizada de menos de media horita. ![]() Luego, como aún no estamos demasiado empapados, otra vez al metro hasta el Federal Triangle y entramos en el Museo de Historia Americana. Para los que no sean muy amantes de museos, este está muy bien, porque es sobre cultura americana de los siglos XX y XXI, con lo que son cosas muy cercanas a todos, como la publicidad, la televisión o el deporte. ![]() ![]() Al salir volvemos a intentar acercarnos al Monumento Washington para ver si está abierto. Teníamos reserva para subir a las 6 de la tarde, pero mucho nos temíamos que estaría cerrado. Efectivamente, no había nadie, y aun así hice el ridículo al día siguiente al ir a preguntar si nos cambiaban la entrada en la taquilla para subir el lunes. De repente sentí un montón de miradas que me atravesaban y una mujer me pregunta extrañada si es que no he oído nada del terremoto. Sí que lo habíamos oído, ¡pero no teníamos ni idea de las consecuencias! Creía que estaba cerrado por el huracán, no por el terremoto. Así que ni nosotros, ni parece que nadie en el próximo año, podríamos subir. Estando ya en el monolito vimos que era mejor que diésemos por acabado el día y nos fuésemos al hotel, porque el viento había llegado y casi hacía imposible caminar por la calle. Algunos intrépidos: ![]() A la mañana siguiente seguía lloviendo, aunque con menos intensidad. Las previsiones decían que sobre las 11 de la mañana acabaría la lluvia, así que decidimos empezar a cubierto, en el Museo del Aire y el Espacio. ![]() ![]() Allí probamos incluso un simulador de vuelo, que solo sirvió para demostrar que mejor me quedo con el coche y con la moto, porque con el avión soy un desastre. Cuando salimos del museo ya eran casi las 11 y para nuestra sorpresa los metereologos acertaron esta vez de pleno y pudimos comprobar como las nubes iban desapareciendo rápidamente ![]() Cuando llegamos al cementerio de Arlington, ¡el sol brillaba como nunca! Chaqueta fuera y a sacar el protector solar. ¡Qué raro es el clima! En vez de bajar en la parada de Arlington, nos bajamos en Rosslyn, que es la que queda más cerca del Memorial de Iwo Jima, y fuimos andando hasta la entrada del cementerio paseando por el parque que empieza en el memorial. Foto del famoso monumento donde se puede apreciar cómo había cambiado el día: ![]() Una vez en el cementerio, impresionante, al ver lo enorme que es cogemos tickets para el autobús que va por los principales puntos de interés. Es de los que puedes bajarte en cualquier parada y coger el siguiente que pase durante todo el día. ![]() La primera parada que hicimos fue en la tumba del soldado desconocido, donde asistimos al cambio de guardia (cada media hora en verano y cada hora en invierno) ![]() ![]() Dimos una buena vuelta más y luego nos fuimos andando por el Arlington Memorial Bridge hasta llegar al Lincoln Memorial. A pesar de haberlo visto en la tele y en el cine miles de veces, la enorme estatua de Lincoln impresiona igualmente. Lástima que la piscina reflectante está de obras y no hay agua, con lo que no conseguimos la misma imagen que se podía ver en discursos tan importantes como el “I have a dream” de Martin Luther King. ![]() ![]() Y desde ahí, ahora sí, hicimos la caminata hasta el Washington Monument pasando por otros monumentos conmemorativos como el de los soldados de Vietnam ![]() O el de la II Guerra Mundial
![]() Volvimos al hotel para solucionar un tema que se nos había complicado. Teníamos comprados los billetes del tren hasta Nueva York para el día siguiente en Amtrak pero nos enteramos de que el servicio de tren estaba aún parado por las inundaciones y los árboles que habían caído en diferentes puntos de las vías. Al final conseguimos alquilar un coche en Alamo (otra vez con ealquilerdecoches) más o menos por lo que valían los billetes de tren, y anular los billetes sin coste alguno. No queríamos conducir en Nueva York, ¡pero no nos quedaba más remedio! Habíamos buscado también los autobuses, pero al no haber tren, estaban todos completos. Solucionado este tema y con nuestra nueva documentación impresa, decidimos volver a Georgetown para cenar y probar esta vez un restaurante cajún que habíamos visto el viernes por la noche, el Bayou on Penn. Comida muy buena, aunque bastante picante. Esta vez sí nos dejamos un hueco para el postre, así que nos volvimos a acercar a Serendipity y compartimos un frozen hot chocolate con todo tipo de toppings que daba pena comérselo de la pinta que tenía ![]() Al día siguiente aún nos dio tiempo de acercarnos a la Casa Blanca. Un inciso aquí, ya que tuvimos una pequeña confusión. Justo al lado de la casa blanca hay un edificio, también muy conocido, que es el Departamento del Tesoro. Nosotros por las indicaciones, creimos durante un rato que eso era la Casa Blanca ![]() Este es el Departamento del tesoro:
![]() Y esta la Casa Blanca:
![]() Solo nos quedaba volver al aeropuerto de Reagan a recoger nuestro coche y emprender el viaje a nuestro último destino de estas vacaciones, la gran manzana ![]() Etapas 4 a 6, total 8
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