20 de mayo de 2008, martes.
Salimos del hotel a las 10:00. Vamos en taxi al mercado que ayer estaba cerrado, el de Panjiayuan. Compramos anillos y pulseras para mis compis (y para mí). Este mercado no tiene nada que ver con los otros, está más bien dedicado a la artesanía así que si os gusta eso, os encantará. Es mucho más tranquilo que los otros y los vendedores no te avasallan así que da gusto pasear por él.
Tras verlo nos encaminamos al Mercado de la Seda (estoy empezando a pensar que nos hemos vuelto sedaadictos) y compro otro edredón del mismo tamaño y peso que el del otro día por bastante menos precio. La verdad es que vamos mejorando con el regateo, así que aprovechamos que estamos solos y no se nos impacienta el muchacho. Además de otras cosas, nos compramos dos supermaletones para meter todas las compras, porque tengo que aclarar que, por indicaciones previas, nos hemos venido de España solamente con una maletita y poca ropa para comprar aquí maletas y ropa nueva, que por cierto ya estamos usando desde que llegamos, para que si en la aduana nos la quieren quitar, que mucho hemos oído sobre el particular, que por lo menos se la queden sudada.
Aprovechamos las maletas nuevas para meter todas las compras y nos vamos en taxi al hotel. De camino quedamos por teléfono para ir al Lago Beihai que no está muy lejos del hotel pero cuando ya estamos en el hotel nos vuelve a llamar diciendo que hay tormenta de arena y que mejor dejamos el parque para otro día porque no se verá mucho. Como tampoco es muy agradable ir por la calle, porque no se puede respirar, nos invita a volver al Mercado de la Seda a comprar algún que otro relojito que en eso sí queremos que nos ayude a regatear. Así que entre pitos y flautas ¡todo el día de compras! ¡qué estrés, por favor!.
Cuando nos cansamos y pensamos que por hoy ya está bien de compras, en la puerta del mercado, mientras descansamos un poco, nos aborda una vendedora callejera y compramos ¡11 pares de calcetines Boss por 50 yuanes!. (lo nuestro ya no tiene nombre)
Hoy decide llevarnos en bus a cenar a un restaurante coreano otro menú que yo tenía apuntado en mi guía: parrilla coreana de ternera y pollo y añade al ágape, entre otras cosas, PERRO EN SALSA. ¡Pues ya no me lo cuentan!. La verdad es que si no te dicen lo que es, ni te enteras, porque aquí casi todos los platos tienen salsas y eso desdibuja bastante los sabores. Vaya, que al final no distingues si comes pollo o cordero, así que mucho menos perro.
Os cuento lo que es la parrilla coreana: Te ponen la carne en trozos cortados, como siempre, del tamaño necesario para poderlos comer con los palillos. La mesa tiene una parrilla encastrada y un camarero se encarga de ir poniendo la carne a asar y cuando está lista te la sirve en el plato. Como además pides más cosas, y ellos te ponen verduras y salsas para mojar la carne, pues no te da tiempo a comertelo todo. Sin olvidar el té que no falta en ninguna mesa.
Bueno, como esta etapa es bastante parca en fotos, porque no hemos hecho mas que comprar y comer, pues os pongo una selección de detalles curiosos, por ejemplo, de las muchas personas que se tapan del sol y de la contaminación:
Tras verlo nos encaminamos al Mercado de la Seda (estoy empezando a pensar que nos hemos vuelto sedaadictos) y compro otro edredón del mismo tamaño y peso que el del otro día por bastante menos precio. La verdad es que vamos mejorando con el regateo, así que aprovechamos que estamos solos y no se nos impacienta el muchacho. Además de otras cosas, nos compramos dos supermaletones para meter todas las compras, porque tengo que aclarar que, por indicaciones previas, nos hemos venido de España solamente con una maletita y poca ropa para comprar aquí maletas y ropa nueva, que por cierto ya estamos usando desde que llegamos, para que si en la aduana nos la quieren quitar, que mucho hemos oído sobre el particular, que por lo menos se la queden sudada.
Aprovechamos las maletas nuevas para meter todas las compras y nos vamos en taxi al hotel. De camino quedamos por teléfono para ir al Lago Beihai que no está muy lejos del hotel pero cuando ya estamos en el hotel nos vuelve a llamar diciendo que hay tormenta de arena y que mejor dejamos el parque para otro día porque no se verá mucho. Como tampoco es muy agradable ir por la calle, porque no se puede respirar, nos invita a volver al Mercado de la Seda a comprar algún que otro relojito que en eso sí queremos que nos ayude a regatear. Así que entre pitos y flautas ¡todo el día de compras! ¡qué estrés, por favor!.
Cuando nos cansamos y pensamos que por hoy ya está bien de compras, en la puerta del mercado, mientras descansamos un poco, nos aborda una vendedora callejera y compramos ¡11 pares de calcetines Boss por 50 yuanes!. (lo nuestro ya no tiene nombre)
Hoy decide llevarnos en bus a cenar a un restaurante coreano otro menú que yo tenía apuntado en mi guía: parrilla coreana de ternera y pollo y añade al ágape, entre otras cosas, PERRO EN SALSA. ¡Pues ya no me lo cuentan!. La verdad es que si no te dicen lo que es, ni te enteras, porque aquí casi todos los platos tienen salsas y eso desdibuja bastante los sabores. Vaya, que al final no distingues si comes pollo o cordero, así que mucho menos perro.
Os cuento lo que es la parrilla coreana: Te ponen la carne en trozos cortados, como siempre, del tamaño necesario para poderlos comer con los palillos. La mesa tiene una parrilla encastrada y un camarero se encarga de ir poniendo la carne a asar y cuando está lista te la sirve en el plato. Como además pides más cosas, y ellos te ponen verduras y salsas para mojar la carne, pues no te da tiempo a comertelo todo. Sin olvidar el té que no falta en ninguna mesa.
Bueno, como esta etapa es bastante parca en fotos, porque no hemos hecho mas que comprar y comer, pues os pongo una selección de detalles curiosos, por ejemplo, de las muchas personas que se tapan del sol y de la contaminación:


De cómo todas las puertas de los palacios tienen un escalón que sirve “para que no entren los fantasmas”. En algunos sitios los escalones son verdaderamente altos. Empezaron a bajarlos cuando hubo un emperador que era más bien bajito y siempre tropezaba, así que ordenó que les quitaran altura. Supongo que no le daban miedo los fantasmas.

De cómo los chinos lo copian todo, sin excepción. Esta foto he tenido que ponerla grande para que se vea bien la marca del vehículo:

Y, por último, Seguridad y Salud Laboral. Explicación visual de cómo alargar la pata de una escalera si se queda algo corta:

