DÍA 2. Ek Balam-Chichen Itzá - Cenote Ik Kil - Cenote Dnitzup - Visita Tequila Reposando
Tras acostarnos nos levantamos a las 5 de la mañana para nuestra primera excursión. La habíamos cerrado desde España junto con otras 6 parejas, y la hicimos con un taxista, en una van (furgoneta) grande y cómoda. Nada más conocerlo se nota que habíamos elegido a un guía que era buena persona, dispuesto y con buen temperamento. Lo considero muy recomendable para todos los que hagáis excursiones por la zona. Además, no es estricto, y dentro del plan que llevéis tienes cierta maniobrabilidad.
Al subir a la van fuimos recogiendo por todos los hoteles al resto de viajeros. Dos de ellos se habían caído a última hora, al parecer por enfermedad de la chica. Allí conocimos a dos de las parejas que había en la excursión con las que, a partir de este día, pasaríamos el resto de las vacaciones en común. En efecto, conocimos a 2 personajes dignos de ser conocidos; Víctor y Chema, junto a sus dos relindas y simpáticas parejas, Maite y Marta, cántabros los primeros, malagueños los segundos. Junto con las otras 3 parejas, salimos de la zona de Playacar destino a nuestra excursión.
Nos dirigimos a Ek Balam. Llegamos allí a las 8 de la mañana, justo cuando abría (tener en cuenta que en la Van hay una nevera grande en la que podéis meter las bebidas para llevarlas frescas).Como el sol no pegaba mucho, la hicimos tranquilos y sin mucho sol. La visita a estos restos arqueológicos consta de un paseo de 5 minutos viendo asentamientos y el juego de la pelota, hasta llegar a lo más famoso, la pirámide. La controversia viene en la subida. Los escalones son algo irregulares, y sobre todo altos, por lo que hay gente que se lo piensa bastante antes de subir, no ya por la subida, sino por la bajada. De nuestro grupo subimos casi todos, con la suerte que no había turistas y era más fácil. Las vistas desde arriba son preciosas, y las fotos espléndidas, por lo que creo que merece la pena el riesgo. Ahora bien, aquellos con vértigo, decir que la bajada si que es cierto que es algo complicada.

A las 9 y media aproximadamente salimos hacia Chichen Itzá, muy cerca ya de Ek Balam. Aquí había bastante más gente, pero por eso de ser lunes, no tanta como yo temía. La visita de Ek Balam no la hicimos con guía, pero esta sí, y es recomendable, porque tiene bastantes cosas por explicar y le da significado a todo cuanto ves. La visita duró como un par de horas y media, cerca de hora y media de visita guiada y la otra hora para ir por nuestra cuenta y hacer alguna compra en los puestos de Chichen Itzá. Mi recomendación, en caso de ser posible, sería hacer primero la visita a Chichen Itzá y después a Ek Balam, ya que es, a mi juicio, bastante más interesante la primera y se disfrutaría más a primera hora sin tanta gente, ya que a la hora a la que nos íbamos nosotros aquello ya estaba bastante poblado de turistas, y eso que era un lunes de temporada baja (allí empieza la temporada alta el 4 de Diciembre).
En cuanto a la visita en sí a casi todos nos encantó. El guía era bastante bueno, y te hacen intentar entender la mentalidad de los mayas y su visión del Universo, a la vez que te van explicando el significado de la pirámide y demás restos de la ciudad.


Bajamos las escaleras y allí estaba el cenote. Unas 20 personas se bañaban en un charco de agua, que aparece de no se sabe muy bien donde, con un agujero en el techo ( el de este cenote realmente considerable) y con aguas totalmente cristalinas y prácticamente dulce, convirtiéndolo en una piscina natural salvaje que ciertamente impresiona. Nos cuentan los de la zona, que en este cenote se celebró un campeonato de salto. Efectivamente, aunque los del campeonato se lanzaban desde la parte de arriba del cenote, hay unas escaleras que suben por uno de los laterales hasta lo que se convierte en un trampolín artificial de unos 6 o 7 metros (¿). Como era el primero de los cenotes, ¿como no íbamos a entrar por primera vez en un lugar sagrado si no era desde el trampolín? Pues ahí vamos…una especie de vigilante de la playa pero en Maya controla a la gente en el citado trampolín, ordenando los lanzamientos. Ahí voy yo, armado de valor, me da la autorización y de pie me lanzo al agua esperando a no tragar mucha … Me sentí bien, orgulloso, pero me duró un minuto, exactamente cuando ya desde abajo observo como “El Chema”, el de Málaga, con dos narices, se coloca en el mismo sitio que yo pero, en vez de hacerlo sencillo, se pone a hacer el pino y a lanzarse haciendo el pino, dando media vuelta a la vez que llegaba hacia el agua…Lo dicho, un monstruo el personaje. Incluso algunos aplausos y murmullos se oyeron en el ambiente. Grande Chema.

Una hora después de haber entrado salimos del recinto que da acceso al cenote. Allí estaba esperando nuestro ya amigo el taxista para llevarnos al segundo y, por ese día, último cenote. Éste se conoce como el de Dnitzup o el del cochino de monte. Estaba como a unos 25 minutos del de Ik-Kil. A la llegada vemos que nos encontramos con un poblado maya a la puerta del cenote. Además de las casas, están los típicos puestos de venta ambulante para que los turistas compremos, y casi al instante de bajarnos de la furgoneta aparecen niños y niñas, con pañuelos bordados o cualquier otra cosa para que les compráramos. Nosotros llevábamos bolígrafos, rotuladores y demás, que la verdad que les hizo más ilusión de lo que yo pensaba. Ahora bien, lo que sí que recomiendo es que os gastéis 10 pesos para alguno de los niños y que os explique la historia del cenote y el por qué de su nombre. Es de lo más divertido. Como si a una máquina antigua de discos le introdujerais una moneda. Pues igual. El niño le da al PLAY y os cuenta, de memoria, toda la historia del cenote por unos módicos 10 pesos. No os lo perdáis. Yo no os lo voy a contar, y el que quiera saber el final, tendrá que gastarse los 10 pesos
El cenote en sí a mí me gustó menos. Se baja por unas escaleras bastante estrechas y algo claustrofóbicas a un cenote mucho más oscuro, más grande que el anterior, y en el que llama la atención las estalactitas y lo cerca que están del agua. Para mi ardiente temperatura corporal, esta agua era demasiado fría, pero los valientes (entre ellos, como no, “mi Chema”) ahí estuvieron haciendo las delicias del público presente (en este había unas 10 personas). Tras las fotos correspondientes, nos fuimos para dirigirnos ya de vuelta al hotel, que nos quedaba algo lejos, si bien antes nos llevó (creo que como obsequio por dejarle lo que nos quedaba en el bote como propina) a una fábrica de tequila con una degustación al final de la visita (30 pesos costaba la entrada).Como era nuestro primer día en Méjico, nos vino bien, ya que posteriormente descubriríamos lo importante que es para esta gente esta bebida. Allí nos explicaron los tipos de tequila que hay, cómo beberlos (en España lo hacemos mal, tomando primero la sal, luego tequila y finalmente el limón) y lo más importante, cómo sabe cada uno.
Tras la ingesta de tequila, nos fuimos a la furgoneta para que el taxista, tras 12 horas de excursión, nos llevara a nuestros hoteles, con la esperanza de poder descansar algo antes de la hora de la cena. Una vez más, llegábamos de noche al hotel, por lo que no pudimos ver bien los exteriores del sitio en el que estaríamos alojados más de una semana. Llegamos cerca de las 8 (15 horas de excursión en total!). Tiempo justo para poder ducharnos, descansar algo e ir al restaurante para cenar a la hora española, cerca de las 9 y media (el restaurante cerraba a las 10 y media). Nos explicaron que la cena obligatoriamente teníamos que hacerla en nuestro hotel. Que las comidas las podíamos hacer en el Riu Yucatán, Riu Lupita o Riu Playacar, o en el restaurante de la piscina del Riu Tequila, ya que el restaurante Buffet cerraba para la comida. A los Riu Palace no podíamos ir a comer ni a cenar. Es más, no podíamos ni entrar al vestíbulo. Nuestros amigos de Málaga (Chema y Marta), como son gente de dinero, jeje, se alojaban en el Riu Palace, que está justo enfrente del Tequila. Ellos podían entrar a nuestro hotel sin problemas, pero los que no son del Palace no podían entrar en él, por lo que al no poder ir a avisarlos de los planes y excursiones que se planeaban, tenían que ir ellos a buscarnos, algo que al final terminó por fastidiarles un poco (bastante).
En cuanto al dinero de las entradas a cada sitio, como habréis podido comprobar no he dicho nada. Nosotros lo que hicimos es darle todo el dinero de todos a el taxista, y él nos sacaba las entradas y lo pagaba todo, y ya en ese dinero le habíamos dado lo que valía su trabajo. (Así que no me acuerdo cuánto vale cada cosa, sólo que el total de esto nos costó).
Gastos comunes (todo en pesos):
2900 pesos servicio de transporte, 55 autopista, 22 parking Chichen Itzá, 500 guía Chichen Itzá, y 120 la comida del taxista (la chica que organizó estupendamente la excursión, Ainhoa Osta, nos djio que había oído que era normal pagarle la comida al taxista y así lo hicimos).
Gastos individuales:
166 entrada a Chichen Itzá, 89 entrada Ek Balam, 70 cenote Il Kil, 57 cenote Dzit Nup y 120 comida (la bebida no estaba incluida).
En total: 758,9 pesos mexicanos por persona (unos 42€).