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Trayecto y llegada.
Nos dirigimos desde Bologna hacia Firenze por la A1, saliendo de la misma por la salida Firenze Sud. El coste del trayecto fue de 8,30 €, para una distancia de unos 105 kilómetros. La A1, a medida que te vas adentrando en la Toscana deja de tener las curvas y túneles de la zona de monte, para pasar a ser una autopista con el trazado normal de este tipo de carreteras. En la zona de circunvalación de Firenze, los límites de velocidad son más bajos que los 130 km/h por defecto. Había bastantes tramos con obras, pero el trayecto no se hace largo.
Nuestro hotel estaba en la zona de Coverciano. Entramos a Firenze por la SP127 y, tras cruzar el Arno, en unos 5 minutos llegamos al hotel. El Villa Gabrielle d'Anunzio es un antiguo monasterio, que sigue dando la impresión de serlo. Tiene un terreno con jardines, piscina y aparcamiento que le dan un toque de hotel de campo cuando está a pocos minutos en coche o bus del centro de Firenze. La habitación y el baño eran de nuevo muy amplios, ventana de madera con contraventanas, otra vez muy buena impresión. Muy buena atención en la recepción.
El coste del aparcamiento (vigilado con cámaras) del hotel es 10 €/noche. También es posible aparcar en la parte trasera del hotel, en Via Benedetto da Maiano, una carretera con no mucho tráfico en la que se puede estacionar en el lateral del muro del hotel, sin ningún problema de seguridad, aparentemente al menos, la zona es muy tranquila. Dadas las dos opciones y que el parking del hotel era también al aire libre, nosotros optamos por dejar el coche en dicha carretera.
Primera tarde-noche en Firenze.
Tras comer algo y descansar un rato en el hotel, cogimos el coche para ir al centro. Aparcamos en la zona de la Piazza Cesare Beccaria, en zona azul, a 1,50 €/hora y sin límite máximo de tiempo. Desde allí, nos dirigimos a la zona más turística a lo largo del Borgo La Croce, Via Pietrapiana, Borgo Albizi y Via del Corso, echando un vistazo a las diversas tiendas que te vas encontrando a lo largo del trayecto.
Una vez en Via del Calzaiuoli, a disfrutar del entorno del centro histórico de Firenze. Como todos sabéis, hay casos en los que sobran las palabras:
- Duomo.
- Ponte Vecchio.
Amenizamos la ruta turística con unos gelati de Coronas Café, deliciosos como siempre en Italia, que terminamos de comer sentados en un banco en Piazzale degli Uffizi, difícilmente un helado puede saber mejor.
Después de seguir callejeando hasta la hora de la cena, comenzamos a desandar la ruta hacia el coche, habíamos visto varios restaurantes en los que cenar. Después de echar un vistazo a varias cartas (en las que había muchos asteriscos de producto congelado, en Italia obligan a indicarlo), nos decidimos por La Ghiotta, un pequeño local con buena pinta.
La verdad es que, en relación calidad precio no se podía pedir más, la comida estaba excelente. Cenamos unos crostini (rebanadas de pan tostado con paté), spaghetti aglio e peperoncino y una pizza cuatro quesos, todo ello con una jarra de vino de la casa y agua. Las pizzas las hacen en horno en el propio comedor. Todo casero, en un ambiente acogedor del tipo taberna, compartiendo mesas con otros clientes y muy bien atendidos. Totalmente recomendable para una cena con sabor italiano (había grupos grandes de italianos, lo que siempre es buena señal) a un precio realmente barato.
Después de la cena cogimos el coche ya hacia el hotel, el descanso después de los viajes largos en coche se hacía necesario para disfrutar bien de Firenze en los dos días que teníamos por delante.
Primer día completo en Firenze.
Comenzamos el día con un desayuno muy decente, variedad de buenos quesos, buffet frío y caliente, variedad de bollería... otro punto fuerte del hotel.
El día amaneció nublado y algo fresco. Planeamos una visita al mercado de Firenze y sus alrededores, donde se ubican muchos puestos con productos de piel, ropa... Aparcamos en Viale Giovanni Milton, junto a la Piazza della Libertá, para bajar hasta la zona del mercado por la Via Santa Caterina D'Alessandria. Una vuelta por el mercado nos permitió comprobar que fuera de la época veraniega se reduce bastante la cantidad de gente en él.
Después de unas compras (acordaos de pedir la ricevutta, los puestos suelen tener su placa de permiso del ayuntamiento, por lo que no debería de haber problemas al pedir el ticket), nos fuimos de nuevo a pasear por la zona del Duomo.
Para comer, volvimos a la Piazza del Mercato Centrale. Allí hay una piadinería, L'Azdora, donde se puede disfrutar de piadines realmente buenos y consistentes, a un precio muy barato. Nosotros nos pedimos un pan de olivas y un piadine de ensalada y queso para los dos, y realmente quedas muy bien. Es un pequeño local muy bien preparado y una pequeña terraza con taburetes y mesas bajas. Muy recomendable.
Cogimos el coche para descansar un poco en el hotel y tuvimos un trayecto curioso, con todos los "tifossi" de la Fiorentina dirigiéndose en coche y moto, sobre todo en moto, hacia el estadio. Había un Fiorentina-Bologna (con la entrada más barata a 50 €, por lo que no nos decidimos a disfrutrar del espectáculo) y, aun siendo un partido normalito, el ambiente parecía tremendo, escuchábamos al público desde el hotel, a unos dos kilómetros.
Por la tarde, nos decidimos a subir a Piazzale Michelangelo, y no sería la última vez que lo haríamos. Al llegar arriba y bajarnos del coche, comenzó a llover y, antes de que nos diésemos cuenta, estábamos otra vez en el coche cayendo un buen chubasco. El trayecto en coche rápido y fácil, bastantes coches ahí arriba, pero las vistas y el entorno lo hacen normal. Obviamente, planeamos subir de nuevo al día siguiente.
Tras la visita pasada por agua, aparcamos otra vez en la zona de Piazza Beccaria. Tras tomarnos unas cervezas en The Lion's Fountain (nosotros vemos un pub irlandés y no nos podemos resistir), nos fuimos a pasear por la zona de la Basílica de la Santa Croce. Allí nos encontramos con una feria de productos europeos, con muchos puestos con productos de todo tipo de diversos países europeos. También encontramos varios restaurantes con muy buena pinta, del tipo osteria al más puro estilo italiano, entre Borgo degli Albizi y la Basílica.
Finalmente, acercándonos a la Piazza della Signoria, nos decantamos por la Osteria di Peccatori, en la Piazza San Firenze. Allí, nos dimos una variada cena italiana, con bruschetta di pomodoro, gnocchi con patatas en salsa y pizza calzone. El postre lo dejamos para luego, unos gelatti en la heladería que está en la pequeña plaza entre Via dell'Oriuolo y Borgo degli Albizi.
A estas alturas ya se puede ver que en nuestros viajes disfrutamos de la gastronomía local, por eso tenemos una "etapa" dedicada a la gastronomía, con los restaurantes a los que fuimos, los que vimos pero no disfrutamos y los diversos productos con los que nos vinimos para España
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