Malta: Un país que ofrece de todo ✏️ Blogs de Malta

Ante todo quiero comenzar explicando el tipo de turista que somos mi pareja y yo. Nos encanta visitar los principales monumentos de cada país/ciudad, pero disfrutando sobre todo de los paseos por las ciudades, el paisaje, la gastronomía. No nos gustan excesivamente los museos. Si hay uno que destaque mucho, lo vemos, pero ni mucho menos vamos a todos y cada uno de ellos. En esta ocasión, también queríamos disfrutar un poco de la playa. Para ello, reservamos tres días en Gozo, al final del viaje.

Nuestro viaje comenzó puntualmente. Volamos con Ryanair y el vuelo aterrizó sin complicaciones en el aeropuerto de Luqa, a unos 6 Km de la Valletta, donde teníamos el hotel para las siguientes seis noches. Escogimos La Valletta como base ya que no somos de salir mucho, nos gusta cenar bien en un restaurante "guapo", y como mucho tomar algo después en una terraza. Esto lo digo porque La Valletta está bastante muerta de noche, especialmente los sábados y domingos. Quien quiera salir de noche debe buscar hotel en la zona de Sliema, St. Julians, etc.
Lo que nos ofrecía La Valletta, aparte de todos sus monumentos y belleza, era la estación de autobuses. El transporte público funciona bien, pero para ir a casi cualquier lado de la isla, hay que hacer un transbordo en La Valletta. Y ese transbordo lo queríamos evitar para no perder más tiempo del imprescindible. Teníamos claro que en la isla de Malta no queríamos alquilar coche. No me arrepiento en absoluto de la decisión. El caos circulatorio en el área metropolitana de La Valletta, todo el este de la isla, es impresionante, las calles son estrechas y están llenas de baches. Alucinante! Con el autobús se va de maravilla, siempre fueron puntuales, pero eso sí, tardan porque hacen muchas paradas. Ejemplo: de Valletta a Marsaxlokk, un pueblo pesquero del sur de la isla, el autobús tardó 45 minutos para una distancia que calculo alrededor de 10 Km!! De todos modos, nosotros pasamos cinco días completos en la isla de Malta. En esos días vimos todo lo que queríamos a un ritmo lento nada agobiante.
Último comentario sobre organización de tiempos: es imprescindible tener en cuenta que cualquier monumento cierra como muy tarde a las 17:00 h, algunos incluso a las 16:00 h. Es algo que hay que tener en cuenta a la hora de decidir si alquilar coche o no. Todo depende de lo que uno quiera ver, de lo que madrugue y de los días de que disponga. Lo dicho: nosotros necesitamos cinco días para ver lo que queríamos de la isla grande, de Malta, utilizando transporte público.

El aeropuerto de Luqa es bonito y moderno, pequeño pero resultón. La primera imagen del país no podía ser más positiva. Compramos un billete que por 12€ nos permitiría viajar una semana entera en los autobuses de Arriva, la compañía de transporte público de la isla. El autobús X4 nos dejó en la Plaza del Tritón, de donde salen todos los autobuses de la isla, y de ahí caminamos al hotel. Nos alojamos en el Hotel Osborne, a menos de 10 minutos a pie de la estación de autobuses. Lo recomiendo sin dudar. Escogimos una habitación con vistas al mar (espectacular), la relación calidad precio me pareció aceptable. El personal de recepción masculino fue muy amable y servicial, la recepcionista, sin comentarios, seca, parca en palabras, casi borde. Odio las generalizaciones, pero los malteses de Malta, en general, me sorprendieron por su poca amabilidad y brusquedad. En la isla de Gozo, en cambio, fue al revés. La gente era un encanto. El buffet de desayuno fue correcto, ni más ni menos.

Tras dejar las maletas en el hotel, dimos nuestro primer paseo por la Valletta. Estaba oscureciendo pero fue un primer contacto que nos dejó alucinados. La ciudad es espectacular, una joya medieval y de noche los edificios principales están muy bien iluminados, y son muchos. Quien no resida en Valletta y tenga tiempo, que dé un paseo por la ciudad de noche. De verdad, merece la pena ver todos esos palacios, la vista sobre las Three Cities, todo ello iluminado. Una pasada!
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Cenamos en el restaurante "Capistrano" en la Old Bakery Street. Me gustó, un plato de pasta con conejo y un atún a la plancha. Fallo: pedimos demasiado, teníamos hambre, pero la comida estaba deliciosa.

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Tras desayunar, cogimos el autobús a Marsaxlokk con otro millón y medio de turistas. Es broma, pero el domingo es el día del mercado en este pueblo pesquero y todas las guías recomiendan visitarlo. El resultado es mucha mucha gente, pero mereció la pena.
El mercado es enorme, a lo largo de la costa y el puerto del pueblo, y ofrece un poco de todo. Tampoco nada muy espectacular, pero bueno, nos gustó. Se pueden encontrar desde ropa, a souvenirs, productos alimenticios, etc. Lo que me pareció más interesante fueron los puestos de pescado, que están al final, por ver el pescado que se come en la isla. La imagen del pueblo con todas las Luzzus (barcos típicos) amarrados en la bahía es preciosa. Aunque teníamos previsto comer algo allí, estábamos tan llenos del desayuno, que decidimos volver a la Valletta porque todavía no teníamos hambre. Nos propusimos volver a Marsaxlokk un día para cenar, para al final no resultó.


Así que vuelta a la plaza del Tritón, esta vez para dar un paseo por la Valletta de día. Ayer habíamos visto un poquitín de noche, pero ahora a plena luz la cosa cambiaba. Tras un tentenpié en la terraza del café Cordina (precio razonable, gran variedad de pequeños platos, camareros bordes), nos pusimos en marcha.
Confirmamos la imagen del día anterior: la ciudad es preciosa, monumental, llena de palacios... Los edificios con sus balcones de madera de distintos colores, preciosos. En fin, no me extraña que tenga el título de patrimonio de la humanidad. Es de las ciudades que sin duda más nos impactaron por su belleza. Callejeamos de forma un poco improvisada y sacamos fotos en cantidades industriales. Cada rincón esconde una sorpresa...


Acabamos el día en el Museo Arqueológico. Es lo único que cierra más tarde, a las 19 h. Habíamos leído que convenía verlo para entender mejor los templos megalíticos de la isla, y dado que el día siguiente teníamos previsto ver los primeros, fuimos hasta allí. Se ve bastante rápido y esconde algunas piezas alucinantes, como la dama durmiente. Por desgracia, algunas piezas estaban en préstamo para una exposición en Nueva York, pero mereció la pena. Esto va en gustos, pero desde siempre me alucinó lo que nuestros antepasados fueron capaces de crear hace 5000 o 6000 años. Para mí los monumentos prehistóricos son de lo más destacable de la isla. Y en este museo están los originales de todas las estatuillas y piedras con relieves que se encontraron en los templos. En el museo compramos el "Heritage Malta Multisite Pass" que nos permitiría visitar todos los monumentos de Heritage Malta por 27 € (estudiante) o 35 € (adulto) durante dos semanas. Habíamos echado las cuentas y nos salía rentable. A un precio de 6 € media/monumento no es mala idea. Si entráis en www.heritagemalta.org podéis calcular si os merecería la pena. Todo depende de lo que queráis ver durante las vacaciones. Lo podéis comprar en el primer monumento que visitéis.
Aquella noche tuvimos bastantes más problemas para encontrar un restaurante abierto. El domingo de noche, la Valletta está muy muerta...

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Hoy tocaba visitar los primeros templos. Nos hacía mucha ilusión. Tras un buen desayuno, volvimos a la rutina: paseo hasta la plaza del tritón. Esta vez tuvimos que esperar un poco más por el autobús. Al sol del mes de julio, no hace mucha gracia
Pero por fin llegó. Primera parada: Blue Grotto, al sur de la isla. Es una de esas visitas imprescindibles, supongo, y que hacen que un viaje a Malta sea muy variado. Te subes a un bote y te llevan a unas cuevas y un saliente impresionante en la costa que se caracterizan por tener un agua de un azul turquesa alucinante. Es cierto, pero más, cuanto más madruguéis. El señor del bote nos dijo que cuando más bonitas estaban las cuevas es a las 8 de la mañana!! Para nosotros impensable, jeje. A esa hora, media mañana, sobre las 11:30 h. estaban bonitas y el paseín en bote (unos 30 minutos) mereció la pena. Aparte de las cuevas, se ve la costa desde el mar, y eso también es interesante.


Desde la Blue Grotto, cogimos la misma línea de autobús para ver los templos de Hagar Quim y Mnajdra. Están casi al lado, a un par de km, pero al sol del verano, pienso que es mejor coger el autobús. Con nuestro "Multisite Pass" entramos sin pagar. La entrada incluye una audioguía que lo hace realmente interesante. Tras un pequeño centro de interpretación sales a ver el primer templo. Por desgracia está cubierto de una lona como de circo y ya no se disfruta como hace un par de años, cuando la cubrición no existía. Estos templos están en una localización preciosa, cerca del mar, y eso ahora se pierde. Aún así, para los amigos de la arqueología, es una visita imprescindible. Para quien no se interese por estas cosas, le recomiendo que sólo vea estos dos templos (nosotros vimos más ) La audioguía lo explica todo muy bien y lo disfrutamos como niños. Entre el primer y segundo templo hay un paseo (bajo el sol!!) de unos 500 m. Eso hizo que al final ya estuviéramos algo cansados y saturados, pero lo dicho: me parece una visita imprescindible.


Como era sobre las 13:30 h. decidimos que por la tarde visitaríamos Vittoriosa, o Birgu, como lo llaman los malteses. Es una de las Three Cities y ocupa la península central enfrente de la Valletta. Se supone que es la más monumental porque fue la capital de la orden de Malta antes de construir la Valletta. Todo lo que hay en la Valletta en cuanto a los edificios de la orden, lo hay también allí, pero a más pequeña escala. Tras un "lunch" en el Café du Brazil, que consistió en bocadillos malteses (Ftira, muy ricos), nos dimos un paseo por las callejuelas del centro, lo que llaman el Collazio. Es una zona pequeña y se ve bien. Las calles están muy cuidadas y llenas de plantas que ponen ahí los vecinos. Acabamos la visita en el puerto deportivo (Marina) de Vittoriosa, donde admiramos los enormes yates que estaban amarrados. Se ve que Malta es un destino habitual de los ricos y famosos.


A continuación: vuelta a la Valletta, descanso en el hotel, y a cenar. Esta vez los restaurantes estaban todos abiertos. Para variar, cenamos en lo que se llama la Valletta Waterfront. Es donde amarran los cruceros y allí hay un montón de restaurantes y bares en el muelle y un ambiente joven que nos gustó. Para acceder allí se puede coger un ascensor desde los Upper Barraka Gardens y luego caminar un poco según se sale hacia la derecha, es decir, hacia el centro de la isla, saliendo de la península que ocupa la Valletta.

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