El ICP programa exposiciones periódicas: hoy hay tres: una en la que casi ni entro, porque son retratos de una especie de fetos; otra de Ed Templeton con escenas callejeras (un chaval soltando una paloma, una mujer desnuda, varios besos) y una muestra sobrecogedora sobre derechos civiles. Se llama "For all the world to see. Visual culture and the struggle for civil rights". La forman carteles, vídeos y fotografías. Los primeros tienen varias leyendas: "No dogs, negroes, mexicans", "We served colored. Carry out only"; "Drinking fountain" -con dos flechas: "white", "colored"-; "Colored seated in rear"; "Colored entrance only". También hay muñecas negras (hasta la Barbie de los 70) y fotografías de la revista Life, cuando la música (y la guerra, sobre todo, a donde fueron muchos) lograron que no pareciera extraña una portada de una viuda negra consolando a su hijo negro o una de Louis Armstrong o Billie Holiday. La muestra es sobrecogedora: no sólo los letreros: también los vídeos del Ku Klux Klan con su cruz en llamas y las capuchas blancas y la foto de un Martin Luther King pensativo, con la mano en la frente: una imagen muy famosa de Dan Weiner en blanco y negro. Lo curioso es que también son negros los trabajadores del International Center of Photography. Y se detienen en todos los letreros.
Cuando llego a casa y se lo cuento a Robert, se sonroja:
-¡Qué vergüenza!
-A mí me ha dado vergüenza del hombre. No de los americanos.

La imagen de Dan Weiner, sacada de internet y el cartel de la guerra, lo mismo:

Me paro en Bryant Park, que también tiene un espacio para jugar al ping pong (donde está el mismo chico que ayer jugaba a la petanca) y una sala de lectura. Ver la vida cotidiana me reconcilia de nuevo con todos, aunque dudo mucho que se me olvide el asco que me han suscitado ciertas letras o el impacto de ese cartel de propaganda que mostraba a niños jugando en un césped con la sombra de una cruz gamada (Don't let that shadow touch them. Buy war bonds). Me senté un rato frente a uno de los vídeos de la muestra: canta Shirley Verret y luego aparecen las Supremes, Ella Fitzgerald y Sammy David Jr., Bo Didley y unos jovencísimos Tina Turner y Stevie Wonder.
No sé si mis pies podrán llevarme a algún lado hoy.
2 de septiembre de 2010.