DIA 12 ARENAL- RIO CELESTE-MONTEVERDE: DIA DE CONTRASTES ✏️ Diarios de Viajes de Costa Rica

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Como no, ameneció lloviendo, cada día me acordaba más de aquello de que en el Caribe caen chaparrones y ya está, pues no señores. Lluvia lluvia y más lluvia. Nuestra idea era levantarnos temprano e ir a RIO Celeste y después llegar a Monteverde, pero con todos los que hablamos de la zona no nos recomendaron ir allí, ya que si allí llovía lo más seguro es que ahí también y depues de los frentes que habiamos pasado lo único que veriamos sería agua de color café con leche. La idea de volver a mojarnos no nos apeteció nada y decidimos ir tranquilamente hacia monteverde.

Nos llevó unas tres horas llegar allí y la verdad es que no es para tanto como me lo habian pintado, aunque yo creo que la carretera sin asfaltar estaba más arreglada, es más vimos gente que la estaba arreglando en ciertas partes. Y claro está con el entrenamiento que teniamos de la carretera al Observatorio pues decir que ya éramos profesionales.

Nada más salir del observatorio vimos también gente que se ponía a arreglar esa carretera, afortunados los que vayan una vez arreglada. El camino a Monteverde la mayor parte es bordeando el Lago Arenal, he de decir que nada más salir del Bosque Lluvioso dejo de llover y no sabéis la alegría que le entra a uno en esa situación. Disfrutamos del paisaje y pronto nos dimos cuenta que en unos años todo estaría urbanizado ya que no dejamos de ver carteles de inmobiliarias americanas con el típico “Se Vende”.

Cruzamos el pueblo Arenal Nuevo que fue fundado por lo supervivientes del volcán del 68 que vivían en el pueblo que quedo sepultado por la lava, Pueblo Nuevo. Allí repostamos combustible y pudimos comprobar que es un poquíiiitomás barato que en España, yo creía que la gasolina era mucho más barata pero no. Y después de media horita sin asfaltar llegamos a Monteverde, decir que a primeras me decepcionó bastante, ya que creía que toda la zona era muy boscosa y frondosa, pues no. Sólo las zonas altas, las que pertenecen al Bosque Nuvoso sí son boscosas, el resto es más bien sequito. Esto tenía una ventaja, mientras en el pueblo de Santa Elena reinaba un sol reconfortante en el bosque no dejaba de llover, más que lluvia era la propia humedad del bosque y al soplar un poco de viento caian gotas como si lloviera.

Sin esas nubes el bosque no podría sobrevivir. Hablando de viento, menudo vendaval que hacía, pero viento de verdad y con los árboles altos hay que ver que ruido hacía.

Nos dirigimos al B&B Las Orquideas, y la atenta Nidia nos acomodó y nos dio todo tipo de información de la zona, que actividades hacer, donde comer, etc…

Al llegar antes de comer le pedimos a ver si nos podía reservar una cabalgata con caballos con Sabine, había leido buenas críticas y después de ver los caballos famélicos de la Fortuna y el Caribe no estaba dispuesto a montarme en un caballo si este no estaba en buenas condiciones y bien alimentado. Hablando de alimentación, llegó la hora de comer y fuimos al que creo que es el restaurante al que casi todos los turistas pasan, El Tree Top Restaurant, un restaurante que es atravesado por un gran árbol.

La verdad es que comimos de fábula y nos plantamos un par de imperiales para celebrar que el astro sol nos calentaba. Nada más terminar fuimos en busca de Sabine y sus “Smiling Horses” que es así como se llama la empresa. Sabine es una mujer alemana afincada en Costa Rica desde hace 11 años y es una amante de los animales, tiene 11 caballos y un perro ( que se separó de nosotros en ningún momento). Nada más llegar pudimos ver que las críticas eran ciertas y los caballos eran preciosos, limpios y bien alimentados. A mí me toco una yegua un poco barbie, dorada con una bien larga cabellera, y a mi marido Comanche un caballo marrón precioso. El tour duró unas dos horas y media, y las vistas fueros impresionantes. El camino discurre por una colinas y a un lado se puedo llegas a unos cerros en los que a unos lados se ve el bosque Nuboso y al otro el Golfo de Nicoya y el Pacífico. Allí vimos caer el sol y antes que anocheciera iniciamos el regreso. Como al parecer los caballos ya tenian ganas de volver empezaron a trotar y menudas risas echamos, pero para risas las que tuvimos cuando nos bajamos del caballo, madre mía no podiamos caminar.

Llegó la hora de la cena y como nos habiamos atiborrado al mediodia tan solo comimos una ensalada en el Restaurante el Trio, moderno y muy limpio aunque con una carta un poco escasa.

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