En nuestro tercer día tocaba visitar uno de los edificios más famosos de Budapest: El Parlamento


Antes de llegar nos encontramos el famoso Monumento de los Zapatos en homenaje a las víctimas del holocausto. Muchos murieron fusilados a orillas del Danubio. Curiosamente, al mismo tiempo pasaba un "Autobús" por el río.

Y las vistas al otro lado del río

Teníamos una visita guiada (gratuita para ciudadanos de la UE) esa mañana y decidimos caminar hacia allí paseando por la ribera del río.
Una vez llegamos a nuestro destino, recogimos las entradas presentando nuestro DNI y accedimos al interior con otros muchos españoles.

Miniatura del Parlamento hecha con cerillas

Corona de San Esteban

Detalle de un "Reposa Puros"

Una de las cámaras del Parlamento

La visita creo que merece la pena, sobretodo teniendo en cuenta el precio

Al salir nos encontramos este curioso grupo haciendose una foto


Tras esto nos dirigimos a la famosa Basílica de San Esteban la cual aún no habíamos visitado por dentro.
Para entrar hay que hacer un "donativo" y también puede optarse por subir a ver las vistas deste arriba (nosotros lo hicimos). Hay un ascensor que te sube casi hasta arriba, pero luego hay que seguir subiendo algunas escaleras.
Allí arriba aprovechamos para hacer unas fotos de los alrededores desde una posición privilegiada.

Cara de cansancio tras subir las escaleras



Al fondo se ve el Parlamento


Como curiosidad, decir que en la Basílica se guarda una Mano Momificada de San Esteban fundador de Hungría (y a quién va dedicada la Basílica). Como curiosidad, la urna se enciende echando una moneda.

Se nos había ido casi la mañana entera y buscamos un sitio para comer...
Acabamos en una especie de Restaurante de Comida Rápida / Pizzeria. En el cual pagas, y te dan un aparato que vibra cuando tu pizza está lista. No recuerdo ahora mismo el nombre del local pero estaba aceptablemente bueno.
Al terminar teníamos ganas de algún postre así que le preguntamos a una dependienta si había algún sitio para comer "Palacsinta" (Crepes) en los alrededores. Acabamos en un pequeño local con Wifi donde servían Palacsintas por, al cambio, 160 Florines (al cambio 0,5€). ¡Y bien buenos que estaban!
Por la tarde teníamos... ¡Otro Tour! Esta vez del Barrio Judío. Con el estómago demasiado lleno acudimos al punto de encuentro. Fue el tercer y último tour que hicimos con www.triptobudapest.hu también en Inglés en este caso. Como los demás, muy muy recomendable. Aprendimos muchísimas cosas sobre la historia del barrio judío de Budapest así como curiosidades, edificios y hechos destacables. Aquí algunas de las vistas del recorrido.
Avenida más corta de Budapest Muy cerquita de donde habíamos estado cenando la noche anterior.

Monumento a Gábor Sztehlo. Salvó a casi 2000 judíos durante el holocausto.

Sinagoga de la calle Dohany La más famosa e importante de las 3 que vimos. Su estilo recuerda a una mezquita islámica.

Detalle del Torá La forma más fácil de identificar una sinagoga.

No entramos, la entrada creo recordar que no era barata. Por fuera pudimos ver el famoso Árbol de la Vida, donado por el actor Tony Curtis, cuyo padre era judío en Budapest. CAda hoja representa a una víctima.

Nuestro Guía durante un descanso en el Memorial a Carl Lutz Diplomático Suizo que ayudó a salvar hasta 62.000 vidas

Localización de una parte del Muro del Gueto de Budapest

Otra de las Sinagogas de la ciudad

Tercera Sinagoga. Esta pertenece a una rama más conservadora, su estilo es mucho más sobrio.

Como contraste, hoy día el barrio judío también es un barrio con gran cantidad de Arte Urbano

Acabamos como el día anterior en uno de los Ruin Pubs de la ciudad. Aprovechamos la cercanía para ver de cerca el famoso New York Cafe pero no entramos.
Tras hacer unas compras en un super tocaba la última visita del día.
Nuestro plan era sencillo, aprovechando la cercanía de nuestro piso con el Monte Gellert pretendíamos dar un paseo por la zona, ver de paso el Balneario Gellert, la Ciudadela (hay un mirador) y la Estatua de la Libertad de cerca.
goo.gl/maps/rYpWy
El plan ERA sencillo, pero ni mucho menos fue tan fácil.
Empezamos bien, viendo el Balneario Gellert

Posteriormente en teoría la subida a la Ciudadela duraria 10-15 minutos. Sin embargo, algo hicimos mal y aquí empezó nuestra odisea.
Empezamos a olernos que algo no iba bien cuando nos dimos cuenta de que NO HABÍA NADIE por los caminos que tomabamos, ibamos subiendo y subiendo el monte, perdiendo de vista cualquier punto de referencia, con una luz muy deficiente (incluso a oscuras durante parte del camino). Cabe destacar que era Domingo. Durante el camino, que al final duró 45-50 minutos, de noche, solo nos cruzamos con 2 personas (dicho sea de paso, no tenían muy buena pinta, lo cual no ayudó).
Al final, sin saber muy bien como, atajando por mitad del campo por caminos que en otras circunstancias nunca hubieramos tomado acabamos llegando a nuestro destino y por fin,¡¡GENTE!!

Habiamos llegado por fin a la Ciudadela. Tras descansar un rato tras nuestra peculiar agonía (que aún no había terminado) tocaba volver. El problema era el mismo... no sabíamos por donde regresar exactamente y volver por nuestros pasos no parecía la mejor opción.
Tras varias preguntas infructuosas en un restaurante y varios viandantes creímos seguir un camino adecuado... El descenso duró 20-30 minuitos. Durante esta vuelta tampoco vimos a nadie, pero al menos las calles estaban mejor iluminadas. Eso sí, en lugar de en nuestra dirección, nos habían guíado en la dirección contraria y acabamos en mitad de Buda, a otros 30 minutos andando de nuestro piso.
Cabe destacar que no teníamos tickets del transporte público, y durante todo el camino NO encontramos ninguna máquina que funcionara para poder comprarlos. Sin duda, el punto más negativo de la ciudad fue el tema de los tickets. Recomiendo encarecidamente comprar los tickets diarios (1 o 3 días) para evitar tener que comprar tickets cuando queráis usar un transporte, ya que lo más normal es que o no haya máquina o no funcione.
Al final, andando y andando llegamos de nuevo a Pest, y por fin, tras la parada reglamentaria para cenar, a nuestro querido Piso.
Para el día siguiente teníamos la lección aprendida y compraríamos un ticket de 24h (justo lo que nos quedaba en Budapest) para evitar este tipo de problemas
