Por Normandía y Bretaña ✏️ Blogs de Francia

Empezamos el último día de recorrido. Como vamos a recorrer bastantes kilómetros, hemos quedado para desayunar a las 8. Como ha sido la mayoría de las casa el desayuno es abundante y bien servido. Son los momentos en que hablamos con la propietaria y le contamos de plan del día. Estabamos solos en la mesa aunque no somos los únicos inquilinos. A las 9 partimos. El tiempo va a ser bueno.
Primera parada, Fougères. Es famoso su castillo, de los más importante de Bretaña. Aparcamos cerca de él. Gratis. E iniciamos el recorrido. Curiosamente al revés de lo que estamos acostumbrados, el castillo está abajo y el pueblo en alto.


Así que ascendemos por un camino que hay a la izquierda de la plaza junto al castillo. Arriba nos encontramos cerrada hasta la oficina de turismo. ¿Pero hoy no es lunes? ¡Es que los lunes abren pero a media mañana! ¡Sin comentarios...! Menos mal que nos encontramos un Carrefour City abierto y allí compramos el suministro para la cena.
Seguimos el recorrido hasta la iglesia de S. Léonard y el jardín público desde donde se divisa el Castillo y el casco viejo. ¡Sigo sin adjetivos!

Antes de abandonar Fougères echamos gasolina en Leclerc. Tendremos que echar gasolina para dejar el coche con el depósito lleno, pero será en alguna gasolinera cerca del Aeropuerto de Nantes.
Siguiente parada Vitré. Cuando vamos buscando donde aparcar nos encontramos que están recogiendo la basura ¡Qué hora! Y los coches que vamos detrás del camión, parados. Observamos que los contenedores son subterráneos. Nos lo había visto hasta ahora pero me parece estupenda idea. También vemos un mercadillo recogiendo en una de las plazas. Nosotros aparcamos en la Plaza del Marchix aprovechando las horas gratuitas y vamos hacia el Castillo. Con decir que es la hora de comer queda todo dicho, en resumen: la animación se pierde. Los únicos que vamos por las calles son también españoles. A lo largo del viaje no habíamos notado casi su presencia.
Evidentemente estas antiguas y conservadas calles con más animación serían distintas. ¡Pero que se le va a hacer! Nos gusta lo que vemos de todas formas.
Es la hora de partir hacia Nantes. El trayecto es de unas dos horas que vamos a dividir en dos veces. Un trayecto hasta Chateaubriant, donde esperamos comer y el resto hasta Nantes.
Las carreteras de esta zona no tienen media tintas. O coges una autopista o vas por carreteras rurales viendo granjas de vacas y campos de maíz. Dicen que el 75% de la producción hortícola de Francia corresponde a Bretaña.
Llegamos a eso de las 2 al pueblo y buscamos donde comer. Parece mentira que esta sea la cuna del famoso filete. Pues todo está cerrado, menos un restaurante al lado de la iglesia, donde aparcamos, que como es normal está lleno. Es una crêperie: La Croisette. Hay "formule" así que "Très bien!". Incluye galettes, entrecot normande, crêpes. Con lo que pedimos no llegamos ni a 11€ por persona. No quedamos solos en el restaurante y el jóven camarero es todo amabilidad. Así que todo perfecto.
Luego otro tirón y hasta Nantes.
Cuando llegamos son las 5 de la tarde. Vamos a un parking subterráneo cerca del centro. La impresión del centro de Nantes es de una ciudad señorial y agradable junto al Loira. Aquí si hay animación pero a las 7 cierra todo. Vemos el Castillo de los Duques, la Catedral con la hermosa tumba de Francisco II y llegamos hasta el famoso Pasaje Pommeraye.
Finalmente cruzamos el Loira dos veces, pues tiene dos anchas ramas en su paso por aquí y vamos hacia el Aeropuerto, donde se halla nuestro hotel B&B. En el camino rellenamos el depósito del coche. Han sido 2042 km.
La habitación del hotel también tiene altillo así que...
Mañana toca levantarse de noche, pues el avión sale a las 7 hacía Madrid. Como el hotel está a cinco minutos de la terminal no tenemos que madrugar tanto y también dormiremos en el avión. Se acabó nuestro periplo y todo quedará como un hermoso sueño.

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Para terminar quiero comentar alguna cosita sobre este viaje.
Como dicen otros viajeros, las impresiones vertidas en los diarios no dejan de ser personales. Dependen mucho de nuestra forma de pensar, el momento en que llegamos a un sitio e incluso del tiempo que nos hace. Son por tanto siempre discutibles.
En cuanto al tiempo dedicado a la visita a cada sitio es también muy subjetivo. Bretaña deja la impronta de tener que dedicarle otra visita a algunos de sus parajes con tiempo y disfrutarlo con más calma. ¿Qué es mejor ver muchas cosas o pocas? ¿Es mejor quedarse en mismo sitio y moverse desde ahí o no? Este diario, como los de otros viajeros nos ayudan a decidir. Pues esa decisión es importante, significa más días o más dinero y no siempre disponemos de las dos cosas.
Finalmente, y esperando que no les haya aburrido mi relato y haya pecado de prolijo, quiero dar las gracias a otros viajeros que con sus diarios y detalles me permitieron preparar mi ruta. Y a la Guía Verde Michelín que incluye muchos datos de ayuda a los automovilistas.

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