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VIAJE KENIA TANZANIA

VIAJE KENIA TANZANIA ✏️ Blogs de Africa Este y Centro Africa Este y Centro

EL SUEÑO DE ÁFRICA 2010: KENIA, TANZANIA Y ZANZÍBAR
Autor: Dasfredas  Fecha creación:  Puntos: 4.7 (7 Votos)
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Cruzar a Tanzania

Cruzar a Tanzania


Localización: Africa Este y Centro Africa Este y Centro Fecha creación: 25/07/2012 17:23 Puntos: 0 (0 Votos)
7.
Dejó de llover durante la noche aunque yo no me di cuenta. Durante el desayuno, varios compañeros discutían sobre la hora exacta a la que había parado la lluvia e insistían en que no habían pegado ojo en toda la noche, una vez más. Me llama la atención la capacidad de otras personas de aguantar días sin dormir o bien, de exagerar lo poco que duermen. En cualquier caso, la mañana era fresca y el suelo estaba mojado. Todos nos preparamos para lo que probablemente sería un largo día de viaje.

Cogimos la que en teoría era la segunda carretera en importancia de la zona entre Kenia y Tanzania, pero que resulto ser un barrizal con enormes agujeros y grietas provocados por el tiempo y acrecentados por la tromba de agua de la noche anterior. A pesar de la pericia de nuestro conductor, media hora después nos tuvimos que bajar por primera vez para aligerar en lo posible la carga del camión. El barro era denso y tras unos pasos, formaba una masa en las suelas de los zapatos, aunque la primera vez, logramos salir más o menos rápido y seguir camino. La segunda ya fue peor. Las grietas del camino se fueron haciendo cada vez más grandes, siendo alguna ya capaz de tragarse un mamífero mediano. En un momento dado, la situación obligó a elegir entre meterse en una de las dos zanjas disponibles, siendo muy mala la menos mala. Todos nos bajamos a ver en primera persona, como todos suponíamos, como se quedaba atrancado el camión, perdiendo tracción la ruedas motrices y lanzando gritos de ayuda, como un enorme dinosaurio abatido. Mientras esto ocurría, un grupo de niños se nos había unido, viendo con curiosidad tanto el camión como a los mzungus que había alrededor. A pesar de nuestra ayuda poniendo palos bajo las ruedas, la situación empeoraba con cada acelerón del camión. Más de una hora más tarde en la que ya nos habíamos hecho amigos de los niños y que muchos no hacíamos otra cosa que molestar, la guía decidió mandarnos a la gran mayoría de avanzadilla, pidiéndonos que siguiéramos el camino y que ya nos cogerían cuando saliese el camión. Con un guiño cómplice, la guía me nombró líder espiritual del grupo, supongo que por ser el único que hablaba inglés. Esa repentina responsabilidad me llenó de orgullo. Ser el líder de la manada en África. El macho alfa. Me gustaba. Sólo esperaba no tener que pelear para mantener el título.

Los catorce que salimos agradecimos el andar y la verdad es que fue un paseo de lo más agradable si no llega a ser porque una hora y media y varios kilómetros más tarde, decidimos darnos la vuelta, preocupados por la tardanza del camión. A los laterales del camino pastaban tranquilamente gacelas y cebras y nos pudimos hacer fotos con ellas muy cerca. Todos los niños que normalmente nos saludaban con la mano al paso del camión, salían curiosos y acompañaban durante un rato a tan extraño grupo. Jugaban y se reían e incluso, los más atrevidos intentaban hablar en su tembloroso inglés. Uno de los más mayores tendría unos 9 años y venía acompañado de sus dos hermanitos.

- ¿Como te llamas?
-Alfred. ¿Y tú?
- Ben. ¿De dónde eres?
- España.
- ...
- Fernando Torres, Iniesta.
- España!!! Yo he visto ganar la copa en África. ¿Has estado en Masai Mara?
- Sí, es muy bonito. ¿Tú has estado?
- No, nunca. Pero me gustaría mucho. ¿Has visto ñus?
- Sí claro, he visto muchos.
- Y ¿has hecho fotos con tu cámara?

Me senté en el suelo y les empecé a enseñar algunas de las fotos que había hecho. Los hermanos pequeños, tímidos al principio, no se atrevían a acercarse, aunque al final uno me cogió del hombro y el otro no dejaba ver sus hermanos al meter la cabeza delante de la pantalla. Me sorprendió que el animal que más les llamaba la atención fuera el ñu.

La curiosidad de los niños parece no tener fin. Al fin y al cabo, viviendo cerca de la carretera, no siendo una zona turística, supongo que no muchas veces se encuentran un grupo de blancos andando por el barro. Cuando ya decidimos parar y esperar sentados al camión (Justo un rato antes de darnos la vuelta), otros tres hermanos se sentaron con nosotros, aunque estos eran más pequeños y no hablaban inglés. Para matar el tiempo, saqué mi libreta y empecé a escribir las últimas vivencias. Yo no me di cuenta, pero el resto del grupo me comentó lo gracioso que había sido como se habían ido acercando a mí poco a poco, hasta que como los anteriores, llegaron a pasarme el brazo por los hombros para ver como escribía. Yo disfruté de su cercana y mocosa curiosidad hasta que el grupo, cansado de esperar dio la vuelta. Me despedí de mis tres amiguitos, no sin antes darles un bolígrafo a cada uno, esperando que aprendieran a escribir con mejor letra que la mía.

Atesoro estas vivencias al mismo nivel o más que las visitas a lugares o las comidas exóticas. Compartir un rato de la cotidianeidad de gentes lejanas es la experiencia más auténtica y curiosa que puede haber.

Volvimos sobre nuestros pasos saludando a viejos amigos que, si antes se preguntaban que hacían unos mzungus andando por la carretera, ahora alucinaban viéndonos volver. Algún kilómetro después llegamos al camión que estaba más o menos donde lo dejamos. No es lo mismo decir que en total tardamos cinco horas en sacar el camión del barro, como estar cinco horas pensando, cavando, cogiendo piedras y ramas, volviendo a pensar, volviendo a cavar y soltar tacos tan enormes que hasta los chavales los aprendieron. Espero que se les olvidasen al rato porque con la frustración de no poder salir, fuimos muy creativos en cuanto a las maldiciones.

Cuando finalmente salimos del hoyo en el que nos habíamos metido y tras el jolgorio y la algarabía posterior seguimos camino hacia la frontera, no sin antes tener algún pequeño percance en forma de parada forzosa. Yo hice toda esta parte del viaje con Gody, el más joven de nuestros chavales. Después de este rato fue mi mejor amigo todo el viaje. Le pregunté por un hombre que había visto en una de nuestras paradas, él solo y terriblemente borracho en el medio del bosque.

- Sí, esta gente hace esto. Hacen su propio alcohol, muy fuerte, para emborracharse muy barato.
- Y ¿se vienen al bosque ellos solos?
- No, pero se emborrachan tanto que no saben lo que hacen.
- ¿Por qué lo hacen?
- No lo sé, ¿en España no pasa lo mismo?
- Pues bien pensado, supongo que sí. Pero allí se quedan en los bares. Y no hacen su propio alcohol claro.

Así fuimos hablando mucho rato, ambos satisfaciendo la curiosidad del otro. Cuando cogió suficiente confianza, sus preguntas se fueron haciendo más y más concretas, especialmente sobre la forma de vida en España. Aunque era obvio que ya sabía algo, intenté que su visión del país se acercara más a la realidad en todos los aspectos. Creo que al final quedó satisfecho de mis explicaciones.

Finalmente llegamos a la frontera, una zona vallada en la que estaba prohibido hacer fotos. Nos bajamos del camión con nuestro pasaporte y nos pusimos a la cola. El policía de aduanas parecía estar de buen humor y bromeó sobre mi ciudad de origen:

- Valuadualis.
- Casi.
- ¿Cómo lo pronuncias tú?
- Valladolid.
- Valuadualis.
- Perfecto.

Otro sello en el pasaporte más tarde entramos en Tanzania, que básicamente era igual que Kenia aunque había más gente en la calle y hablaban más alto. O esa fue mi primera impresión. Esta primera impresión, claramente aleatoria al principio, se vio fundada con el paso de los días. Si bien no era una diferencia notable, los tanzanos me dieron la impresión de ser gente más abierta y alegre que los kenianos. En cualquier caso, yo ya estaba pendiente del sitio a donde nos dirigíamos esa misma noche: Una de las fuentes del Nilo y el objetivo de la lucha de Burton y Speke, dos de los más legendarios exploradores de la época dorada de la exploración. Batalla finalmente ganada por Speke, el descubridor del lagoVictoria.

Debido a todos los percances del día, llegamos al sitio de acampada ya de noche. Ayudamos a montar las tiendas y nos duchamos en las enormes duchas del camping. La mía en concreto era una habitación de unos 10 metros cuadrados con espacio más que suficiente para mí, una cucaracha del tamaño de un casco, una araña enorme y el resto de fauna que me acompañó ese rato. Después tomamos nuestra primera Kilimanjaro, la cerveza local en el bar del camping. Después de todo el día de viaje, es difícil sentirse mejor que recién duchado y con una cerveza fría en las manos.

La cena de este día fue algo especial. Nos habían colocado la mesa en la playa junto al lago Victoria. Aunque era de noche, todos disfrutamos de la cena consistente en la siempre bienvenida sopa y de segundo un pescado parecido a un besugo, del mismo lago Victoria cocinado al papillote. Muchos compañeros no se atrevieron, pero tanto yo Silvia como yo dimos cuenta de nuestro pescado, que si bien su olor no era muy bueno, era sabroso y no produjo daño intestinal alguno.

Después de un rato charlando, nos fuimos a la cama, no sin antes ver más luciérnagas que las que yo he visto en mi vida. Junto al lago, entre unas plantas, había más de cien luciérnagas, parpadeando y creando un espectáculo hipnótico. Cansados nos fuimos a las tiendas a pasar, aunque todavía no lo sabíamos, una de las noches más largas de nuestras vidas.
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Serengueti - Tented Camp

Serengueti - Tented Camp


Localización: Africa Este y Centro Africa Este y Centro Fecha creación: 25/07/2012 17:24 Puntos: 0 (0 Votos)
8.
Como ya he explicado, tengo la suerte de poseer un sueño fácil y profundo, lo que me permite descansar en cualquier lugar y haber permanecido dormido en situaciones que a Silvia o a mi familia todavía les cuesta explicarse. Pero todo tiene un límite. La noche junto al lago Victoria estuvimos en la tormenta más grande y violenta en la que hemos estado en nuestras vidas. Me despertó la pared de la tienda que debido al viento se movía como si fuera de papel. Silvia ya estaba despierta y me preguntó:

- ¿Has visto que tormenta? ¿Qué hacemos?
- Nada, tranquila que ahora seguro que escampa.

Los dioses de las tormentas africanas se tomaron mi comentario como una provocación personal y a partir de ese momento, la tormenta fuerte se convirtió en naturaleza desatada juntándose lluvia, viento, rayos y truenos que no dejaban de subir de intensidad, hasta un punto que el agua empezó a filtrar por la tienda y nos dimos la mano, esperando lo que empezaba a estar claro que era el fin del mundo.

Después de un rato esperando, que pudo estar entre los dos minutos y las dos horas, oímos un ruido fuera, alguien estaba colocando la lona que cubría nuestra tienda. Abrí un poco la puerta y allí estaba Gody, calado hasta los huesos y sonriendo con sus 500 blanquísimos dientes.

- ¿Te ayudo?
- No, tranquilo, todo bajo control. Ya pasa la tormenta.
- ¡Te quiero!
- Jajaja.

Todos nuestros chicos estaban colocando los restos de las tiendas, algunas de las cuales habían sido arrancadas enteras del suelo. Después de confirmar que todo el mundo estaba bien, nos volvimos a acostar aunque esta vez me llevó un rato el conciliar el sueño, pensando en lo que acabábamos de pasar.

Desayunamos junto a la playa, sorprendidos de que después de la tormenta todo siguiese en pie, los pescadores saliesen normalmente, hubiese pájaros... El plan del día incluía una excursión en barca por el lago Victoria para la que nos preparamos y puntualmente, la barca llegó a nuestra playa. Dentro había sitio para todos y aunque había vivido tiempos mejores y había agua en el suelo, nos llevó las dos horas de la excursión sin problemas. La guía nos dejó solos con el capitán, que como capitán no dudo de sus habilidades, pero como guía tenia bastante poca idea y unas ganas inexistentes por mejorar en ese aspecto. La excursión fue bastante aburrida porque el capitán hablaba poco inglés y no dijo nada y lo poco que sabíamos era lo que nos habían explicado antes más lo que alguno habíamos leído. Dando gracias otra vez a Javier Reverte, expliqué la historia de los grandes exploradores lo mejor que supe a los que tenía más cerca.

Paramos la barca en la orilla de una de las islas del lago. Los lugareños se acercaron curiosos y vimos cómo utilizaban el agua del lago para todo, bañarse, recogerla en cubos para beber y cocinar e incluso para lavarse los dientes con una especie de palo "deshilachado" en la punta. Estuvimos un rato haciendo fotos del pueblo ya que nos pidieron que no hiciéramos fotos de la gente y tampoco pudimos bajar. Después volvimos viendo cómo había una zona de baño de hombres y otra más alejada para mujeres. Luego nos explicaron que aunque el agua del lago no es potable y tiene muchos organismos, los habitantes del lago están ya acostumbrados y no les pasa nada. Yo supongo que aunque no les pase nada a corto plazo, no creo que la esperanza de vida sea muy alta.

Volvimos al camping donde el campamento ya estaba recogido y en lo que terminaban de preparar el camión, nos tomamos una Kilimanjaro junto al lago Victoria. Yo pensé en la sensación que tuvo que tener Speke, tras todas las penurias y enfermedades que habían pasado en la selva al llegar y ver la inmensidad del lago. Y saber que había ganado a Burton.

Después de un rato salimos hacia nuestra siguiente parada, nada más y nada menos que el P.N. Serengueti. De camino nos ocurrió una anécdota que quedaría en nuestra memoria los días siguientes: Junto a la carretera, a veces nos encontrábamos con sacos de leña puestos de pie. Éstos pertenecían a familias que vivían cerca y que los vendían. En uno de ellos paramos para comprar más leña para nuestras hogueras. Mientras negociaban la compra de varios sacos con el que parecía el padre, dos de los hijos nos miraban con curiosidad y timidez. Nosotros llevábamos a todo volumen el wakawaka de Shakira, la canción del mundial y del continente en ese momento. Mientras algunos bailaban y el resto llevábamos el ritmo con las manos, el mayor de los hermanos de unos seis años, empezó tímidamente a moverse; primero los hombros, luego los brazos. Al ver que le animábamos, se empezó a venir arriba y ante la sorpresa de su hermano de unos 3 años, empezó a bailar en un estilo tan peculiar como contagioso. Todos, incluido su hermanito le empezamos a imitar y él seguía bailando mientras se moría de la risa. Durante todo el viaje, cada vez que había música no hubo otro baile que el del chaval de la leña.

Llegamos a las puertas del parque más tarde de la hora de comer, así que comimos en una de las entradas del parque. Junto a los baños había una especie de lona negra de un metro y medio de alto con una banda azul vertical en el centro. Curioso. Preguntando por ello a la guía, me comenta que ésta ya es zona de moscas tse-tse y que esas lonas, por la razón que sea, las atraen, que se ve que las confunden con culos de búfalos. Ni con toda la imaginación del mundo pude confundir aquello con un culo de ningún animal, pero como tampoco soy una mosca tse-tse, me puse a comer. No vimos muchas moscas tse-tse, que vienen a ser una versión más grande y musculada de la mosca común. Por lo visto, para que te afecte la enfermedad del sueño, te tienen que picar unas cien veces y no vimos suficientes ni para dormirte un brazo.

Una vez comidos entramos en el parque, una vez más con mi cámara en ristre. Teníamos muchas esperanzas puestas en el Serengueti ya que nos habían dicho que era mejor que todos los parques que habíamos visto anteriormente. Vimos muchos animales, pero lo cierto es que la densidad, el número de animales por metro de parque me pareció menor. Por lo visto todo tiene que ver con dónde esté la gran migración, que cuando estuvimos nosotros, en Octubre, estaba en gran parte en Kenia. Aun así vimos una enorme manada de elefantes que me recordaron al Libro de la Selva y que pasaron justo al lado del camión. Con el camión parado y todo el mundo callado es impresionante el oír avanzar la manada, en el silencio sólo interrumpido por los clics de las cámaras de fotos.

A estas alturas ya teníamos la vista acostumbrada a la búsqueda de animales. Así como los primeros días, era la guía quien más solía ver, en este punto ya llegábamos a ver leones a los que sólo les asomaba un poco de la cabeza o hienas totalmente metidas en arbustos. Sobre todo entre los hombres surgió una pequeña competición a ver quien veía la cosa más guay y más difícil. Competición que quedó desierta cuando a todos nos parecía que lo mejor era lo suyo sin ninguna duda.

Cuando ya anochecía, nos llevaron hacia una de las sorpresas más agradables del viaje: El tented camp. Entre otras cosas: Un circulo de sillas alrededor de una hoguera. Un enorme comedor cubierto. Y sobre todo, una habitación de hotel de lujo dentro de una enorme tienda para cada pareja, con una enorme cama, mesilla, ducha de agua caliente, baño... ¿Puede un hombre adulto llorar de emoción al ver una taza de váter? Perfectamente y de hecho así fue. Y si hubiera sabido cantarle una saeta lo habría hecho.

Uno de los momentos del viaje fue sin duda la ducha de agua caliente al aire libre. En la parte de atrás de la tienda, estaba el espacio de ducha, tapado con una lona, pero que permitía asomar la cabeza y ver la llanura del parque. La sensación de estar desnudo al aire libre, en el medio del Serengueti, con el agua caliente, el sol poniéndose y viendo los animales a lo lejos fue increíble y es de los recuerdos que, tiempo después me viene más a menudo a la cabeza.

Después de las duchas, fuimos yendo todos a la hoguera donde nos tomamos una cerveza, charlando junto al fuego. Ya era noche cerrada y con los frontales descubrimos que, no muy lejos de nosotros había una hiena. Pasando la luz por la oscuridad, dos puntos brillantes delataban su presencia. Ya estábamos acostumbrados así que nadie ya se preocupó. Cenamos amenizados por los chistes de un compañero y después fuimos a tomar un gintonic junto a la hoguera. La sorpresa fue que nuestros chicos, junto con el equipo del tented camp nos habían preparado una sorpresa a las dos parejas de recién casados del grupo: Una riquísima tarta de chocolate servida por ellos mismos cantando y bailando la ya muy popular Jambo Bwana. Luego nos pidieron que cantásemos algo típico los cuatro novios, pero a pesar de los esfuerzos míos y de mi compañera Loren, creo que los chavales todavía se acuerdan con horror de nuestra versión de "Mi carro".

Un rato después nos fuimos a la cama. Ya que tenía lámpara, intenté leer algo del libro que llevaba y que aún no había tropezado, pero creo que llegué a leer media página antes de darme por vencido.
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Serengueti 2

Serengueti 2


Localización: Africa Este y Centro Africa Este y Centro Fecha creación: 25/07/2012 17:26 Puntos: 0 (0 Votos)
9.
Así como tengo buen dormir tengo mal despertar. No el peor, ni algo llamativo, pero malo. Cuando te despiertan antes del amanecer y tú estás en una cama enorme y cómoda, un instinto asesino muy superior a simpatías o afectos te hierve por dentro. Afortunadamente la Nutella del desayuno amansa los caracteres más endemoniados.

Teníamos todo el día por delante para disfrutar del parque. Dos de las parejas habían cogido la opción del Safari en globo, para el que tuvieron que madrugar más incluso que nosotros, para ver el amanecer desde el aire. Nosotros no lo cogimos porque, a pesar de que incluía desayuno de lujo después del vuelo, el precio nos pareció excesivo.

Salimos con las pilas cargadas y muchas ganas de ver algunos de los animales que todavía no habíamos visto. Aunque no era uno de los que yo tenia pensados, vimos una pareja de ciervos enanos (¿Dicdic?), del tamaño de un gato y que viven en pareja. Yo creo que los carnívoros no les harán ni caso por su tamaño, ya que un león se tendría que comer unos 20 para quedarse satisfecho. Un rato después, por fin vimos a uno de mis favoritos, el guepardo. La elasticidad y la elegancia personificadas. Iba andando a nuestra derecha y cuando se acercó un poco a una manada de gacelas, las midió en carrera, para ver si alguna flaqueaba. Como no, siguió andando tan tranquilo. Una maravilla de animal.

Si el rey es el león, el leopardo es el príncipe. Más valiente que el rey. Junto a unas enormes rocas había una fila de unos 20 jeeps, parados y con gente haciendo fotos. ¿La razón? En lo alto de la roca, tumbado descansaba, por fin, un leopardo. La espera había merecido la pena. El animal más espectacular que haya visto en mi vida. La deuda con el pequeño Alfredito, quedaba zanjada.

Posteriormente recogimos a nuestros compañeros del globo, que dijeron que les había gustado mucho, pero les dimos envidia diciendo que habíamos visto un leopardo. Seguimos safari y vimos como una leona solitaria cazaba una cría de gacela. El día estaba siendo fructífero y lo cierto es que el Serengueti no defraudaba.

Una sorpresa nos esperaba a la hora de comer. Nos bajamos del camión y un intenso olor a mierda empezó a hacer que no tuviera tanta hambre. Mientras preparaban las mesas, a unos 20 metros te podías asomar a contemplar la razón del olor. En una charca, por llamarlo charca, había unos 50 hipopótamos, nadando en una especie de sopa densa marrón verdosa muy rica en caca. La receta también incluía unos tropezones similares al picadillo, pero que en este caso eran flotantes montones de mierda. A los hipopótamos no parecía importarles y abrían sus enormes bocazas entrando la sopa y el picadillo. El placer para los sentidos se completaba con el oído ya que nuestros amiguitos continuamente se tiraban pedos y en un alarde de técnica, hacían un molinillo con la cola mientras cagaban de forma que la mierda se esparcía en todos los alrededores de sus orondos culos. La naturaleza hay veces que es bella y hay veces en las que busca otras formas de expresarse. En cualquier caso, a mí me daba igual y disfruté haciendo un montón de fotos de estos escatológicos detalles que tanto me gustan.

Tras la comida, seguimos safari sin mucha novedad y ya cansados volvimos al tented camp a disfrutar de la tienda y de una cerveza en el chill out. El día siguiente sería largo, nos esperaban los masais y el Ngorongoro.
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Imagen: Febles  Febles  15/11/2012 04:05   📚 Diarios de Febles
Felicidades por este diario!! He aprendido mucho de el.
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