7 Octubre - Viaje de ida, que suplicio!
Nuesto viaje comenzó en el aeropuerto del Prat (Barcelona) bien temprano por la mañana. Siempre habíamos tenido una flor en el culo y únicamente habíamos sufrido un retraso de avión y una pérdida de maleta en el resto de viajes (rápidamente solucionada) que habíamos realizado. Sin embargo, las complicaciones de este viaje se harían notar desde el principio. Cual es nuestra sorpresa cuando avisan de que en Amsterdam hay niebla y el vuelo saldrá con 40 min de retraso. La espera siempre es aburrida pero ya vimos desde este momento que la compañía KLM no tiene nada que ver con Iberia por ejemplo. Al menos nos dieron vales para desayunar y pasamos el rato.
Una vez ya en el avión y a punto de aterrizar en Amsterdam vemos por la pantallita que el vuelo de conexión con Ciudad del Cabo está a punto de partir. Efectivamente, al llegar a la terminal desde donde partía ya no hay nada que hacer y aquí empieza nuestro periplo y el de mucha gente que nos acompañaba desde Barcelona y se dirigía a destinos dispares. Esa misma noche teníamos reserva de hotel en Ciudad del Cabo y la íbamos a perder. El objetivo ahora era conseguir un vuelo a dicha ciudad lo más pronto posible.
Tras esperar la cola en los mostradores nos consiguieron un vuelo con British Airways para esa misma tarde a Ciudad del Cabo previo paso por Londres. La solución no estaba del todo mal teniendo en cuenta que la primera noche de hotel ya estaba perdida y llegaríamos a la mañana siguiente. KLM nos dio agua, más vales para comer en el aeropuerto, otro vale para poder llamar a Sudáfrica (y avisar de que no llegaríamos) y a España y otro vale de 50 euros de descuento para un futuro billete durante un año.
Por la tarde cogimos el avión a Londres y siguiendo con nuestra mala suerte salió con retraso. Seguía el mal tiempo en Amsterdam. Una vez en Londres y con cara de desaliento tuvimos que correr literalmente por las terminales para llegar a coger el vuelo de British Airways a Ciudad del Cabo. Maldito Heathrow que grande eres!!! Ya no concebíamos perder 2 vuelos a Sudáfrica en un mismo día, parecía de película.
Una vez ya en el avión y a punto de aterrizar en Amsterdam vemos por la pantallita que el vuelo de conexión con Ciudad del Cabo está a punto de partir. Efectivamente, al llegar a la terminal desde donde partía ya no hay nada que hacer y aquí empieza nuestro periplo y el de mucha gente que nos acompañaba desde Barcelona y se dirigía a destinos dispares. Esa misma noche teníamos reserva de hotel en Ciudad del Cabo y la íbamos a perder. El objetivo ahora era conseguir un vuelo a dicha ciudad lo más pronto posible.
Tras esperar la cola en los mostradores nos consiguieron un vuelo con British Airways para esa misma tarde a Ciudad del Cabo previo paso por Londres. La solución no estaba del todo mal teniendo en cuenta que la primera noche de hotel ya estaba perdida y llegaríamos a la mañana siguiente. KLM nos dio agua, más vales para comer en el aeropuerto, otro vale para poder llamar a Sudáfrica (y avisar de que no llegaríamos) y a España y otro vale de 50 euros de descuento para un futuro billete durante un año.
Por la tarde cogimos el avión a Londres y siguiendo con nuestra mala suerte salió con retraso. Seguía el mal tiempo en Amsterdam. Una vez en Londres y con cara de desaliento tuvimos que correr literalmente por las terminales para llegar a coger el vuelo de British Airways a Ciudad del Cabo. Maldito Heathrow que grande eres!!! Ya no concebíamos perder 2 vuelos a Sudáfrica en un mismo día, parecía de película.

8 Octubre - Ciudad del Cabo, al fin!
Por fin llegamos a Ciudad del Cabo!!! Después de estar volando toda la noche y llevar más de 24h para llegar a nuestro destino, nos dirigimos a coger nuestras preciadas mochilas. No es oro todo lo que reluce y nos damos cuenta que la jodida British ha perdido mi mochila aunque no así la de mi novia. Menos mal que llevábamos algunas mudas en el equipaje de mano pero no ropa de abrigo y allí hacia un frío del carajo.
Cogimos un taxi y nos dejó en nuestro hotel, el Mandela Rhodes & Place. Al llegar vemos que el centro de la ciudad bien podría pasar por cualquier ciudad europea en cuanto a aspecto. No así sus alrededores ya que desde el aeropuerto al centro sólo existían kilómetros y kilómetros de barriadas de chabolas o townships como lo llaman allí. La verdad es que el hotel está muy bien ya que por 60 euros la noche en AD tienes no una habitación, sino un apartamento directamente con 2 habitaciones, 2 lavabos, un comedor enorme y una cocina totalmente equipada. Además está situado en el centro muy cerca de Long Street y muy limpio, que total es lo que más valoramos.
Por fin llegamos a Ciudad del Cabo!!! Después de estar volando toda la noche y llevar más de 24h para llegar a nuestro destino, nos dirigimos a coger nuestras preciadas mochilas. No es oro todo lo que reluce y nos damos cuenta que la jodida British ha perdido mi mochila aunque no así la de mi novia. Menos mal que llevábamos algunas mudas en el equipaje de mano pero no ropa de abrigo y allí hacia un frío del carajo.
Cogimos un taxi y nos dejó en nuestro hotel, el Mandela Rhodes & Place. Al llegar vemos que el centro de la ciudad bien podría pasar por cualquier ciudad europea en cuanto a aspecto. No así sus alrededores ya que desde el aeropuerto al centro sólo existían kilómetros y kilómetros de barriadas de chabolas o townships como lo llaman allí. La verdad es que el hotel está muy bien ya que por 60 euros la noche en AD tienes no una habitación, sino un apartamento directamente con 2 habitaciones, 2 lavabos, un comedor enorme y una cocina totalmente equipada. Además está situado en el centro muy cerca de Long Street y muy limpio, que total es lo que más valoramos.



No hay tiempo que perder y aunque estamos reventados de todo el viaje de ida nos vamos a visitar Table Mountain. Nos subimos al teleférico y la verdad es que a pesar de que hacía frío y yo sin mucha ropa de abrigo, el día está despejado y las vistas son alucinantes. Desde arriba divisamos todo el océano, los 12 apóstoles y toda la bahía de la ciudad con el Lion’s Head, Robben island y el estadio de fondo. No he tenido la suerte de visitarla pero por fotos, el entorno natural de esta ciudad me recordaba mucho a Rio de Janeiro.



Aquí vimos a nuestros primeros animales del viaje, los damanes de las rocas, un roedores que de aspecto serían medio rata medio conejo, muy graciosos.

Una vez abajo nos fuimos al otro extremo de la ciudad, justo al lado del mar. Estuvimos viendo el estadio de Ciudad del Cabo donde España jugó contra Portugal en los octavos del Mundial o Alemania le metió 4 a Argentina y yo que soy futbolero me hizo especial ilusión, a parte de que el estadio es muy bonito. Caminando fuimos a visitar el Waterfront todo lleno de tiendas lujosas y restaurantes caros. Aquí vimos a unos cuantos leones marinos aunque ni punto de comparación con la cantidad que se ven en Namibia.




Ya por la tarde, recorrimos Long street y estuvimos de compras en Greenmarket Square, situado muy cerca del hotel. Pudimos comprobar al finalizar el viaje que quizás ese mercado sea de los más baratos de todo el recorrido, vale bastante la pena.
Nos dieron las tantas y estábamos muertos de sueño, todavía no habíamos descansado en condiciones. A dormir, porque el día siguiente iba a ser duro pero iba a depararnos una de las mayores ilusiones que teníamos depositadas en el viaje y uno de los principales motivos por los que visitar Ciudad del Cabo. Queríamos ver al Gran Tiburón Blanco, con mayúsculas.
Nos dieron las tantas y estábamos muertos de sueño, todavía no habíamos descansado en condiciones. A dormir, porque el día siguiente iba a ser duro pero iba a depararnos una de las mayores ilusiones que teníamos depositadas en el viaje y uno de los principales motivos por los que visitar Ciudad del Cabo. Queríamos ver al Gran Tiburón Blanco, con mayúsculas.
9 de Octubre – Gansbaai, El Gran Tiburón Blanco
Desde que era pequeño me tragaba la película de Tiburón cada verano y luego cuando ibas a la playa, te metías en lo más profundo y tu madre te echaba la bronca pero no te arrepentías porque la sensación de inseguridad por si aparecía un tiburón siempre era curiosa y excitante. Aun así, pienso que la fama de asesino de los mares no es bien merecida y se debe desmitificar, porque en realidad el verdadero depredador es el humano y los tiburones cada vez van a menos. Muchas veces vemos reportajes de estos animales y en todos se coincide en este aspecto. Hemos tenido la suerte de bucear entre ellos pero sabía que la sensación de estar delante del Gran Blanco sería diferente y no nos defraudaría.
A las 4:30 de la madrugada nos recogían en el hotel para dirigirnos a Gansbaai, situado a 2h de Ciudad del Cabo hacia el este. La empresa con la que cogimos la actividad fue Shark Cage Diving con el tal Brian McFarlane. Por lo que había leído, este hombre era cazador de tiburones antes de dedicarse a esto y eso no nos convencía mucho, pero supongo que todo el mundo tiene derecho a la rectificación. Por lo que leímos es de las mejores empresas, recomendada por Lonely Planet y diferentes canales de reportajes como National Geographic o Discovery Channel han ido con ellos. Mucha gente del foro los han elegido y además pertenecen al grupo de conservación del tiburón blanco en aquella zona.
A las 4:30 de la madrugada nos recogían en el hotel para dirigirnos a Gansbaai, situado a 2h de Ciudad del Cabo hacia el este. La empresa con la que cogimos la actividad fue Shark Cage Diving con el tal Brian McFarlane. Por lo que había leído, este hombre era cazador de tiburones antes de dedicarse a esto y eso no nos convencía mucho, pero supongo que todo el mundo tiene derecho a la rectificación. Por lo que leímos es de las mejores empresas, recomendada por Lonely Planet y diferentes canales de reportajes como National Geographic o Discovery Channel han ido con ellos. Mucha gente del foro los han elegido y además pertenecen al grupo de conservación del tiburón blanco en aquella zona.
De camino el paisaje era muy bonito y está todo lleno de pueblecitos con casas-mansiones que ya me gustaría tener a mi. Los contrastes entre pobreza y riqueza nos sorprendían mucho de este país. La adrenalina y la sensación de acojone iban en aumento cuando se veía el océano embravecido. Yo que tanto había esperado ese momento durante años estaba mucho más tenso que mi novia que no es precisamente alguien que se piense las cosas 2 veces, ella va de cabeza y encima se reía de mi.
Al llegar nos metieron en una casa con vistas al mar donde podíamos desayunar con un gran buffet y coger fuerzas. Toda la casa estaba decorada con fotos del tiburón y actores de Hollywood que habían realizado la actividad con ellos, cuanto menos era curioso. Cuando la hora de la verdad llegó y tras un pequeño resumen de cómo iría todo nos llevaron al barco en cuestión situado justo en frente de la casa. Al comparar el barco con el resto de los que vimos lo vi mucho más nuevo, con una jaula más espaciosa y menos cutre y que la cantidad de gente que íbamos era menos al resto de compañías. Sólo por eso ya me mereció la pena.
Al llegar nos metieron en una casa con vistas al mar donde podíamos desayunar con un gran buffet y coger fuerzas. Toda la casa estaba decorada con fotos del tiburón y actores de Hollywood que habían realizado la actividad con ellos, cuanto menos era curioso. Cuando la hora de la verdad llegó y tras un pequeño resumen de cómo iría todo nos llevaron al barco en cuestión situado justo en frente de la casa. Al comparar el barco con el resto de los que vimos lo vi mucho más nuevo, con una jaula más espaciosa y menos cutre y que la cantidad de gente que íbamos era menos al resto de compañías. Sólo por eso ya me mereció la pena.


El barco zarpó y se dirigió a Dyer Island una especie de atolón rocoso con una gran colonia de leones marinos situado a unos 5km de la costa y por la cual los tiburones permanecen durante todo el año por allí teniendo su plato favorito en cantidad. De camino hacía frío aunque nos dieron una especie de chubasqueros rollo capitán Pescanova que protegían bastante. El agua era negra como el carbón y estaba movidita, nos dijeron que estaba a 1º grado, casi nada igual que en el Caribe. No era la mejor época para una buena visibilidad pero tampoco la peor y por lo que dijeron habría unos 6m de visibilidad. Cuando fuimos acercándonos al atolón pararon el barco al ver un león marino partido en 2 y muchas gaviotas alimentándose. Fue aquí cuando dejándose llevar por la marea fueron empezando a soltar lo que llaman el “Chumb” un cóctel a base de atún machacado que va dejando un rastro durante todo el día.

No tardó mucho en salir el primero uno pequeño de unos 3m. Se iba y volvía e iba jugueteando con el anzuelo con silueta de foca que le lanzan y atraído por el olor. Los primeros valientes se metieron en la jaula aunque nosotros preferíamos esperar a uno más grande, teníamos esperanza. Más tarde salió otro de igual tamaño, más tarde otro un poco más grande y luego otros dos ya medianitos que empezaban a impresionar.
Durante la mañana cabe decir que había barra libre de bebidas, snacks y bocadillos y la tripulación se esforzaba muchísimo por encontrar tiburones y que pasasen cerquita de la jaula. El Sol ya había salido y la espera entre uno y otro no se hacía pesada.
Durante la mañana cabe decir que había barra libre de bebidas, snacks y bocadillos y la tripulación se esforzaba muchísimo por encontrar tiburones y que pasasen cerquita de la jaula. El Sol ya había salido y la espera entre uno y otro no se hacía pesada.


El último que vimos de los 6 en total que encontramos fue con el que nos metimos en la jaula. La espera nos recompensó y tuvimos la suerte de que este último era el más grande de unos 5m y con un lomazo bestial. El tiburón estuvo muchísimo rato alrededor del barco y como la gente había tenido tiempo de estar en el jaula anteriormente pudimos disfrutar de él durante casi 40 minutos. Precisamente me gustó eso, que en ningún momento hubo prisas y pudimos estar cara a cara largo rato. El agua estaba congelada pero en ese momento se te olvida todo. La sensación que transmite es potencia y elegancia a la vez, es un animal majestuoso.


Dentro de la jaula la sensación de inseguridad es nula, en ningún momento el animal va a arremeter simplemente nada cerca y como mucho muerde el anzuelo, nada más. Eso sí, la jaula al ser espaciosa es difícil de mantenerte con la fuerte corriente sin que se te escape en algún momento el brazo o la pierna fuera de esta si estás haciendo fotos o grabando como en mi caso. El punto negro fue que la cámara pequeña que llevábamos con carcasa se nos cayó al fondo del océano con un montón de fotos chulas, que mala pata!! Aun así, nuestros compañeros ese día nos pasaron alguna por mail.



Al llegar al hotel, sorpresa! Mi maleta había sido recuperada, estaba de suerte ya que lo único que queríamos era quitarnos el olor a atún que llevábamos encima pero lo que ya no nos quitábamos era la sensación de haber estado al lado de uno de los animales más imponentes del planeta.

