Segundo día del viaje. Hoy nos reunimos con nuestro amigo en Berna. Salimos de Basilea sobre las 9 de la mañana y llegamos en poco más de una hora a Berna, la capital del país. Hemos quedado con nuestro amigo en la estación de tren, que está prácticamente al lado del casco antiguo. Llega con su familia sobre las 10:30 y después de las presentaciones y despedidas correspondientes nos vamos los 3 amigos a hacer la visita de la ciudad. Como yo había estado el año anterior cuando iba de vacaciones al Tirol, ya conozco algo la ciudad y me toca hacer de guía.
La ciudad de Berna es mágica, te transporta a la Edad Media. El sector más interesante está formado por 3 calles que están porticadas, sumando en total 6 km de galerías, lo que la hace ideal para pasear en un día lluvioso. Estas galerías están repletas de restaurantes, tiendas de recuerdos, puestos de flores, etc... En el centro de las calles hay fuentes decoradas con diferentes escenas típicas. En total hay entre 15 y 20 fuentes.
La calle principal, Marktgasse destaca no sólo por las fuentes, sino también por la Torre del Reloj (Zytgloggeturm). Cada hora, cuando dan las campanadas, salen unos muñequitos del reloj, unos ositos disfrazados de época medieval. Encontramos fuentes como la de Anna Seiler, dedicada a la fundadora del primer hospital de la ciudad; la fuente Zähringen, con el oso equipado con la armadura de la familia; la fuente de Sansón, con la estatua de un coloso abriendo las fauces de un león, etc...
Lamentablemente, la ciudad no está tan bonita como el año anterior. No sé si debido a las fortísimas inundaciones de semanas anteriores en Centroeuropa o a que están mejorando la infraestructura de la ciudad, algunos sectores de las calles están con el pavimento levantado. Por fortuna ya tenía fotos. Las siguientes fotos son de algunas zonas que se mantenían bien:
La ciudad de Berna es mágica, te transporta a la Edad Media. El sector más interesante está formado por 3 calles que están porticadas, sumando en total 6 km de galerías, lo que la hace ideal para pasear en un día lluvioso. Estas galerías están repletas de restaurantes, tiendas de recuerdos, puestos de flores, etc... En el centro de las calles hay fuentes decoradas con diferentes escenas típicas. En total hay entre 15 y 20 fuentes.
La calle principal, Marktgasse destaca no sólo por las fuentes, sino también por la Torre del Reloj (Zytgloggeturm). Cada hora, cuando dan las campanadas, salen unos muñequitos del reloj, unos ositos disfrazados de época medieval. Encontramos fuentes como la de Anna Seiler, dedicada a la fundadora del primer hospital de la ciudad; la fuente Zähringen, con el oso equipado con la armadura de la familia; la fuente de Sansón, con la estatua de un coloso abriendo las fauces de un león, etc...
Lamentablemente, la ciudad no está tan bonita como el año anterior. No sé si debido a las fortísimas inundaciones de semanas anteriores en Centroeuropa o a que están mejorando la infraestructura de la ciudad, algunos sectores de las calles están con el pavimento levantado. Por fortuna ya tenía fotos. Las siguientes fotos son de algunas zonas que se mantenían bien:
Cruzamos el río Aare por el puente Nydeggbrücke (donde hay una panorámica fabulosa de la ciudad) para ver el foso donde están los osos (Bärengraben), símbolo de la ciudad.
De regreso visitamos la catedral de San Vicente, que tiene la particularidad de poseer la torre más alta de Suiza, construida a finales del siglo XIX.
Para comer optamos por un puestecillo callejero, donde compramos unas tortas típicas de la ciudad. Aproximadamente sobre las 2 nos vamos hacia Lucerna. Tardamos algo más de 1 hora en llegar.
La ciudad de Lucerna nos sorprende en primer lugar por su fantástico emplazamiento junto al lago de los Cuatro Cantones, justo donde el río Reuss desagua a él. Precisamente las primeras panorámicas que tenemos de la ciudad según nos acercamos andando al centro de la ciudad, es del río y de los edificios situados en los márgenes.
Para comer optamos por un puestecillo callejero, donde compramos unas tortas típicas de la ciudad. Aproximadamente sobre las 2 nos vamos hacia Lucerna. Tardamos algo más de 1 hora en llegar.
La ciudad de Lucerna nos sorprende en primer lugar por su fantástico emplazamiento junto al lago de los Cuatro Cantones, justo donde el río Reuss desagua a él. Precisamente las primeras panorámicas que tenemos de la ciudad según nos acercamos andando al centro de la ciudad, es del río y de los edificios situados en los márgenes.
El símbolo de la ciudad es el Kapellbrücke, puente cubierto de madera reconstruido hace unos años después de un incendio ocurrido en 1993 (Se construyó inicialmente en el siglo XIV). Protegía la parte de la ciudad que dabva al lago. Junto a él se alza la torre octogonal de Wasserturm. En el interior del puente hay paneles de madera que describen la historia de la ciudad. Los que hay actualmente son reproducciones. En el exterior del puente hay muchos maceteros con flores. A la izquierda del puente se ve la iglesia de los Jesuitas (Jesuitenkirche). Es la primera iglesia de tal congregación en Suiza. Se levanta entre dos torres coronadas con campanarios de bulbo.
En la orilla derecha del río está el antiguo ayuntamiento, Altes Rathaus, se construyó a principios del siglo XVII en estilo renacentista, con una torre de base cuadrada que domina el Kornmarkt. A la derecha del ayuntamiento está la "Gasthaus zu Pfistern", que destaca por su fachada pintada.
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Un poco más adelante, se encuentra el Spreuerbrücke, un puente cubierto conocido por el nombre de "puente de los Molinos", sobre un brazo del río Reuss. Es del siglo XV, reconstruido en el XIX, con paneles de madera decorados que representan la Danza Macabra.
En el centro de la ciudad está la plaza del Mercado de Vino, Weinmarkt. Las casas que la forman, cubiertas de pinturas y decoradas con rótulos y banderas, pertenecieron en otra época a las distintas corporaciones de la ciudad.
Después de 3 horas y pico en la ciudad nos vamos al pueblo de Flims, en el cantón de Graubünden, cerca de la capital, Chur. Nos servirá como base para acercarnos a la excursión del día siguiente en St Moritz. Flims es una pequeña estación invernal de montaña, de poco más de 2000 habitantes, situada en las inmediaciones de las gargantas del Rhin anterior (el Rhin nace en Suiza, en los Alpes de Graubünden) y a los pies del Flimserstein (montañas que ya superan los 3000 m). Cenamos en un kebab, que es prácticamente el único bar que hay abierto sobre las 9 de la noche, y a un precio razonable. Damos una vuelta por el pueblo y sobre las 11 volvemos al alojamiento, un encantador hotel de montaña. Al día siguiente tenemos una jornada de muchos km en coche y otros cuantos andando.