- Inglaterra -
Día Diecinueve
12/05
Viajamos desde Paris a Londres durante horas en un bus "semi parado" recontra híper incomodo, durante el cual pasamos las mil peripecias: en la aduana nos preguntaron desde el color de calzones que llevábamos puestos, además de nuestro grupo sanguíneo, el de nuestros padres y el color de ojos del perro de nuestros vecinos y.... recién ahí nos dejaron entrar. El bus en un momento viajo dentro de un tren de carga que pasaba debajo del Canal de la Mancha, afortunadamente en ese momento me había podido dormir, pero Santiago que no pego ojo en toda la noche, nos conto que fue una sensación de claustrofobia que pa’ que contar. Para que se den una idea estábamos encerrados dentro de un bondi que a su vez estaba encerrado en un vagón de carga de un tren, sin ventanillas al exterior, asique suponiendo que hay un problema nos re cagamos ahogando peor que Di Caprio en Titanic!
Llegamos a Londres a las 8 de la mañana, hora de la Comunidad europea, pero que en Londres es una hora menos (algo más distinto y van …..). De la estación de buses al hostel tuvimos que ir en Metro porque queda un poco retirado, para eso nos compramos una tarjeta con la que podemos viajar de forma ilimitada durante los 5 dias que estaremos acá y con un costo ínfimo de 24, o sea muchas libras, pero buen, sarna con gusto dicen que no pica!
El hostel se llama “639” y queda a 30 minutos en bakground desde Oxford Street, o sea pleno centro londinense. Para poder viajar de forma económica compramos, por unas 26 libras, una tarjeta Oyster que nos permite circular ilimitadamente durante los 5 dias en metro o bus de los distrito 1 y 2.
Como recepcionista del hostel encontramos a una madrileña muy guapa, que nos atendió muy pero muy bién y nos hizo sentir como en casa, a pesar de las carencias que tenía el lugar. Nos dieron una habitación para los 5 que tiene una vista un poco funesta: un cementerio abandonado, con cuervos y todo!. Aun así, como es el hostel mas barato que tenemos en todo el recorrido eso no nos molesta mucho, además hay que pensar que hay que temer mas a los vivos que caminan que a los muertitos que descansan. Al finalizar el viaje y navegando por la web me entero, de casualidad, que este cementerio era el que había visto por última vez el cuerpo del gran Freddy Mércury antes de que las llamas lo alejaran de la vida terrenal.
Después de una ducha reparadora y del merecido descanso, salimos con Sebastián a cambiar moneda mientras los demás iban al supermercado a comprar provisiones. Más tarde recorrimos el tradicional Barrio del Soho, con el Oxford Circus, Oxford Street, Picadilly y Picadilly Circus, después cenamos (cocine yo, Mamá si lees anótalo eh!) y a dormir para arrancar al día siguiente con muchas pilas.
Un suceso que no nos gustó demasiado fue quedarnos encerrados dentro del metro con el tren parado entre dos estaciones durante más de 20 minutos y los vagones repletos de personas quejándose por el mal servicio. Cuando bajamos en la estación preguntamos si esto era normal y la buena y sincera empleada nos confirmó que esas semanas estaban cambiando las señales en la zona y podía volver a ocurrir. Esto nos alentó un poco porque comprobamos que no sólo en Argentina pasa, sino que en el primerísimo de los mundos también hay problemas.
Más adelante nos enteraríamos que esa noche se hacía la presentación de Sex and the City a unas pocas calles de donde anduvimos nosotros, y las chicas habrán querido matarse por no saberlo en su momento e ir de cholulas a mirar pasar famosos.
Día Veinte - Londres
13/05
Arrancamos con un desayuno re potente, que nos incluye el precio del alojamiento, y de ahí a prepararnos para salir a girar la vida loca y a hacer nuestro primer día completo.
El primer destino la Torre de Londres, el London Bridge (el puentecito que está enfrente y que dicen es el más antiguo de la city); vimos un par de edificios modernosos construidos por Foster y otros genios de la arquitectura contemporánea, que fascinaron a los dos arquitectos del grupo; un puerto encerrado entre edificios que estaban muy buenos, el Tate o museo de arte moderno al que entramos para despuntar el vicio (gratis), y la Catedral de Saint Paul. En esta Catedral no pudimos entrar porque había una misa privada, supuestamente alguien de la realeza porque había tres autos clásicos estacionados en la puerta, pero como estábamos medio apurados para llegar al Teatro no pudimos quedarnos a chusmear de quienes se trataba.
Como dije recién fuimos al teatro, no es que hayan leído mal. La cosa fue así: resulta que caminábamos por las orillas del Támesis (sería algo así como el rio que divide a Londres en dos partes), cuando nos topamos con el Globe Theatre, más conocido como el Teatro de Shakespeare, y que mejor que entrar! Cuando quisimos entrar para visitarlo y sacar un par de fotos, nos dijeron que solamente se podía visitar cuando se presentaba alguna obra, y como justamente a las 19 hs había una, con Milagros y Sebastián vimos una buena oportunidad para cambiar un poco la rutina de caminatas y culturizarnos un poco. La obra que vimos fue "King Lear", y si se preguntan cómo carajo hacíamos para entender hacen bien, porque la verdad que de lo que hablaban solo habremos cazado un 25%, pero no importo nada, porque los actores unos fenómenos, la puesta en escena es increíble y el entrono magnifico, por lo que el idioma fue un detalle menor. Después de la función en la que chupamos frio a lo loco (el teatro, es al aire libre y nosotros estábamos en "campo") llegamos al hostel para cenar una buena ensalada que habían preparado Santiago y Noni.
A Londres la tomamos como un descanso después del ajetreo español y parisino, y como personalmente a mí la ciudad no me interesaba en lo más mínimo (diferencias culturales y prejuicios personales que no van a venir al caso) no me preocupé demasiado por mantener el training de visitas que teníamos hasta el momento. Si se preguntan: porque este flaco quizo conocer Londres?, es sencillo, solo quería comprobar con mis ojos y mis sentidos si era tan así como imaginaba o, de lo contrario, podría revertir la imagen y empezar a pensar distinto en cuanto a los ingleses.
Día Veintiuno - Londres
14/05
De nuevo un buen desayuno que aguante la caminata del día y a la calle.
El turno en este momento era para visitar a la Reina que nos había prometido un rato de su tiempo para tomar el té de las 11 de la mañana, por lo tanto a Buckingham nos dirigimos. Como al llegar vimos que la bandera real no estaba en lo alto del palacio, adivinamos que Su Majestad se había olvidado de nosotros (claro, pobre, con tantas ocupaciones de seguro se le había olvidado que tenía que recibir a 5 tercermundistas), solamente nos tuvimos que conformar con ver el cambio de guardia del palacio.
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Los monchitos esos que vienen marchando con himnos y marchas interpretadas por ellos, dan un show un tanto peculiar, con decirles que hasta pudimos escuchar temas de películas interpretados por la banda real! Después de una hora de estar ahí parados esperando que termine el acto, nos dirigimos hasta Picadilly andando desde el palacio y pasando por el Hyde Park.
Esta zona de la ciudad es como un centro neurálgico que tiene más que nada mucha fama, impulsada por turistas como nosotros. Allí compramos un par de chucherías para regalar, o para nosotros mismos, y emprendimos camino hacia el chinatown.
El barrio chino de Londres no tiene mucho que envidiarle a nuestro chinatown de Belgrano, pero tiene un no sé qué, que lo hace muy especial. Compramos algo de comida e hicimos asentamiento en un parquecito para almorzar y reposar un rato a la sombra de una estatua de Charles Chaplin.
Después fuimos hacia la National Portraid Gallery (algo así como el museo de retratos de la corona), y de allí al Parlamento con su imponente torre del Big Ben y al ladito la Abadía de Westminster donde están sepultados muchos reyes y personajes importantes de Inglaterra. Previamente pasamos por la National Gallery, mas adelante pasamos por la casa de la guardia militar donde hicimos la foto típica con el guardia parado en la puerta.
En el parquecito que está a un costado del Parlamento y al lado de la Abadía nos dimos el lujo de tomar unos buenos mates y sacarnos fotos para la posteridad.
Después del descansito cruzamos el Támesis y fuimos al London Eye. Este London Eye es una especie de "vuelta al mundo” pero muchísimo más grande y circula bien despacio para que, desde el aire, se pueda observar una panorámica de toda la ciudad. El recorrido demora aproximadamente 30 minutos, tiempo en el que estuvimos contemplando el atardecer a orillas del Támesis y con el Big Ben de fondo. Como mantengo mi línea de pensamiento después de visitar Londres, tampoco quiero resaltar sólo cosas negativas, sino también dar crédito a lo bueno. El Parlamento, el Big Ben y el London Bridge me parecieron muy muy bonitos, este atardecer que contemplamos con el Parlamento de fondo fue uno de los momentos en los que me daba cuenta de adonde estaba, me servía para aminorar las pocas cosas malas y no hacerme problemas menores, es decir que me daban muchas más fuerzas para seguir adelante y con muchas más ganas.
Como eran las 19 horas y todavía no había oscurecido, preferimos esperar un rato por los alrededores para poder admirar el Parlamento iluminado. Y qué mejor que amortizar la espera con una buena cerveza inglesa en un típico bar londinense.
Después de la merecida y de la correspondiente cerveza hicimos unas fotos y de vuelta al hostel a cenar y a dormir.
Día Veintidos - Londres
15/05
Londres nos despertó con un día típico, climatológicamente hablando, apareció la bruma, la lluvia y el frio. Por fin podríamos usar las camperas que tanto peso nos causan en nuestras mochilas, y que pensamos no íbamos a usar en todo el viaje.
El plan para el día era visitar el máximo exponente de la piratería inglesa: el Museo Británico de Londres. Estuvimos alrededor de 3 horas adentro y en ese tiempo tuve muchos sentimientos encontrados, desde admiración por los tesoros del pasado que allí se guardan hasta muchísima bronca e impotencia. La bronca mayor fue al visitar el salón dedicado al Partenón, en el que se encuentran casi todos los frisos originales, estatuas y demás objetos que pertenecen a la cultura griega. Si alguien tiene la oportunidad de visitar Londres y tiene un sentimiento similar al mío acerca de esta cultura podrá comprender porque escribo lo que escribo.
Después del museo, y como Santiago y Noni se habían ido ya, con Mila y Seba fuimos al Camden (quizás el mercado más tradicional de la ciudad y porque no el más conocido), de allí nuevamente a Picadilly a retirar un par de cosas que habíamos encargado y luego a cholulear un rato a Nothing Hill.
El barrio de Hugh Grant nos recibió con todo su esplendor de casas pintorescas y la tranquilidad que tan bien saben retratar los films comerciales que allí se realizan.
Mas tarde al hostel y a reencontrarnos con Santi y Noni que habían ido a los museos de Ciencias, cenar y escuchar a Milagros cantando en karaoke, cervezas de por medio (pero no al exceso, sino en mínima cantidad porque eso sí que es caro!!)
Día Veintitres – Londres
16/05
El clima siguió de la misma manera que el día anterior, o sea frio, lluvia finita y mucha humedad.
Hicimos el check inn, dejamos las mochilas hasta la noche en la consigna y nos separamos para ver las cosas que nos interesaban a cada uno y que no habíamos podido visitar antes. Santiago fue al museo de la aviación, que queda en las afueras de Londres y volvió muy satisfecho de su viaje.
Noni salió con destino a las Galerías Harrods, la bestia se colgó y estuvo dando vueltas ahí adentro más de cuatro horas.
Mila, Seba y yo fuimos al Museo de ciencias Naturales a ver algunos dinosaurios y demases. En este museo seguro estuvo Susana Giménez (conductora de tv argentina que en una oportunidad preguntó si un dinosaurio vivía en la actualidad ) porque había un par de dinos que parecían de “a deveras”, por robots animados que daban una veracidad enorme.
Después fuimos al museo de ciencias y más adelante a Harrods y a comprar chucherías para regalar y para auto regalarnos.
Alrededor de las 19 salimos para la estación de buses y a las 21 hs en punto estábamos ocupando nuestros asientos para ir hasta Bruselas.
El paso Internacional fue muchísimo mejor que el de ida porque cruzamos pero por Ferry.
Estos europeos sí que saben cómo sacar provecho de todo!, con decirles que en el Ferry había una tienda free - shop con precios demasiado baratos, que obviamente no pudimos despreciar.
Después de gastar las últimas libras que nos quedaban, subimos al bus porque ya habíamos llegado a tierra y tratamos de dormir.