Tercer día de viaje. Domingo día 10 de Septiembre. Hoy tenemos un largo camino por delante. Queremos hacer desde St Moritz la carretera panorámica de Berninastrasse, dedicándole especial atención al glaciar Morterasch y al teleférico del Diavolezza, desde donde queremos hacer una corta excursión al Mont Pers (3207 m). Pero para llegar a Sankt Moritz tenemos primero que recorrer unos 90 km por la carretera panorámica del Julierpass, atravesando poblaciones como Sils, Tiefencastel, Savognin, y bellos paisajes alpinos. La carretera va subiendo poco a poco hasta llegar al puerto de Julierpass (2284 m). Aquí el paisaje es impactante por lo desolador que es. Estamos en alta montaña. En la bajada del puerto se puede observar una espectacular panorámica de la región de la Alta Engadina, con picos de más de 4000 m, como el Piz Bernina. Cerca de Sankt Moritz, ya en el valle del Inn, pasamos por el lago de Sils.
Sankt Moritz es la estación de alta montaña más importante de Suiza. Paseamos un poco por la zona de Sankt Moritz-Dorf, que se extiende a media ladera bajo un campanario inclinado, y donde está la escuela de esquí más antigua del mundo, y por Sankt Moritz-Bad, el barrio termal, donde vemos una bonita iglesia.
Sankt Moritz es la estación de alta montaña más importante de Suiza. Paseamos un poco por la zona de Sankt Moritz-Dorf, que se extiende a media ladera bajo un campanario inclinado, y donde está la escuela de esquí más antigua del mundo, y por Sankt Moritz-Bad, el barrio termal, donde vemos una bonita iglesia.
Foto de Sankt Moritz:
Desde Sankt Moritz comenzamos ya la ruta de la Berninastrasse. Paramos un rato en Pontresina, una estación de montaña de menos de 2000 habitantes, a la entrada del Val Bernina. En este pequeño pueblo destaca el santuario románico de Santa María, con un conjunto de pinturas murales restauradas, que fueron realizadas en el siglo XV. Dejamos Pontresina para irnos hacia la carretera del glaciar Morterasch, uno de nuestros intereses del día. Llegamos sobre las 12:30 y el panorama no es muy halagüeño. Está muy nublado y probablemente las vistas no van a ser excelentes. Además empieza a llover un poco. En primer lugar tenemos intenciones de ver el glaciar desde el mirador de Chünetta (2083 m de altitud). Comenzamos a subir por un camino de alerces y al cabo de unos 45 minutos aproximadamente llegamos al mirador. Efectivamente, aunque el glaciar impresiona, la vista desluce un poco. Al estar tan nublado y con niebla es imposible ver bien el circo del glaciar Morterasch, con picos de más de 4000 m (Piz Palü, Bellavista, Piz Bernina (4049 m), Piz Morterasch y Piz Boval). La luminosidad del glaciar tampoco es buena, por lo que las fotos no salen bien.
A la bajada tenemos que tener cuidado. La bajada, aunque no tiene demasiado desnivel, es pronunciada, y debido a que lloviznea un poco está resbaladiza. Cuando llegamos al coche, uno de mis amigos decide quedarse en el coche y los otros dos nos vamos por el camino que recorre el fondo del valle hasta la lengua del glaciar Morterasch. Ahora sí que lo vamos a ver de cerca. La ruta es sencilla. Es una pista por la que podrían perfectamente coches (Afortunadamente es obligatorio dejar el coche en el parking). Se tarda en recorrerlo un poco más de 1 hora.
El camino es bastante didáctico también. De vez en cuando hay paneles informativos que indican el punto hasta el que llegaba el glaciar hace varias décadas. Así podemos ver cómo hay ido retrocediendo. Comparando las imágenes y los paneles de principios del siglo XX con otras más actuales observamos que ha retrocedido varios km . Este proceso ha sido más notable en las últimas décadas. Si sigue así no tiene aspecto de durar demasiado el glaciar.
Por fin llegamos al glaciar. Al principio no me doy cuenta porque no está limpio, es decir, está cubierto por todos los materiales arrastrados. Muchas rocas y tierra, que impide apreciar el color del hielo. Cuando veo que en la montaña hay una especie de cueva es cuando empiezo a comprender que lo que veo es el glaciar.
Por fin llegamos al glaciar. Al principio no me doy cuenta porque no está limpio, es decir, está cubierto por todos los materiales arrastrados. Muchas rocas y tierra, que impide apreciar el color del hielo. Cuando veo que en la montaña hay una especie de cueva es cuando empiezo a comprender que lo que veo es el glaciar.
A un lado de la lengua glaciar está la laguna donde va desaguando y que genera el río que recorre el valle.
Al poquito de estar allí, un grupo de excursionistas empiezan a bajar del glaciar. La mayoría son además niños pequeños, como de unos 5-7 años. Por otro lado, el cielo empieza a despejarse un poco, y aunque entre nubes, se empiezan a vislumbrar los picos anteriormente citados y que no conseguimos ver desde el mirador de Chünetta.
Decidimos emprender el regreso porque nos hemos venido sin comida y además nos esperan en el coche hace mucho rato. Recorridos unos cuantos cientos de metros, el cielo se ha despejado un poco más y podemos apreciar cómo el glaciar baja del circo formado por los picos Piz Bernina, Boval, Morterasch, etc... ¡Qué suertecilla!
Ya en el coche, comemos nuestros sandwiches y partimos hacia el teleférico que nos llevará hasta el refugio Diavolezza (2973 m). Llegamos sobre las 4 de la tarde y desgraciadamente está completamente nublado. Entramos en la cafetería donde venden las entradas y pensamos qué hacer. Finalmente decidimos que tal y como está la tarde no merece la pena gastarse el dinero en el teleférico, porque no vamos a tener ninguna panorámica, ni buena ni mala, y mucho menos vamos a hacer la excursión que teníamos pensada al Mont Pers, porque nos podríamos complicar la vida. Por otro lado, sorprendentemente y de manera inesperada, surgen ciertos problemas de índole personal y ya no seguimos haciendo la ruta de la Berninastrasse. Volvemos otra vez al glaciar Morterasch y realizamos otra vez el paseo, esta vez todos juntos. Y ya pasamos allí el resto de la tarde explorando las cuevas de hielo que habíamos visto en el glaciar por la mañana.
Sobre las 7, salimos ya del glaciar para irnos a nuestro próximo alojamiento, un B&B en Splügen, un pueblecito del sur de Graubünden, que elegimos porque quedaba de camino para visitar las ciudades de Lugano, Locarno y Bellinzona. Se tarda una hora y media aproximadamente en llegar, pero debido a que se nos hace de noche y que la carretera está en obras, nos perdemos varias veces y finalmente llegamos más tarde de las 10. El B&B es magnífico. Es como un apartamento de grandes dimensiones y es para nosotros solos. Además no está anexo a la casa de los dueños. No nos acostamos tarde porque el día siguiente en principio es también bastante intenso. Haciendo balance del día, una jornada que podría haber resultado preciosa se ha estropeado casi por completo, por factores totalmente ajenos a la ruta en sí. El día siguiente es clave.
Sobre las 7, salimos ya del glaciar para irnos a nuestro próximo alojamiento, un B&B en Splügen, un pueblecito del sur de Graubünden, que elegimos porque quedaba de camino para visitar las ciudades de Lugano, Locarno y Bellinzona. Se tarda una hora y media aproximadamente en llegar, pero debido a que se nos hace de noche y que la carretera está en obras, nos perdemos varias veces y finalmente llegamos más tarde de las 10. El B&B es magnífico. Es como un apartamento de grandes dimensiones y es para nosotros solos. Además no está anexo a la casa de los dueños. No nos acostamos tarde porque el día siguiente en principio es también bastante intenso. Haciendo balance del día, una jornada que podría haber resultado preciosa se ha estropeado casi por completo, por factores totalmente ajenos a la ruta en sí. El día siguiente es clave.