4 de Diciembre de 2010
Muy temprano y tras un estupendo desayuno en el Hotel (encuentro con otra forera, “Tía Laura”, también alojada en el Premier Inn London King’s Cross) nos ponemos en marcha dispuestos a disfrutar de nuestro primer día completo en Londres. Nos ponen al corriente de que hemos sido bastante afortunados al poder salir de España ya que hay una huelga de controladores aéreos de la que no teníamos ni idea y que podía habernos dejado en tierra. La noticia nos dejó algo preocupados por el retorno a Zaragoza…
La buena noticia es que no hace tanto frío como ayer. Tampoco llueve. O sea que no parece que ningún fenómeno meteorológico nos vaya a fastidiar la jornada.
Lo primero que hacemos es dirigirnos a la estación Saint Pancras dónde sacaremos nuestras Travel Cards del día. La estación, de por sí, puede ser objeto de visita, con su estilo gótico victoriano.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Desgraciadamente, hay obras y no se puede entrar en la parte histórica de la estación.
No obstante, vamos a aprovechar la ubicación del hotel para visitar la cercana “British Library”. De no estar realmente al lado, no hubiéramos venido de propio, pero ya que estamos aquí, entramos y nos pareció muy interesante. Es un edificio moderno que alberga todas las publicaciones de Gran Bretaña y muchas obras históricas de todo el mundo.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Tiene una curiosa estatua en su exterior:
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Entramos a echar un vistazo y nos llama la atención su amplitud y racionalidad en el diseño. Es un lugar realmente agradable para venir aquí y leer o estudiar.
No queremos demorarnos en la visita, así es que directamente entramos a la sala llamada “nuestros tesoros” y, sí, hay unos cuantos tesoros escondidos por aquí.
En una inmensa sala con tenue iluminación y protegidos por cristaleras, se encuentran desde notas de Leonardo da Vinci hasta una primera edición en folio de Shakespeare, ejemplares de “La carta magna, una Biblia de Gutenberg y textos antiquísimos hinduistas, jainitas, sijs, hebréos, católicos o musulmanes … partituras de músicos de todas las épocas (Desde “El Mesías” de Haendel hasta apuntes para canciones de los Beatles). Lo que quieras.
No hacemos más que decir, “madre mía, estos ingleses, lo que tienen aquí...” En esto de tener cosas de todas partes son especialistas... A su favor, decir que lo tienen todo bien cuidado y estupendamente dispuesto. Así es que, al menos lo disfrutamos todos. La exposición es gratuita.
No logramos interesar mucho a las niñas con esto y eso que hay una zona dedicada a Alicia en el País de las Maravillas (incluye una edición ilustrada por Dalí) que es preciosa, pero nada, se aburren y, con esta visita, hecha por pura casualidad, que se merecería mucho más tiempo, nos vamos a otra cosa.
Lo primero, sacar la Travel Card para coger el metro. Destino Camden Town. Está también muy cerca del hotel así que llegamos en una o dos paradas. La fauna que se baja en la estación ya nos indica lo que nos vamos a encontrar en los famosos mercados.
En un viaje anterior, nuestro alojamiento cerca de Notting Hill, nos permitió disfrutar del clásico mercado de Portobello, esta vez nos venía mejor Camden, así es que estaba más que claro que teníamos que venir aquí.
No diré que me llevé una sorpresa con Camden, ya que había visto tantas fotos que me sabía de memoria lo que me iba a encontrar: la decoración de las paredes, el ambiente cosmopilita y desenfadado... el lugar más idóneo para conocer el lado más "underground" de los londinenses.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Casi hay tantos turistas como ingleses y eso que hemos elegido hacer la visita en sábado siguiendo el consejo de mi guía, que dice que el domingo casi no se puede andar por la zona. Igual lo mejor es ir cualquier otro día de la semana. Nosotros no teníamos mucha elección. Así es que nos dedicamos a explorar, cada uno con sus propios intereses (fotográficos unos y de compras otros).
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Las fotos corren a cargo de mi marido que, por cierto estrena cámara y está encantado. Una vez pasada la primera calle, viene lo más interesante, los canales y la zona de los establos, que nos costará un poco llegar, ya que paramos aquí y allá.
El canal continúa bastante congelado.
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Hay gaviotas que igual caminan que patinan sobre el hielo...
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...pero la temperatura de hoy es más que agradable y no tardará en convertirse en agua. Estamos teniendo suerte.
Entre compras y fotografías pasamos la mañana. Te metes por allí y no sales. Es un lugar inabarcable en el que las imágenes dan mejor cuenta de todo lo que se pueda decir.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
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Logramos llegar hasta la concurrida zona de los establos:
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La famosa tienda Cyberdog:
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Miles de imágenes se amontonan para el recuerdo:
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Yo pensaba que mis hijas se iban a quedar más alucinadas con lo que podía verse por aquí,
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pero estas niñas ya pueden ver lo que sea, que no se inmutan y con toda naturalidad mi hija mayor (diez años) me señala a una chica tipo “Morticia” de la familia Monster y me dice (ilustrándome a mí, por sí no lo sé) “Mira mamá, una gótica”.
Compramos alguna cosilla, un foulard, una mochila plegable, una sudadera… tampoco mucho. Lo cierto es que con la libra, no salimos muy bien parados que digamos.
Llega la hora de comer. A pesar de la abundante oferta de comida exótica que hay en los tenderetes:
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acabamos en un “Pret a Manger”. La idea era también sentarnos y descansar un ratito antes de continuar la jornada. Mi marido se queda con las ganas de comer algo en alguno de los múltiples puestos que hay por aquí… sonrientes vietnamitas, chinos, japoneses, indios… todos te invitan amablemente a detenerte y probar su exótica comida, pero hay que complacer a los demás. En todo caso, mañana es muy probable que vayamos a comer a un indio y entonces se verá qué tal.
Cambio absoluto de zona para la tarde.
Cogemos nuevamente el metro para irnos hacia el suroeste ya que queremos visitar el Museo de Historia Natural, que nos parece que es el que más puede interesar a las pequeñas.
Salimos del metro (estación Kensington) y nos despistamos. Fuimos en dirección contraria (no sé cómo lo hicimos, la verdad). El Museo está muy cerca. Es un edificio por sí mismo espectacular. En estas fechas, además todo el entorno está adornado con motivos navideños.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Al lado también hay una pista de hielo y algunas atracciones. Nos asombra la cola que hay para entrar, pero enseguida nos dimos cuenta de que la entrada se hacía en grupos numerosos y, en menos de cinco minutos ya estábamos dentro.
Sabíamos que íbamos a encontrarnos al gran dinosaurio del Hall y a mucha gente. Así fue. Estaba repleto.
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Con un pequeño plano (no muy claro) nos limitamos a ir a algún punto de interés. La exposición de fósiles de dinosaurios, es lo más espectacular y visitado.
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aunque la réplica de Tiranosaurus Rex, con su disposición de luces y sus rugidos es el que tiene más éxito y también es lo que más divierte a nuestras hijas.
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Tanto intento para que las cosas puedan interesar a los niños que al final confunden los museos con los parques de atracciones. Es una opinión personal, por supuesto.
Logro conducir a las niñas, no obstante, hasta una zona dedicada a la biología en la que encontramos a un gigantesco bebé dispuesto como si estuviera en el interior del útero materno con una recreación de los sonidos (latidos del corazón) que puede escuchar el bebé.
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Subimos a la planta de arriba en la que nos llama la atención, como a todos los visitantes, el corte de secuoya.
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Hay una gran sala dedicada a los minerales:
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y paseamos también brevemente por la zona verde, dedicada a las diferentes especies de animales y a la evolución del hombre.
Yo me hubiera quedado más rato, la verdad y aunque deprisa y corriendo aún logre ver la exposición dedicada a los insectos en la planta baja. Quedaron para otra ocasión el simulador de terremotos, el viaje alrededor de la tierra, o el centro Darwin (colección de especímenes de incalculable valor, dice la guía y yo soy muy curiosa), pero termino en la Tienda del Museo, (por si no logramos entrar al Rain Forest tampoco hoy) comprando una simpática serpiente pitón (Sibila) para mi hija pequeña que, aparte de para jugar con ella, le servirá de bufanda.
A la salida ya es de noche.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Nos quedamos un ratito viendo la pista de hielo y hasta nos planteamos tomar un chocolate caliente, que la tarde está fría. Sin embargo, no hay sitio y además las casi cuatro libras que cuesta el chocolate nos quitan rápidamente las ganas.
Continuamos nuestros pasos por la animada avenida que nos acerca al Victoria and Albertum Museum (lo visitamos en el anterior viaje que fue algo más cultural que este) y algo más allá llegamos hasta el templo del consumismo y de la opulencia: los famosos almacenes Harrods. Espectacular la iluminación navideña, por supuesto.
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y es que aquí, hasta los escaparates aglutinan a una considerable cantidad de público que dificulta el paso.
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Este año rinden homenaje a Peter Pan (dedujimos) pues los escaparates recrean algunas de las escenas del famoso cuento.
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Yo no tenía el mayor interés en entrar, pero alguien dice "¿cómo vamos a estar en Londres y no entrar en Harrods?" Así es que entramos, buscando casi directamente la planta de los adornos navideños (second floor, please) e íbamos alucinando de los precios, ¿cómo puede una simple bolita de navidad costar 5 libras? ¿qué llevan? …
Aquí vemos una mesa puesta alcance de cualquiera:
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Asombrándome a mi misma, compré unos lotes de Christmas que me parecieron graciosos e incluso a buen precio.
Ya he dicho que este no era precisamente un viaje cultural, así es seguidamente, toda la troupe nos vamos al parque de atracciones, porque más o menos eso es lo que tienen montado en Hyde Park. “Winter Wonderland”.
Las niñas como locas…. (¿podremos montarnos en algo? … bueno, veremos los precios, les decimos.)
El parque está muy bonito con todas las atracciones iluminadas.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Además se recrea un típico mercado navideño alemán, con puestos de comidas y especialidades típicas y diferentes espacios que no llegaremos a ver en su totalidad.
Entre que es de noche y el tinglado que hay aquí montado, uno casi no distingue que estamos en Hyde Park. Como estamos al lado del lago, me acerco para ver si algún ave acuática permanece por aquí indiferente al tumulto. Pues sí …. Hay un montón de patos y cisnes en la orilla y mucha gente dándoles de comer. Sin mucha fe en cómo van a salir las fotos tiramos alguna y aquí está el resultado (un milagro de la época digital, dada la oscuridad reinante en la zona).
Panorama de patos en nocturnidad.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Claro que tampoco pretendíamos sacar a la parejita de enamorados …
Estamos teniendo bastante suerte con el tiempo. Hoy no hace, ni de lejos, el frío de ayer, pero un poco destemplados si que nos encontramos.
Decidimos entonces, antes que nada, entrar al espacio cubierto que hay en la zona, a tomar un chocolate caliente (menos de 3 libras) Dicho y hecho y, de paso, nos hacemos con un plano del “Winter wonderland” que nos confirma que es mucho más grande de lo que en un principio habíamos pensado.
Ya más templados, vamos en busca de una atracción que les haga gracia a las pequeñas y sea asequible. No se deciden. Hay montañas rusas, norias y de todo, pero más bien para mayores.
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Está llenito de gente y, por sí hablábamos de buen tiempo en el día de hoy, inoportunamente se pone a llover. Lo que no desanima a la gente, que sigue en brecha pese al aguacero.
Finalmente eligen una atracción que les gusta a las tres y montan ellas solas en una especie de dragón que se lanza a toda velocidad, entrando en una zona a oscuras, llena de ojos iluminados y sale por el otro extremo de la atracción. Los demás las aguardamos bajo la lluvia.
La pequeña sale ligeramente pálida y descompuesta, pero la miro bien y está entera, después de todo. Claro que no le quedan muchas ganas de montarse en más. Tampoco teníamos mucha intención, así es que, algo calados ya a estas alturas, vamos buscando la salida del parque. Miramos de lejos alguno de los espacios por los que vamos pasando:
Alguna casa del terror:
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aquí unos cantando...
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... otros bebiendo, otros comprando alguna de las múltiples baratijas (y no tan baratijas).
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Muy bonito todo, tanto como comercial. Es el espíritu de la Navidad británico.
Salimos de este "Winter wonderland" con un lluvioso panorama:
*** Imagen borrada de Tinypic ***
Yo quería haberme acercado hasta el palacio de Buckingham y pasear algo por The Mall, aunque sea en la oscuridad, pero esta maldita lluvia nos ha fastidiado.
Me temo que mañana no habrá ocasión.
Al metro, pues (le sacamos bastante partido a la Travel Card, realmente) y nos dirigimos hacia Oxford Street, que ayer no llegamos a verla. Suponemos que será la zona más animada, pues se nos está haciendo un poquito tarde. Se trata de ver la iluminación navideña e ir pensando en la retirada.
Así de bonita han puesto la calle:
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Así terminamos más o menos nuestro día, paseando por Oxford Street, dirección Soho para desembocar en Picadilly. Mucha gente, tiendas abiertas todavía (por el tirón turístico, evidentemente) y oyendo hablar español casi tanto como inglés.
Elegimos una cadena italiana para cenar (seguimos sin rompernos especialmente la cabeza), la Strada. No podemos decir que nos fuera bien: tardaron en servirnos la cena a pesar de que no había mucha gente en el local; a cualquier cosa que pedíamos les costaba traerlo una eternidad y las niñas acabaron literalmente dormidas sobre los asientos. Les costó hasta cobrarnos. Sería mala suerte, pero como para no volver.
Somnolientos y nuevamente destemplados, volvemos a nuestro hotel. (De nuevo dando gracias por la línea directa que une Picadilly con King’s Cross y que nos deja en el hotel en un cuarto de hora.)
Verdaderamente, ha sido un día intenso.