Son una tortura porque no son voluntarias como en otros países, sino obligatorias.
A los taxis hay que dejarles el 15%, así como a los camareros de todos los restaurantes y bares. A los porteros de los hoteles hay que darles 1 $ si piden un taxi y a los maleteros 1 $ por bulto (si el hotel es de lujo, 2 $).
Los peluqueros, las manicuras y prácticamente todos los servicios también esperan recibir el 15% del importe total. Lo único que se deja a la voluntad del cliente es la propina a los guías.
Esta obligatoriedad de la propina se explica porque los camareros no tienen sueldo, se quedan solo con ese 15 por ciento. Por tanto es vital para ellos y puede haber problemas, sobre todo en bares y restaurantes, si no se deja la cantidad correcta.
Desde luego, un neoyorquino nunca dará menos de ese 15% que se ha convertido en obligatorio y que se calcula muy fácilmente: los impuestos son un 7% y esa cantidad sí figura en la factura. La propina, por tanto, nunca debe ser menos del doble de las tasas.
A los taxis hay que dejarles el 15%, así como a los camareros de todos los restaurantes y bares. A los porteros de los hoteles hay que darles 1 $ si piden un taxi y a los maleteros 1 $ por bulto (si el hotel es de lujo, 2 $).
Los peluqueros, las manicuras y prácticamente todos los servicios también esperan recibir el 15% del importe total. Lo único que se deja a la voluntad del cliente es la propina a los guías.
Esta obligatoriedad de la propina se explica porque los camareros no tienen sueldo, se quedan solo con ese 15 por ciento. Por tanto es vital para ellos y puede haber problemas, sobre todo en bares y restaurantes, si no se deja la cantidad correcta.
Desde luego, un neoyorquino nunca dará menos de ese 15% que se ha convertido en obligatorio y que se calcula muy fácilmente: los impuestos son un 7% y esa cantidad sí figura en la factura. La propina, por tanto, nunca debe ser menos del doble de las tasas.