Como la noche anterior llegábamos tan tarde no tuvimos otra alternativa más que contratar la excursión a Phang-Nga desde España por internet. Gracias a que regateamos por mail no nos salió tan cara como nos la vendían en un principio con un descuento ya aplicado , aun así fueron 1400 por cabeza. La cogimos con una agencia que nos recomendó este hotel, se llama Phuket Patri tour y no tiene página web.
Nos pasaron a buscar en las ya famosas minivanes. Me habían reservado el asiento del copiloto y resulto que el conductor era un cachondo y nos quería engañar diciendo que nos llevaba al aeropuerto, jeje.
Esta excursión no sale desde el puerto de Phuket (Ratssada Pier), te llevan hasta el Ao Por Pier que está en las afueras a medio camino del aeropuerto. Antes de llegar al puerto te paran en la agencia y allí tuvimos que pagar la excursión, te ponen una pegatina y te dan pastas y coffee/te. Hay un par de camionetillas pero que se llenan enseguida y el resto a patita que no está muy lejos del puerto.
Fuimos pasando entre barcos hasta que alguien de la agencia te indica donde te quedas. Empezábamos a sentir unas buenas vibraciones de vacaciones en el mar y enseguida lo apreciamos más cuando nos pusieron música de Bob Marley y conocimos a la tripulación, vaya panda! Jaja solo deciros que el capitán se hacía llamar Jack Sparrow . Estaban todos pirados pero todo hay que decirlo bastante majos y detallistas, en todo momento dispones de bebida fresca y fruta. Una vez que el barquito se pone en marcha te cuentan cómo va a ser la excursión . La nuestra consistía en visitar : Isla de Panak, Isla de Hong, James Bond Island , visita en canoa alrededor de la isla…
Nuestro querido capitán nos llevo directamente a la isla de James Bond primero e ir deshaciendo el camino desde allí para evitar las otras excursiones en barco, ya que con nosotros zarparon unos 4 o 5 barcos más.
El paisaje hasta allí es espectacular, una de las islas más grandes y principales es la denominada isla de la mujer tumbada porque de lejos tiene esa forma.

Hay un montón de islotes que brotan del mar en formaciones kársticas.
El barco te deja muy cerca de la isla de James Bond y terminan de acercarte en long tail boat ( barcos de cola larga ) .
La isla está saturada de turistas y como no , nada más llegar unos cuantos tenderetes. Hacer fotos sin que salga la gente es misión imposible. Hay un pequeño caminillo que se mete entre las rocas y bordea la isla , por supuesto plagado de gente . Lo más llamativo es el islote en cuestión famoso de la película y ver alguna gruta que otra .
Varias fotillos de la famosa playa y su islote sin gente!
Vista desde una gruta:
Volvimos a nuestro barco de nuevo en long tail y tocaba la hora de la canoa, la misma tripulación baja los botes al agua y te hacen un bonito recorrido muy cerca de las rocas .
Allí sobre la barca nos compramos un coco que vendían en una balsa ambulante por 50 baths. Fuimos generosos y le dimos una propinilla al chico que nos llevo, bastante agradable el mozo.
Ya con mucha hambre nos tenían preparado un maravilloso y exquisito buffet libre el cual comimos con muchas ganas por su gran variedad y cantidad.
Después te dan la opción de bañarte en otra playa o bien volver a hacer canoa. Como nos gusta la acción, preferimos ir en canoa, aunque la verdad es que no fue un paseo muy agradable. Te meten por una gruta, en la que solo puedes ir tumbado, para no darte con las rocas, está totalmente oscuro y apenas hay aire. Además, como iban una canoa detrás de otra, tardamos mucho en salir, fue un poco claustrofóbico, no apto para todos los públicos. Al final sales a una laguna encerrada entre montañas, lleno de vegetación y manglares. El paisaje merece la pena, aunque allí apenas se puede respirar tampoco de la humedad y la vegetación que hay. Otra vez hay que pasar de vuelta por la estrecha gruta, aunque la vuelta fue más rápida, menos mal. Nos dimos un baño y volvimos en canoa al barco, y vuelta a casa.
Vistas de la playa y la entrada a la cueva claustrofóbica:
Después de llegar al hotel, fuimos a dar una vuelta por Phuket town. No es muy bonita, la verdad. Buscamos un sitio para cenar, tenía muy buena pinta, y había muchos turistas cenando. Teníamos muchísima hambre, pero nada más probar el primer bocado se nos pasó, porque nos pusimos rojos como un tomate, y empezamos a echar fuego por la nariz y las orejas de lo picante que estaba la comida. No pudimos acabar el plato, así que con el estómago medio vacío y la lengua ardiendo nos fuimos a ver los mercadillos que había por allí, y ya empezamos a comprobar que en la playa todo es mucho más caro.
Así que CONSEJO: haced vuestras compras en Bangkok y Chiang Mai, porque en las playas los precios se duplican, triplican y más.
Volvimos al hotel a hacer las maletas, porque al día siguiente teníamos que coger un ferry a Ao Nang.