DÍA 4 Cobá - Cenote Multun Há – Tulum – Playa Paraíso
La excursión la habíamos contratado con un taxista joven, muy divertido y dicharachero, respetuoso al que recomiendo para las excursiones que tengáis previsto. Es un emprendedor, siempre pensando en cómo ampliar su negocio a costa de satisfacer al cliente, y seguro que en unos años es un gran empresario del turismo. Su vehículo es un taxi, por lo que al ir 4 íbamos bien de espacio. Para quedar con él, teníamos que salir de la zona de Playacar. Él no podía entrar a recogernos al complejo. Allí el tema de los taxis funciona por zonas y sindicatos. Los taxis que no son de la zona no pueden entrar ahí, sólo pueden entrar si llevan pasajeros a dejarlos, entregando en la valla de la entrada la acreditación para al salir devolvérsela tras comprobar que sale sin ningún pasajero. Como curiosidad, daros cuenta que en la entrada, en la caseta del de seguridad, existe un panel informativo con los números de taxi que tienen prohibido ese día la entrada al complejo. Según nos contaron, los motivos suelen ser por quejas de los turistas, intentos de cobrar de más, y cosas así, para que os hagáis idea del trato a los turistas y el respeto que tienen hacia nosotros.
Tras coger un taxi de los de nuestro sindicato , fuimos hacia la salida del complejo donde habíamos quedado con el taxista(cuesta 70 pesos). Tras recogernos, le preguntamos el orden a seguir de entre las excursiones que queríamos hacer. Al final decidimos hacer primero Cobá y luego Tulum Esto no lo teníamos claro del todo, pero al final nos convención de que era lo mejor, y seguramente lo es, ya que la subida a la pirámide de Cobá seguramente es mejor hacerla a primera hora con menos gente y en Tulum no hay ni una sombra, por lo que a primera hora en Cobá estábamos algo más resguardados de el sol. Había dos tipos de visita guiada a Coba (un yacimiento arqueológico de la cultura maya) una que llegaba la primera parte y otra completa. Cogimos la primera para los 4, donde explicaban todo lo relativo al significado de los restos y el modo de vida de la civilización Maya. Para llegar a la otra parte de los restos, donde se encuentra lo más famoso de la visita, la Pirámide de Nohoch Mul, hay alrededor de 2 kilómetros, que se pueden hacer andando, en Limusina Maya (apta para transportar a dos personas) o bien en bicicleta. Chema y yo fuimos por en bicicleta (70 pesos las dos bicis), y Raquel y Marta en Limusina Maya (170 100 pesos las dos). Tras alguna parada de camino a la pirámide, llegamos a la zona cero del yacimiento. Nos habían hablado tan mal de la subida y los escalones que, tras “escalar” Ek Balam y ver aquello no pareció tan difícil como habíamos oído. Lo más complicado quizás sea la irregularidad de los escalones, pero no es demasiada complicada la subida ni la bajada. Además, tiene una cuerda en el centro que llega hacia arriba para ir apoyándose en el trayecto. Cuando llegamos no había prácticamente nadie, por lo que pudimos hacer fotos desde arriba sin turistas, y la verdad que las vistas desde ahí son bastante bonitas. Dicen que, en días claros, se puede ver a lo lejos la pirámide de Chichen Itzá…



Tras dejarnos en el hotel, nos fuimos a descansar un rato antes de ir a cenar. Por la mañana, ya que habíamos ido a desayunar a las 7, aprovechamos para reservar en el más solicitado de los temáticos, el Steak House. La cena estuvo bien, quizás menos de lo esperado al haber oído hablar tanto y tan bien de éste, pero bien. Tras pasar por la zona del espectáculo de nuestro hotel y seguir tomando los numerosos cockteles que se ofertaban, nos fuimos a dormir. A la mañana siguiente nos esperaba otra excursión; ésta la íbamos a hacer los 6, pero lo que es más importante, por nuestra cuenta, usando las famosas Van de transporte regular que utiliza cualquier habitante de la zona… y aquello sí que sería una aventura.