Salimos hacia Siem Reap en un vuelo operado por la compañía malaya de bajo coste Air Asia. La terminal desde la que opera es la LCCT situada a unos 20 km de la Terminal Principal y desde la que vuelan las compañías low cost.
Es la primera vez que volamos con Air Asia y estamos expectantes. El vuelo sale puntual y los asientos son cómodos. En 2 horas llegamos a Siem Reap.
Cuando las nubes dejan de obstruir la visión, distingo una gran masa de agua que lo cubre todo. Miles de árboles surgen desafiantes reclamando la tierra que les pertenece y que ahora, tras la temporada de lluvias, se ha visto arrollada por las indomables aguas del Tonle Sap.
A la salida de la terminal hay un puesto de taxis de prepago. Hasta nuestro hotel, 7 dólares. El taxista parece agradable y el taxi está en condiciones. Como se nos ofrece para el resto de días al precio standard según internet (30 $) lo contratamos.
Los "problemas" comienzan cuando le digo que nos lleve a Kampong Khleang (uno de los pueblos flotantes del Tonle Sap) ya que empieza a vendernos la moto con Kampong Phluk: que si también es muy interesante, que es muy bonito, que tiene árboles, que si el otro al estar más lejos la tarifa tiene un incremento de 10$. Incluso nos enseña una grabación en su móvil. Como tampoco somos unos estudiosos de los pueblos flotantes de Camboya y por no tener que ir más kms por carreteras polovirentas aceptamos ir a Kampong Phluk. Inocente de mi no se me ocurre preguntar cuánto cuesta la barca porque imagino que a precios camboyanos tampoco puede ser una fortuna. Cual es nuestra sorpresa cuando al llegar, hay incluso oficina de tickets!



Le decimos al del taxi que espere que nos vamos a dar una vuelta. Alterado nos responde que no podemos llegar al lago andando. Le digo que tranquilo, que no lo pretendo. Solo vamos a hacer unas fotos y estirar las piernas. Cuando regresamos del paseo, acude a nuestro encuentro con una revista en inglés donde hay un artículo sobre el precio del paseo, aduciendo que no nos está engañando. Le respondo que me parece perfecto, como si quiere poner 100$ y alguien los paga; pero yo no! Cuando tengo un pie en el taxi, el de la oficina me reduce el precio a 35$. Le digo que 25$ (pues es un precio que me parece más que razonable). Baja a 30$. Sigo con 25$. Sigue con 30$. Le pregunto a JOse si quiere ir para no seguir discutiendo por 5$. Aceptamos a 30$ y le pido 2 aguas para el camino. Sale corriendo como alma que lleva el diablo a por el líquido elemento.
Moraleja: esa excursión mejor contratarla por cualquiera de las múltiples agencias que hay en Siem Reap y que vimos los días siguientes mientras paseábamos.
Resulta curioso ver las casas dentro del agua y más ahora que el nivel está realmente alto. Ver su disposición, los enseres que cuelgan por las paredes, el ganado, a la gente con sus barcas... aunque me da un poco la impresión de estar asistiendo a una especie de representación programada: "el abuelo Paco" debe ir con su barca a las X horas hasta la casa del "abuelo Antón"; la "abuela Catalina" debe asomarse a la puerta de su casa con sus nietos alrededor a las Y horas. Y así los diferentes actores que nos vamos encontrando y que todos los de las barcas fotografiamos cmoo si de monos de feria se tratara.
Regresamos a Siem Reap y nos hace una panorámica por la ciudad: palacio del rey, los diferentes Wats, los mercados, etc. Nos despedimos hasta el día siguiente a las 7 de la mañana para comenzar la visita a los templos de Angkor.
No me había parado a pensar en la oferta de restauración de Siem Reap pero nos quedamos sorprendidos de la cantidad de restaurantes que se disponen a lo largo de las calles principales. De día están más tranquilas, pero por la noche no tienen nada que envidiar a Salou, Benidorm o cualquiera de nuestras ciudades turísticas convertidas en guirilandia. La cerveza a medio dólar y cantidad de juventud anglófona con ganas de diversión (incluso asistimos a la celebración de Halloween

Descubrimos un restaurante indio (Bengal Tiger) al que seremos fieles a la hora de la comida los 4 días que pasamos en Siem Reap. Para cenar, un camboyano que hay casi enfrente.
Nuestro hotel es el Tara Palace, situado entre los templos y la ciudad. Excelente relación calidad-precio. Por un dólar, cualquier tuk tuk te lleva al centro. Hay ocasiones que cuesta un poco más que lo acepten, pero hay tanta oferta de tuk-tuks que incluso entre ellos se quitan clientela.
Un tuktukero con el que lo pasamos muy bien y es además buena gente es Borei. Tienen un tuk-tuk karaoke y la llegada a Angkor Wat cantando tras llevar 3 Tigers en el cuerpo a la vez que lo hacía la comitiva que escoltaba a Hilary Clinton es una experiencia que jamás olvidaré. Yo no sé cómo nos dejaron pasar!

Para el complejo de Angkor hay 3 tipos de entradas:
- 1 día (20$)
- 3 días (40$)
- 7 días (60$)
que pueden ser consecutivos o no.
No tenemos que hacer cola y nos hacen las tarjetas en un momento. Cuando te das cuenta ya te han hecho la foto. Había leido que si sales del recinto y vuelves a entrar te tican de nuevo la entrada. No es cierto. Puedes entrar y salir sin problema.
El recorrido planificado es el siguiente:
-Dia 1
Mañana:
1) Entrada por la puerta Sur de Angkor Thom y visita del recinto (Bayon, Baphuon, Phimneanakas, Terraza Elefantes, la del Rey Leproso)
2) Angkor Wat
Tarde:
3) Puesta de sol en Phnom Bakeng
- Día 2
Mañana:
1) Banteay Srey
2) Banteay Samre
3) East Mebon
Tarde:
4) Prasat Kravan
5) Banteay Kdei
6) Srah Srang
7) Puesta de sol en Angkor Wat
- Día 3
1) Victory Gate
2) Thommanon
3) Ta Keo
4) Ta Prohm
5) Baksei Chamnkrong
6) Prâsat Bei
7) Preah Kahn
8) Neak Pean
9)Ta Som
10) Pre Rup
El primer día lo cumplimos a la perfección. Realmente Angkor es impresionante. Vamos a ver la puesta de sol aunque Ann (el taxista) quería escaquearse y terminar la visita a las 14 horas. No me imaginaba que hubiera tanta gente en el templo para ver la puesta de sol. Aquello parece una romería subiendo la colina hacia el templo en cuestión. Es conveniente llevar linternas para la bajada ya que no hay alumbrado público :wink:.
El segundo día vienen los problemas con el taxista. Cuando al subir al coche a las 7 de la mañana le digo que quiero ir a Banteay Srei todo son excusas alegando que ha pensado que es mejor para hoy hacer los templos del East Baray y Banteay Srei para el día siguiente. Como realmente me da igual el orden de los factores le digo que de acuerdo. La disputa llega cuando al terminar los templos que tengo anotados le digo que nos lleve a Banteay Srei (porque aún es buena hora). Sigue empeñado en ir al día siguiente y que ahora nos aconseja ir a otros. Me dice el nombre, no los conozco (lo que no quiere decir que no tengan que ser interesantes). Le repito que no soy arqueóloga ni especialista en templos jemer, por lo que quiero que me lleve al que le estoy diciendo, que los otros me dan igual. Vuelve a insistir. Comienzo a cabrearme. Al final cuando se ve ya sin argumentos dice que Banteay Srei está muy lejos (le aumenta 15 km a la distancia real) y que si queremos ir tenemos que pagarle 10$ más por la gasolina. Ahí sí que me cabreo del todo. Puedo entender que no es lo mismo (ni hay igual consumo de gasolina) si se ven templos que están en un radio de 10 km que si te vas a otro que está a 27 km, pero lo que no admito es que me vayan disfrazando la verdad e intentando tomar el pelo con excusas (sin decirme que para ir allí tengo que pagar más) a la espera de decirlo cuando no se pueda dar marcha atrás.
Me descaro del todo con lo de la gasolina y le digo que la que gaste de más ahora vale por la que no gastó ayer, ya que estuvimos todo el día entre Angkor Thom y Angkor Wat y el coche menos 4 minutos de trayecto estuvo todo el día parado. Me dice que pregunte a cualquiera, que todos me dirán lo mismo. No te preocupes que lo haré.
Llegamos a East Mebon y se terminan las baterías de las cámaras. Es la hora de comer. Preguntamos en un chiringuito que hay por allí. Nos dan la carta. Los precios son el doble que en la ciudad y no creo que las condiciones higiénicas de la cocina sean las mismas. Le decimos que no. Automáticamente rebaja el precio y pregunta cuánto queremos pagar. Le respondemos que perdió su oportunidad. Nos vamos al hotel a cargar las cámaras para la puesta de sol. Vamos a comer a nuestro indio. Mientras estamos allí se nubla y caen unas pocas gotas. Consideramos que no merece la pena ir porque no habrá puesta de sol. Así que cuando Ann viene a buscarnos, le libramos de sus obligaciones y le decimos que al día siguiente no habrá visita templaria.
APRENDIDO: Si volviera ahora a Siem Reap no contrataría taxi para hacer el recorrido por los templos, lo haría en tuk tuk. No sé como será en la época de calor, pero a finales de octubre la temperatura no es extrema y se anda muy bien. Los trayectos no son muy largos porque todos los templos de los recorridos menores distan muy poco entre sí. Diferente será, supongo, en caso de ir a los que quedan más lejos. Esto también lo tendría en cuenta a la hora de llegar a un acuerdo con alguien.
Por curiosidad lo preguntamos más tarde en una agencia de taxis de Siem Reap y no nos pidieron tanto. Supongo que pillamos al caradura de turno. Al principio todo sonrisas e incluso me habría la puerta del coche cada vez que yo subía, cosa totalmente innecesaria pues tengo la sana costumbre de abrirla siempre yo. Desde la discusión por el desplazamiento, me libré de tales protocolos.
No me considero una tirana, ni una explotadora; es más, suelo empatizar con la realidad que afecta a la gente que me rodea. Sin embargo, repito que tampoco me gusta que me tomen el pelo y considero que los precios solicitados por algunos servicios en Siem Reap exceden bastante de la realidad económica del país. Más si se tiene en cuenta que ese mismo día compramos el desplazamiento en furgoneta VIP a Phnom Penh por 6$.
A la mañana siguiente, al no ir a los templos nos damos una interesante vuelta por la verdadera Siem Reap (la que queda al margen de las grandes avenidas). En una pagoda conocemos a un australiano que lleva 3 meses de monje allí. Hablamos un buen rato con él antes de volver al hotel y disfrutar un poco de la piscina.
Tras comer en nuestro indio favorito y conocer a Borei el tuktukero rockero, regresamos al complejo de Angkor para despedirnos y ver la puesta de sol por última vez. Cuál es nuestra sorpresa cuando a nuestro lado, rodeada de seguridad, vemos a Hilary Clinton.
Ah, se me olvidaba! Al otro lado del puente caminando un poco por la calle de la izquierda pegada a la rotonda, hay una casa de lavado de ropa (1$ por kg). La dejan realmente bien. No es la primera que hay frente a la rotonda, hay que seguir la curva de la calle un poco más. El mostrador está a la derecha casi pegado a la acera. Fuimos porque había cola de extranjeros recogiendo bolsas.
Disfrutamos de la última cena en Siem Reap en un thailandés que hay frente al Red Piano en el que todas las noches hay actuación musical. Nos deleitamos con las vistas de la ciudad desde el piso superior mientras un grupo de japoneses se arranca a cantar acompañando al grupo. Para hacer feliz a un japonés: una cámara de fotos y un micro
