DIA 1- EMBARQUE (Copenhague)
Desde que era pequeña y veía la serie 'Vacaciones en el mar' soñaba con navegar en un gran barco. Este año quise hacerlo realidad y pensando en un bonito recorrido se nos ocurrió embarcarnos en un crucero por los Fiordos Noruegos. Hay varias compañías navieras con rutas similares pero nos decantamos por MSC porque es lo que más se adaptaba en fechas y presupuesto.


Recorrido y horarios de embarque/desembarque:

1 - Sab: Copenhague (18.00)
2 - Dom: Kiel (08.00-16.00)
3 - Lun: Navegación
4 - Mar: Hellesylt/Geiranger (09.00-17.00)
5 - Mié: Flaam (10.00-18.00)
6 - Jue: Stavanger (09.00-17.00)
7 - Vie: Oslo (10.00-17.00)
8 - Sab: Copenhague (09.00)
Embarcamos en Copenhague (Dinamarca). Hasta allí fuimos en un vuelo de la compañía privada Privilege Style alquilado por la naviera exclusivamente para los pasajeros del Orchestra. El vuelo resultó algo pesado porque hicimos parada técnica en Bilbao para recoger a gente. Nos dieron una pequeña comida a bordo y a las 2h y media de despegar de Bilbao aterrizamos en el aeropuerto de Copenhague.


Había personal de MSC indicándonos la cinta donde recoger las maletas y dónde estaban situados los autobuses de transfer al Puerto. En menos de una hora estábamos ante nuestro imponente barco.


El chek-in fue mucho más rápido de lo esperado. Antes de subir por la escalinata del barco recogimos nuestras maletas del autobús para reconocerlas y pasar el control de equipajes (había una carpa para tal fin). Una vez dentro en el barco habían habilitado mostradores improvisados en bares y salones para evitar las esperas. El barco tiene capacidad para unas 3.000 personas, habiendo pasajeros que embarcaban en Copenhague y otros al día siguiente en Kiel (Alemania). Supongo que para evitar la avalancha de hacerlo todos el mismo día.
Estas son algunas de las zonas que íbamos encontrando a nuestro paso cuando nos dirigíamos hacia el chek-in. Cómo veis muy lujoso con bonitos salones y espacios muy amplios.






Nos hicieron una foto para asociarla a la tarjeta de indentificación personal. Hay que llevarla siempre encima y es totalmente imprescindible para los embarques/desembarques. También es la llave del camarote y medio de pago durante la travesía. Hay que proporcionarles un nº de visa dónde van reteniendo una serie de cantidades en función de lo que se va consumiendo (también se puede dejar un depósito en efectivo). Bloquean una fianza inicial de 250 euros y cuando se supera esa cantidad van reteniendo de 100 en 100. Comentar que mediante la TV interactiva del camarote, puedes ver el estado de tus cuentas, lo que llevas gastado, etc.. así como contratar excursiones, vistas de las webs cam sitúadas en varias zonas del barco.. etc etc.. un montón de servicios sin moverte de tu habitación.

En la tarjeta aparece el nº de camarote y el nº de mesa adjudicada para las cenas. Nos comentaron que había una pequeña posibilidad de pedir mesa para 2 hablando con el Maitre. Lo intentamos, nos apuntó en una lista pero no nos dio esperanzas puesto que el barco estaba al 100% y según nos dijo teníamos que haberlo pedido previamente a la agencia pues las mesas las adjudican antes del embarque.
No nos costó demasiado encontrar nuestro camarote ya que lo más o menos lo teníamos ubicado en un plano. Pero tengo que confesar que en los días sucesivos nos perdimos infinidad de veces. Nunca sabíamos si estábamos en proa en popa, a babor o a estribor, menudo jaleo, jeje. Nuestro camarote (el 10192) estaba ubicado en el puente nº 10 (cubierta Lira) situado en popa y estribor.


Teníamos mucha curiosidad por ver nuestra habitación y sobre todo lo que más ilusión nos hacía: el balconcito. Abrimos la puerta y lo que vimos nos gustó mucho, más pequeño de lo que esperaba pero muy acojedor: bonita decoración, todo muy nuevo, limpio e impecable. El baño aunque reducido, estaba muy aprovechado: estanterías rinconeras para poner potingues, cajones, puertas bajo armario, toalleros reducidos muy bien situados. Nada de amenities, dosificador de jabón en el lavavo y gel-champú en la ducha. Juegan mucho con los espejos para dar más amplitud a la estancia. El armario pequeño pero con espacio suficiente. Lo que más agobio daba era el mini-pasillo ya que era muy estrecho al abrir el armario era imposible abrir la puerta del baño. La cama en realidad son 2 unidas, muy cómodas, dormíamos como angelitos. No se escuchaba ni un sólo ruído, la insonorización del camarote es muy buena.




Sin duda lo que más juego nos dió fue el balcón. No hacía falta ni moverse de la cama para ver los impresionantes paisajes. No sé en otros recorridos pero en éste aconsejo coger un camarote exterior. Hay gente que dice que con los interiores es suficiente porque pasas todo el día fuera pero os aseguro que el crucero no hubiera sido lo mismo.


El resto de la tarde lo pasamos descansando y deshaciendo las maletas. Había convocada una charla en el teatro sobre las excursiones, pero no acudimos. Teníamos claro cuáles coger con la naviera y no queríamos dejarnos ‘liar’ porque sabíamos que eran carísimas.
Para las cenas hay 2 comedores (Ibiscus y Vlila Borghese) y 2 turnos (18:30 y 20:30). Nosotros habíamos solicitado a la agencia el segundo, que es el que suelen coger los españoles. Nos asignaron el Ibiscus, muy bonito y elegante y con unas vistas del mar preciosas. No nos concedieron el cambio de mesa, cosa de la que nos alegramos enormemente tras conocer a nuestros compañeros. Eran todos encantadores y pasamos muy buenos ratos, tanto en las cenas como en las excursiones que hicimos juntos.


La carta era muy variada: entrantes, primeros, sopas y cremas, risottos, pastas, platos principales y postres. Siempre había un menú confeccionado por si no querías comerte mucho el coco. Los platos eran poco abundantes pero podías pedir todo lo que estuviera en la carta, de ésta forma probábamos un poco de todo en plan degustación. Comentar que siempre había varios platos vegetarianos y postres para diabéticos.


Después de las cenas íbamos a ver los espectáculos, que eran muy entretenidos. Hay dos pases correspondientes a los dos turnos de cena. El Teatro Covent Garden, de 2 plantas, era impresionante !!


Antes de ir a dormir subimos a ver la cubierta iluminada pero estuvimos poquito rato ya que hacía muchísimo viento. Sería la última vez que veríamos cubrirse el sol totalmente ya que a medida que subimos hacia los fiordos del norte las horas de sol se alargaban y la noche se acortaba hasta no existir la noche cerrada.
