Desayunamos, dejamos el hotel e hicimos una parada en el Duomo para disfrutarlo de día por dentro y por fuera. Se aprecian mejor sus góticos pináculos y la dorada imagen de la Señora de Milán.
Impresiona el Duomo de Milán. En el interior la luz del día la hace aún más bonita. Cogimos el tren desde Milán central hasta Santa María Novella estación de tren de Florencia. Llegamos sobre las 11.00 y nos dirigimos andando hasta nuestro hotel, el First Of Florence a 300mt del Duomo de Florencia. Dejamos las maletas en el hotel y nos dirigimos hacia la plaza del Duomo. Lo primero que hicimos fue subir a la impresionante cúpula de Brunelleschi ya que había poca cola. El interior de la cúpula llama mucho la atención por sus pinturas de gran realismo, representan el juicio final y sorprenden las imágenes que parece que se van a caer de la cúspide.
La subida es estrecha e icluso tienes que ir doblado siguiendo la forma de la cúpula. Una vez llegas arriba las vistas son inmejorables, ves toda Florencia a tus pies, el palacio Vecchio, el Campanaille, parte del Duomo, la plaza y algo de Baptisterio, la iglesia de Santa Croce, San Miniato al fondo y la ciudad rodeada de colinas, todo muy bonito. Disfrutamos mucho de las vistas e hicimos varias fotos.
Después de bajar vimos el Duomo por dentro, se visita rápido y merece la pena visitarlo. Por fuera el Duomo nos gustó mucho, tanto su fachada principal, preciosa, como todo su exterior por su decoración de piedras blancas, rojas y verdes, muy característica de Florencia ya que se puede apreciar también en otras iglesias.
Justo enfrente de la fachada principal se encuentra el Baptisterio, decidimos no entrar al interior pero por fuera es curioso por su forma pero sobretodo famoso por las puertas del paraíso de Ghiberti, una obra maestra, preciosas por sus relieves y por su dificultad y por el material, el bronce.
Es difícil hacerles una foto por la gente que suele haber viéndolas. El campanario lo disfrutamos desde la cúpula y desde el suelo, es muy bonito, nosotros teníamos pensado subir pero después de subir la cúpula nuestras piernas nos aconsejaron no más escaleras por un rato. Después de visitar todas estas maravillas decidimos pasear por la ciudad viendo muchos de sus encantos. Vimos una plaza con un enorme arco rodeado de tiendas, creo que era la plaza de la República. Vimos el Orsanmichele, curioso y diferente a todo lo visto en la ciudad, merece la pena. Justo enfrente en un callejón había un pequeño local donde había una gran cola y donde te ponían unos bocadillos a tu gusto que estaban para chuparse los dedos y eso fue lo que almorzamos. El sitio se llamaba I Due Fratellini. A los pocos metros te encuentras con el fabuloso palacio Vecchio y la Loggia della Signoria.
El lugar es digno de disfrutar por su belleza, las esculturas entre ellas la de Perseo con la cabeza de Medusa y la imitación del David justo en la puerta del palacio.
Puede ser una gran oportunidad para una foto de recuerdo ya que al original en la Galería de la Academia, no se le puede fotografiar.
La gran fuente a la izquierda del palacio también impresiona por su tamaño y esculturas aunque de sus chorros emana muy poca agua. Este lugar nos encantó, de hecho lo disfrutamos todos los días que estuvimos en Florencia. Seguimos bajando pasando por la galería Uffizzi cuya visita haríamos más adelante, llegamos hasta el rio y vimos al fondo el puente Vecchio con sus famosas casas colgantes, a mí particularmente me encantó.
Le hicimos muchas fotos y luego lo atravesamos viendo sus famosas y lujosas joyerías. Sin duda un lugar con encanto, siempre lleno de gente. Desde aquí decimos subir andando hasta San Miniato, el paseo es muy agradable aunque la parte final es en subida permanente por unas largas escaleras y grandes cuestas. Primero nos detuvimos a ver las vistas desde la plaza de Miguel Angel, nos gustaron más incluso que desde la cúpula porque desde aquí se aprecian todos los monumentos de la ciudad.
Sin duda un lugar imprescindible si visitas Florencia. Nosotros estuvimos un rato disfrutando el lugar y luego subimos a San Miniato para ver el atardecer de esta bonita ciudad. Vimos la iglesia, que es muy bonita, sobretodo su fachada que sorprende por encontrártela al ir subiendo las escaleras hasta ella y su ábside en el interior junto a las columnas de la parte inferior. Esta situada junto a un cementerio. Ver el atardecer desde este lugar fue maravilloso una de las cosas más mágicas del viaje, además nos hizo un día claro y sin demasiado frío.
Este paseo merece la pena. Luego bajamos paseando y fuimos hasta Santa Croce, donde se encuentra la tumba de Miguel Angel, pero ya era de noche y estaba cerrada, la vimos por fuera.
De vuelta al hotel vimos de nuevo todos los monumentos iluminados. El hotel estaba genial por su situación, habitación que era enorme, incluso con cocina, frigorífico y todo muy limpio. También nos dejaron una botella de vino y fruta de cortesía. La chica de recepción habla bien español y es muy amable, nos ayudó con algunas dudas y nos reservó algunas visitas. El desayuno lo ofrecen en el bar que está justo enfrente y esta muy bien. Fuimos a cenar a una Trattoria que nos recomendó, todo muy bien, pedimos una carne típica de Florencia que parecía estofado, con unas patatas entre asadas y fritas, una lasagna y de postre lo mejor, el típico tiramisú y una panacota.
Después de cenar nos fuimos al hotel a descansar. Florencia es para disfrutarla paseando por sus calles por su belleza y ambiente y porque las distancias son cortas.
Impresiona el Duomo de Milán. En el interior la luz del día la hace aún más bonita. Cogimos el tren desde Milán central hasta Santa María Novella estación de tren de Florencia. Llegamos sobre las 11.00 y nos dirigimos andando hasta nuestro hotel, el First Of Florence a 300mt del Duomo de Florencia. Dejamos las maletas en el hotel y nos dirigimos hacia la plaza del Duomo. Lo primero que hicimos fue subir a la impresionante cúpula de Brunelleschi ya que había poca cola. El interior de la cúpula llama mucho la atención por sus pinturas de gran realismo, representan el juicio final y sorprenden las imágenes que parece que se van a caer de la cúspide.
La subida es estrecha e icluso tienes que ir doblado siguiendo la forma de la cúpula. Una vez llegas arriba las vistas son inmejorables, ves toda Florencia a tus pies, el palacio Vecchio, el Campanaille, parte del Duomo, la plaza y algo de Baptisterio, la iglesia de Santa Croce, San Miniato al fondo y la ciudad rodeada de colinas, todo muy bonito. Disfrutamos mucho de las vistas e hicimos varias fotos.
Después de bajar vimos el Duomo por dentro, se visita rápido y merece la pena visitarlo. Por fuera el Duomo nos gustó mucho, tanto su fachada principal, preciosa, como todo su exterior por su decoración de piedras blancas, rojas y verdes, muy característica de Florencia ya que se puede apreciar también en otras iglesias.
Justo enfrente de la fachada principal se encuentra el Baptisterio, decidimos no entrar al interior pero por fuera es curioso por su forma pero sobretodo famoso por las puertas del paraíso de Ghiberti, una obra maestra, preciosas por sus relieves y por su dificultad y por el material, el bronce.
Es difícil hacerles una foto por la gente que suele haber viéndolas. El campanario lo disfrutamos desde la cúpula y desde el suelo, es muy bonito, nosotros teníamos pensado subir pero después de subir la cúpula nuestras piernas nos aconsejaron no más escaleras por un rato. Después de visitar todas estas maravillas decidimos pasear por la ciudad viendo muchos de sus encantos. Vimos una plaza con un enorme arco rodeado de tiendas, creo que era la plaza de la República. Vimos el Orsanmichele, curioso y diferente a todo lo visto en la ciudad, merece la pena. Justo enfrente en un callejón había un pequeño local donde había una gran cola y donde te ponían unos bocadillos a tu gusto que estaban para chuparse los dedos y eso fue lo que almorzamos. El sitio se llamaba I Due Fratellini. A los pocos metros te encuentras con el fabuloso palacio Vecchio y la Loggia della Signoria.
El lugar es digno de disfrutar por su belleza, las esculturas entre ellas la de Perseo con la cabeza de Medusa y la imitación del David justo en la puerta del palacio.
Puede ser una gran oportunidad para una foto de recuerdo ya que al original en la Galería de la Academia, no se le puede fotografiar.
La gran fuente a la izquierda del palacio también impresiona por su tamaño y esculturas aunque de sus chorros emana muy poca agua. Este lugar nos encantó, de hecho lo disfrutamos todos los días que estuvimos en Florencia. Seguimos bajando pasando por la galería Uffizzi cuya visita haríamos más adelante, llegamos hasta el rio y vimos al fondo el puente Vecchio con sus famosas casas colgantes, a mí particularmente me encantó.
Le hicimos muchas fotos y luego lo atravesamos viendo sus famosas y lujosas joyerías. Sin duda un lugar con encanto, siempre lleno de gente. Desde aquí decimos subir andando hasta San Miniato, el paseo es muy agradable aunque la parte final es en subida permanente por unas largas escaleras y grandes cuestas. Primero nos detuvimos a ver las vistas desde la plaza de Miguel Angel, nos gustaron más incluso que desde la cúpula porque desde aquí se aprecian todos los monumentos de la ciudad.
Sin duda un lugar imprescindible si visitas Florencia. Nosotros estuvimos un rato disfrutando el lugar y luego subimos a San Miniato para ver el atardecer de esta bonita ciudad. Vimos la iglesia, que es muy bonita, sobretodo su fachada que sorprende por encontrártela al ir subiendo las escaleras hasta ella y su ábside en el interior junto a las columnas de la parte inferior. Esta situada junto a un cementerio. Ver el atardecer desde este lugar fue maravilloso una de las cosas más mágicas del viaje, además nos hizo un día claro y sin demasiado frío.
Este paseo merece la pena. Luego bajamos paseando y fuimos hasta Santa Croce, donde se encuentra la tumba de Miguel Angel, pero ya era de noche y estaba cerrada, la vimos por fuera.
De vuelta al hotel vimos de nuevo todos los monumentos iluminados. El hotel estaba genial por su situación, habitación que era enorme, incluso con cocina, frigorífico y todo muy limpio. También nos dejaron una botella de vino y fruta de cortesía. La chica de recepción habla bien español y es muy amable, nos ayudó con algunas dudas y nos reservó algunas visitas. El desayuno lo ofrecen en el bar que está justo enfrente y esta muy bien. Fuimos a cenar a una Trattoria que nos recomendó, todo muy bien, pedimos una carne típica de Florencia que parecía estofado, con unas patatas entre asadas y fritas, una lasagna y de postre lo mejor, el típico tiramisú y una panacota.
Después de cenar nos fuimos al hotel a descansar. Florencia es para disfrutarla paseando por sus calles por su belleza y ambiente y porque las distancias son cortas.