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VIAJE KENIA TANZANIA

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EL SUEÑO DE ÁFRICA 2010: KENIA, TANZANIA Y ZANZÍBAR
Autor: Dasfredas  Fecha creación:  Puntos: 4.7 (6 Votos)
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Preparativos y Salida

Preparativos y Salida


Localización: Africa Este y Centro Africa Este y Centro Fecha creación: 25/07/2012 17:06 Puntos: 0 (0 Votos)
1.
Como muchos otros viajeros, yo me enamoré de África mucho antes de pisarla por primera vez. Todos tuvimos libros de animales de pequeños y elegimos nuestro favorito (El mío, el leopardo). En estos libros también me llamaban la atención los vestidos de la gente, de los masais; sus adornos... Entonces me dije a mí mismo que algún día lo tendría que ver con mis propios ojos, aunque supongo que en aquel tiempo, el plan sería algo así como comprarme una moto y conducir hasta que llegase a un sitio donde la gente vistiese como los del libro y allí, preguntar por el leopardo.

Bastantes años después y con más o menos el mismo sentido común, decidí casarme con la que hoy es mujer (Hola Silvia!) y que, dónde íbamos a ir de viaje de novios mejor que a África? De hecho, tengo la suerte de que fue ella quien propuso el viaje, comprensiva y sabedora de que un viaje así era algo especial que me haría mucha ilusión.

Personalmente soy un enamorado de los viajes, cuanto más lejos y diferentes de lo que tenemos en casa, mejor. A día de hoy, he visitado 22 países (Mónaco cuenta como país, ¿no?), aunque en el momento de decidir el viaje, aun no había pisado el África Negra. Normalmente prefiero organizar los viajes por mi cuenta e ir a mi aire, siempre y cuando "domines" algo el sitio. Europa es manejable y China y Oriente Medio los conozco más o menos bien. Por eso decidimos contratar una agencia de viajes para el viaje organizado, en este caso Ratpanat. Creo que es de sentido común el que, por lo menos la primera vez que vas hacia lo desconocido y previsiblemente salvaje, alguien te lleve de la mano, o que por lo menos te diga donde se puede pisar o donde se puede evacuar sin riesgo de que te coma un león o que te pise un elefante.

Un viaje tiene, en mi opinión, tres fases: Primero la preparación, segundo el viaje en sí y tercero, el post-viaje, incluyendo recuerdos y fotos. Esta fase, si el viaje ha sido bueno, dura para siempre.

En nuestro caso, la primera fase incluía las vacunas, incluyendo la de la hepatitis A y B, tétanos, fiebre amarilla y la profilaxis de la malaria, pastillas que tuvimos que tomar un día antes del viaje, todos los días en África y una semana después de volver.

También fueron divertidas las compras de lo necesario para el viaje que contratamos, en el que dormiríamos en tiendas de campaña dentro de los parques nacionales y viajaríamos en un camión. En nuestro caso, ambos hemos hecho camping desde pequeños, por lo que muchas cosas ya las teníamos. Fueron especialmente útiles los frontales y la ropa térmica, pero eso es algo que veremos mas adelante. Entre amigos que ya habían hecho el mismo viaje y foros, nos informamos de todas las cosas necesarias, incluyendo una funda que nos prestaron para las mochilas que íbamos a facturar, muy útil teniendo en cuenta que se perdieron tanto a la ida como a la vuelta. Ya resultó sospechoso que en la información de la agencia sobre el viaje, aconsejaran llevar en el equipaje de mano lo necesario para varios días, en el caso de que se extraviasen los equipajes. Detalles como éste hacen que te des cuenta de dos cosas:

1. En África las cosas van a otro ritmo (Hakuna matata).
2. Llevamos más cosas de las que realmente necesitamos.

Otro punto de la preparación del viaje, importante en mi caso, fue el leer "El sueño de África" de Javier Reverte. Siempre se disfrutan más las cosas si sabes lo que estás viendo. En este libro, el autor pasa tanto por Kenia, como por Tanzania y Zanzíbar y explica tanto la idiosincrasia de sus habitantes, como la historia del país, incluyendo la época de los grandes exploradores (Livingstone, Speke, Burton...). Durante todo el viaje me acordé a menudo de partes y datos del libro, por lo que aconsejo a cualquiera que vaya a visitar estos países, o no, que lea este libro.

Una vez casados, empapados culturalmente y equipados con todo lo necesario, partimos desde la estación de autobuses de Valladolid hacia el aeropuerto de Barajas. El vuelo a Bruselas salía pronto por la mañana y preferimos llegar con tiempo de sobra. Una vez en el aeropuerto, cenamos y yo dormí como un tronco sobre el duro suelo del aeropuerto. Interiormente me sentí orgulloso de estar ya preparado en ese aspecto de "dormir-donde-sea". Cuando desperté, Silvia ya había conocido a alguno de los del grupo que íbamos en el viaje. Posteriormente, en la cola de embarque, conocimos al resto de los 7 que salíamos de Madrid, que con los 5 de Barcelona y los 6 de Bilbao, sumábamos los 18 del grupo final.

Desayunamos algo en una cafetería y me di cuenta de que la gran mayoría del grupo ya había viajado bastante, algo que me gustó porque me encanta escuchar a la gente hablar de sus viajes. Ya sé que es raro, pero a todo el mundo le encanta hablar de lo que ha hecho cuando estuvo de viaje y lo suele hacer con pasión, con anécdotas... De lo que cuenta la gente, yo intento sacar si el país me gustará o no.

Llegamos a Bruselas con poco tiempo de enlace con el vuelo a Nairobi. Alguna de las chicas quería comprar chocolate, pero lo único que nos dio tiempo fue a correr como locos por la terminal y hacer un pis antes de subir al avión que nos llevaría, por fin, a África.
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Llegada y Nairobi

Llegada y Nairobi


Localización: Africa Este y Centro Africa Este y Centro Fecha creación: 25/07/2012 17:10 Puntos: 0 (0 Votos)
2.
El aeropuerto de Nairobi no es ni mejor ni peor que muchos aeropuertos en lo que se refiere a trámites de visados. Cuando llegamos a las colas, éstas ya eran largas así que nos pusimos en la que nos pareció mas corta y nos dispusimos a esperar, cansados del viaje, pero con la emoción de haber llegado a un sitio nuevo. A pesar de que las colas eran enormes, los policías que ponían el visado en los pasaportes no parecían tener la más mínima prisa, e incluso se ponían a hablar y reír entre ellos. Como ya estaba avisado de esto, pensé que Hakuna matata y que ya llegaríamos. 45 minutos y 20 € después, tenía un nuevo visado molón en mi pasaporte.

Como muchos suponíamos/temíamos, nuestras maletas no aparecieron. En la garita de reclamación de equipajes, donde todos parecían tener más sueño que nosotros, nos informaron de que las maletas se habían quedado en Bruselas y que llegarían a los dos días. Pusimos la reclamación y me dieron una hoja con los nueve equipajes extraviados para que se la diera a mi guía y que ella fuera quien lo reclamase.

Con lo puesto y lo de la mochila, salimos al hall del aeropuerto donde nos esperaba sonriente nuestra guía, Carmina. Había varios compañeros que la habían visto en el programa "Españoles por el mundo". Nosotros no la habíamos visto, pero la primera impresión fue agradable; impresión confirmada todos los días que pasamos con ella.

Tras comprobar que estábamos todos, salimos del aeropuerto y la primera ráfaga de viento africano que nos recibió fue mucho más fría de lo esperado. Nairobi está a más de 1500 metros sobre el nivel del mar y las noches son frías. De camino al camión que sería nuestro hogar los siguientes días se acercaron los típicos voluntariosos, ofreciendo llevarnos la mochila. Diciendo que no, gracias, era suficiente para que fuesen a preguntar al de al lado. Tras intentarlo con todos, nos acompañaron un rato y luego se volvieron.

En el camión nos esperaba la tripulación, que nos saludaron sonrientes y con muchas palabras en español, aprendidas de viajeros anteriores. Uno de ellos, Ali, me dio un abrazo y la impresión que tuve fue la de abrazar un cervatillo; estaba muy flaco. Luego vi que los demás estaban fuertes, incluso con barriguita, así que supuse que el tipo era así por naturaleza. Posteriormente, vi que comía como una lima.

Salimos hacia el hotel y la ciudad me dio la impresión de ciudad normal. Edificios, carreteras, tiendas, semáforos... Todo daba la imagen de estar algo abandonado y sin mucho tráfico, probablemente por la hora. Me hizo gracia el que el conductor no hiciera absolutamente ni caso de los semáforos. Estoy acostumbrado a países en los que el tráfico es caótico, pero los semáforos en rojo se suelen respetar o por lo menos, bajar algo la velocidad. En nuestro caso daba igual el color del semáforo, la carretera era nuestra.

La guía nos fue explicando detalles del viaje y de la ciudad. Nos comenta que Nairobi es una ciudad peligrosa de noche para un blanco, como casi todas las grandes ciudades africanas. Dice que si queremos dar una vuelta, justo al lado del hotel hay un bar donde ponen cenas y algo de beber y que aparte, tiene mucho ambiente nocturno. Me mola la idea.

En un tiempo récord llegamos al hotel 680 donde tras un caótico check in, subimos a las habitaciones. El hotel es antiguo y no especialmente bonito, pero tras el viaje todo nos vale. Me llama la atención que en cada piso del hotel hay un portero sentado en una mesa, con uniforme y con un papel en el que apunta a qué habitación vas. El de nuestro piso era una señora gordita literalmente dormida con los ojos abiertos. Tras "despertarla" con el mayor cuidado posible, nos ficha en su hoja y vuelve a su posición original. Tres chicos y cinco chicas decidimos bajar al Simmers. Nada más bajar a la calle nos siguen unas cuantas madres con niños pidiendo dinero, está claro que el hotel es frecuentado por occidentales.

El gorila de la puerta es un tío enorme que nos mira un poco raro y luego se aparta para que pasemos. El Simmers tiene un terraza al aire libre donde nos hacemos sitio en dos mesas, compartiendo espacio con gente bastante peonza. Yo pedí pollo a la parrilla con patatas y la primera de muchas Tusker, la rica cerveza local servida en botellas de medio litro. El pollo estaba bueno aunque las patatas no estoy muy seguro de que lo fueran. Una de la compañeras me dio a probar el cebú, la ternera local, que aunque de sabor era muy parecido, la carne era correosa y dura, un poco como si te estuvieras comiendo a Ben Johnson.

El ambiente del local era divertido y la gente, aunque estuviese claramente borracha, no se metía con nadie y lo pasaban bien. Las chicas keniatas del bar eran muy guapas e iban muy arregladas. Tras pagar unos 5 $ por la cena, nos vamos a la cama a dormir unas cuatro horas ya que hemos quedado pronto por la mañana para salir hacia nuestro primer destino.

Antes de acostarme me acuerdo de que es la primera vez que estoy en el hemisferio sur, así que voy al lavabo y compruebo que el agua gira "al revés". Es verdad.

Me voy a la cama y tardo unos dos segundos en dormirme.
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Lago Baringo

Lago Baringo


Localización: Africa Este y Centro Africa Este y Centro Fecha creación: 25/07/2012 17:12 Puntos: 0 (0 Votos)
3.
Tras dormir lo que a mi me parecieron 10 minutos, nos levantamos, guardamos nuestras escasas pertenencias en la mochila y bajamos al hall donde ya están algunos de nuestros madrugadores compañeros. A los que no bajaron al Simmers les contamos la experiencia y casi todos se arrepintieron de no haberlo hecho. Puntualmente llega el camión y salimos de la ciudad rumbo a la naturaleza. El día está nublado. Nairobi es grande y tardamos un rato en salir. Aunque por la mañana hay más tráfico, la mayoría de la gente va andando por los lados de la carretera, que no están asfaltados. Muchos andan muchos kilómetros para llegar a su trabajo o al sitio al que vayan, ya que solo una pequeña parte de la población urbana puede tener coche. En el caso de la población rural, el porcentaje es aun menor.

El camión va cerrado, excepto la parte de atrás, la de los fumadores. Hace frío y todos llevamos cerrados los polares y las manos en los bolsos. Yo no lo puedo evitar y voy mirando y haciendo alguna foto, que aunque no quedan muy bien al ir en movimiento, luego me recordará el primer tramo del viaje.

Según nos vamos alejando de la ciudad, el frío se hace algo más intenso. La guía nos confirma que estamos subiendo y que desayunaremos en las llamadas "Highlands" de Kenia, a 2500 metros sobre el nivel del mar.

Tras un rato más de viaje subiendo, paramos a un lado de la carretera, en un sitio donde hay varias tiendas de souvenirs pintadas de muchos colores. Es la primera vez que vemos montar la mesa y toda la parafernalia que hacen para cada desayuno, comida y cena nuestros chicos. Nos hacemos fotos con un bonito paisaje que empezaba a despejar y con los servicios, unas casetas de colores, curiosas por fuera y pestilentes por dentro. No fue el peor servicio en el que estuvimos, pero al ser el primero, nos hizo gracia. Algún compañero ya compró algún souvenir. A mí me gusta dejarlo para el final, especialmente cuando la guía nos había dicho que los mejores sitios para comprar serían el Masai Mara y sobre todo, Zanzíbar.

Tras darle duro a la Nutella, seguimos camino hacia el Rift Valley y el lago Baringo. Sale el sol, nos quedamos en camiseta y abrimos los laterales del camión. Yo, como algún compañero, preparo la cámara para hacer alguna foto, pero la guía nos dice que tengamos cuidado, porque la gente se puede molestar. Cuando le preguntamos por qué, nos pide que nos pongamos en su lugar, que a ellos no les gusta que les tiren fotos como si fueran animales. En cualquier caso, dice que tengamos cuidado y que si es posible y queremos hacer una foto de alguien, que les pidamos permiso aunque sea por gestos, que la mayoría de la gente nos dirá que sí, porque la mayoría son amables, pero que si nos dicen que no, no insistamos. La verdad es que nunca lo había pensado de esta manera y lo cierto es que lo entiendo. Durante todo el viaje intenté no molestar a nadie, pedí permiso a muchos, algunos pedían dinero y solo algunos me dijeron que no. Y las pocas fotos que "robé" fueron sin que nadie se molestase.

La mayoría de la gente tanto en Kenia como en Tanzania son amables y sonrientes, especialmente los niños, que gritan y te saludan con la mano al paso del camión. Todos los días que pasamos en el camión nos lo pasamos saludando a niños, con más entusiasmo el primer día, pero ningún niño se quedó sin que algún mzungu le saludara desde el camión. Mzungu es la traducción de "extranjero-blanco-guiri" aunque por lo que nos dijeron, no tiene connotaciones negativas, sino que simplemente nos llaman así cuando hablan entre ellos, por ejemplo: "¿Pero tu has visto las pintas que tiene el mzungu este?", etc.

Tras cruzar la línea del ecuador y volver a entrar en el conocido hemisferio norte, empezamos a ver cráteres de volcanes inactivos cortes en la tierra que en su conjunto forman el Rift Valley. Este paraíso para los geólogos es una "raja" que se esta abriendo y que, dentro de miles de años hará que lo que hoy conocemos como África se parta en dos. Lo que llegamos a ver es un cortado de piedra color rojizo muy largo, cercano a nuestro primer sitio de acampada, el Robert's Camp Site.

En el cartel ya se deja claro que este "camping" no es como los europeos, para los que no hablaban inglés, tradujimos literalmente que "Los visitantes acampan aquí por su propio riesgo". Una traducción no literal podría ser "Tú verás lo que haces, si te comen los bichos, no será que no estás avisado".

El lago Baringo se distingue por ser uno de los lugares del mundo con mayor diversidad ornitológica del mundo. Félix Rodriguez de la Fuente fue un visitante habitual de este lugar cuando se trataba de estudiar pájaros. La guía nos explicó que aparte de pájaros, en el lago también abundaban los cocodrilos, lagartos e hipopótamos.

Cuando bajamos del camión, nuestros chicos se dispusieron a montar el campamento por primera vez (para nosotros). Las tiendas de campaña eran de tipo iglú, verde militar y nos pidieron que eligiéramos una y que esa sería la nuestra el resto del viaje. Nosotros nos quedamos con la 2, una tienda que nos acompañó hasta en los momentos más difíciles que vinieron después. Mientras montaban el campamento y la mesa para comer, nos fuimos al bar del camping a tomar una cerveza, fanta o zumo, que ya se necesitaban por el calor y la humedad que había. La decoración del bar tenía un agradable aspecto de los 70-80, con algunos mapas de la zona y cuadros de animales. Cuando me terminé mi Tusker, que se había calentado rápidamente, me fui con mi cámara a hacer fotos por los alrededores. Acostumbrado a los insectos españoles, todos los que saltaban alrededor parecían haber tomado esteroides por su gran tamaño. Aparte de eso, tanto los insectos como los pájaros tenían muchos colores muy vivos y parecían no tener mucho miedo de ti, por lo que te podías acercar bastante. A cada paso por el verde saltaba algo o veías algo nuevo, parecía una explosión de vida natural. Luego te acostumbras a que la naturaleza en África es generosa y dejas de apreciarlo tanto, hasta que vuelves a casa y te das cuenta de dónde has estado.

Un poco más alejado del bar y un rato después, vimos un cocodrilo de casi tres metros que estaba tranquilamente tomando el sol, pero que si no te fijas bien, casi le puedes pisar, porque estaba mimetizado con las plantas del suelo. El primero de muchos avisos de que había que andar con mil ojos tanto para ver cosas bonitas, como para ver las peligrosas.

Tras el vermut, nos llaman a comer y disfrutamos de nuestra primera comida campestre consistente en ensalada y pasta, nada fuera de lo común. Bebemos un vino sudafricano que viene en una cómoda caja de 5 litros. El vino es bastante malo, pero me resulta curioso. El agua y el vino, que no llegó a acabarse, entraban dentro de los "víveres" del viaje. Las cervezas y diferentes refrescos, los compramos con un bote común que se volvía a poner cuando se acababan y que se guardaban dentro de la nevera del camión.

Después de la comida, nos preparamos para la visita a un poblado Pokot. La guía nos explica que como todo, estos poblados se han convertido en pequeñas atracciones y que ya no quedan muchos poblados auténticos. En el caso del que vamos a visitar, por lo menos siguen viviendo en el poblado y siguen las costumbres que seguían antaño y que nos explicará el guía local. En cualquier caso, los poblados de los amables Pokot no están tan masificados como los de los Masai y están mucho más cerca de lo que son estos poblados en realidad. También nos dice que si alguno no quiere ir, se puede quedar en el campamento sin ningún problema.

Finalmente todos nos subimos al camión en compañía de Julius, el guía local y salimos hacia el poblado Pokot, al que llegamos tras media hora de viaje por caminos cada vez más estrechos. Nos damos cuenta de que estamos llegando porque de repente, empiezan a aparecer niños gritando y saludando con las manos. El poblado se compone de unas 20 casas de planta redonda con techos de paja y situadas de manera anárquica. También hay varios cercados para el ganado y varios huertos. Nada más bajar del camión nos reciben los niños, sonriendo y jugando con nosotros. Uno de los más mayores, por gestos y con alguna palabra en inglés, me pregunta si la gorra es mía.

- Si.
- Me la das?
- Pues no.
- Vale. ¿Las gafas de sol son tuyas?

Con una sonrisa le digo que no cada vez que pregunta por alguna de las piezas de mi vestuario, botas incluidas. La guía nos había explicado que los niños se habían hecho pedigüeños debido a que los turistas les regalaban cosas, pero que esto era malo, porque se tenían que acostumbrar a ganarse las cosas y no sólo a poner la mano.

Tras un rato con los niños, aparecen las mujeres con sus collares y vestimentas típicas. Solo unas pocas de las mujeres son mayores, la mayoría de las que vienen con nosotros son casi niñas.

Nuestro guía, Julius, nos explica que él vivía en este poblado de niño, pero que se escapó porque quería ir a la escuela. Fue acogido por una familia y gracias a eso, ahora vive como guía. Julius sólo habla inglés por lo que yo me encargo de traducir al resto de compañeros las explicaciones sobre el poblado y sus costumbres. Entre otras cosas nos explica que los niños no van al colegio sino que aprenden de los mayores. El más anciano del poblado es el que ejerce de chamán y el que trata a los enfermos. Uno de los niños más pequeños tiene malaria y nos explica que el tratamiento es a base de pequeños cortes para que se vaya la sangre "mala" y algunas infusiones de hierbas de la zona. También nos explica la diferencia de atuendo entre las mujeres solteras y las casadas, así como que se sigue practicando la ablación del clítoris a las niñas antes de la boda.

Después de alguna explicación más sobre costumbres de los Pokot, incluidos diferentes vinos locales, nos lleva a dar una vuelta por el poblado. Vemos como tienen a las cabritillas guardadas para que no mamen de las cabras y poder ellos quedarse con la leche. Entramos y nos hacemos fotos en alguna de las casas, todos los Pokot son muy amables y sonrientes. Terminamos la visita con unas danzas locales, incluida una danza de la lluvia. Sacan a bailar y saltar a alguno de nosotros. Yo, afortunadamente, me libré.

Hacemos las últimas fotos y nos despedimos de los Pokot, no sin antes de que el chaval al que le gustaba mi ropa me vuelva a insistir en que por lo menos le diera algo, aunque fuera una pulsera. Cuando le digo que no, pero que choque esos cinco, me mira raro y se da la vuelta sin chocar nada, supongo que con parte de razón.

Volvemos al campamento revisando las fotos y comentando lo que habíamos visto. Antes de ir, tenía mis dudas sobre la visita, ya que no me suelen gustar las "turistadas". En este caso, aunque las Pokot se vistieron así para nosotros y los bailes, pudimos ver cómo vivían y aprendimos cosas de sus costumbres y su cultura, aparte de conocerlos a ellos. Siempre hay que intentar sacar lo bueno de toda experiencia y en este caso, lo hubo.

Llegamos al Robert's Camp Site donde ya esta anocheciendo y nos disponemos a ducharnos. Dentro de las duchas había casi más fauna que fuera, pero la ducha sienta bien después del calor de todo el día. Los baños también poseen una rica fauna, especialmente de unas hormigas grandes y que se movían muy rápido. Como ya he explicado, África es una explosión de naturaleza, en cualquier sitio.

Cenamos junto al lago Baringo ya a oscuras, a la luz de las lámparas u de nuestros frontales. El menú de ésta y del resto de las cenas consiste en una sopa caliente y espesa que está buena y sienta bien para el frío. Durante la cena, la guía nos explica que por la noche salen del agua tanto los cocodrilos como los hipopótamos y que si tenemos que salir de la tienda por la noche, lo hagamos con la linterna y con mil ojos porque, especialmente los hipopótamos son animales muy peligrosos, siendo el animal que más personas mata al año en toda África. Todos nos quedamos un poco tensos, especialmente los que cenaban de espaldas al lago. Tras la promesa por parte de los que estábamos al otro lado de la mesa de avisar si algún gran mamífero salía del agua, alguien preguntó que por qué no atacaban las tiendas, a lo que la guía respondió que sencillamente no lo hacen.

- Y cuando estemos en un sitio que haya leones, pueden atacar la tienda?
- Podrían, pero no lo hacen.
- Y como lo sabemos?
- Pues porque nunca lo han hecho.

Como respuesta, en el momento no pareció lo suficientemente segura, pero como no había otra, la aceptamos y punto. Después de esa primera noche en el medio de África, te das cuenta de que miedos aparte, no eres más que un intruso en la naturaleza y que todo sigue su curso natural independientemente de si estás tú metido en una tienda o no. Así que la única opción que queda es el confiar que todo siga siendo así, relajarte y dormir.

Tras recoger la cena, todos nos pusimos alrededor del fuego de forma que ninguno diera la espalda al lago. Escuchamos varios chapuzones por parte de algún hipopótamo en algún punto del lago y gracias a las linternas, iluminamos los puntos brillantes que eran los ojos de los cocodrilos que se iban acercando a la orilla. Tras un rato divertido ocupados en la vigilancia del lago y con la casi-certeza de que un hipopótamo había salido del agua en el otro lado del camping, decidimos irnos a la tienda a intentar dormir algo.

Dentro de la tienda, dos camas turcas, una a cada lado nos esperaban con los sacos extendidos. Los sacos que cogimos aguantaban temperaturas de hasta 1ºc. Aunque no llegamos a tanto, se agradeció meterse en el saco. A pesar de mi intención de escuchar algún animal que paseara por la noche cerca de la tienda, dormí como un tronco hasta la mañana siguiente.

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Febles  Febles  15/11/2012 03:05   📚 Diarios de Febles
Felicidades por este diario!! He aprendido mucho de el.
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