Tras 15 horas en el autobús

Los del hotel dijeron que vendrían a buscarnos pero allí no hay nadie

El hotel es el Hanoi Manor. Había reservado otro pero debido a nuestra política postorbo decidí cambiarlo para poder pagarlo online a través de AGODA y así ahorrar dinero en efectivo. Otra razón por la que lo elegí es porque leí comentarios positivos sobre las excursiones que organizaban.
No es tan moderno como el de Hue pero no está mal y la gente es muy amable. Hablamos con los de las excursiones para informarnos sobre precios y recorridos. La que nos interesa es la de Ha Long. Nos ofrecen 3 categorías diferentes de barcos pero me parece caro. Respondemos que nos lo pensaremos. Nos presiona un poco diciendo que solo está libre la salida de mañana. No pasa nada, tenemos tiempo!
Decidimos investigar por las agencias de los alrededores. Tras preguntar en varios sitios lo reservamos en una cercana al hotel que tiene muy buena pinta (tengo que buscar la dirección). El barco que más se nos ajusta es el "Golden Lotus". La chica que nos atiende dice que está muy bien porque está de promoción ya que lo han reformado recientemente. Confiamos en que así sea.

A la vez que buscamos agencias, recorremos las estrechas calles del casco antiguo con sus tiendecitas distribuidas por gremios, sus mercados, sus restaurantes callejeros y sus cientos y cientos de motos que emiten pitidos sin cesar mientras esquivan magistralmente a peatones intrépidos.





Por supuesto uno de los primeros lugares que visitamos es el lago Hoan Kiem y su famoso puente rojo que conduce al templo Ngoc Son o templo de la Montaña de Jade (previo pago) situado en una isla del lago. Al fondo distinguimos la silueta de la Torre de la Tortuga. Prácticamente frente al puente se encuentra el famoso Teatro de las Marionetas de Agua (amigos que han estado anteriormente nos han hecho toda clase de comentarios, como todo es cuestión de gustos).



El día siguiente lo dedicamos a callejear: nos adentramos en el barrio gubernativo hasta el Mausoleo de Ho Chi Minh, con parada ante la estatua de Lenin, donde un grupo de chicos ensaya una coreografía hiphopera. La explanada en la que se sitúa el Mausoleo es espectacularmente grande y, al fondo, elevado, se encuentra el cubo de mármol en el que reposan los restos embalsamados del dirigente vietnamita (quien quería ser incinerado para que así sus cenizas fueran repartidas por todo el país). El lugar es sitio de culto; sin embargo, de octubre a diciembre el Mausoleo permanece cerrado ya que el cuerpo de Ho Chi Minh es enviado a Rusia para "labores de mantenimiento". A pesar de ello, sigue custodiado por guardias con toda la pompa y con un perímetro de seguridad a su alrededor que no puede ser traspasado.


Junto al Mausoleo se encuentra un Museo dedicado a Ho Chi Minh que repasa su vida y trayectoria. A escasos metros se yergue la Pagoda del Único Pilar, reliquia histórica de Hanoi, a la sombra de una arboleda que invita al descanso. Nos sentamos un rato en uno de los bancos. No hay prisa, no hay horario


Desde allí al Templo de la Literatura hay un pequeño paseo. Si eres estudiante tienes descuento en la entrada. Lamentablemente nuestros carnets estudiantiles volaron en Phnom Penh










Al salir comemos algo en un restaurante cercano. No es de las mejores comidas que hemos hecho, pero... para salir del paso sirve!


Seguimos andando, deshaciendo camino. Nos aproximamos al Barrio Francés. Las calles de esta zona son amplias. Hay tráfico pero no es el caos de la parte antigua. Aún así ver a las motos esperando la salida en los semáforos es todo un espectáculo. Pasamos por delante de un escaparate y distinguimos rollos de etiquetas de marcas conocidas amontonadas, esperando que alguien las compres para engancharlas de las famosas falsificaciones. No deja de sorprendernos y entramos a echar un vistazo por si hay alguna que nos interesa


El semáforo se pone en verde y entre la multitud de motos adelanta una cargada con bolsas de plástico llenas de peces de colores. Merece la pena pararse y observar todo lo que puede llevarse en la parte trasera de una motocicleta.

Vamos siguiendo por el Barrio Francés mientras nos acercamos a la Ópera. Veo una pastelería-restaurante llamado París Deli. Ya sé dónde voy a merendar



Y ahora a disfrutar también un poco de los sabores de Francia. La vitrina con los diferentes tipos de "gateaus" me hace salivar hasta límites insospechados. La tarea de decidir cuál de todos los tipos de calorías meterme en el cuerpo resulta angustiosa. Si las pudiese probar todas sin morir por sobredosis de azúcar



En las calles que desembocan en la Casa de la Ópera se encuentran las tiendas de las grandes firmas del glamour. Los precios, son los de siempre; el prestigio internacional no conoce de fronteras. Al final de la calle se encuentra el hotel más emblemático de Hanoi: el Sofitel Metropole, claro ejemplo de la arquitectura colonial. En el parque que hay justo al lado, unos chicos juegan a badminton.
Y de repente, sin transición, las anchas avenidas proyectadas por los franceses se convierten de nuevo en las estrechas y lúgubres calles del Old Quarter de Hanoi, donde los puestos callejeros de comida invaden cada centímetro de acera que no se encuentra ocupado por las ya ineludibles motos.

Mañana por la mañana salimos hacia Ha Long. Espero con gran ilusión y nerviosismo el momento de encontrarnos en el barco y confío en que , como nos han asegurado, las condiciones del mismo sean buenas. He leido tantos comentarios negativos sobre los barcos que surcan las aguas de la bahía
