LA HABANA-VIÑALES-TRINIDAD-CAYO SANTA MARIA ✏️ Blogs de Cuba13 días en Cuba. 2 noches en La Habana, 2 noches en Viñales, 2 noches en Trinidad, 5 noches en Cayo Santa María y 1 noche en La Habana. Disfrutando de nuestra luna de miel.Autor: Jaumeti Fecha creación: ⭐ Puntos: 5 (12 Votos) Índice del Diario: LA HABANA-VIÑALES-TRINIDAD-CAYO SANTA MARIA
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Etapas 4 a 6, total 10
Nos levantamos y ya teníamos el desayuno preparado en la mesa. Más de lo mismo, cantidades industriales, pero todo buenísimo.
A las 8:30 h salimos fuera y ya estaba Adrián esperándonos. Un cubano de 2 metros de altura con ojos azules, el cual le tiró los trastos a mi mujer más de una vez e incluso preguntando si tenía alguna hermana rubia como ella. Todo esto a mis espaldas durante la ruta claro, jajajaja!!!! Fuimos con él caminando adentrándonos ya en el bosque hasta encontrar 3 caballos listos para partir. Paloma era el nombre del caballo de mi mujer, y el mío se llamaba Chocolate. Nos subimos y comenzamos nuestro día de excursión. El ritmo era suave ya que nos teníamos que acostumbrar a ellos y ellos a nosotros, jajaja!!! Nuestras caras eran de fascinación a medida que avanzábamos y sin bajar del caballo íbamos haciendo fotos, pocas porque no me fiaba mucho ya que el verano anterior me caí de un burro en Grecia por hacerle fotos a mi mujer, jajaja!!! Torpe que es uno con los animales. Tras una hora y cuarto de paseo, llegamos a una plantación de tabaco donde nos recibieron con un Cocoloco y un puro untada la punta con ron y miel. Allí estuvimos 1 hora, ya que el calor empezaba a apretar, no teníamos ninguna prisa, y el puro estaba buenísimo, y el cocoloco claro!!! Coincidimos al llegar con una pareja cordobesa que estaba haciendo la ruta a pie. Al marcharse ellos, llegaron 3 argentinos a caballo con los que compartiríamos el resto de la jornada a caballo. Si mi mujer en La Habana pensó que se quedó corta con los puros, ahí compramos unos cuantos más, pero claro, éstos eran artesanales sin etiquetaje. 14 puros por 20 cuc. Volvimos de nuevo a los caballos y nos dirigimos a una cueva en la que por 3 cuc por persona un guía nos acompañaba con el farolillo hasta el final de la cueva donde se encontraba una piscina de agua natural para que nos pudiéramos bañar. Se bañaron todos menos yo, jejeje!!! Alguien tenía que hacer fotos no? Tras el baño, el guía apareció de nuevo y nos llevó de vuelta al exterior. Tras una pequeña charla volvimos a los caballos y de vuelta a Viñales por el mismo camino por el que habíamos venido, pero esta vez ya no íbamos de paseo. Ya con la confianza, el guía iba azotando a nuestros caballos para que le metieran caña para diversión de unos y horror de otros. Digo horror, porque los estribos no los tenía a una altura adecuada y mis rodillas iban sufriendo a cada galopada. Bueno más que galopar, trotábamos. Pero aún así, sufría. Y más que la rodilla, por mis partes nobles que iban rebotando en la silla del caballo. 20 minutos más y sale una tortilla francesa. Que dolor, jajajaja!!! Llegamos a la entrada de Viñales tras 5 horas de paseo a caballo. Para los que no estamos acostumbrados a montar, al día siguiente lo notaríamos. Pagamos a nuestro guía lo acordado dándole algo de propina por su amabilidad. Si no recuerdo mal, le día 65 cuc por los dos con propina incluida. Tras una merecida ducha, ya que teníamos las piernas llenas de barro rojo y el calor invitaba a ello, nos pusimos a comer el pollo que nos habían preparado, a parte de sopa, arroz, y más cosas. Y de postre siempre fruta. Una siestecilla, y continuamos conociendo la zona. Esta vez Jorge hijo, nos hizo de guía. Fuimos a por el coche y primero fuimos a ver el Mural de la Prehistoria, pero desde fuera y luego nos llevó a la Cueva del Indio (5 cuc por persona). Sinceramente, para los que vivimos en una zona donde hay cuevas (El Soplao) increíbles, y visitadas otras tantas por España, esa cueva nos supo a poco por no decir muy poco. Caminas unos metros hasta llegar a un embarcadero donde te recoge una lancha y te lleva hasta el final de la cueva, muy alta eso si, y media vuelta hasta la salida exterior donde se encuentra una tienda de souvenirs que pasamos de largo. Tras la visita a la cueva, Jorge nos llevó al mirador del Hotel los Jazmines. Hicimos unas cuantas fotos, pero como ya comenzaba a desaparecer el sol, éstas no salieron muy bien. Y de ahí nos llevó al Hotel La Ermita, que por cierto, era donde trabajaba su padre como jefe de mantenimiento. Estuvimos en el jardín tomándonos un mojito (3 mojitos= 6 cuc) y fumando un puro con la paz de ver Viñales desde arriba. Aparcamos el coche donde correspondía ya que la Casa de Nilda no dispone de aparcamiento. Tema aparcamiento, no lo había comentado. Se debe aparcar en zona segura ya que los coches de alquiler son jugosos para las personas enamoradas de lo ajeno. Zona segura me refiero donde haya vigilante. Por 2 cuc la noche hay una persona vigilándolo. De camino a casa, ofrecimos unos cuc’s a Jorge, pero éste no los aceptó. Nos decía que el hecho de habernos acompañado era porque el quería y no deseaba nada a cambio. Nos supo mal, le dijimos que lo cogiera para pagarse el transporte hasta la universidad pero no lo aceptó. Luego por la noche, a él y a su hermano Javier les regalamos un par de camisetas chulas que tenía para ellos. Al llegar a casa, solicitamos a Jorge padre uno de sus mojitos para continuar refrescándonos. Cenamos y liquidé las cuentas por todo, alojamiento, desayunos, comidas cenas, mojitos… Pagamos 123 cuc por: - 2 noches de alojamiento - 4 desayunos - 2 cenas - 1 comida - 6 mojitos - bebidas Luego nos fuimos con Jorge hijo a la casa de la música de Viñales (Polo Montañés) a escuchar música en directo (1 cuc por persona), la cual nos gustó mucho. Como bailaban!!! Y nos tomamos una cerveza mientras disfrutábamos (3 cervezas = 4,75 cuc). Para ir al baño te cobran. Tras el día tan largo que habíamos disfrutado, volvimos a casa puesto que al día siguiente emprendíamos la marcha dirección Trinidad parando en Cienfuegos. Etapas 4 a 6, total 10
Nos levantamos, hicimos las maletas y desayunamos.
Tras despedirnos cariñosamente de la familia emprendimos nuestro viaje a las 8:30h, pero antes paramos en el mirador del Hotel Los Jazmines ha hacer unas fotos, aprovechando el buen día que se había levantado. Para ir a Trinidad, debemos retroceder hasta La Habana. De camino paramos en la gasolinera del desvío de Soroa a repostar (53 cuc llenar el depósito). No es necesario entrar en La Habana, antes de llegar ya hay un cartel indicativo dirección Cienfuegos o Autopista Nacional. Durante esta jornada de viaje tuvimos unas cuantas anécdotas. La primera fue de camino a La Habana. Había una maquina segando el lateral de la autopista, y de repente salió algo disparado hacia la carretera. Sin tiempo de reacción, y pareciendo una imagen a cámara lenta, nos golpeó en el parachoques delantero un bidón de gasolina, vacío lógicamente. Ni me paré, continué porque que parte vas a rellenar allí? Cuando hicimos el alto para comer algo miré los posibles daños, y la verdad es que tuvimos suerte porque golpeó justo en la rejilla metiéndola hacia dentro. Luego con ayuda de un parqueador la sacamos para fuera y quedó como nuevo. Antes de salir de la autopista, tuvimos que detenernos en medio de la autopista porque había un rebaño de vacas cruzando la carretera. Nada, la vida es así. Reanudamos hasta el desvío a Cienfuegos. Nuestra idea era comer en Cienfuegos y dar un paseo por ahí ya que nos comentaron que era muy bonito y tenían una bahía preciosa. Desde La autopista, la carretera hasta Cienfuegos a pesar de ser secundaria no está nada mal. Entramos en Cienfuegos y lo primero que decidimos fue ir hacia la bahía. Llegamos, aparcamos y apoyados en el coche vimos la bahía mientras no fumábamos un pitillo. La verdad? Nos decepcionó bastante no, lo siguiente. Claro, igual estamos mal acostumbrados ya que venimos de Santander, donde la bahía no se parecía en nada. Vamos hacia el centro y aparcamos en la Plaza donde le damos 1 cuc a un señor que estaba a la sombra dado que no vimos ningún parqueador oficial y nos vamos por las calles a dar un paseo y ver si encontramos algo interesante. Nos ofrecieron comer en un restaurante pero declinamos la oferta ya que lo que estábamos viendo no nos gustaba. No por nada, la ciudad era muy limpia, pero no le encontramos ningún encanto. Así que decidimos volver al coche, y como solo quedaban 90 kms hasta Trinidad y eran las 14h, dijimos de continuar y así llegábamos pronto a destino. Desde Cienfuegos la carretera es secundaria y no está nada mal. Me la esperaba peor. Lo único malo es que las indicaciones están un poco bastante manipuladas. Desde Cienfuegos están bien pero a medida que avanzas van desapareciendo. Aunque si usas el sentido común es difícil perderse. A que me refiero con manipuladas? Pues que donde Pone Trinidad, la flecha está borrada. En esta carretera, hay mucha gente en los cruces haciendo autoestop. Lógicamente no parábamos. Ellos mismo son los que borran las señales, para que pares, preguntes y te digan que ellos también van a Trinidad y te guíen hasta donde vete tu a saber ya que no sabes si vas en la dirección correcta. Muchas veces, antes de llegar al cruce, alguno te señalaba una dirección, como diciendo, Trinidad es por ahí. Ante la duda tomaba la dirección contraria y acerté siempre que hice eso menos una vez. En la que me equivoqué, me crucé con un cubano en bici, le pregunté y amablemente me indicó. De una persona a pie poco te puedes fiar, pero de uno que vaya a caballo, o en bici, no habrá problema, o eso pienso yo. Y como gran anécdota de estos cruces. Llegamos a uno que no había nadie. Giramos a la izquierda como así indicaba el cartel, y de repente un hombre fornido que ahí estaba solo se puso en medio obligándome a parar. Comenzó a hablar pero como tenía la ventana subida no le oía, y le pedí que se acercará a mi ventana, obligándolo así a apartarse de en medio. A medida que se fue moviendo miré por el retrovisor y ví a un compinche saliendo de entre los árboles viniendo hacia nosotros. Fue entonces cuando ya se apartó y pude acelerar a fondo con mi cochecito de alquiler de 60 cv de potencia. Dejándolos atrás y viendo como se quedaban ahí. Lo cierto es que esa persona fue la que peor espina me dio en todo el viaje. Tuve suerte y supe actuar con rapidez. Si a alguien le pasa algo parecido, sangre fría y educación. Tras este pequeño incidente proseguimos la marcha y en media hora llegamos a Trinidad. Ahora tocaba ver que nos encontrábamos al entrar en Trinidad. Le comenté a mi mujer lo mismo que le dije al entrar en Viñales. Si nos para alguien ofreciendo alojamiento no le digas donde vamos, solo que muchas gracias pero que hemos quedado con unos amigos en la calle “tal y tal” y que si es tan amable de indicarnos. Que es lo que pasó? Pues ya os podéis imaginar… Entramos en el pueblo, y ya un señor nos para y se pone en la ventana del copiloto (la de mi mujer). Le bajo la ventana 4 dedos y ya nos pregunta si queremos alojamiento. Por 10 cuc la noche. Mi mujer: No gracias, ya tenemos, vamos a casa de Gisela. Meeec!!!! Error!!! Yo: Por favor, nos podría indicar la calle Frank Pais? Señor: Uy!!! La calle esta cortada por obras. Tendrás que tirar recto. Yo: Vamos a Transgaviota (agencia de autobuses que estaba justo frente a la casa, jijijij!!!). Señor: Ah!!! La tercera calle a la derecha. Tachán!!! Le damos las gracias y a la primera llegamos, aparcamos el coche y entramos en casa de Gisela Borrell. Fuimos a casa de Gisela porque nos la habían recomendado unos amigos de Santander que ya habían ido varias veces y tenían muy buena amistad. A pesar de haber reservado con ellos, Gisela pidió disculpas porque no podía alojarnos en su casa debido a que ese mes se había dado de baja para el alquiler, ya que debido a las pocas reservas no podía hacer frente a los gastos. Saldría perdiendo ella. Pero aún así, amablemente se había encargado de conseguirnos una habitación en casa de su vecina “Casa Padroni”, donde Alberto, el hijo de la vecina nos haría de anfitrión. Dicha vecina en ese momento vivía en Badalona. Subimos las maletas, y volvimos a casa de Gisela para charlar con ella un rato. Tras un buen rato y viendo como apretaba el calor, decidimos cambiarnos e irnos a playa de Ancón. Pero antes acordamos con Gisela ir a su casa a cenar. Playa paradisiaca con el agua más caliente que el meado de una burra. Caribe, claro… Pero justo lo que necesitábamos relax, bañito, etc… Mientras descansábamos en la toalla, pasaron 2 cubanos y nos saludaron. Les devolvimos el saludo, y viendo que hablábamos el mismo idioma se aproximaron y entablamos conversación. Eran los encargados de un chiringuito unos metros más allá. Nos invitaron a que fuéramos allí al día siguiente, que nos ofrecerían mojitos, y para comer un pescado recién pescado por la mañana con su compaño por un precio de 5 cucs por persona (eso la comida), los mojitos salían por 2 cucs. Total, que mi mujer acordó con ellos que comeríamos allí, pero que iríamos sobre las 12h ya que antes queríamos pasear por Trinidad antes de que el sol apretase. El cabecilla se llamaba “Edualdo”. Muy buen hombre él, con sus dientes de plata. Se fueron y tras otro baño decidimos ir a ver el chiringuito para ver de qué estábamos hablando y tomarnos un mojito. Cuba no es como España que para aparcar es una odisea, así que en coche que fuimos. Nada más llegar, se sorprendieron de vernos y amablemente le pedí un par de mojitos ya que estábamos sedientos. Todo hay que decirlo, nosotros también nos sorprendimos. El tan esperado chiringuito caribeño resultó ser 4 chapas metálicas con un tejadillo, también de chapa. Auténtico. Nos sentamos y nos tomamos en mojito charlando con Edualdo. Edualdo nos recomendó ir a cenar a casa de su tía. Ya empezamos!!! Le dijimos que iba a ser imposible ya que habíamos quedado para cenar en la casa que estábamos. Insistió en que fuéramos a cenar al día siguiente y le dijimos que nos lo pensaríamos. Según nos decía la casa de su tía estaba en el barrio del puerto, es decir, Casilda. A mi no me apetecía mucho ya que no me hacía gracia conducir de noche por todo lo que había leído en el foro, y más por ir a una zona que no conocíamos. Nos ofreció marisco del bueno a un módico precio de 11 cucs la mariscada. Como al día siguiente era domingo, nos dijo que la playa se llenaría de Cubanos por lo que si queríamos nos guardaba una sombra para el coche y una sombrilla. Le dijimos que sí. Cuando nos íbamos a ir, fui a pagar los mojitos y le dí 10 cucs. Me dijo la chica que no tenía cambio. Entonces le dije que lo apuntara en mi cuenta, jajajaj!!!! Se rieron y me dijeron que no había ningún problema ya que los españoles éramos de palabra y que no había inconveniente en pagárselos mañana. Aprovechando la ocasión ya que estaban cerrando… Nos pidió Edualdo que si les podíamos acercar a Casilda a él y a dos compañeros ya que el bus pasaba cuando pasaba y podían estar horas esperando. Esta vez cedí porque me dieron buenas vibraciones. Les comenté que desde España nos aconsejaban no subir a nadie al coche, pero como solo íbamos en bañador y con la toalla, poco podrían robar, así que les dejé subir. Nos los agradecieron enormemente. Les dejamos donde nos dijeron sin hacer que nos desviáramos. Y nos despedimos hasta el día siguiente. Fuimos a casa, nos duchamos y entramos en casa de Gisela para cenar. Como ya pasó en Viñales, cantidades industriales. Por cierto, aquí el coche lo dejamos dentro de las instalaciones de Transgaviota después de que el jefe se marchara. El trabajador que se encargaba en el turno de noche lo sacaría él mismo a la calle por la mañana antes de que llegara el jefe. Tras la cena estuvimos hablando con ellos un rato antes de ir a dar un paseo nocturno por Trinidad y ver la casa de la música. Etapas 4 a 6, total 10
Hoy madrugamos y Alberto nos preparó el desayuno en la terraza protegiéndonos del sol con los toldos. Una maravilla. Eran las 8:00h y el sol ya apretaba.
Tras el desayuno nos fuimos a patear Trinidad. La verdad que a cada paso nos atraía más ese pueblo. Necesitábamos cambiar dinero y fuimos en busca de una cadeca. De camino entramos en el hotel Iberostar a preguntar. Mientras mi mujer preguntaba yo me quedé en el hall mirando y fue entonces cuando flipé con un atril donde indicaban el nombre y apellidos de las personas que entraron en el hotel el día anterior. Y que casualidad que salía el nombre de mi mujer. Este Hotel nos lo pre-reservó la de la agencia pero a la que tuve la casa reservada le dije que lo cancelara. Me dijo que lo hizo, así que no era problema mío. Aprovechamos y cambiamos el dinero en el hotel. Nos lo cambiaron mejor que en La Habana. Al principio no nos querían cambiar porque era solo exclusivo para clientes, pero tras hablarlo con el jefe, cedió y nos cambió. Salimos a la calle y le expliqué a mi mujer lo del atril y flipaba. Ya estaba poniendo el grito en el cielo, que si nos cobrarán, que si menuda incompetente la de la agencia, etc, etc. La calmé y continuamos disfrutando. Menudas callejuelas empedradas tiene Trinidad, una verdadera pasada. Foto por aquí foto por allá… Bueno, la verdad es que algunas eran directamente arena. Llegamos hasta un mercado ambulante o de artesanía donde vendían de todo. Decidimos no comprar gran cosa para no cargar con ello y comprarlo en el mercado de artesanía de La Habana el último día. Error!!! En Trinidad era todo mucho más barato. Tras un pateo de casi 4 horas por Trinidad volvimos a casa para ponernos el bañador e ir a Playa de Ancón tal y como habíamos acordado con Edualdo. Nada más entrar en el parking vino Edualdo escopeteado saludándonos, y desde fuera nos decía, veis como sois de palabra? Esperad que os saco esa moto y aparcáis debajo del árbol. Y así fue. Nos adentramos en la playa y vimos que no había casi gente, quizás no llegaban a 10 personas en la zona donde estábamos. Todas las sombrillas estaban libres a pesar de tener una reservada, jajaja!!! Nos acomodamos en la sombrilla y mientras nos preparaban un mojito, bañito al agua. Pasamos todo el día en la playa y como no, comimos en el chiringuito el pescado a la brasa que nos prometió, y la verdad es que estaba muy bueno. También pasaron por nuestras manos algún cocoloco que otro y más mojitos. La comida nos la trajeron a la toalla y comimos ahí mismo. 5 mojitos, 2 cocolocos y los 2 pescados a la brasa = 33 cuc) Tras la comida, Edualdo vino insistiendo sobre la posibilidad de ir a cenar la mariscada a casa de su tía. Mi mujer estaba convencida de ir pero yo no. Claro!!! Ella como no conduce le daba igual. Lo estuvimos hablando en privado, y como nos habían pedido de nuevo que les lleváramos a Casilda cuando nos fuéramos de la playa, le pedí a Edualdo que nos enseñara el sitio donde quería que fuéramos a cenar. Pero antes les pedí por favor que nos acompañaran a la gasolinera ya que teníamos el coche en reserva y de esta manera si nos quedábamos tirados tenía a alguien que nos echara una mano para empujar si fuera necesario. Ellos encantados, me dijeron que estaban acostumbrados, jajajaja!!!!Tras poner gasolina fuimos al lugar donde nos decía de ir a cenar y resultó ser un “Paladar”. Edualdo se refería a casa de su tía pero realmente era un restaurante paladar. Nos presentó al dueño, y viendo lo que era decidimos por fin volver para cenar. Nos reservaron una mesa y nos fuimos a duchar. Una vez duchados volvimos a la playa para ver la puesta de sol. Im-presionante!!! Una vez se fue el sol nos dirigimos al Paladar y nos encontramos con Edualdo en la esquina donde nos estaba esperando para acompañarnos y hacerse cargo del coche. La entrada estaba abarrotada de coches cubanos aparcados. Dejamos el coche y entramos para dentro. El restaurante, ubicado en una terraza cubierta estaba a rebosar, salvo una mesa libre que era para nosotros. Toda la gente que estaba cenando eran cubanos, ni un turista salvo nosotros. Nos atendieron muy bien y nos sirvieron lo pactado, una mariscada para cada uno. La mariscada constaba de una langosta para cada uno, con una pieza de pescado tipo rape y unos camarones. Aparte el compaño, lechuga. Sinceramente, la langosta estaba exquisita, los camarones fueron los mejores que probamos hasta el momento en Cuba y el pescado estaba tierno y rico. La verdad, todo un acierto a pesar de mi reticencia a no ir. Jo!!! Estoy salivando!!! Ah!!! Antes de que nos sirvieran como no me fiaba mucho por el tema del coche ya que el lugar era muy oscuro, salí a ver que tal todo y para sorpresa mía ahí estaba Edualdo apoyado en el coche. Me saludó y fui hacia él. Y con la excusa le dije que venía a saludar y darle las gracias por estar ahí. La cena nos supuso 37 cucs los 2, con las cervezas correspondientes y el postre. La gente de las mesas colindantes fueron muy amables con nosotros, entablando conversación con alguno de ellos y haciendo alguna gracia a sus hijos. En la sobremesa vino un compañero de Edualdo a charlar un rato, ya que vió que habíamos acabado de cenar. Nos comentaba un poco su vida con su salario y como lo hacían. Al salir, nos encontramos fuera de nuevo con Edualdo en la misma posición en la que le había dejado. Le dimos las gracias por el consejo de ir a cenar allí porque la verdad fue todo un acierto y estaba todo muy bueno y barato. Y como ya no nos íbamos a volver a ver, le dimos un par de cucs a cada uno por las molestias de pasar ese largo rato fuera controlando el coche. Les dimos dinero porque no teníamos otra cosa, si lo llego a saber les daba todas mis pertenencias por lo bien que se habían portado. Si alguna vez, esperemos que si, volvemos a Trinidad iré a saludarles. Y si alguno va por ahí que no lo dude en darles recuerdos. Una vez nos despedimos, comenzaba mi odisea para volver a Trinidad. Si lo se, solo son 4 kilometrillos de nada, pero la carretera estaba muy oscura y había trafico no rodado (personas a pie, en bici, caballos, perros, etc). Conduje con mucha prudencia y como diríamos los españolitos: pisando huevos. Llegamos a la casa y aparcamos el coche de nuevo en el recinto de la Transgaviota. Dimos un pequeño paseo hasta la casa de la música para despedirnos de nuestra última noche en Trinidad y nos tomamos un mojito muy a gusto. De vuelta a casa, nos encontramos con Gisela y su sobrina sentadas en la puerta de su casa tomando la fresca, y ahí que fuimos a pasar el rato. Le hicieron sitio a mi mujer y yo me senté en la calzada, cosa que les sorprendió comentando que se me veía integrado, jajajaja!!! Etapas 4 a 6, total 10
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