![]() ![]() NUEVA ZELANDA - LA TIERRA MEDIA al otro lado de la tierra. ✏️ Blogs de Nueva Zelanda
Viaje a Nueva Zelanda en septiembre de 2012. Nos escapamos tres días a las Fiji para descansar al final.Autor: Davmell Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (9 Votos) Índice del Diario: NUEVA ZELANDA - LA TIERRA MEDIA al otro lado de la tierra.
01: 1 - Inicio y Dubai
02: 2 - Thames
03: 3 - Te Aroha
04: 4 - Waikite Valley
05: 5 - Tongariro National Park
06: 6 - Palmerston North
07: 7 - Wellington
08: 8 - Kaiteriteri - Abel Tasman
09: 9 - Kawatiri Junction
10: 10 - Hokitika
11: 11 - Haast
12: 12 - Queenstown
13: 13 - Te Anau
14: 14 - Arrowtown
15: 15 - Omarama
16: 16 - Geraldine
17: 17 - Christchurch
18: 18 - Auckland - Vuelta de las Fiji
19: ANEXO - DATOS PRÁCTICOS
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Etapas 13 a 15, total 19
TE ANAU 8-10-2012
Amanece un día muy despejado, pero de los más fríos. Los coches de alrededor del nuestro tienen una buena capa de hielo encima. Salimos de Queenstown dirección a Glenorchy. Es una carretera relativamente llana pero con bastantes curvas que a lo largo de unos 40 kilometros va bordeando el lago Wakatipu y rodeada de altas cumbres nevadas. No permite correr mucho pero así se puede disfrutar mejor del paisaje. Glenorchy es una localidad muy pequeña, únicamente tiene un embarcadero en el lago y cuatro casas alrededor, aparte de dos tiendas donde te ofrecen todo tipo de actividades, desde rutas a caballo, lanchas por el lago o rutas en todo terreno. No existen carreteras más arriba, sólo caminos que no permiten el paso de la caravana, por lo que tras un paseo por los alrededores de lago, totalmente transparente y cristalino, volvemos dirección a Queenstown. Hacemos de nuevo una parada por la zona del puerto, para hacer fotos con el día despejado del lago y alrededores, y para dar un paseo por la ciudad. Cualquier día y a cualquier hora, está todo lleno de gente, hay un ambiente increíble. Continuamos hacia Te Anau, dos horas de carretera, la primera parte pegada al lago Wakatipu, donde hacemos la parada de la comida en un mirador sobre el lago. La carretera es bastante rápida, con bastantes rectas y muy llana. Unos kilómetros antes de Te Anau, nos desviamos a la izquierda para acceder a Manapouri, a orillas de lago del mismo nombre y punto de partida de las excursiones a Doubtul Sound, otro de los fiordos más espectaculares, pero que no tiene acceso por tierra. Es también el punto de partida de la Kepler Track, una ruta de cinco o seis días por Fiordland, que posiblemente sea de las más impresionantes del mundo, pero por tiempo no nos podemos permitir hacer. Tras un paseo corto alrededor del lago con vistas a las cumbres nevadas, nos dirigimos hacia Te Anau, donde acampamos en el Kiwi Holiday Park. Está a cinco minutos andando del muelle, es muy amplio y con unas instalaciones muy modernas. Cenamos pronto para hacer la excursión a las Glowworm Caves (cuevas de las luciérnagas) que tenemos contratada a las siete con el único operador que las hace, Real Journeys. Hay que atravesar unos 30 kilómetros por el lago Te Anau en barco, rodeados de montañas una vez más, y se desembarca en la entrada inferior de las cuevas. Estas cuevas tienen una longitud de varios kilómetros, pero sólo son accesibles unos metros. Las cuevas están formadas en calizas, de edad relativamente reciente, y con muchísima agua en el interior, con grandes ríos y cascadas con mucha fuerza. Por esta edad joven aún no ha permitido el desarrollo de estructuras típicas como estalactitas o estalagmitas presentes en otras cuevas más antiguas. El acceso se hace a pie, por galerías bajas, hay que pasar con cuidado y agachados, y tras recorrer unos metros, se monta en grupos pequeños en una barca. En silencio absoluto y en la oscuridad total se recorre durante 20 minutos el lago interior donde aparecen las luciérnagas. Pequeños puntos luminosos en el techo que aparecen por miles. La sensación es impresionante, entre el silencio, la tranquilidad y la vista de las luciérnagas. A la salida, se espera en el centro de interpretación, tomando un café caliente (gratis) y viendo paneles explicativos o vídeos sobre las luciérnagas. Es una especie única en Nueva Zelanda, en Australia se han encontrado algunas especies similares pero no luminosas. La luciérnaga pasa ocho o nueve meses en fase larva, que es donde teje unos hilos tipo tela de araña para atrapar a otros insectos atraídos por la luz que emiten. Dicen que cuanto más hambrienta está la larva más intensa es la luz, incluso muchas veces llegan a comerse a otras larvas de la misma especie, son muy territoriales. Cuando pasan al estado adulto, una especie de mosca, sólo viven cinco días, el tiempo necesario para poner huevos. No tienen ni siquiera boca, por lo que no pueden alimentarse. Salimos a las nueve del embarcadero hacia Te Anau, y pese a ser completamente de noche, y muy tarde para el horario local, cuando salimos está llegando otro grupo de visitantes. Llegamos al camping casi a las diez de la noche, hora más que suficiente para dormir, ya que al día siguiente nos espera un buen madrugón. Etapas 13 a 15, total 19
ARROWTOWN 9-10-2012
Llega uno de los días más esperados, la visita a Milford Sound. Hemos contratado el crucero con Mitre Peak, uno de los cuatro operadores que los ofrece. El precio es prácticamente similar en todos, pero éste ofrece barcos más pequeños (visitas a priori menos masificadas, con un recorrido más largo y acercándose mucho más a los bordes del fiordo cuando es necesario). Hemos cogido el primer viaje, a las 8:50 horas, para evitar la masificación del mediodía, por lo que tenemos que salir de Te Anau a las 6 de la mañana. Son 120 kilómetros de carretera, con una primera parte bastante llana y recta pero un final muy complicado, donde el ir tan despacio permite por otra parte, disfrutar con uno de los paisajes más espectaculares que pueda recordar. La primera parte la hacemos de noche, pero el amanecer sobre valles glaciares con cumbres nevadas y bosques de pinares muy frondosos es uno de los más impresionantes que puedo recordar en toda mi vida, pese al ir al volante. La zona de acceso a Milford es complicada, con muchas zonas en las que se ven avalanchas de nieve muy recientes pegadas a la carretera, o incluso con síntomas de haberla atravesado y haber sido limpiadas hace pocos días. Las paredes de las montañas son prácticamente verticales, y son picos, algunos de ellos de más de 2500 metros de altura, con una carretera que baja desde los 450 m de su punto más alto al nivel del mar en el puerto de Milford. Embarcamos muy poca gente, apenas 15 personas, en el barco que tiene capacidad para unas 75 (otras compañías tienen barcos de más de 300 viajeros). Casualmente, entre la poca gente que vamos, coincidimos con los primeros españoles que encontramos en el viaje, una pareja de Barcelona. Por lo menos, puedes hablar un rato con alguien en tu idioma, algo que se echa de menos. El día está nublado, pero con nubes altas que no impiden ver las paredes del fiordo, y con el sol intentando salir. Pese al aire helador, que aumenta con el barco en marcha, las vistas exigen ir en la terraza para disfrutar al máximo del paisaje. Pasas por debajo de picos muy altos, como el Mitre Peak, uno de los primeros que aparecen, y que tiene 1700 metros de caída casi vertical hasta el agua. Por todas las laderas corren riachuelos que se precipitan en cascadas impresionantes sobre el fiordo. El barco te lleva hasta que el fiordo se abre al mar de Tasmania, donde se nota algo más el oleaje, pero mucho más tranquilo en esta zona que en la costa oeste días atrás. Nos acerca a una colonia de Pinguinos, donde podemos ver un par de ellos, y a una de focas, donde hay muchas, tranquilamente dormidas sobre las rocas. Ni se mueven cuando ven el barco a pocos metros de ellas. Después de dos horas de crucero, helados pero impresionados con el paisaje, emprendemos el camino de vuelta a Te Anau. Ahora ya sin prisa y de día, vamos parando en todos los sitios que la carretera lo permite, miradores, áreas de descanso… para disfrutar de las vistas. A la salida del túnel de Homer, recto pero con una pendiente muy alta y bastante estrecho, vemos un par de Keas, loros enormes que no pegan en un ambiente tan helado como este. A los pocos kilómetros paramos en un mirador, con varios autobuses de los que bajan a esta hora a Milford y aparece un Kea que se nos posa en la caravana justo cuando pensábamos salir. Somos la atracción turística del momento, todos los chinos y japoneses nos rodean para ver al pájaro, que si no se lo impedimos, se mete dentro de la caravana. Están acostumbrados a que los visitantes les den comida por lo que no dudan en acercarse, y visto lo visto, casi en buscar ellos mismos la comida en el frigorífico. Continuamos con paradas en el lago Gunn o en los Mirror Lakes, unos lagos pequeños, formados en un meandro abandonado del río, con aguas muy oscuras y totalmente resguardadas que reflejan como un espejo las montañas de alrededor. Incluso el DOC, en plan divertido, han puesto junto al borde un cartel de “Mirror Lakes” escrito al revés, que al estar reflejado en el lago, se ve correctamente escrito. Paramos de nuevo en Te Anau a comer, y continuamos hacia Queenstown. Hoy hacemos muchos kilómetros, pero tenemos toda la tarde libre, poco que hacer en Te Anau (a menos que te metas en rutas de tres o cuatro horas andando), y preferimos seguir avanzando. Tras otra parada muy breve en Queenstown para comprar las últimas provisiones de comida y rellenar la bombona de gas de la caravana, continuamos para buscar un sitio donde dormir. En esta zona se permite la acampada libre, salvo en zonas urbanas y contadas zonas muy protegidas, pero el hecho es que hay pocos sitios donde se pueda parar la caravana. Al final, acabamos parando en el aparcamiento del Puenting de la garganta de Karawau, pero al rato, viendo que la temperatura baja bastante y hace bastante frío, cambiamos de planes y vamos al camping de Arrowstown. Con estas noches casi heladoras es casi imprescindible dormir enchufado a la corriente para tener la calefacción eléctrica de la autocaravana. Etapas 13 a 15, total 19
OMARAMA 10-12-2012
Otro día parcialmente torcido, con cambio de planes a cuenta del tiempo, dentro de lo malo, lo salvamos aceptablemente, pero al final nos vamos a ir sin ver el Mt Cook más que en postales. Salimos de Arrowtown con frío (5º) y nublado, con llovizna a ratos. Vamos bajando hacia el sur por una carretera ya conocida hasta Cromwell, y ahí tomamos la Nacional 8 hacia la zona de Mount Cook. Pasamos el desfiladero de Lindis, con un paisaje totalmente atípico para lo que hemos visto en NZ, no hay vegetación y el terreno es prácticamente árido. De cualquier manera, los relieves son curiosos. Llegamos a Omarama y preguntamos en el I-Site cómo llegar a los Clay Cliffs. Es una pista de grava pero en buen estado, de 8 kilómetros, que lleva, en una finca privada a unos acantilados en una formación de gravas que por efecto de la erosión da un paisaje de cárcavas y pináculos bastante peculiar. No es un sitio tan espectacular que merezca un rodeo de muchos kilómetros ni planificar un día entero para verlo, pero si se va de paso, merece la pena acercarse. En la entrada de la finca, hay un cartel que indica que hay que pagar 5$ por vehículo por entrar, que se pagan en el I-Site de Omarama. Como no nos cae de paso de vuelta, y por otra parte, cuando estuvimos en el I-Site no nos dijeron nada, se quedan sin nuestra “propina” por la visita. Continuamos hacia Twizel, en la base del lago Pukaki y en el acceso al Mt Cook. Preguntamos en el I-Site y dicen que con el tiempo que hace no se va a poder ver nada, que hay mucha nieve, y que al día siguiente va a estar igual. Vamos con tiempo de adelanto y una opción es perder la tarde y posponer la visita para el día siguiente, pero visto que las previsiones no son mejores, desistimos. De cualquier manera intentamos llegar al Mt Cook Village, hasta donde se pueda. La carretera va ascendiendo gradualmente junto al lago Pukaki, con vistas todo el rato sobre el agua azul. Es bastante recta y permite ir rápido. Empieza a aparecer algo de nieve en los bordes de la carretera y aumenta hasta llegar a ser un nevazo de más de 20 centímetros en el Mt Cook Village. La carretera está limpiada pero todo lo demás está completamente nevado. Dentro de lo que cabe, las nubes son altas, no nos permiten ver el Mt Cook y los picos altos pero permiten una vista cercana bastante clara. No es como el día de los glaciares que a 50 metros del coche no se veía absolutamente nada. Las carreteras de acceso al glaciar de Tasman y al parking de inicio del Kea Point están llenas de nieve y cortadas. Algunos todo-terrenos entran, pero con una caravana no se nos ocurre ni por asomo. Es posible que se pueda hacer la Kea Track andando, pero con la cantidad de nieve, el frío que hace, el hecho de que está empezando a nevar y que no se ve a prácticamente nadie por la zona, desistimos con miedo a quedarnos atrapados con otra nevada gorda. De cualquier manera, desde la carretera podemos ver el frente del glaciar Tasman, ya en el límite de la zona de visibilidad de las nubes, y la entrada del valle Hooker. Comemos rodeados de blanco, nos divertimos en la nieve un rato al estilo español (plástico en el culo y pendiente abajo) y volvemos hacia abajo por la carretera, con algunas paradas en miradores que no dejan más que una visión parcial, espectacular, pero ni sombra de lo que pudiera ser un día despejado. De cualquier manera, la nieve le da un encanto especial. Bajamos hacia el lago Tekapo, con el mismo inconveniente de las mismas nubes altas, pero el lago rodeado de abetos sobre el agua de color azul turquesa es impresionante. Damos un paseo por el borde del lago, visitando una iglesia de piedra antigua en el mismo borde, y evitamos la avalancha de dos autobuses de chinos que llegan cuando nos vamos. En este momento tenemos ganado un día sobre la planificación inicial. La imposibilidad de las rutas del Mt Cook y el avance de kilómetros la tarde de Te Anau nos dan mucho tiempo libre. Hay que replanificar lo que nos queda de visitas, porque un día entero en Christchurch puede ser excesivo. Decidimos entonces volver a Omarama a dormir, para bajar a la costa por el valle de Waikiti y ver la ciudad de Oamaru y la zona de la costa. Cuando volvemos a Omarama, nos acordamos de los cinco dólares de los Clay Cliffs, pero ya está la oficina de turismo cerrada, qué pena… Etapas 13 a 15, total 19
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