Viendo que el día había comenzado muy bien, estaba raso, decidimos aprovechar para ir a Schonbrun que siempre es más bonito ver los jardines con un día soleado. Pues nada, mientras que íbamos de camino, empezaron a acercarse nubes y cuando entrábamos por los jardines comenzó a llover. Aprovechamos para verlo por dentro mientras llovía. Muy bonito pero se me hizo pesadito por culpa del audio guía, acabé de audio guía hasta las orejas, se enrollan demasiado, me gusta un poquito de historia pero muchas veces se pasan. Algunos salones preciosos, otros más normalitos. En fin que salimos y seguía chispeando pero empieza a aclarar, qué bien, así que decidimos subir paseando hasta la glorieta.
Desde abajo vemos los jardines, las fuentes y la glorieta


Unas vistas preciosas del palacio a mitad de camino



Y al fin la glorieta y el estanque



Como nos daba tiempo, decidimos ir al Palacio de Belvedere, hoy va de palacios. Así que, como era la hora, cogimos el metro y nos dirigimos hacia el Bajo Belvedere para comer en el restaurante Salm Bräu que había visto recomendado por un forer@ y la verdad es que muy bien, no es que sea barato pero calidad-precio es justo, nos comimos un codillo para dos que íbamos a reventar, riquísimo, acompañado eso sí con sendas jarras de cerveza de ½ litro, y además tienen carta en español.

Subimos en tranvía hasta el Alto Belvedere (desde el mismo tranvía vimos el monumento soviético) y allí pudimos disfrutar de las obras de Gustav Klimt (entre otros), El Beso y Judith entre otras. Del interior solo pudimos fotear la entrada que de por sí espectacular.

Hay que tener en cuenta que los jardines en esta época del año están como están, regular, pero es normal.



Aprovechamos para acercarnos a la estación de ferrocarril que está al lado del Belvedere para familiarizarnos y ver donde coger el tren el miércoles y también para comprar en un super algunas cosillas para el apartamento, fuimos a dejarlo y nos volvimos para dar un paseo nocturno.
Fuimos a la zona de Freyung donde había un mercadillo muy bonito, estaban casi cerrando los puestos pero había algunos lindos. Tanto en Viena como en Praga, se celebra mucho la Pascua, y había huevos por todos sitios, de todos los tamaños y colores. Simpático.

Sabía que estábamos cerca del Café Central, antiguo café de literatos y pensadores, y dimos con él. No queríamos irnos de allí, un ambiente muy agradable, con música de piano en directo, el local precioso… muy bien.

Seguimos paseando, pasamos por la Judenplatz, vimos el monumento al Holocausto, un cuadrado de piedra muy raro, no sé si es que era de noche y no lo vimos muy bien. Continuamos buscando el reloj Ankeruhr hasta que lo encontramos, y ya vimos también la Ruprechtskirche (joder qué nombrecitos)

Y nos fuimos al apartamento. Ni cenamos, todavía nos duraba el codillo, nos tomamos un vaso de leche y a descansar.