Bérgamo
Día 5. Lunes 18/8/08
Hoy el desayuno lo tomamos en el centro comercial, donde tan bien nos trató una de las camareras, que hoy repite. Nos cuesta, por los tres, 12 euros, un señor desayuno. En el hotel, a 100 metros, nos pedían 8 e. por cada uno. No hay color. Si ya digo que los centros comerciales son un gran invento, y al viajero le prestan una gran ayuda, sobre todo, económica, que nos quedan muchos días de viaje por delante y no es cuestión de levantar el PIB italiano nosotros solos.
Ponemos rumbo a Bérgamo, desde Grandate, por la 342. La carretera serpentea por la montaña, con la vegetación rebañando el borde mismo del asfalto, una vegetación alta y abundante, que a tramos da paso a un bosque denso e impenetrable que crea una bóveda de sombra y frescor a nuestro paso, como si quisiera protegernos de sol, que ya pega fuerte. A nuestra izquierda siempre los Alpes, con el relieve de las montañas que custodian el lago de Como, esplendidas en sus alturas, verticales, y verdes, muy verdes. Si el paisaje es precioso, no se puede decir lo mismo de los pueblos que atravesamos, no parecen gran cosa. Observo una gran densidad de población, siempre viendo casas, chalets, pueblos, fábricas. Cuando viramos hacia el sur, el paisaje cambia. Desaparecen las montañas y nos metemos en la gran planicie lombarda, que apenas tiene ondulaciones.
Llegamos a Bérgamo, cuya ciudad vieja se alza en lo alto de una colina, donde sobresalen sus torres y cúpulas. Tiene buena pinta vista desde aquí abajo, desde la ciudad nueva. Subimos con el coche y lo aparcamos junto a las murallas. Hemos tenido suerte, porque hay un sitio junto a una de las puertas, la de S.Alessandro, y más allá no se puede ir con el coche.
Torres y cúpulas de Bérgamo
La ciudad nos deslumbra, porque en la sombra de sus angostas calles aún resuenan los ecos del medievo. Vemos edificios antiquísimos, algunos conservando aún restos de pintura y murales con los que decoraban las fachadas en la edad media. Se conservan numerosos arcos que dan acceso a las calles, como el que hay en la pza.Luigi Angelini, tras la torre Gombito (S.XII), donde hay unos antiguos lavaderos municipales, arco que data de 1157, según reza en el pórtico, casi ná. Hay rincones bellísimos en la ciudad, porque entre las piedras crecen árboles señoriales, altos y robustos, que dan un encanto especial a esta villa de piedra medieval.
La piazza Vecchia es una maravilla, aún estando tapado el palacio de la Ragione, que está en restauración. Con todo, es muy linda. En un rincón, a la derecha, antes de pasar a la plaza del Duomo, se alza la torre Civica, con unas escaleras que parecen un decorado, de lo bonitas que son y la atmosfera que crea. Dice la guía que Stendhal se extasió ante la visión de esta. Y aunque por lo visto Stendhal se extasiaba cada dos por tres en Italia, es verdad que la plaza es un conjunto muy armónico. Y las sorpresas no han acabado. La cabecera de S.Mª Maggiore, vista desde la esquina de la piazza Giulani con la vía Luppo es algo espectacular, con su traza románica, su magnífico abside y sus niveles superpuestos hacia la cúpula. La fachada de la Capilla Colleoni, del siglo XV, en la que se aprecia claramente la influencia de la arquitectura veneciana en su galería de arcos, es de una belleza extraordinaria, que te deja boquiabierto. Empequeñece a la Basilica de Santa Maria Maggiore, a la que está adosada, aunque el baldaquino de la puerta de esta es también un gran logro artístico, algo que no había visto en la entrada de ninguna iglesia, rematada, entre otras, con una escultura de un jinete y su caballo, y sustentada sus dos columnas por sendos leones de San Marcos.
Cabecera de Sª Mª Maggiore
La fachada de la Capilla Colleoni, del siglo XV, en la que se aprecia claramente la influencia de la arquitectura veneciana en su galería de arcos, es de una belleza extraordinaria, que te deja boquiabierto. Empequeñece a la Basilica de Santa Maria Maggiore, a la que está adosada, aunque el baldaquino de la puerta de esta es también un gran logro artístico, algo que no había visto en la entrada de ninguna iglesia, rematada, entre otras, con una escultura de un jinete y su caballo, y sustentada sus dos columnas por el león de San Marcos.
Capilla Colleoni
Detalle basílica S.Mª Maggiore
La Capilla Colleoni se llama así por ser el mausoleo de Bartolomeo Colleoni y una de sus hijas, Medea. Este Bartolomeo fue el comandante en jefe de los ejércitos venecianos, ya que en su época de máximo esplendor hasta aquí llegaba el territorio de la Republica de Venecia, a sólo 50 Km. de Milán. De ahí la influencia veneciana en la arquitectura de Bérgamo. Mirando la suntuosidad y riqueza de la Capilla, que no deja de ser un edificio funerario, pensaba yo que este Capitán ilustre en la Italia de los Condottieri debió robar (por lo legal o por lo ilegal) mucho, a tenor de la tumba tan fastuosa que se hizo construir, y la fachada tan sublime que pagó. Y muy pecador, si tanto anhelo tenía de descansar en tierra consagrada. Desde luego hay que felicitar al artista que lo ideo y lo creo, un tal Amadeo.
El resumen de nuestra visita es que Bérgamo bien merece una visita, al menos una mañana larga. Tiene mucho encanto, lleno de rincones medievales y arquitectura primorosa, con un sabor añejo encerrado entre sus murallas que hace soñar al viajero.
Cuando se ha presentado el hambre, hemos comido en “Il Fornaio”, una pizzeria situada en via Colleoni 3. Tiene una variedad de pizzas increíble, y se compran al peso, para llevar. También venden dulces. La estrella entre los niños, sin distinción de nacionalidad, era la de papas fritas. Todos los niños se iban como flechas a por ellas, y Adrián no fue menos. El local en si mismo es muy bonito, antiguo. Cogimos nuestras porciones y las comimos sentados en un soportal próximo, a la sombra de la callejuela, porque el calor sigue haciendo de las suyas. En total nos gastamos 29 euros con bebida incluida. Merece la pena comer estas pizzas.
Il fornaio
Con el calor de la tarde me he echado una siestecita estupenda en uno de los muchos parquecitos que tiene la ciudad, siguiendo el ejemplo de los lugareños. Terminamos la visita a la ciudad tomando un café en una terraza abierta en la misma muralla, Chiusura Terrazza 4, en la puerta S.Alessandro, con unas vistas excelentes tanto hacia las colinas del norte como sobre la ciudad nueva. Desde aquí veo pasar mucho ciclista que se llega hasta el castillo. Durante el fin de semana también me llamó la atención la cantidad de aficionados a las dos ruedas que circulan por las carreteras. En España no veo tanta afición, y sin embargo los españoles vienen destacando más que los italianos en esta disciplina.
Pza. Luigi Angelini, detrás de la torre Gombito
Reemprendemos el camino y salimos hacia Brescia, donde tenemos pensando hacer noche. Allí hay un Novotel, y cogeremos la oferta de la habitación triple por 79 euros. La habitación es aún más amplia que la de Milán, pero no tan moderna. Después de alojarnos nos vamos a cenar, y nos cuesta encontrar algo abierto, y eso que no es tan tarde, pero aquí se acuestan pronto. Debían ser como las diez. La ciudad parece muerta, fantasma, sin apenas tránsito. Al final encontramos un restaurante indio. Cenamos nosotros tres solos. El local es acogedor y el hombre que nos atiende, muy amable. Nos dejamos aconsejar por él y comemos estupendamente y barato, la comida estaba rica, rica; cordero al curry, arroz con gambas, ensaladas, filete de buey para Adrián. Nos trae de regalo pan indio, recién hecho por ellos mismo, que está insuperable. Charlamos un rato con él, y nos cuenta que de España sólo conoce Barcelona, y que le encantó. Dice que los italianos no son buenos, que los españoles son más simpáticos. Supongo que estará quemado de pagar impuestos, o de que le traten mal, no lo sé. En cualquier caso es muy amable con nosotros, y su local es muy recomendable. “Ristorante Taj Mahal, Cucina tipica Indiana, via Calatafimi, 6/a (zona piazzale Garibaldi), Tel.030.2403502.”
Sobre Bérgamo hay dos páginas muy interesantes en:
1- muy completo, con fotos y visita virtual en
www.bergamotour.it/it/index.htm
2- Pagina oficial del ayto de Bérgamo
www.comune.bergamo.it/ ...epage.aspx
Ponemos rumbo a Bérgamo, desde Grandate, por la 342. La carretera serpentea por la montaña, con la vegetación rebañando el borde mismo del asfalto, una vegetación alta y abundante, que a tramos da paso a un bosque denso e impenetrable que crea una bóveda de sombra y frescor a nuestro paso, como si quisiera protegernos de sol, que ya pega fuerte. A nuestra izquierda siempre los Alpes, con el relieve de las montañas que custodian el lago de Como, esplendidas en sus alturas, verticales, y verdes, muy verdes. Si el paisaje es precioso, no se puede decir lo mismo de los pueblos que atravesamos, no parecen gran cosa. Observo una gran densidad de población, siempre viendo casas, chalets, pueblos, fábricas. Cuando viramos hacia el sur, el paisaje cambia. Desaparecen las montañas y nos metemos en la gran planicie lombarda, que apenas tiene ondulaciones.
Llegamos a Bérgamo, cuya ciudad vieja se alza en lo alto de una colina, donde sobresalen sus torres y cúpulas. Tiene buena pinta vista desde aquí abajo, desde la ciudad nueva. Subimos con el coche y lo aparcamos junto a las murallas. Hemos tenido suerte, porque hay un sitio junto a una de las puertas, la de S.Alessandro, y más allá no se puede ir con el coche.
Torres y cúpulas de Bérgamo
La ciudad nos deslumbra, porque en la sombra de sus angostas calles aún resuenan los ecos del medievo. Vemos edificios antiquísimos, algunos conservando aún restos de pintura y murales con los que decoraban las fachadas en la edad media. Se conservan numerosos arcos que dan acceso a las calles, como el que hay en la pza.Luigi Angelini, tras la torre Gombito (S.XII), donde hay unos antiguos lavaderos municipales, arco que data de 1157, según reza en el pórtico, casi ná. Hay rincones bellísimos en la ciudad, porque entre las piedras crecen árboles señoriales, altos y robustos, que dan un encanto especial a esta villa de piedra medieval.
La piazza Vecchia es una maravilla, aún estando tapado el palacio de la Ragione, que está en restauración. Con todo, es muy linda. En un rincón, a la derecha, antes de pasar a la plaza del Duomo, se alza la torre Civica, con unas escaleras que parecen un decorado, de lo bonitas que son y la atmosfera que crea. Dice la guía que Stendhal se extasió ante la visión de esta. Y aunque por lo visto Stendhal se extasiaba cada dos por tres en Italia, es verdad que la plaza es un conjunto muy armónico. Y las sorpresas no han acabado. La cabecera de S.Mª Maggiore, vista desde la esquina de la piazza Giulani con la vía Luppo es algo espectacular, con su traza románica, su magnífico abside y sus niveles superpuestos hacia la cúpula. La fachada de la Capilla Colleoni, del siglo XV, en la que se aprecia claramente la influencia de la arquitectura veneciana en su galería de arcos, es de una belleza extraordinaria, que te deja boquiabierto. Empequeñece a la Basilica de Santa Maria Maggiore, a la que está adosada, aunque el baldaquino de la puerta de esta es también un gran logro artístico, algo que no había visto en la entrada de ninguna iglesia, rematada, entre otras, con una escultura de un jinete y su caballo, y sustentada sus dos columnas por sendos leones de San Marcos.
Cabecera de Sª Mª Maggiore
La fachada de la Capilla Colleoni, del siglo XV, en la que se aprecia claramente la influencia de la arquitectura veneciana en su galería de arcos, es de una belleza extraordinaria, que te deja boquiabierto. Empequeñece a la Basilica de Santa Maria Maggiore, a la que está adosada, aunque el baldaquino de la puerta de esta es también un gran logro artístico, algo que no había visto en la entrada de ninguna iglesia, rematada, entre otras, con una escultura de un jinete y su caballo, y sustentada sus dos columnas por el león de San Marcos.
Capilla Colleoni
Detalle basílica S.Mª Maggiore
La Capilla Colleoni se llama así por ser el mausoleo de Bartolomeo Colleoni y una de sus hijas, Medea. Este Bartolomeo fue el comandante en jefe de los ejércitos venecianos, ya que en su época de máximo esplendor hasta aquí llegaba el territorio de la Republica de Venecia, a sólo 50 Km. de Milán. De ahí la influencia veneciana en la arquitectura de Bérgamo. Mirando la suntuosidad y riqueza de la Capilla, que no deja de ser un edificio funerario, pensaba yo que este Capitán ilustre en la Italia de los Condottieri debió robar (por lo legal o por lo ilegal) mucho, a tenor de la tumba tan fastuosa que se hizo construir, y la fachada tan sublime que pagó. Y muy pecador, si tanto anhelo tenía de descansar en tierra consagrada. Desde luego hay que felicitar al artista que lo ideo y lo creo, un tal Amadeo.
El resumen de nuestra visita es que Bérgamo bien merece una visita, al menos una mañana larga. Tiene mucho encanto, lleno de rincones medievales y arquitectura primorosa, con un sabor añejo encerrado entre sus murallas que hace soñar al viajero.
Cuando se ha presentado el hambre, hemos comido en “Il Fornaio”, una pizzeria situada en via Colleoni 3. Tiene una variedad de pizzas increíble, y se compran al peso, para llevar. También venden dulces. La estrella entre los niños, sin distinción de nacionalidad, era la de papas fritas. Todos los niños se iban como flechas a por ellas, y Adrián no fue menos. El local en si mismo es muy bonito, antiguo. Cogimos nuestras porciones y las comimos sentados en un soportal próximo, a la sombra de la callejuela, porque el calor sigue haciendo de las suyas. En total nos gastamos 29 euros con bebida incluida. Merece la pena comer estas pizzas.
Il fornaio
Con el calor de la tarde me he echado una siestecita estupenda en uno de los muchos parquecitos que tiene la ciudad, siguiendo el ejemplo de los lugareños. Terminamos la visita a la ciudad tomando un café en una terraza abierta en la misma muralla, Chiusura Terrazza 4, en la puerta S.Alessandro, con unas vistas excelentes tanto hacia las colinas del norte como sobre la ciudad nueva. Desde aquí veo pasar mucho ciclista que se llega hasta el castillo. Durante el fin de semana también me llamó la atención la cantidad de aficionados a las dos ruedas que circulan por las carreteras. En España no veo tanta afición, y sin embargo los españoles vienen destacando más que los italianos en esta disciplina.
Pza. Luigi Angelini, detrás de la torre Gombito
Reemprendemos el camino y salimos hacia Brescia, donde tenemos pensando hacer noche. Allí hay un Novotel, y cogeremos la oferta de la habitación triple por 79 euros. La habitación es aún más amplia que la de Milán, pero no tan moderna. Después de alojarnos nos vamos a cenar, y nos cuesta encontrar algo abierto, y eso que no es tan tarde, pero aquí se acuestan pronto. Debían ser como las diez. La ciudad parece muerta, fantasma, sin apenas tránsito. Al final encontramos un restaurante indio. Cenamos nosotros tres solos. El local es acogedor y el hombre que nos atiende, muy amable. Nos dejamos aconsejar por él y comemos estupendamente y barato, la comida estaba rica, rica; cordero al curry, arroz con gambas, ensaladas, filete de buey para Adrián. Nos trae de regalo pan indio, recién hecho por ellos mismo, que está insuperable. Charlamos un rato con él, y nos cuenta que de España sólo conoce Barcelona, y que le encantó. Dice que los italianos no son buenos, que los españoles son más simpáticos. Supongo que estará quemado de pagar impuestos, o de que le traten mal, no lo sé. En cualquier caso es muy amable con nosotros, y su local es muy recomendable. “Ristorante Taj Mahal, Cucina tipica Indiana, via Calatafimi, 6/a (zona piazzale Garibaldi), Tel.030.2403502.”
Sobre Bérgamo hay dos páginas muy interesantes en:
1- muy completo, con fotos y visita virtual en
www.bergamotour.it/it/index.htm
2- Pagina oficial del ayto de Bérgamo
www.comune.bergamo.it/ ...epage.aspx





