Una mañana más cogemos fuerzas con el tradicional irish breakfast (nuestra idea siempre era desayunar fuerte para luego comer un sándwich y cenar fuerte, vamos inmersión total en las tradiciones de allí).
Cogemos el coche rumbo a Clifden, donde iniciamos nuestra ruta por el Connemara National Park, naturaleza pura en la zona oeste de Irlanda. Los paisajes por esta zona son alucinantes, aunque los caminos algo estrechos para pasar dos coches a la vez, pero íbamos con tranquilidad disfrutando de las vistas. Además, hacía un sol espléndido, e incluso paramos en una playa de arenas blancas y aguas super cristalinas (tipo Caribe)… ¡Parecía increíble que estuviéramos en Irlanda! Los nativos se bañaban, pero a nosotros ya nos pareció excesivo…
Durante la ruta recorrimos: Sky Road (una carretera que sube hacia una colina desde la cual las vistas son espectaculares), todo el parque nacional de Connemara, Kylemore Abbey (una abadía en la que todavía viven monjas, y no viven nada mal, porque ¡pedazo abadía!, parecía el castillo de Disney…), Kyllary Harbour (el único fiordo de Irlanda), Leenane (precioso pueblo situado en un valle, con mucho encanto y muy pequeñito, donde nos sentamos a contemplar el atardecer con las montañas de fondo), y el Lough Corrib.
Ha sido un día muy productivo, mucho coche, pero disfrutando de los paisajes… Finalmente llegamos a nuestro alojamiento (del cual no recuerdo el nombre), que se encontraba en medio de un paraje natural sin nada alrededor. Era una especie de refugio para excursionistas, pero fue lo más barato que encontraos y la verdad es que nos trataron genial. Allí podías llevar tu propia comida y cocinarte así que ese día hicimos “cena casera” y, tras pasear un poco por los alrededores, fuimos a dormir tras un día tan intenso y bonito.
Cogemos el coche rumbo a Clifden, donde iniciamos nuestra ruta por el Connemara National Park, naturaleza pura en la zona oeste de Irlanda. Los paisajes por esta zona son alucinantes, aunque los caminos algo estrechos para pasar dos coches a la vez, pero íbamos con tranquilidad disfrutando de las vistas. Además, hacía un sol espléndido, e incluso paramos en una playa de arenas blancas y aguas super cristalinas (tipo Caribe)… ¡Parecía increíble que estuviéramos en Irlanda! Los nativos se bañaban, pero a nosotros ya nos pareció excesivo…
Durante la ruta recorrimos: Sky Road (una carretera que sube hacia una colina desde la cual las vistas son espectaculares), todo el parque nacional de Connemara, Kylemore Abbey (una abadía en la que todavía viven monjas, y no viven nada mal, porque ¡pedazo abadía!, parecía el castillo de Disney…), Kyllary Harbour (el único fiordo de Irlanda), Leenane (precioso pueblo situado en un valle, con mucho encanto y muy pequeñito, donde nos sentamos a contemplar el atardecer con las montañas de fondo), y el Lough Corrib.
Ha sido un día muy productivo, mucho coche, pero disfrutando de los paisajes… Finalmente llegamos a nuestro alojamiento (del cual no recuerdo el nombre), que se encontraba en medio de un paraje natural sin nada alrededor. Era una especie de refugio para excursionistas, pero fue lo más barato que encontraos y la verdad es que nos trataron genial. Allí podías llevar tu propia comida y cocinarte así que ese día hicimos “cena casera” y, tras pasear un poco por los alrededores, fuimos a dormir tras un día tan intenso y bonito.