Datos del Hotel ✏️ Diarios de Viajes de Mexico

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Lo principal es decir que éste no es un hotel ni de lujos ni grande.
A pesar de todo, el personal te trata de maravilla y te sientes como en casa. Yo lo sentí así.
Al principio me echaba para detrás el no tener la playa a los pies del hotel, pero una vez allí no me importó.
El hotel dispone de una guagua, la Lupivan, que sale de la recepción cada media hora haciendo dos paradas. La primera en Playa del Carmen, frente a un colegio y la segunda en el club de playa.
Con la pulsera del hotel puedes acceder a otros hoteles de la cadena, excepto al Palace, y hacer uso de sus instalaciones así como comer y beber allí. Lo que no se puede hacer es cenar, ya que deberás dirigirte a tu hotel.
Después de ésto, vamos con las instalaciones del Lupita.

Desayunos: Adelita (con buffet)
Panchito (desayuno continental)

Almuerzo: Adelita
Cozumel (club de Playa)

Snack: Panchito
Cozumel

Cena: Adelita (buffet internacional)
María Bonita (restaurante mexicano, hay que reservar)

Bar: Sólo hay uno, el Tequila. Está al lado de la piscina principal.

Discoteca: Pachá (no tiene nada que ver con el Pachá que conocemos en España)

Caja de seguridad: Todo lo que lleves de valor debes dejarlo dentro. El hotel no se hace responsable de lo que desaparezca que esté fuera de ésta.

Toallas de playa: Las puedes cambiar todas las veces que quieras. Te darán una tarjeta cuando hagas el check-in para coger la toalla. Si la pierdes tendrás que pagar un dinero.

Espectáculos: Todas las noches se hacen espectáculos en el escenario Tabasko. Suelen ser entretenidos.

Aparte hay tres piscinas (una de ellas infantil), miniclub, tienda, spa, canchas de tenis y sala de internet.

La animación es fantástica, con ellos no te aburrirás nunca. Hacen todo lo posible porque no te aburras.

El resto de personal te tratan fantásticamente, hacen que estar allí sea realmente espectacular.

El equipo de limpieza es muy bueno. Las camareras de habitación la dejan impecablemente limpia y ordenada. Como anécdota os puedo contar que un día me dejé el pijama sobre la cama, nunca lo hacía, y cuando llegamos a la habitación estaba perfectamente doblado y colocado encima de una de las mesillas de noche.

No llevábamos adaptador de corriente, así que un día llevamos la cámara de fotos a cargar a la Recepción. Le pusieron una pegatina con el número de habitación y la dejaron allí cargando sin coste alguno.

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