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Respecto al touroperador, sólo puedo opinar sobre el avión porque no contratamos excursiones con ellos, ni siquiera fuimos a la reunión.
Tanto para la ida como para la vuelta reservamos por internet dos asientos con espacio delante para las piernas (20A y 20B), nos costaron 72€ los cuatro y tengo que decir que merece muchísimo la pena (ya los habíamos reservado el año pasado para PC pero este año fueron aún mejores porque pudimos coger la ventanilla).
El vuelo de ida salió puntual. A la hora o así de haber despegado nos dieron la comida que no estaba mal pero nos supo a poco (yo os recomiendo que os llevéis algo porque nosotros pasamos hambre), ensaladilla rusa y pasta con pollo, de postre un trozo de bizcocho de chocolate y si querías café o té.
Después nos pusieron las películas “Río” y “Como agua para elefantes”. Nosotros además nos llevábamos películas en el móvil que también nos ayudaron a hacer el viaje más ameno, además de revistas, Nintendo DS, etc. La merienda se hizo un poco de rogar pero al final llegó (ya nos rugían un poco las tripas), un sandwich que parecía de plástico pero nos supo a gloria (es lo que tiene el hambre) y un sobao con café o té. Por fin, después de 9 horas y media de viaje, llegamos al aeropuerto de Cancún. Cola para sellar el pasaporte, te dan un papel que necesitas para la vuelta así que no hay que perderlo, y luego otra cola para pasar el semáforo. VERDE. Salimos a la cinta y nuestra maleta sale de las primeras intacta ufffff, así que nos dirigimos a la salida esquivando a un ejército de vendedores de excursiones, transportes privados, etc. En el exterior vemos a un agente de Pullmantur que nos dice cuál es el autobús que nos toca y, después de esperar un buen rato a que llegue el resto de la gente que va en el bus, ya nos vamos para el hotel. Una hora y media de viaje más o menos, parando por el camino a dejar a casi todo el autobús en el Sandos Caracol, para el Palladium sólo quedamos 6.
El día de vuelta nos pasó más o menos lo mismo. Habíamos mirado la hora a la que nos recogían en una carpeta que había en el lobby (que pone Pullmantur en el lomo) ya que no fuimos a la reunión de bienvenida porque básicamente es para venderte las excursiones, plastificamos la maleta grande en el hotel porque sale más barato que en el aeropuerto y, de nuevo, nos fuimos en un autobús casi vacío porque recogeríamos al resto de la gente en el Sandos Caracol. Hicimos cola para facturar, pagamos las tasas (850 pesos o 50€) y esperamos al embarque mirando las tiendas. ¿Qué decir del viaje de vuelta? Pues que casi ni nos enteramos… Como queríamos volver dormidos para llegar aquí por la mañana e intentar recuperar el ritmo, habíamos traído pastillas para dormir. Nos tomamos una cada uno antes de subir y yo casi no llego a la cena (a mi chico no le hizo tanto efecto), fue cenar, levantarme al baño y hasta el desayuno. Después de desayunar en nada ya estábamos en Madrid. Guauuuuuu, así da gusto viajar jajaj.
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