El año pasado decidimos conocer alguna ciudad europea. Por supuesto, tenía en mente tanto Londres como París, pero al final nos decidimos por Lisboa por muchas razones. La primera de ellas fue la cercanía. Lisboa es una ciudad que está a menos de 600 km de donde vivimos, así que no era necesario ir en avión. Nos cogimos nuestro coche y nos fuimos para allá. La segunda razón fue la económica. Una escapada de tres días a Londres o París superaba en ambos casos los 600€ sin incluir las comidas. Lisboa en cambio es mucho más asequible. El hotel de tres estrellas nos costaba menos de 60€ por noche, con desayuno y parking incluidos. Sumándole los 100 € de combustible que gastamos en total (ida y vuelta) y las autopistas, gastamos aproximadamente unos 300€ (la mitad de lo que me suponía Londres o París).
Otra de las razones por las que nos decidimos por Lisboa fue el desconocimiento que teníamos de ella. ¿Cómo es posible que siendo vecinos conozcamos tan poquito a los portugueses?
Así que con todas estas razones y con ganas de pasarlo bien, hicimos las maletas y nos fuimos con mucha ilusión hacia la capital lusa.
