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Cogimos un vuelo Girona - Bremen. Ida y vuelta para los dos, facturando dos maletas, por 140 €.
El coche (puesto que íbamos desde Barcelona) lo dejamos en un hotel, que "sólo" cobra 6 € al día en un parking vigilado.... Está llegando al aeropuerto en la rotonda. Son 5 minutos andando hasta la terminal.
Llegamos a las 11:20. Tras ser simpática con el hombre de Europcar, nos dio un Diesel (nuestra reserva era gasolina...), un Skoda Fabia con escasos 15.000 Km. Nos costó a través de la página de autoeurope 226 € para 8 días... a mí me parece baratísimo, desde luego cogerlo en Dinamarca era casi el triple...
El aeropuerto de Bremen está sorprendentemente cerca de la ciudad, a unos 15'. Condujimos directos al centro y.... triunfamos a la primera. Un aparcamiento nos esperaba al lado de la Marktplatz .
Como estábamos exhaustos y sedientos nos sentamos en una terracita. El local, recuerda a los de Berna, subterráneos. El sol radiante iluminaba a plaza y unos cómodos 28ºC que no nos quitaba nadie. Allí cayó la primera Becks
Bremen es mundialmente famoso, gracias al cuento de los hermanos Grimm, los músicos de Bremen. Desde la terraza veíamos el Ayuntamiento, con fachada renacentista. Es precioso, y es patrimonio de la UNESCO. El casco antiguo es pequeño, pequeño de verdad, y puede verse en 2 horas... y sobra tiempo.
Como era cerca de la hora de comer, nos dirigimos al Weser, el rio que atraviesa Bremen. El Weserpromenade... precioso. Lleno de terracitas para comer o beber algo. Además, la gente ya estaba totalmente volcada con el partido que se jugaría a las cuatro: banderas, cerveza a raudales... una experiencia .
Comimos en uno de esos sitios. Jose quedó impresionado con mi patata rellena, con ensalada y pavo al ajillo. Por supuesto, imposible terminarse semejante plato, y todo por 24 € los dos.
De camino al río pasamos por la calle Böttcherstraße. Es una calle de 110 m de longitud, constuida en los años 20... siplemente espectacular. Con tiendas, restaurantes, todas de dignas de fotografiar. Luego nos adentramos en el Barrio de Schnoor... indescriptible. Casas de los siglos XV y XVI en el barrio más antiguo de Bremen.
De vuelta al ayuntamiento nos sorprendimos del ambientazo.... nos regalaron una corona de cartón, con la bandera alemana
Junto al ayuntamiento, en la parte oeste, está una preciosa estatua de bronce, de los músicos de Bremen. 
Tocarla da suerte... o eso dicen. Desde allí hay una panorámica muy bonita. La Sparkasse, con una fachada de 1755, la famacia del ayuntamiento de 1595 y la Casa de Alemania. La Casa de Comercio es también impresionante. La Catedral de San Petri es espectacular, pero no pudimos entrar.
Cogimos el Fabia, rumbo a Hamburgo. Tardamos cerca de hora y media, por las obras. Fuimos directamente al Hotel Nevada Hamburg. Por fuera.... feo. Por dentro, fantástico. Habitación amplísima, con un sofá ara ver la TV, baño grande y moderno, con mega ducha de hidromasaje... y con mucho sitio cerca para aparcar. Nos costó 55 € la habitación doble, con desayuno incluído.
Cerca del U-bahn, pero decidimos ir al centro en coche... y nueva triunfada. Llegamos sobre las cinco... y la ciudad estaba sorpendentemente vacía... y todo cerrado. Alemania entera veía el partido contra Inglaterra, que ganaron finalmente 4-1.
Nos encontramos con St Nikola, una iglesia gótica derruida. Después, la cámara de Hamburgo. Un edificio que nos dejó con a boca abierta... y detrás el edificio de la Policía (que parecía un parlamento) con una bella plaza central, coronada con una fuente. De allí salimos frente al ayuntamiento. Su torre recuerda a los edificios suizos, por el color del reloj, y e ayuntamiento... de los más bonitos que hayamos visto jamás.
Entonces se acabó el partido... y se desató la locura. Cáxones, personas hondeando banderas, sentadas en la luna del coche (mientras circulaba...). Caminamos hacia el "puerto" (binnesalster), donde estaba la calle de mostrar las alegría, mientras los niños alimentaban los cisnes
Después.... sólo caminamos. Nos dejamos embriagar por la belleza de la ciudad, de sus tiendas.... nos contagiamos de la alegría alemana... nos relajamos frente a un café, y volvimos agotados al hotel, para ver el partido Argentina - México... ¡qué día de fútbol!
Cenamos viendo que culminó en un injusto 3-1, porque el árbitro no vio el claro fuera de juego del primer gol de Argentina. 
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