Este día salimos temprano, a las 8, el grupo ya con 25 personas, rumbo al Museo del Bardo, en las cercanías de Túnez capital. El edificio esta en obras por todas partes, pero aún así se pueden visitar algunas salas donde se exhiben principalmente mosaicos de la época romana. Sorprende ver la calidad de dichos mosaicos y la gran cantidad existente. Bueno también sorprende que el propio piso de las salas sea de mosaicos y que lo puedas pisar sin ninguna protección, el comentario del guía fue : !Tenemos tantos que no importa!. Los mosaicos son para contemplarlos despacio, ver sus detalles, los magnificos diseños, la maestría para combinar los colores y las formas, precioso todo, salimos de allí encantados, bien ya ha valido la pena visitar Túnez.










Después de esta preciosa visita salimos hacia el sur del país, hacia la ciudad santa de Kairuán, cuarto sitio santo del Islam, para visitar, entre otros lugares, la gran mezquita. En Túnez no pudimos entrar en ninguna mezquita, bien es verdad que ibamos en grupo y generalmente se entra de forma discreta por otra puerta que no es la principal, pero en otros paises si que te dejan de forma normal, descalzandote y con atuendo adecuado.
El patio de esta mezquita es impresionante de lo grande, de la cantidad de arcos que tiene. Hay varios relojes de sol en este patio central. Por fuera hay un cementerio, donde tome varias fotos.









Continuamos nuestras excursiones visitanto el Mausoleo del Barbero o de Sidi Sahab, santo compañero del profeta, que siempre llevaba consigo 3 pelos de la barba de Mahoma, un lugar con numerosos azulejos muy artísticos y patios.








Ya para acabar nuestra estancia en Kairuán fuimos a la Medina, que al igual que la de Túnez está declarada Patrimonio de la Humanidad. Con todo, personalmente no me gustó mucho, me pareció mas interesante la de Túnez, con sus callejas estrechas, aunque aquí me dijeron que lo interesante no esta en las calles principales sino en los laterales y las numerosas mezquitas. En estas visitas no hay tiempo de apreciar todo esto, vas corre corre a todas partes y siempre mirando el reloj, pero bueno menos es nada.








Ya atardeciendo abandonamos Kairuán, con destino al sur, a Tozeur, la puerta del desierto. El viaje en el autobús es largo, pero como estamos cansados vamos durmiendo casi todo el tiempo. Llegamos ya bien de noche.