Este era nuestro último día en Roma y queríamos aprovechar para ver lo máximo posible. Después de desayunar cogimos el metro hasta el Circo Massimo, cerca de la parada aunque u poco escondido se encuentras dos iglesias que habíamos leído en el foro que estaban bien, San Giovanni et Paolo y Santo Stefano Rotondo. La de San Giovanni estuvo bien, es una iglesia con un campanario bonito y por dentro es aceptable, de estilo barroco, por fuera es medieval y se entra a ella por una calle llena de pequeñas arcadas. Santo Stefano Rotondo está u poco más adelante y como mayor curiosidad su planta redonda diferente al resto, pero estaba llena de andamios por dentro y peor conservada. Estas dos iglesias son a nuestro entender, totalmente prescindibles sino se tiene mucho tiempo. Después regresamos hacia el Circo Massimo y subimos una calle en cuesta la Vía del Circo Massimo, desde donde se pueden sacar unas bonitas fotos del circo y la colina Palatina, muy características de Roma.
Luego seguimos subiendo hasta Santa Sabina, pero justo antes de llegar hay un lugar precioso y con unas vistas maravillosas de Roma, con el río Tiber, sus edificios y la cúpula de San Pedro.
Era un jardín de naranjos llamado parque Savello, que en época dicen que está lleno de rosas. Estuvimos un buen rato disfrutando del lugar, un sitio que sin duda recomendamos a todo el que se acerque a esta zona. Luego ya entramos a la iglesia de Santa Sabina, una iglesia sencilla pero muy bonita. Nos gustaron sus columnas y la bóveda pintada del altar y sus puertas de madera, una visita agradable. Muy cerca de esta iglesia se encuentra la famosa plaza de los caballeros de Malta y su priorato. Por supuesto nos acercamos para poder ver la cúpula de San Pedro desde su cerradura, la verdad es que es algo curioso y espectacular, se ve perfecto y solo la cúpula, sin duda un lugar curioso, bonito y rápido de ver. Desde aquí bajamos paseando por donde habíamos venido hasta que nos desviamos hasta la iglesia de Santa María in Cosmedin, donde se halla la boca de la verdad. Yo tenía muchas ganas de verla y de tener una foto allí.
Hicimos una pequeña cola y se tiene que echar la voluntad para hacerse la foto. Nosotros nos hicimos una cada uno y luego los dos juntos, nos gustó mucho sobretodo a mí. La iglesia está bien pero sin demasiados alardes, quizás destaca una bóveda dorada de mosaicos ortodoxos bien conservada. Por fuera su campanario también es llamativo. Justo al lado se encuentra la isla Tiberina un lugar distinto y que a mí me gusto mucho por sus vistas del río Tiber, también se ven los restos del puente que se derrumbó al poco de construirse, un lugar diferente. También al lado se encuentra el teatro Marcelo, la verdad es que la mayoría son ruinas menos un lateral que si esta muy bien conservado, es una visita rápida y que al estar por la zona merece la pena.
Desde el teatro nos dirigimos al Panteón para verlo por dentro, antes nos tomamos un expresso en el famoso Tazza d´Oro por 0.80€ justo al lado del Panteón. Como ya dije por fuera hay andamios y pierde un poco de encanto pero por dentro es impresionante, uno de los lugares de Roma que más nos gustó, particularmente a mi novia. Había muchísima gente. Llama la atención por su altura, por su ojo central abierto para distribuir mejor el peso de la cúpula, por su decoración, sus pequeñas capillas, en general una visita imprescindible.
Dentro se encuentra la tumba de Rafael el célebre pintor.
Nos comimos paseando otro helado de Giolitti, que bueno, y fuimos paseando hasta el mausoleo de Augusto y el Ara Pacis, ambas cosas la vimos por fuera lo poco que pudimos. El Ara Pacis a través de una cristalera, pero para hacernos la idea estuvo bien. Luego volvimos a la zona del hotel y vimos Santa Maria Maggiore, preciosa, tanto por dentro como por fuera, en su parte principal o por la parte de atrás, y además era enorme.
En ella se mezclan varios estilos, el románico, medieval, renacentista y barroco. Destacan su campanario romanico y su ábside y el techo de oro del nuevo mundo, sinceramente unas de las iglesias más bonitas de Roma, en nuestra opinión.
Después fuimos a la plaza de la República y Santa María degli Angeli, que se construyó en lo que antes eran unas termas, destaca por su diferente fachada y su altura. Ya habíamos visto todo lo que queríamos y teníamos previsto, siempre te quedan cosas: San Pablo Fuori le Mura, las catacumbas, la via Appia Antica, las termas de Caracalla, Ostia antica, pero así nos dejamos algo para otra futura visita y además esto no entraba dentro de nuestro itinerario. Bueno para despedirnos de Roma decidimos ver el Vaticano de noche y fue todo un acierto. El ambiente es distinto, menos gente y la iluminación lo hace aún más bonito, tanto a la plaza como la basílica. Nos encantó subir la via de la Conciliazione y llegar a la plaza de San Pedro iluminada. Entramos a la basílica prácticamente sin hacer cola, y vimos la basílica con detenimiento, además tuvimos la suerte de que había misa, cosa curiosa. Impresionante todo el interior de la basílica, el baldoquino, el ábside iluminado, la cúpula desde dentro, el monumento a Alejandro VII, los pilares y por supuesto, la Piedad de Miguel Angel, que pudimos observar con detenimiento y la mayoría del tiempo para nosotros solos, un lujo.
Después de esta última visita, decidimos despedirnos cenando en la pizzería Da Baffetto, tuvimos que esperar más de media hora de cola en la puerta y luego nos sentaron en una mesa de 6, con unos irlandeses y unos italianos, esto nos pareció curioso y diferente. Las paredes estaban llenas de fotos con famosos tanto italianos como extranjeros y la decoración y el ambiente genial, salvo por la cajera que a veces se alteraba, pero nada raro. Las pizzas estaban espectaculares, buenísimas, nosotros nos comimos una cada uno y yo me hubiera comido otra entera, merece la pena sin duda.
De aquí al hotel a recoger y dejarlo todo listo para el día siguiente ir hacia Milán. Roma preciosa, nos gustó muchísimo, ahh y siempre abarrotada.
Luego seguimos subiendo hasta Santa Sabina, pero justo antes de llegar hay un lugar precioso y con unas vistas maravillosas de Roma, con el río Tiber, sus edificios y la cúpula de San Pedro.
Era un jardín de naranjos llamado parque Savello, que en época dicen que está lleno de rosas. Estuvimos un buen rato disfrutando del lugar, un sitio que sin duda recomendamos a todo el que se acerque a esta zona. Luego ya entramos a la iglesia de Santa Sabina, una iglesia sencilla pero muy bonita. Nos gustaron sus columnas y la bóveda pintada del altar y sus puertas de madera, una visita agradable. Muy cerca de esta iglesia se encuentra la famosa plaza de los caballeros de Malta y su priorato. Por supuesto nos acercamos para poder ver la cúpula de San Pedro desde su cerradura, la verdad es que es algo curioso y espectacular, se ve perfecto y solo la cúpula, sin duda un lugar curioso, bonito y rápido de ver. Desde aquí bajamos paseando por donde habíamos venido hasta que nos desviamos hasta la iglesia de Santa María in Cosmedin, donde se halla la boca de la verdad. Yo tenía muchas ganas de verla y de tener una foto allí.
Hicimos una pequeña cola y se tiene que echar la voluntad para hacerse la foto. Nosotros nos hicimos una cada uno y luego los dos juntos, nos gustó mucho sobretodo a mí. La iglesia está bien pero sin demasiados alardes, quizás destaca una bóveda dorada de mosaicos ortodoxos bien conservada. Por fuera su campanario también es llamativo. Justo al lado se encuentra la isla Tiberina un lugar distinto y que a mí me gusto mucho por sus vistas del río Tiber, también se ven los restos del puente que se derrumbó al poco de construirse, un lugar diferente. También al lado se encuentra el teatro Marcelo, la verdad es que la mayoría son ruinas menos un lateral que si esta muy bien conservado, es una visita rápida y que al estar por la zona merece la pena.
Desde el teatro nos dirigimos al Panteón para verlo por dentro, antes nos tomamos un expresso en el famoso Tazza d´Oro por 0.80€ justo al lado del Panteón. Como ya dije por fuera hay andamios y pierde un poco de encanto pero por dentro es impresionante, uno de los lugares de Roma que más nos gustó, particularmente a mi novia. Había muchísima gente. Llama la atención por su altura, por su ojo central abierto para distribuir mejor el peso de la cúpula, por su decoración, sus pequeñas capillas, en general una visita imprescindible.
Dentro se encuentra la tumba de Rafael el célebre pintor.
Nos comimos paseando otro helado de Giolitti, que bueno, y fuimos paseando hasta el mausoleo de Augusto y el Ara Pacis, ambas cosas la vimos por fuera lo poco que pudimos. El Ara Pacis a través de una cristalera, pero para hacernos la idea estuvo bien. Luego volvimos a la zona del hotel y vimos Santa Maria Maggiore, preciosa, tanto por dentro como por fuera, en su parte principal o por la parte de atrás, y además era enorme.
En ella se mezclan varios estilos, el románico, medieval, renacentista y barroco. Destacan su campanario romanico y su ábside y el techo de oro del nuevo mundo, sinceramente unas de las iglesias más bonitas de Roma, en nuestra opinión.
Después fuimos a la plaza de la República y Santa María degli Angeli, que se construyó en lo que antes eran unas termas, destaca por su diferente fachada y su altura. Ya habíamos visto todo lo que queríamos y teníamos previsto, siempre te quedan cosas: San Pablo Fuori le Mura, las catacumbas, la via Appia Antica, las termas de Caracalla, Ostia antica, pero así nos dejamos algo para otra futura visita y además esto no entraba dentro de nuestro itinerario. Bueno para despedirnos de Roma decidimos ver el Vaticano de noche y fue todo un acierto. El ambiente es distinto, menos gente y la iluminación lo hace aún más bonito, tanto a la plaza como la basílica. Nos encantó subir la via de la Conciliazione y llegar a la plaza de San Pedro iluminada. Entramos a la basílica prácticamente sin hacer cola, y vimos la basílica con detenimiento, además tuvimos la suerte de que había misa, cosa curiosa. Impresionante todo el interior de la basílica, el baldoquino, el ábside iluminado, la cúpula desde dentro, el monumento a Alejandro VII, los pilares y por supuesto, la Piedad de Miguel Angel, que pudimos observar con detenimiento y la mayoría del tiempo para nosotros solos, un lujo.
Después de esta última visita, decidimos despedirnos cenando en la pizzería Da Baffetto, tuvimos que esperar más de media hora de cola en la puerta y luego nos sentaron en una mesa de 6, con unos irlandeses y unos italianos, esto nos pareció curioso y diferente. Las paredes estaban llenas de fotos con famosos tanto italianos como extranjeros y la decoración y el ambiente genial, salvo por la cajera que a veces se alteraba, pero nada raro. Las pizzas estaban espectaculares, buenísimas, nosotros nos comimos una cada uno y yo me hubiera comido otra entera, merece la pena sin duda.
De aquí al hotel a recoger y dejarlo todo listo para el día siguiente ir hacia Milán. Roma preciosa, nos gustó muchísimo, ahh y siempre abarrotada.