Estuvimos estudiando varias posibilidades y nos decidimos por Swiss Airways en combinación con US Airways. La elección fue porque nos daba el mejor precio en fechas tan solicitadas (900€ x persona) haciendo escala en Europa en vez de EEUU, que por experiencias previas nos parecía más cómodo. Una vez hecha la reserva descubrimos que había una “parada técnica” en Philadelphia , con lo que no solo no evitamos la escala en EEUU si no que acabamos haciendo dos escalas. Yo os juro que no había visto por ningún sitio esta escala en la información de los vuelos hasta que me llegó la confirmación de la compra. Puede ser que estuviera en una de esas letras minúsculas en algún sitio, pero no lo vimos. Así que nos hubiese salido más barato cualquier otro vuelo con escala en Nueva York. Pero bueno, ya estaba hecho y las ganas por seguir preparando el viaje nos hicieron olvidarnos del error…. Hasta la pesadilla del viaje de ida.
Salimos a las 6:30 de la mañana del 1 de agosto de Barcelona con parada en Zurich a las 8:10. Y aquí empezaron los problemas. Retraso en el aeropuerto de Zurich que nos hizo empezar a temer que podía haber problemas en la siguiente escala. En el avión nos dicen que no nos preocupemos, que llegamos muy justos pero han avisado a las conexiones y nos estarán esperando. Nada más bajar del avión, corriendo hacia aduanas, nos dan un vale “solo por si acaso” para una noche de hotel en el aeropuerto, otro para la cena, y unas tarjetas de embarque para el día siguiente a las 7 de la mañana. Seguimos corriendo por el aeropuerto intentando llegar a la puerta y tras pasar por aduanas (con retención porque el nombre de mi marido, absolutamente común, coincide con un delincuente buscado ) llegamos con la lengua fuera a la puerta de embarque solo para encontrarnos con que acaban de cerrar la puerta cuando las 15 o 20 personas que veníamos de Philadelphia justo llegábamos.
Nos fuimos al hotel al lado del aeropuerto e intentamos relajarnos, pensar en cómo reorganizar los siguientes días para no perder nada, llamar al hotel para ver si nos podían anular esa noche (no lo hicieron, pero a cambio nos pusieron en una habitación superior los siguientes días). Y a intentar descansar y espantar la mala leche… ¡sin maletas, claro!
Por fin al día siguiente a media mañana llegamos a Los Ángeles y nos propusimos olvidarnos de todo y empezar el viaje de cero ¡y por suerte aquí acabó nuestra mala suerte y pudimos empezar a disfrutar de verdad!
Salimos a las 6:30 de la mañana del 1 de agosto de Barcelona con parada en Zurich a las 8:10. Y aquí empezaron los problemas. Retraso en el aeropuerto de Zurich que nos hizo empezar a temer que podía haber problemas en la siguiente escala. En el avión nos dicen que no nos preocupemos, que llegamos muy justos pero han avisado a las conexiones y nos estarán esperando. Nada más bajar del avión, corriendo hacia aduanas, nos dan un vale “solo por si acaso” para una noche de hotel en el aeropuerto, otro para la cena, y unas tarjetas de embarque para el día siguiente a las 7 de la mañana. Seguimos corriendo por el aeropuerto intentando llegar a la puerta y tras pasar por aduanas (con retención porque el nombre de mi marido, absolutamente común, coincide con un delincuente buscado ) llegamos con la lengua fuera a la puerta de embarque solo para encontrarnos con que acaban de cerrar la puerta cuando las 15 o 20 personas que veníamos de Philadelphia justo llegábamos.
Nos fuimos al hotel al lado del aeropuerto e intentamos relajarnos, pensar en cómo reorganizar los siguientes días para no perder nada, llamar al hotel para ver si nos podían anular esa noche (no lo hicieron, pero a cambio nos pusieron en una habitación superior los siguientes días). Y a intentar descansar y espantar la mala leche… ¡sin maletas, claro!
Por fin al día siguiente a media mañana llegamos a Los Ángeles y nos propusimos olvidarnos de todo y empezar el viaje de cero ¡y por suerte aquí acabó nuestra mala suerte y pudimos empezar a disfrutar de verdad!