Nos quedaban 6 horitas de conducción hasta Los Ángeles, pero como sólo queríamos llegar para la hora de la cena, pensábamos tomárnoslo con calma y en vez de coger la autopista todo el rato, coger la carretera de Big Sur para disfrutar de las vistas. Una vez más la niebla nos jugó una mala pasada y en la mayor parte del recorrido no es que no pudiésemos ver las vistas ¡es que no veíamos ni al coche de delante!
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Pero bueno, paramos a desayunar en una tienda/gasolinera del camino y visto que era inútil parar en miradores, nos fuimos ya directos hasta una parada que nos apetecía mucho, el Hearst Castle en San Simeon. Con el coche puedes llegar sólo al visitor center, dónde también hay bares y restaurantes, y ahí contratas el tour que quieras (o como en nuestro caso, el único que podemos coger) y te llevan en autocar hasta el castillo. Nosotros cogimos el Experience Tour, que es un recorrido algo rápido por la casa principal y una de las casas de huéspedes. Hay tours más específicos y más profundos, pero te tiene que coincidir el horario. Pueden consultarse horarios y precios en su página web.
El castillo perteneció al magnate de las comunicaciones William Randolph Hearst, un supermillonario de la época de los grandes estudios de Hollywood que aprovechó unas tierras que le habían dejado como herencia para construir este impresionante castillo de inspiración en las grandes construcciones de catedrales y mansiones europeas. De hecho hay varias esculturas y columnas que, a veces de forma legal y otras no tanto, se trajo de diferentes puntos de Italia y España. La mansión era su lugar de veraneo y el lugar al que se retiraba con su amante cuando se alejaba de Hollywood y montaba impresionantes fiestas en las que podías encontrar a los más famosos artistas de Hollywood, políticos y empresarios del momento. Nos contaron que en su época el sistema de comunicaciones de la casa era mejor que el de la mismísima Casa Blanca, como pudo comprobar algún presidente que también se alojó allí. Para haceros una idea del derroche, el hombre montó su propia reserva de animales salvajes en los terrenos de alrededor, al más puro estilo Michael Jackson, Jesús Gil o Jesulín

Algunas de las discretas instalaciones:






Y mi preferida… la piscina interior, sin palabras:

Habíamos cogido hotel directamente al lado del aeropuerto, porque a las 4 de la mañana teníamos que ir a dejar el coche y hacer el check in, ya que nuestro avión salía a las 6. Hicimos la reserva en el Travelodge Hotel LAX Airport por 86$. Acogedor hotel de paso a 5 minutos del aeropuerto.
Aunque nos teníamos que levantar de madrugada, no teníamos le cuerpo para quedarnos en el hotel ¡ya dormiríamos en el avión! Así que aprovechamos para irnos a cenar a Venice, que no habíamos visitado a nuestra llegada a LA. Dimos un paseo por la playa cuando estaba anocheciendo y cenamos estupendamente en uno de los restaurantes del paseo.


¡Y se acabó! Dormimos un ratito y dejamos el coche y cogimos el avión sin problemas. Por suerte a la vuelta no hubo retrasos ni conexiones perdidas, y llegamos a casa extenuados pero satisfechos por el gran viaje que habíamos hecho. No me dio ni tiempo a tener jet lag porque empezaba a trabajar al día siguiente, pero valió absolutamente la pena.
Nada más, muchas gracias a los que hayas leído el diario y espero que os ayude en vuestros viajes, y sobre todo muchas gracias una vez más a los viajeros que contando sus experiencias antes que yo me ayudaron a que la mía fuese estupenda.

¡Hasta el próximo viaje![/align]