Concertamos vía mail la excursión con la taxista para 6 personas, nuestra pretensión era tan sólo ir a Higuey. Al recogernos nos comentó que venían 3 personas más que tenían interés en comer en Boca de Yuma. Nuestro plan era otro, patear Higuey por el día (y en todo caso, después podríamos ir a Boca de Yuma). La taxista dijo que no había problema que lo hablaría con los otros y si tenían mucho empeño, les conseguría otro taxi. Extrañamente, tampoco ellos mostraron especial interés por Boca de Yuma y les pareció muy bien pasar el día en Higuey.
La taxista no conducía el taxi, ella ejercía como guía de la excursión y al volante iba un chico muy callado.
Playa Macao
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La taxista dejó claro desde el primer momento que ella era la taxista y que el ritmo de la excursión lo marcábamos nosotros. Nos pararíamos donde quisiésemos y tanto tiempo como quisiésemos (siempre que todo el grupo estuviese de acuerdo).
Por el camino nos iba explicando todo lo que se le ocurría: comentaba la vegetación, los frutos, los productos a la venta en los márgenes de la carretera, los carteles de políticos….. todo!!! Nos habló de una playa sin explotar y sin urbanizar aún (y esperemos que así siga) por la cadenas hoteleras: Playa Macao. Nos propuso ir a verla y hasta allí desviamos la marcha.
Una playa virgen, sin apenas edificaciones alrededor salvo una pequeña escuela de surf de madera, alguna cabaña y alguna chabola que hacía las veces de bar.
Surfers en Macao y cafetería
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Según nos contó la taxista es una playa frecuentada sobre todo por dominicanos. Había bastantes surfers de long board intentando pillar unas olas no muy grandes. El día no era muy soleado y seguramente la playa nos hubiera parecido mucho más bonita con otra luz, así y todo nos gustó mucho.
Vuelta a la furgo y rumbo a Higuey. La primera parada es obligada: la Basílica de la Altagracia. Espectacular y moderno templo, con una estructura muy poco usual para una iglesia. Es obra de los arquitectos franceses André-Jacques Dunoyer de Segonzac y Pierre Dupré y fue oficialmente inaugurada en 1971 (anteriormente había otro templo que databa de 1572). El 21 de enero de cada año son miles los peregrinos que se acercan hasta este templo desde todos los puntos del pais. Según nos comentó la taxista la afluencia debe ser algo realmente espectacular.
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Nos cobraron un dólar por pareja por entrar en el templo. Hace dos años entramos libremente. A las chicas que llevaban pantalón muy corto o camisetas escotadas les sugerían ponerse un pañuelo o pareo que les prestaban a la entrada.
Me volvió a parecer, como en mi visita anterior, que el tamaño del interior del templo no corresponde a las dimensiones exteriores, parece muy pequeño en proporción.
Salimos, se nos acercó algún que otro individuo pidiendo limosna y en algún caso, casi exigiendo.
San Dionisio
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Le dimos largas y fuimos en busca de la furgoneta de Jenny, que nos dejó junto al parque Central y al lado de la Iglesia de San Dionio (si no me equivoco, la más antigua de Higuey). La iglesia estaba cerrada y no la pudimos visitar.
Calles de Higuey
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Desde allí fuimos caminando hasta la zona del mercado. Por el camino encontramos alguna curiosa tienda como una en la que se vendían sillas de montar hechas a mano, fundas de cuero para machetes y diversos correajes para la monta. Pura artesanía digna de verse.
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Finalmente llegamos a la zona del mercado. Sinceramente, hay que estar preparado y mentalizado para emociones fuertes antes de entrar en el mercado . Entramos por una calle muy estrecha. La primera zona es muy agradable, puestos con infinidad de exóticos frutos multicolores, tiendas pintorescas y abigarradas, sacos de coloridas especies….
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Todo muy bonito y llamativo. Pero a medida que nos fuimos internándo en dicha calle empezaron a aparecer las famosas carnes colgadas al sol, cabezas de vaca en el suelo, moscas por doquier, unos olores intensísimos, el calor aumentaba la sensación de agobio, sangre en el suelo, tripas esparcidas por la calle, animales a medio desollar, el tufo empezaba a ser insoportable… Empezamos a apretar el paso y, como remate, al final de la calle encontramos una camioneta con la parte trasera llena de vísceras y pieles recien arrancadas.
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De haber medido 10 metros más esa calle, puede que alguna hubiera sufrido un desmayo . Curioseamos aún un poco por la zona, entramos en un local donde tienen un corral con infinidad de pollo, gallos y gallinas, tu eliges el que más te gusta y allí mismo te lo matan (o te lo llevas vivito, a tu gusto).
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Ante tanto impacto visual y odorifero clamamos casi a coro por unas cervezas. La taxista, que está abierta a cualquier cambio de plan sobre la marcha, nos metió en la furgo y nos llevó hasta un bar con poca gente (era temprano a la mañana) pero que, ¿cómo no?, tenía ya la música a un volumen brutal. Sacamos un par de rondas de cervezas, charlamos con algún lugareño, hubo quien se echó hasta un bailecito a esas horas de la mañana y sacamos algunas fotitos.
Es un poco duro ver cómo se te acercan los niños a pedirte dinero, crios que en muchas ocasiones con muy pocos años están trabajando ya (de limpiabotas, por ejemplo )
Aquí tomamos las reparadoras cervezas
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Con la mente ya despejada y el cuerpo repuest de la impresión montamos de nuevo en el taxi para ir hasta el Supermercado Higueyano. Íbamos a por ron, mi objetivo principal era el Brugal 1888, que compré por 1.739 pesos (alrededor de 35 euros). Pero entre todos los que íbamos compramos más botellas: Bermúdez Aniversario, Barceló Imperial, Brugal Extra Viejo…. También son muy recurrentes para regalo unas pequeñas botellas de ron del tamaño de una petaca (calculo que serán 35 cl o así). Las hay de muchas marcas y mis acompañantes compraron sobre todo las de Brugal Extra Viejo.
Por cierto, dato importante: a la taxista le hacen descuento por llevar tanta gente a diario dispuesta a comprar. No en todas las compras, el 1888 por ejemplo no tenía descuento.
No había mucho más que ver en el Super, la planta baja alimentación y la parte de arriba ropa del estilo al que se pueda ver en cualquier cadena de hipermercados de los que hay en España.
Parece que hay cierta obsesión por los productos “vigorizantes”
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Hechas las compras la taxista nos enseño un restaurante, D´Yira, y nos dijo que mirásemos la carta y los precios y que si nos parecía bien podíamos comer allí. Nos pareció muy bien y allí nos quedamos.
Tenía una extensa carta con entrantes, mariscos, pescados, carnes… pero la taxista nos explicó que la especialidad del local es el mofongo relleno (pasta hecha de platano rellena de diferentes cosas). Así que sacamos unos camarones de entrantes y despúes mofongos rellenos de langosta o de pollo para compartir. Y unos tostones rellenos de marisco.Y por supuesto, Presidentes que no faltasen!!
Rico mofongo
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La siempre atenta taxista nos dijo que no pidiésemos café, que nos iba a llevar a su casa a tomar un cafecito colado por ella misma. Dicho y hecho, después de la comida (unos 10/12 euros por cabeza, la taxista nos llevó a su casa. Allí estaba su hija pequeña, otro de los chicos que trabajan con la taxista y con el que nos reimos muchísimo, una amiguita de la niña….. Tomamos el café bromeando con las crias en el proyecto de porche (y es que la casa está aún sin terminar).
Cafetería y propaganda política
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A partir de ahí el plan no estaba claro, la taxista nos propuso volver al hotel pero le preguntamos a ver si era posible acercarnos hasta Boca de Yuma. Ningún problema, hasta allí fuimos. Unos 20 minutos de viaje desde Higuey. En otras ocasiones la taxista suele proponer un paseo en barca por la desembocadura del rio Yuma, pero la tormenta tropical Emily tenía aún al mar un poco agitado, revuelto y con mucha porquería. No era muy recomendable el paseo .
Así que dimos un paseito por allí. Salvo las vistas del mar y bastantes restaurantes de marisco y pescado no hay mucho más que ver. Según nos contaron es una zona muy visitada por higueyanos en fines de semana y vacaciones. Es bonito pero podría serlo mucho más de estar algo más cuidado el entorno (alguna mano de pintura, alguna valla reparada, algo menos de suciedad….)
Desembocadura del rio Yuma
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Tras esta última visita nos despedimos de la taxista no sin antes pagar el importe de la excursión. En el foro hay un hilo sobre taxistas en el que encontrareis cómo contactar con ella. www.losviajeros.com/ ...mp;start=0
El precio puede variar en base al número de excursionistas, el tipo de excursión, etc. Lo mejor es tratar con ella. Responde muy rápido y muy atentamente
Nos gustó la excursión y la taxista nos pareció una chica muy maja, muy cercana y en todo momento pendiente de nosotros. Sí que evidenciamos que en ocasiones la excursión podía haber tenido más ritmo, que se podía haber aprovechado mejor el tiempo, pero la taxista nos dejó claro que el ritmo lo marcábamos nosotros (en excursiones con guías no suele haber los tiempos muertos en ocasiones un poco largos que tuvimos en esta salida). De todas formas, guardamos gran recuerdo de ese día y la recomendamos 100%
Jugando en el parque de Boca de Yuma
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