Último día de nuestra viaje por el valle del Loira. Hoy sabíamos que sería un día largo porque, aparte de los sitios que nos quedaban por ver, teníamos que llegar hasta Rennes que estaba a tres horas y media, así que tras desayunar y despedirnos de nuestra anfitriona y su Chateau, nos dirigimos de nuevo a Chenonceau.
Lo habíamos visto nuestro primer día por la noche, pero estaba claro que merecía una segunda visita durante el día. No importa repetir porque es precioso en ambos momentos y, de hecho, creo que fue un acierto verlo en las dos ocasiones porque la impresión es completamente distinta.
Lo habíamos visto nuestro primer día por la noche, pero estaba claro que merecía una segunda visita durante el día. No importa repetir porque es precioso en ambos momentos y, de hecho, creo que fue un acierto verlo en las dos ocasiones porque la impresión es completamente distinta.
CHENONCEAUX
Chenonceau es un castillo curioso y, sin duda, uno de los más bonitos del valle del Loira, se encuentra sobre el río Cher y su historia es apasionante tiene reinas, amantes, intriga, amor, traición y celos, lo que lo hace aún más interesante.
*** Imagen borrada de Tinypic ***
El interior del castillo está bien amueblado y, al igual que en Cheverny, es fácil visitarlo porque los folletos que te ofrecen son bastante completos y te guían por el recorrido de manera simple y didáctica, así que facilitan la tarea a los que no vamos en visitas guiadas.
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Una vez visto el castillo por dentro no olvidéis visitar sus jardines para descubrir el laberinto, las cariátides, las esfinges y su cerca llena de burros. Es una delicia. Perfectamente puedes pasar la mañana entera descubriendo las maravillas de este chateau que a mi juicio es el más bonito del Loira.
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TOURS
Era casi la una y llevábamos desde las nueve en Chenonceau. Nos quedaban dos paradas por hacer antes de dirigirnos a Rennes. La primera, Tours. No podíamos irnos sin ver la ciudad aunque fuera en visita express, pero solo por ver la catedral merece la pena. La entrada es gratuita y es verdaderamente bonita.
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Cogiendo la calle paralela a la catedral, nos encaminamos al centro de Tours, y a la plaza Plumereauc, toda esa calle esta llena de tiendas y de restaurantes. Al final nos paramos a comer en un restaurante bastante agradable que nos atrajo por el precio y el nombre. La comida fue buena y no muy cara. Aconsejable, pero la calle tiene bastantes opciones.
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Después de comer, dimos una vuelta por la parte antigua de la ciudad para ver la basílica (la nueva y la antigua) y las famosas casas con vigas de madera que, ahora eran novedosas, pero que nos acompañarían el resto del viaje en la Bretaña. Aparcamos a cinco minutos de la catedral en una avenida grande pero si os arriesgáis podéis encontrar aparcamiento más cerca, aunque no sé si será de pago.
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Como nos quedaba una parada más, nos fuimos a primera hora de la tarde (eran casi las cuatro, el día cundía) hacía el castillo de Villandry. Está al lado de Tours, ni siquiera un cuarto de hora y merece la pena.
VILLANDRY
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Lo curioso de Villandry es, en parte, su historia. La renovación del castillo y la creación de sus excelentes jardines fue impulsada por un médico extremeño, que tras casarse con una heredera americana compraron el castillo y se dedicaron a sacarlo de su estado de ruina.
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Hay la posibilidad de sacar una entrada para el castillo y los jardines, o solo los jardines, nosotros elegimos la última por el tiempo, pero dicen que por dentro también es bonito. No obstante teníamos claro que el verdadero tesoro es el jardín y no nos equivocamos. Una belleza, los colores, la organización, la variedad, pasear por ellos es algo que no debéis perderos, porque si Chenonceau es el mejor chateau, creo que en Villandry están los jardines más hermosos. La entrada a los jardines son 7,5 euros
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Abandonamos el valle del Loira con una estupenda sensación, quizás no hemos visto todos y cada uno de sus rincones pero no es necesario, hemos visto lo mejor, casi todo lo que nos habíamos propuesto y hemos disfrutado cada minuto. Nos quedamos con las estampas de los bosques, los pueblos de piedra blanca y los castillos de ensueño.
La llegada a Rennes tras tres horas de carretera no tuvo complicaciones. Excepto que se nos fue la hora de la cena y tuvimos una odisea parando en el primer pueblo accesible, Pouancé. Por suerte encontramos en extremis lo necesario, es decir, un baño publico y un restaurante de kebad, aunque imaginaros la cara de los autóctonos, que no creo que estuvieran acostumbrados al turismo a esas horas, cuando le preguntábamos por un sitio para cenar
Pasaríamos tres noches allí para ver Bretaña. Elegimos el hotel Ibis Styles Rennes Centre Gare. estaba cerca de la estación de trenes y nos s costo 104 euros con desayuno las tres noches y por persona. Tiene aparcamiento de pago, pero como llegábamos por la noche no era necesario porque podéis aparcar con facilidad en las calles de alrededor. Moderno y con habitaciones bastante buenas. El desayuno también era bastante completo así que lo consideramos una buena elección.
La llegada a Rennes tras tres horas de carretera no tuvo complicaciones. Excepto que se nos fue la hora de la cena y tuvimos una odisea parando en el primer pueblo accesible, Pouancé. Por suerte encontramos en extremis lo necesario, es decir, un baño publico y un restaurante de kebad, aunque imaginaros la cara de los autóctonos, que no creo que estuvieran acostumbrados al turismo a esas horas, cuando le preguntábamos por un sitio para cenar

Pasaríamos tres noches allí para ver Bretaña. Elegimos el hotel Ibis Styles Rennes Centre Gare. estaba cerca de la estación de trenes y nos s costo 104 euros con desayuno las tres noches y por persona. Tiene aparcamiento de pago, pero como llegábamos por la noche no era necesario porque podéis aparcar con facilidad en las calles de alrededor. Moderno y con habitaciones bastante buenas. El desayuno también era bastante completo así que lo consideramos una buena elección.
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