Después de una muy buena cena a la carta (estábamos en el Farah Nile Cruise como mencioné en la parte inicial de consejos) habíamos ido directamente a dormir por lo cansados que estábamos. Despertamos, esta vez sin madrugar tanto y nos esperaba nuestra mesa que se convertiría en la misma mesa durante todo el crucero, para disfrutar de un buen desayuno y hoy sin tanto apuro.
Bajamos del barco para tomar el tan hablado carruaje de caballos. Son personas humildes, que tienen un caballo tirando un “carro” que pues no está tampoco en las mejores condiciones del mundo y pues se ganan la vida llevando a los turistas al primer templo del día: el templo de Edfu, que está dedicado al dios Horus.
Este templo fue sin duda mi favorito después de Abu Simbel. Karnak es grande, tan grande que no lo conocimos todo. Pero el de Edfu está muy bien cuidado, los relieves están preciosos, super bien conservados. La sala hipóstola (columnas) completa con todo y techo en el cual todavía se aprecian colores.
Personalmente me gustó muchísimo por lo bien conservado que está. No sólo la construcción está bien conservada, si no que también tiene jeroglíficos que están en excelentes condiciones y áreas en las que todavía se puede apreciar colores.
Desde que uno llega, puede observar el pílono, hermoso con todas las figuras discernibles, e inclusive algo de colores. A la entrada hay dos estatuas del dios Horus (aquí la mejor conservada de las dos).
El patio el bien amplio, rodeado de columnas que también están muy bien conservadas.
La sala de hipostolas (columnas) tiene hasta su techo donde se puede observar que era negro y pintado/dibujado con estrellas.
La forma en que penetra la luz creo que fue una de las cosas que más me fascinó, tenían varios sitios donde entraba por algún espacio. Cuentan que antes habían piedras de alabastro donde llegaba el rayo de luz, de manera tal que se iluminaba toda la habitación. ¡Debió haber sido espectacular!
Regresamos nuevamente al barco y zarpamos para continuar nuestro recorrido hacia Aswan donde llegaríamos en la noche, pasamos las esclusas de Esna e hicimos una parada para ver el Templo de Kom Ombo, dedicado al dios cocodrilo.
En este templo es que está la primera representación de los instrumentos quirúrgicos (yo soy cirujana e iba con dos anestesiólogos asi es que nos fascinó el tema)
Hacia la parte de atrás, hay salones que servían de escuela.
Al terminar, regresamos al crucero para continuar navegando hacia Aswan. La cena fue en el deck, con bellas vistas nocturnas de la rivera del río. Aquí una foto de la puesta del sol.